P.O.V. Adrien Abro mis ojos, la luz de la ventana me molesta demasiado. Muevo una de mis manos y siento una botella a mi lado. Comienzo a repasar los últimos dos días en mi mente. Los recuerdos empiezan a aflorar. Tras el incidente con Eileen, salí en busca de distracción, buscando perderme en el mundo con mujeres que no fueran un mero sueño. Y lo logré, me divertí de verdad. Recuerdo que llegué a casa casi en estado zombi. Al llegar a la cama, caí rendido al instante. Al día siguiente, me levanté temprano y me fui con mis amigos, celebrando sin parar hasta altas horas de la noche. Agustín me llevó de vuelta porque ya estaba bastante bebido. Ahora entiendo por qué las botellas están por ahí; no quería soltar ninguna. Dejo de recordar y arrastro mi cuerpo hacia la cama. Pongo mis pies en el frío suelo y me dirijo tambaleándome al baño. Abro la llave de la regadera para que salga agua fría y la toco con la mano. Me despojo de la ropa lo mejor que puedo y me meto en la ducha.
P.O.V. Eileen No puedo creer que mis padres estén del lado de ese idiota. Iba a decirles que no pensaba bailar con alguien como él, porque sabía que solo buscaba humillarme. Y ahora veo que tenía razón. Salgo furiosa al jardín y me alejo sin rumbo hasta llegar a una fuente. Me siento en un pequeño banco, frustrada y furiosa, y tiro mi mochila al suelo. —Eileen, ¿qué pasó? —Escucho la voz tan familiar de mi amiga. No la volteo a ver. Escucho sus tacones, acercarse a mí, se sienta a mi lado—. ¡No me ignores! —Pues, ¿qué quieres que te diga? —Cruzo mis brazos en mi pecho. —¿Dime qué fue lo que pasó? —Veo que pone su mano en mi brazo. —De nuevo, malentendidos con Adrien. —Suelto un suspiro. —Para mí eso es más que malentendidos —no le puedo mentir a ella. —Solo te diré que esta vez fue algo muy embarazoso. Volteo mi rostro para que ella no vea mi enojo, frustración y lo más raro, tristeza. —¡No me digas que te entregaste a él! Volteó de inmediato a verla. Pongo mi ro
Todos estos sentimientos están mal. Yo estoy mal en pensar y sentir esto. Además, no sé qué es lo que siento realmente. Nunca antes he tenido novio, así que cómo sé que es esto. Para mí que son solo las hormonas de la adolescencia. Pero no voy a caer. Cierro mi diario. Me levanto bruscamente de la cama y agarro una caja donde guardo todas mis cosas que no necesito y lo meto ahí. —Fue un error escribir un diario. —guardó la caja y regresó a la cama, acarició a Tom y ronroneó—. Siempre estarás conmigo, Tom. —Miau —responde y para mí eso es un sí. Cierro mis ojos. Sin pensarlo me quedo completamente dormida. Alguien toca la puerta muy fuerte que me despierta de inmediato. Me levanto como puedo y abro la puerta. —¿Qué pasa? —digo medio adormilada. —Hola, buenos días. Ja, ja, ja te desperté —la risa de mi amiga me despierta por completo. —Me asustaste. Pensé que había pasado algo —le digo mientras me froto los ojos. —Sí, claro, que pasó algo. Arreglarnos para irnos a la
P.O.V. Eileen El tiempo ha pasado volando. Después de terminar la secundaria, me lancé directamente a la universidad y, con mucho esfuerzo, obtuve mi licenciatura en dirección y administración de empresas. Además, me sumergí en el mundo del modelaje, tomando clases para perfeccionar mi caminar en tacones y aprender todos los secretos de la pasarela. Todo ese aprendizaje ha dado frutos. A mis 24 años, mi padre me confió la dirección de la empresa familiar, y a los 26, sigo manejándola con éxito. Me mudé de la casa de mis padres y compré mi propio departamento, mientras Casandra, mi amiga, se dedica a la fotografía. Es increíblemente talentosa y captura imágenes magníficas. Hoy es un día especial, ya que se inaugura su nueva exposición. Me preparo con cuidado, eligiendo un vestido oscuro, ajustado y elegante, que llega justo por encima de la rodilla. El escote en V y los hombros descubiertos le dan un toque sofisticado. Me pongo unos pendientes delicados y me maquillo de manera
