CAPITULO 36

El hombre, que ahora tiene algo más con lo que pueda amenazar a Valquiria, le ha dicho que si no colabora con todo lo que él le pida que, entonces se las tendrá que ingeniar para ir en busca de los niños y que estén allí con ella. El hombre sabe que son más de un hijo los que tienen en común porque Brandon así lo mencionó.

—Por favor, ni se le cruce por la mente que les hará daño a ellos. Yo voy a hacer todo lo que usted me pida, pero tiene que jurarme que no intentará algo en su contra. —suplica Valquiria. 

—Tú no me dirás lo que debo o no hacer, aquí te adaptas a mis reglas o te va mal, tú lo decides. —Con una fuerte bofetada en el rostro la hizo callar. —¿Me has entendido?

—Sí, señor.

—Para empezar, quiero que prepares la cena para los dos. —El hombre está hambriento y desea comer de la comida que ella le prepare, el lugar donde se encuentran actualmente es una casa que por fuera pareciera como si estuviera en el abandono, pero en el interior hay una persona que la habita. ¡El secuestrador!

El teléfono del hombre no para de sonar, Brandon está desesperado llamando al mismo número del que a él le llamó ese hombre. Pero el malvado no quiere contestar, o quizá no se atreva a hacerlo porque sabe lo poderoso que es el señor Morotova y cuenta con que saldrá perdiendo.

—Mira, querida, nos vamos a tener que quedar incomunicados por quién sabe cuánto tiempo. El estúpido de tu esposo no para de hacer llamadas, es seguro que debo de apagar el teléfono para que él no logre rastrearnos, si es que no lo ha hecho ya.

A Valquiria se le salen las lágrimas para bañar todo su rostro. Es un gran dolor el que ella siente por sus hijos, que están en casa con un hombre desconocido para ellos. —Debí decirles, desde hace días, que el hombre al que ellos consideran un héroe que los rescató de la pobreza en realidad es su padre, tal vez así se sintieran más apoyados en este momento. —Se reprocha en su mente.

En otro lugar…

—¿Qué te han dicho en esa llamada para que te hayas puesto a llorar, señor Brandon? —preguntó el pequeño Taylor, al ver que el hombre se limpia con la mano unas cuantas lágrimas que salen de sus ojos, mientras que sus manos tiemblan.

—No es nada pequeño, en este momento necesito que me des un fuerte abrazo y me digas si tienes un poco de cariño hacia mi persona. —Brandon no cree lo que Valquiria le ha comentado que se fue por su propia cuenta, él sabe que ella no sería capaz de abandonar a los hijos que tanto le ha costado sacar adelante a ella solita.

Además, las últimas palabras se escucharon como si apenas hayan pasado por el nudo que seguramente se le formó en la garganta.

—Claro que sí, señor, tú nos has ofrecido una casa para que podamos vivir sin problemas. Mi mamá siempre nos ha dicho que debemos de ser agradecidos con quienes se esfuerzan en hacernos el bien.

—¿O sea que solo me debes agradecimiento? —Preguntó con tristeza en su corazón.

—Bueno… es que… nosotros no hemos tenido papá, nunca lo hemos conocido y tú… para nosotros ya te has convertido en nuestro padre, pero shhh, por favor no se lo digas a mamá porque ella nos va a reprender por irrespetuosos.

—No te preocupes que ella no se va a dar cuenta. —El corazón de Brandon se le hinchó de felicidad y orgullo, sus trillizos ya lo consideran su padre. —Eso significa que me he portado bien con ellos. De haber sabido que ellos existían, hubiera buscado aún con más fuerza a su madre. —Pensó en su mente mientras abraza con mucho amor a su hijo y sonríe de felicidad y a la vez siente tristeza por Valquiria.

—Oigan ustedes, ¿de qué están tan sentimentales? —Los otros niños se han despertado y ven confundidos la escena, pues ellos no han escuchado la conversación que ha tenido padre e hijo.

—Hermanos, únanse a nuestro abrazo. El señor Brandon se siente muy triste, incluso ha estado llorando. Recuerden que cuando uno de nosotros llora por algo, mamá nos dice que juntos nos abracemos y que todo pasará.

—Uy, ¿un hombre anciano llorando? No lo puedo creer, y peor que ese seas tú. —Se burló Tristán, haciendo que todos suelten una carcajada.

—Como que mamá ya se ha tardado un poco, ¿no creen?

—No se preocupen, hace un rato, le llamé y me comentó que saldría tarde de la empresa porque tiene bastante trabajo, es más, me pidió que le fuese a ayudar.

—¿Podemos ir nosotros también para conocer tu empresa?

—Eh, no. En otro momento los llevaremos, ahora no es posible.

—Ajo. —Renegaron.

—Bueno, chicos, yo ya me tengo que ir, por favor, pórtense bien con las nanas.

—Está bien, dale nuestras saludes a mamá.

—Chicos… los adoro, desde el día que los conocí soy muy feliz. —Dicho esas palabras, el señor Morotova salió de la casa, dejando a unos trillizos llenos de sentimientos encontrados.

—Qué bueno es el señor Morotova, verdad, hermanos. Debemos de respetarlo mucho para demostrarle que estamos agradecidos con él por ayudarnos a nosotros y a mamá también.

—¿Qué tal si nos escapamos de la villa y llegamos a su empresa para darles una sorpresa y pedirle que sea nuestro papá de verdad?

—Síii, hagámoslo. Pero que sea rápido y con mucho cuidado para que nuestras nanas no nos descubran.

Los niños buscaron entre las cosas de Brandon y se encontraron con un documento de la empresa, sacaron su dirección y se vistieron superguapos para irse. Su objetivo es salir desapercibidos por la puerta principal, escapar a la carretera y tomar un taxi que los lleve hasta su destino.

Pero su intento de fuga se vio frustrado por el intenso dispositivo de guardias de seguridad que Brandon tiene para el resguardo de la propiedad. —¿A dónde van los jovencitos? —les preguntó muy amablemente uno de los hombres.

—¿Qué hacen todos aquí? —pregunta confundido. 

—Por órdenes de su padre, estamos aquí. Por favor, regresen al interior y no vuelvan a hacer el intento de escapar.

—Pero solo queremos ir a la empresa.

—He dicho que regresen adentro. —El hombre tuvo que hablar con palabras recias para que los niños le tuvieran miedo y se enteraran, y vaya que lo ha logrado.

—Has visto a esos niños, son idénticos. Jamás en mi vida había visto a unos trillizos. —Comentaron varios hombres de custodia.

—Hermanos, escucharon que el señor Brandon les ha dicho a esos hombres, que es nuestro padre. ¿A qué no es genial que crean que tenemos un papá millonario?

Los niños conversan en su habitación mientras muchos hombres custodian los alrededores de la villa, pero eso no ha sido suficiente para los hombres a cargo del hombre malvado. Segundos después se ha escuchado el rudo sonido de una fuerte explosión, haciendo que todos se pongan en estado de alerta.

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