49

Esa misma noche volvió a salir un grupo de personas que se han organizado en contra de la pobre e indefensa Valquiria. Llegaron a la puerta de su rancho y con los nudillos de la mano tocaron la áspera madera. Uno de los trillizos que estaba en la sala jugando al ajedrez con su hermano fue a abrir, pues su mamá y su papá se están dando una ducha juntos. Y aunque ellos saben que tienen prohibido abrir la puerta cuando ninguno de los dos adultos esté con ellos, esta vez han violado esa orden y han abierto la puerta.

Las señoras se han quedado con la boca abierta por el asombro que les ha causado la presencia de ese pequeño hombrecito que está frente a ellas —¿Acaso esta mujer sí tuvo a su hijo y nosotros la hemos estado juzgando? —Se pregunta a sí misma la señora que en horas de la mañana  le insistió a Brandon, diciéndole que no se merece estar con una mujer que dio en adopción a su hijo porque no fue capaz de luchar por él y sacarlo adelante, sino que buscó el camino más fácil y ahora quizá lo está engañando a él y ni siquiera le haya comentado sobre la existencia de dicha criatura.

—“Niño guapo, cuéntanos cómo se llama tu madre”. —La señora chismosa no supo qué otra cosa decir para disimular la sorpresa que se ha llevado.

El niño se cruzó de brazos y frunció el ceño para preguntar: —¿Y por qué quiere saber el nombre de mi madre? Si usted la conociera a ella no lo estaría averiguando, al contrario,  preguntaría directo por ella ¿No cree? —Al pequeño se le hizo extraño que la misma señora que por la mañana vino a insultar horrible a su madre, sea la misma que ahora esté en su casa y ande preguntando por ella haciendo como si no sabe su nombre.

—Oh, pequeño, eres tan desagradable, al igual que tu madre. Pero sabes qué, pronto se irán todos de aquí. Ah, por cierto, te informo que cabe la posibilidad de que tú no seas hijo de Valquiria. A leguas se nota que no tienes ni un pelo de parecido a ella y eso significa que eres adoptado.

—Tal vez a ella no me parezca, pero a mi papito sí, y si él quiere, las puede echar de este pueblo a ustedes. El niño está muy molesto, ellos jamás van a permitir que otra persona se refiera en mal de su propia madre, esa mujer que los ha cuidado y educado con todo su amor.

—¡Ja, ja, ja, no me digas, ¿acaso tu padre es el dueño de este pueblo para que lo haga? ¡Malditos pordioseros!

—¿Con quién estás discutiendo, hijo? Te hemos dicho que no le abras la puerta a cualquiera… ah, si es usted de nuevo, señora. Dígame qué se le ofrece ahora. ¿Se le ha acabado la despensa y quiere una tasa con azúcar? —dijo con sarcasmo. —Hijo, ve con tu hermano a la habitación y no salgan hasta que yo les diga. —Ordenó Brandon, ya que sabe que esto se va a poner intenso.

Valquiria se ha quedado en la habitación, ellos se estaban bañando cuando su hijo que estaba escuchando la discusión entre la señora y su hermano corrió a decirles a sus padres, entonces Brandon le dijo a su mujer que se quedara allí mientras él saldría a arreglar de una vez por todas esa picazón de boca que se andan las viejas chismosas.

—Entonces, señoras, ¿díganme qué es lo que quieren?

—¡Ah, y prepotente también! Definitivamente, tú y esa puta hacen una excelente pareja.

—No le permito que se vuelva a dirigir de esa forma hacia mi esposa. Le advierto que si lo sigue haciendo le irá muy mal.

—Bueno, muchacho, ya que quieres saber el motivo de nuestra visita, no nos interesa nada más que saber de dónde es que ha sacado el dinero esa chica para liberar de la hipoteca este terreno. Supongo que no estás enterado de que ella vende su cuerpo al mejor postor, verdad, ella se está prostituyendo desde hace un tiempo y con eso ha logrado juntar dinero para recuperar el terreno que fue de su difunto padre.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP