48

Las señoras se marcharon después de su alegato sin sentido, ellas van cuchicheando de lo prepotente que se ha vuelto la muchacha que expulsaron del pueblo hace unos años. Van decididas a conseguir el número de teléfono de aquel banco, el único que tiene una pequeña sucursal en el pueblo.

—¡Aló buenos días!, dígame en que le puedo ayudar. —Habló un hombre al otro lado de la línea.

—Buenos días, señor, quiero denunciar que en la casa que anteriormente perteneció a la familia Estrada, han llegado unas personas a invadir y ellos alegan que allí se quedarán. Figúrese usted que ellos son un par de sinvergüenzas que se quieren apropiar de un terreno que por ley le pertenece al banco; eso es injusto. —Se quejó la señora, queriendo quedar en buenos términos con la casa bancaria.

—Veamos, señora, ahora mismo le investigo la situación de ese terreno que usted menciona. Por favor, dígame cómo se llama el dueño al que el banco le hipotecó.

—Él se llamaba José Estrada, pero por infortuna ya fallec
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP