P.O.V. Eileen No puedo creer que mis padres estén del lado de ese idiota. Iba a decirles que no pensaba bailar con alguien como él, porque sabía que solo buscaba humillarme. Y ahora veo que tenía razón. Salgo furiosa al jardín y me alejo sin rumbo hasta llegar a una fuente. Me siento en un pequeño banco, frustrada y furiosa, y tiro mi mochila al suelo. —Eileen, ¿qué pasó? —Escucho la voz tan familiar de mi amiga. No la volteo a ver. Escucho sus tacones, acercarse a mí, se sienta a mi lado—. ¡No me ignores! —Pues, ¿qué quieres que te diga? —Cruzo mis brazos en mi pecho. —¿Dime qué fue lo que pasó? —Veo que pone su mano en mi brazo. —De nuevo, malentendidos con Adrien. —Suelto un suspiro. —Para mí eso es más que malentendidos —no le puedo mentir a ella. —Solo te diré que esta vez fue algo muy embarazoso. Volteo mi rostro para que ella no vea mi enojo, frustración y lo más raro, tristeza. —¡No me digas que te entregaste a él! Volteó de inmediato a verla. Pongo mi ro
Todos estos sentimientos están mal. Yo estoy mal en pensar y sentir esto. Además, no sé qué es lo que siento realmente. Nunca antes he tenido novio, así que cómo sé que es esto. Para mí que son solo las hormonas de la adolescencia. Pero no voy a caer. Cierro mi diario. Me levanto bruscamente de la cama y agarro una caja donde guardo todas mis cosas que no necesito y lo meto ahí. —Fue un error escribir un diario. —guardó la caja y regresó a la cama, acarició a Tom y ronroneó—. Siempre estarás conmigo, Tom. —Miau —responde y para mí eso es un sí. Cierro mis ojos. Sin pensarlo me quedo completamente dormida. Alguien toca la puerta muy fuerte que me despierta de inmediato. Me levanto como puedo y abro la puerta. —¿Qué pasa? —digo medio adormilada. —Hola, buenos días. Ja, ja, ja te desperté —la risa de mi amiga me despierta por completo. —Me asustaste. Pensé que había pasado algo —le digo mientras me froto los ojos. —Sí, claro, que pasó algo. Arreglarnos para irnos a la
P.O.V. Eileen El tiempo ha pasado volando. Después de terminar la secundaria, me lancé directamente a la universidad y, con mucho esfuerzo, obtuve mi licenciatura en dirección y administración de empresas. Además, me sumergí en el mundo del modelaje, tomando clases para perfeccionar mi caminar en tacones y aprender todos los secretos de la pasarela. Todo ese aprendizaje ha dado frutos. A mis 24 años, mi padre me confió la dirección de la empresa familiar, y a los 26, sigo manejándola con éxito. Me mudé de la casa de mis padres y compré mi propio departamento, mientras Casandra, mi amiga, se dedica a la fotografía. Es increíblemente talentosa y captura imágenes magníficas. Hoy es un día especial, ya que se inaugura su nueva exposición. Me preparo con cuidado, eligiendo un vestido oscuro, ajustado y elegante, que llega justo por encima de la rodilla. El escote en V y los hombros descubiertos le dan un toque sofisticado. Me pongo unos pendientes delicados y me maquillo de manera
P.O.V. Adrien Han pasado diez años desde que me fui. Mi padre hace unos años me entregó su empresa. La estuve manejando desde larga distancia. Pero ya era momento de regresar. Todos estos años en la universidad. Fue algo tranquilo y estresante. Me esforcé todo lo que pude y logré mi licenciatura en Mercadotecnia. Lo que necesito para manejar la empresa que ahora es mía. Aunque en Inglaterra no ha sido un solo estudio. Me la he pasado muy bien durante estos años. Conociendo a lindas francesas, son mujeres muy hermosas. Pero también por petición de mis padres y por negocios. Me presentaron a mi prometida. Pero no sé si estoy totalmente convencido de casarme. Mis padres me dijeron que a mis 28 años ya debería de sentar la cabeza. Pero con mi Citlali, no sé si esté convencido, pero todo por qué los negocios sigan bien. —Señor —escucho la voz de mi asistente. —¿Qué pasa, Joel? —le pregunté. Pero prosigo haciendo ejercicio en mi gimnasio que tengo en mi departamento. —Su nue
