43

El mismo hombre de seguridad les ha informado que uno de los trillizos ha sufrido una caída desde las escaleras, y se ha lastimado una pierna y, por lo tanto, lo están trasladando a una clínica privada para que sea evaluado, ya que presenta inflamación inmediata.

—No te preocupes, cariño, Tristán estará bien, solo ha sido una caída. Lo más que puede pasar es que se haya doblado de mala manera y a eso se deba la inflamación. —consuela Brandon a su mujer.

—Sí, yo sé que no puede ser algo grave, pero de igual forma soy su madre y me preocupa. Por cierto, ¿en qué clínica está internado el asistente que venía conmigo cuando me secuestraron? —consultó.

—Él se encuentra en otra ciudad, fue en aquel lugar donde una señora de buen corazón lo encontró desmayado y lo ayudó llevándolo a la clínica.

—Pobre muchacho, deberías de ir a verle y yo me quedaré al cuidado de nuestro hijo.

—Valquiria, por favor, no pienses en quedarte en esa clínica hoy, debes de descansar e ir a la casa a bañarte. Además, no me has dicho si ese hombre malvado te hizo daño.

—No lo hizo, y del baño, si tienes razón, pero lo haré en la habitación donde tienen a mi hijo. Con la ropa que hay aquí en el auto es más que suficiente para vestirme decente, por favor. Tú puedes ir a ver cómo sigue el asistente.

—Mi amor, recuerda que tenemos pendiente una conversación con los niños, aunque en ocasiones ellos me llamen papá, ya sea por interés cuando les doy regalos o por cariño, ja, ja, ja, pero quiero que ellos sepan que su padre existe y que está dispuesto a dar su propia vida por la de ellos.

Unos días después de haber ocurrido aquellas desgracias, la madre y los chicos se están preparando porque Brandon les ha informado que alisten su maleta porque en unas horas pasará por ellos para irse de viaje, pero no les quiere decir el lugar al que irán.

—Qué emoción saber que te llevan de paseo sin saber a dónde, me siento como si estoy en una película de misterio a resolver. —comentó Valquiria mientras van de camino por carretera de terracería.

—Esa es la idea, mi amor, entre más curiosidad tengan, más encantados estarán cuando lo vean.

—Este lugar se me hace muy conocido. —Valquiria recuerda muy bien ese pasaje que tanto recorrió en su infancia.

—¿Por qué será? —le consultó Brandon, haciéndose el de la vista gorda.

—¡Brandon! ¿A dónde nos llevas? Esta... esta es la entrada al rancho que fue de mi padre. —comentó con emoción y nostalgia.

—Claro que sí, hermosa, pasaremos aquí unos días.

—¿Cómo? Se supone que ahora este terreno es parte del banco. Ellos nos sacaron a mi hermanito y a mí cuando mi padre falleció. —Dijo con tristeza al recordar que estaba a cargo de su hermano y los trillizos acababan de nacer y aun así el banco los echó a la calle sin piedad.

—Te dije que si estabas conmigo todo lo que desees se te va a cumplir y así lo estoy haciendo. Es claro que no te voy a volver a la vida, a tu padre y a tu hermanito porque no soy el todopoderoso, pero sí haré todo lo que esté al alcance de la mano del humano.

—No lo puedo creer, por favor, pellízcame para saber si es cierto que no estoy dormida.

—Esto es la realidad, no estás soñando. —Brandon volteó hacia los niños y al ver que todos están dormidos, besó a su mujer. —¿Ves que no es un sueño?, por favor, toma las llaves y ve a abrir nuestro pequeño nidito de amor.

—Gracias, mi amor, te amo con todo mi corazón. No lo puedo creer que haya vuelto al lugar donde viví toda mi infancia y en el que guardo muchos recuerdos. Pero, ¿cómo le hiciste para adquirir el rancho?

—El banco lo tenía en subasta, entonces yo les ofrecí el triple de lo que otros han ofrecido y de inmediato me dijeron que firmarían los documentos de compraventa.

—Esto es hermoso, gracias, Brandon. Pero no olvides que mi enojo contigo sigue como al inicio.

—Mamá, ¿por qué nos han traído a un monte? —renegó el terrible Tristán, sentado en una silla de ruedas y con su pierna vendada. Él fue el que sufrió la caída en las gradas de la villa.

—Este es un lugar muy hermoso para distraerse, mis amores. Cuando apenas eran unos bebés, ustedes estuvieron aquí conmigo, pero luego nos tuvimos que salir por petición de terceros.

—¿Esta era tu casa antes de que nosotros naciéramos? ¿Aquí viviste con nuestro padre?

—No. —Con esa pregunta que le han hecho de imprevisto, Valquiria se puso nerviosa. —Este fue el rancho de mi papá, o sea, su abuelo. Ahora que él ya no está, se ve muy descuidado y… ¡Oh no! Allá, en medio de aquel monte, veo que se está asomando un tigre. —Bromeó ella.

—¡Ah! ¡Mamá, vámonos de aquí! —gritaron los niños muy asustados y prendiéndose de sus ropas, haciendo reír a los adultos.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP