Claris Lumina huye a las montañas buscando escapar de su pasado, pero su destino da un giro inesperado cuando va a parar sin saberlo a la manada NOX VENATONS. Kieran Thorne, el poderoso Alfa sin herederos ve su vida complicada al ver de pronto a su asistente convertida en la madre subrogada para sus cachorros. Lo que comienza como un acuerdo forzado entre una humana y un hombre lobo, se transforma en algo más profundo cuando Claris descubre que su papel va más allá de ser una simple portadora. La creciente conexión con Kieran y el peligro que representa su embarazo sobrenatural la pondrán en el centro de una tormenta que podría cambiar para siempre el mundo de los hombres lobo. Entre el deber y el deseo, Claris deberá decidir si acepta su nuevo destino o lucha contra él, mientras Kieran se debate entre mantener el control de su manada y los sentimientos que está desarrollando por la humana que lleva a sus herederos, algo imposible para él. Sin embargo, los designios de la madre luna son impredecibles y esconden muchos secretos. Pues, ¿será que la humana del Alfa resulte ser una loba y su Luna?
Leer másRAFE:El choque de su confesión reverberó como un trueno a través de la noche. Sentí que cada uno de sus rugidos se enterraba en mi pecho como un zarpazo. Sus palabras, cargadas de una total pérdida de fe, no eran solo lamentos; eran una sentencia que ella misma había aceptado. Di un paso más hacia ella, acortando la distancia que nos separaba. A esas alturas, mi frustración palpitaba bajo la superficie, pero ahora estaba mezclada con algo más, más fuerte y visceral. —Ya basta, Elena. —La abracé con un gruñido bajo, peligroso. No necesitaba gritar para que me escuchara—. ¡Basta! Ella me miró, desafiante y rota a partes iguales, pero no retrocedió. Me miraba desafiante y a la vez pude ver un ruego. —¿Un fracaso? —repetí, estrechándola aún más, lo suficiente para que
RAFE:Me quedé observando a Elena, mi compañera destinada, con una decepción tan profunda que ni siquiera podía ponerla en palabras. Yo era un guerrero que jamás había fallado ni incumplido con mi deber. Era lo que se esperaba de un Gamma. Pero ella era diferente. Se suponía que debía ser impecable, la loba lunar elegida por la Diosa Luna, una Guardiana con un propósito divino. ¿Cómo era posible que fallara?Mi pecho ardía de frustración. No solo había fallado en su misión con Claris y Clara, sino que ahora había abandonado su misión de cuidar a los cachorros del alfa, un error gravísimo en sí mismo. Además, incluso ahora, con pleno conocimiento de las consecuencias, seguía siendo incapaz de comprender la magnitud de lo que había hecho.—Confié en ti el cuidado de los cachorro
CLARIS: Era la hora del entrenamiento con los adultos. Suspiré suavemente antes de salir de nuestra casa, consciente de la importancia de mantener la compostura en esos momentos. Seguí a mi Alfa en silencio, como era costumbre, pero antes de que pudiera conformarme con caminar detrás de él, se detuvo y giró la cabeza para esperarme. En ese gesto, un mensaje claro se transmitió entre nosotros. No necesitábamos palabras. Era el lenguaje de los lobos. Yo no era una subordinada cualquiera. Yo era su Luna. Su igual. Cuando llegamos al claro, los lobos ya estaban formados, listos para lo que sabían sería un entrenamiento desafiante. Los observé de reojo y no pude evitar una pequeña sonrisa de satisfacción; la fuerza y disposición de nuestra manada eran dignas de orgullo. Mi Alfa iba a dirigir los ejercicios. Se acercó a la formación y m
VIKRA: Al salir de la cueva, lo que vi me llenó de asombro y de un miedo profundo que luché por contener. Los guardianes, los centinelas que nunca bajaban la guardia, estaban tendidos en el suelo, dormidos de una forma antinatural. Pero eso no era lo más impactante. Lo que realmente me paralizó por un instante fueron los pequeños cachorros del Alfa Kieran. Avanzaban, solitarios, imposibles de detener. Envueltos en una esfera de energía de un rojo y dorado brillante, se desplazaban con la certeza de dos pequeños demonios en marcha. Esa energía, ese poder... lo conocía demasiado bien, y aquello que significaba me heló la sangre. Mis recuerdos regresaron con una claridad brutal, y su peso cayó sobre mí como una losa. —¡No te acerques! —grité al lobo que me había liberado—. Sígueme y mantente lejos de ellos. No
CLARIS: Un rugido ensordecedor resonó, cortando el aire como un trueno. Era mi Alfa. Saltó por encima de nosotras con la fuerza y el impulso de una tormenta, colocándose frente a la puerta abierta en una clara postura de protección. Su avance se detuvo abruptamente al reconocer al hombre que yacía en el umbral. —¿Qué tienes, viejo amigo? —preguntó preocupado al ver al enorme lobo desplomarse a sus pies. La sangre que teñía su pecho parecía fluir con cada segundo que pasaba. —¡Mi Luna, rápido, ven aquí! —llamó con urgencia, volviéndose hacia mí—. Tienes que salvarlo. No sé exactamente cómo sucedió. Nadie me dio instrucciones, pero no las necesitaba. Actuaba por instinto. La llamada de mi Alfa y la condición de Farel provocaron algo en lo profundo de mi ser. Sin
CLARIS:Me había quedado dormida abrazando a mis hijos, con Kieran junto a nosotros. Entre sueños, pude sentir cómo entre ambos los envolvíamos en una energía protectora, cálida y reconfortante. Era más que un simple instinto, algo profundo que trascendía mi comprensión. Tenía que aprender a despertar a mi loba, Lúmina. La experiencia de ayer durante la cacería había revelado la verdad que siempre había estado en mi interior, tan cerca y, al mismo tiempo, tan inaccesible.No podía seguir ignorando mi verdadera naturaleza. Ser madre lo cambiaba todo, relegaba cualquier ambición personal al olvido. Mis hijos, mi manada, ellos eran mi prioridad. Lo sabía con cada fibra de mi ser. No podía permitirme un solo error más. Había puesto tantas vidas en peligro al no estar preparada, y cada decisión errada pesa
SARAH: Se paseaba inquieta de un lado a otro en los límites de la manada Nox Venators, liderada por el alfa Kieran. Esa había sido su manada antes de que la descubrieran, antes de que su verdadera naturaleza y ambición quedaran expuestas. Ahora era una traidora, repudiada y exiliada, obligada a vivir lejos de lo que siempre había considerado su destino: ser la Luna del Alfa más poderoso de todos los tiempos. Había dedicado semanas meticulosamente al diseño de su plan. Un ataque rápido, calculado y brutal que por fin le entregaría lo que creía que era suyo. Sin embargo, el alfa Vorn, de los lobos del norte, seguía retrasando el asalto. Había prometido su apoyo, pero sus acciones decían lo contrario. Las dudas y la indecisión, además de una cautela que Sarah ni entendía ni toleraba. Harta de esperar, decidió apoderarse del plan de su socia, Chandra Selene. Raptar a los cachorros del alfa, aquellos que estaba convencida de que había engendrado con sus óvulos, sería el inicio de una nue
KIERAN:Las palabras del guerrero resonaban en mi cabeza una y otra vez, mientras mis pensamientos intentaban encontrar sentido a lo ocurrido. Mis cachorros... ¿podían realmente poseer esa energía tan poderosa? Algo que ni siquiera yo, con todo mi vasto conocimiento como Alfa, comprendía del todo. ¡Eran unos cachorros! Pero si era tal como decían, aquellas luces no solo habían funcionado como una defensa, sino como un arma que los enemigos temían.Mis ojos se desviaron hacia el horizonte, donde los guerreros del norte habían logrado huir. Algo dentro de mi pecho se revolvía con fuerza, no solo por la rabia o la frustración, sino por una sensación de que algo grande estaba en juego… y mi familia, en el centro del peligro.—Rafe, reúne a la guardia élite. Quiero que se refuercen todas las rutas de acceso al territorio. Nadie más pondrá un pie en nuestra tierra sin que lo sepamos. —Ordené con firmeza. Mi Gamma asintió de inmediato, apresurándose a cumplir con la orden.—Fenris, tú y tus
KIERAN:Los tomé en mis brazos, abrazándolos con fuerza. Sentir sus pequeños cuerpos me llenaba de alivio por tenerlos a salvo. Sin decir nada, los entregué a mi Luna, que los recibió de inmediato con los brazos abiertos. Con las lágrimas contenidas, en sus bellos ojos.Enfoqué mi atención en lo que me rodeaba. El instinto me decía que algo no era como debía ser. Busqué a los guardias que siempre vigilaban nuestro hogar y protegían a mis cachorros. Fue entonces cuando los vi, todos dormidos profundamente en sus posiciones, completamente indefensos.—Imposible... —murmuré.Frené en seco y, con un movimiento rápido, incliné la cabeza hacia atrás, dejando escapar un poderoso aullido de llamado. Su eco resonó en cada rincón de mi manada. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a aparecer