Escucho mi alarma sonar y la apago con un gesto automático. Me froto los ojos y, al apartar las manos, veo el techo de mi cuarto. Me asomo bajo las cobijas y confirmo que sigo desnudo. Los recuerdos de la noche anterior regresan a mi mente. Recuerdo cómo Citlali insistía en que me tocara para verla mejor, e incluso quería que gimiera. Tuve que fingir, aunque ella nunca lo sabrá. Si se enterara, probablemente se enojaría y me reprocharía que su cuerpo no me provoca lo suficiente. La verdad es que, a veces, sí me provoca, pero solo cuando tengo necesidad. Sé que no suena bien, pero este matrimonio es una cuestión de conveniencia, ya que mis padres tienen una buena relación con los suyos. La verdad es que no tengo intención de casarme realmente. Solo espero encontrar una forma de liberarme de este compromiso que siento como una soga al cuello. En fin, tengo que prepararme para la reunión de hoy. Un nuevo socio de Inglaterra se ha puesto en contacto con mi empresa para discutir un
P.O.V Eileen Siento que algo me da cosquillas en la nariz. En eso despierto. Pero no veo nada. Pongo ambas manos en mi rostro y siento a Tom acostado en mi cara. —Tom, pero ¿qué haces en mi cara? —le digo y lo quito. —Miau —me mira y se acuesta en la cama. —Si te estoy hablando a ti —le digo como si fuera una persona. Me levanto de mi cama. Me voy directo al baño y Tom se mete conmigo. Abro la puesta de la regadera y Tom entra. —Tom, no, es hora de tu baño —lo tomo en mis brazos y lo saco del baño. Abro la llave de la regadera y ajusto la temperatura del agua. Me quito el pijama y entro en la ducha. El agua tibia comienza a caer sobre mi piel. Me aplico champú en el cabello y luego uso una esponja con un poco de jabón con aroma a granada. Al terminar de bañarme, me pongo una camisa oscura sin mangas, unos jeans ajustados y tacones elegantes. Suelto mi cabello y me maquillo de manera natural. Le doy comida y agua a Tom, luego agarro mi bolso y me acerco a la puerta. Al
Veo cómo me mira Adrien. Sé que es lo que está pensado, que no firmaré porque no quiero verlo. Pero yo tengo definido bien mis sentimientos. Quiero a Christian. Así que no dejaré que esté tonto, me siga humillando. Ahora le haré pagar tantos años de humillaciones. Lo veo a los ojos. Pongo una sonrisa y firmo el contrato. Veo al señor Danilo y está feliz. —Entonces está hecho. Mañana me mandaré el contrato donde usted será mi modelo. También en tres días vendré para tomar algunas medidas, estoy ideando nuevas cosas —dice muy entusiasmado. —Está bien, señor Danilo. Las puertas de mi empresa están abiertas —le digo. —Entonces, señor Danilo. Las fotografías que tomaremos tienen un lugar en específico o podremos darle ideas —le dice Adrien. —Pues verán. Yo quiero que, como ustedes son los mejores de sus áreas, me creen algo espectacular, así que les dejo mi confianza en sus manos para hacer lo que gustes y no se preocupen por el dinero, eso es lo de menos —dice el señor Danilo.
P.O.V Adrien Después de irme de la empresa de los Rossi. Regresé a la mía y me encerré en mi oficina. Sigo reflexionando sobre cómo mi respiración cambió al llegar a ese lugar. No puedo creerlo. Pensé que evitaría encontrarme con Eileen, pero el señor Danilo me llevó allí como si todo fuera parte de un plan. Debo admitir que su transformación me sorprendió enormemente. Al verla, nunca imaginé que sería ella. Se veía increíblemente bien. Sabía que la empresa era de ellos, pero no pensé que esa mujer sería Eileen. Aún la imaginaba como la misma chica mal vestida de nuestra adolescencia. Pero ahora, había cambiado, incluso dejó de usar lentes. Sin embargo, experimenté algo muy extraño. Al tocar su mano, sentí una especie de pellizco o algo difícil de describir. Fue tan raro que me dejó confundido. Además, cuando firmé el contrato, asumí que ella no lo haría. Estaba casi seguro de que preferiría perder al señor Danilo antes que trabajar conmigo. Pensé en cómo llevarme al señ