P.O.V. Adrien Han pasado diez años desde que me fui. Mi padre hace unos años me entregó su empresa. La estuve manejando desde larga distancia. Pero ya era momento de regresar. Todos estos años en la universidad. Fue algo tranquilo y estresante. Me esforcé todo lo que pude y logré mi licenciatura en Mercadotecnia. Lo que necesito para manejar la empresa que ahora es mía. Aunque en Inglaterra no ha sido un solo estudio. Me la he pasado muy bien durante estos años. Conociendo a lindas francesas, son mujeres muy hermosas. Pero también por petición de mis padres y por negocios. Me presentaron a mi prometida. Pero no sé si estoy totalmente convencido de casarme. Mis padres me dijeron que a mis 28 años ya debería de sentar la cabeza. Pero con mi Citlali, no sé si esté convencido, pero todo por qué los negocios sigan bien. —Señor —escucho la voz de mi asistente. —¿Qué pasa, Joel? —le pregunté. Pero prosigo haciendo ejercicio en mi gimnasio que tengo en mi departamento. —Su nue
Escucho mi alarma sonar y la apago con un gesto automático. Me froto los ojos y, al apartar las manos, veo el techo de mi cuarto. Me asomo bajo las cobijas y confirmo que sigo desnudo. Los recuerdos de la noche anterior regresan a mi mente. Recuerdo cómo Citlali insistía en que me tocara para verla mejor, e incluso quería que gimiera. Tuve que fingir, aunque ella nunca lo sabrá. Si se enterara, probablemente se enojaría y me reprocharía que su cuerpo no me provoca lo suficiente. La verdad es que, a veces, sí me provoca, pero solo cuando tengo necesidad. Sé que no suena bien, pero este matrimonio es una cuestión de conveniencia, ya que mis padres tienen una buena relación con los suyos. La verdad es que no tengo intención de casarme realmente. Solo espero encontrar una forma de liberarme de este compromiso que siento como una soga al cuello. En fin, tengo que prepararme para la reunión de hoy. Un nuevo socio de Inglaterra se ha puesto en contacto con mi empresa para discutir un
P.O.V Eileen Siento que algo me da cosquillas en la nariz. En eso despierto. Pero no veo nada. Pongo ambas manos en mi rostro y siento a Tom acostado en mi cara. —Tom, pero ¿qué haces en mi cara? —le digo y lo quito. —Miau —me mira y se acuesta en la cama. —Si te estoy hablando a ti —le digo como si fuera una persona. Me levanto de mi cama. Me voy directo al baño y Tom se mete conmigo. Abro la puesta de la regadera y Tom entra. —Tom, no, es hora de tu baño —lo tomo en mis brazos y lo saco del baño. Abro la llave de la regadera y ajusto la temperatura del agua. Me quito el pijama y entro en la ducha. El agua tibia comienza a caer sobre mi piel. Me aplico champú en el cabello y luego uso una esponja con un poco de jabón con aroma a granada. Al terminar de bañarme, me pongo una camisa oscura sin mangas, unos jeans ajustados y tacones elegantes. Suelto mi cabello y me maquillo de manera natural. Le doy comida y agua a Tom, luego agarro mi bolso y me acerco a la puerta. Al
El agua caliente cae sobre mi piel, aliviando el cansancio. Cojo mi mini jabón y me lavo el cabello, luego el cuerpo. Me empiezo a sentir mejor cuando escucho pasos en el vestidor. Cierro la llave de la ducha, mi corazón late un poco más rápido mientras me pregunto quién está cerca.—Casandra, ¿puedes pasarme mi toalla, por favor? —grito para que me la alcance. La veo deslizar la toalla por encima de la puerta de cristal de la regadera. La tomo y empiezo a secarme el cabello, envolviendo mi cuerpo en la toalla antes de abrir la puerta.Camino hacia el banco donde dejé mi mochila. De repente, siento una mano en la parte descubierta de mi espalda.—¡Ya basta, Casandra! ¿Qué estás tramando? —digo mientras tomo la mano, notando la textura inusual. Al mirar, me doy cuenta de que no es Casandra, sino la mano de un hombre. El suelto rápidamente y me doy la vuelta, mis ojos se agrandan al ver a Adrien el chico mas atractivo de la escuela—. ¿Qué diablos estás haciendo aquí?Él me observa, sorp