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Francisco se llenó de miedo. Su amigo es muy enojado cuando algo no le agrada y ahora él había metido las extremidades hasta el fondo al decir que era su jefe.

—En realidad, él es mi secretario. Supongo que por eso no tengo el derecho a saber sobre su vida. —corrigió.

—Eso suena lógico. —Respondió Melisa.

El hombre dijo que iría a saludar a unos amigos y desapareció antes de que Maya llegara.

En ese momento las amigas no volvieron a tocar el tema. Regresaron temprano y cada una durmió donde le tocaba.

El mes siguiente ambas tenían libre la misma semana. Así que, Maya la vino a pasar en casa con su esposo y Melisa se quedó en su ciudad. Desde aquel día mantiene comunicación con aquel hombre y han quedado en que se reencontrarán.

Maya se alegró mucho con su amiga, así que preparó una cena para los cuatro y le dijo que lo invitara, pero que no le dijera que es a casa de su secretario porque se sentirá incómodo.

Lo que Maya desea es que los cuatro comiencen a convivir y se lleven bien.

—¿Por qué haces tanta comida? —preguntó Thiago.

—Mi amiga vendrá. —Le respondió, obviando el tema de que el jefe de él también vendrá.

—¿Quieres que me ponga guapo? —Bromeó con una sonrisa.

—No. Ponte la peor ropa que tengas, no quiero que mi amiga te vea hermoso y se enamore de ti. —Respondió, dándole un beso en la mejilla. —Pensándolo bien, sí, cámbiate de ropa. —Le ordenó, no quiere que él se sienta humillado cuando su jefe llegue.

Maya fue a bañarse y le pidió al hombre que esperara en la sala a su amiga. En realidad, Thiago no sabe que su amigo está saliendo con la amiga de su esposa. Francisco no se lo ha dicho ni en broma para que no descubra que estuvo a punto de delatarlo sin saberlo.

El timbre de la puerta sonó. Thiago se levantó y fue a abrir de inmediato.

—¿Jefe?

Reaccionó sorprendido.

—¿Qué haces aquí, idiota? —le reprochó Thiago en voz baja. Y es que Francisco no sabía que en esa casa vivía su amigo luego de su repentino matrimonio. Su novia Melisa solo lo invitó a cenar y ni siquiera le comunicó que habría más personas.

—¿Cómo que, jefe? —cuestionó Melisa, paseando su mirada de uno a otro.

—Hermosa, ya te lo dije anteriormente, él es mi secretario y yo soy su jefe. Solo que como él es tan idiota, me gusta avergonzarlo. —Aclaró Francisco. Aprovechándose de la oportunidad para insultar al mentiroso de su amigo.

Melisa frunció el ceño, no le estaba gustando ese juego entre ese par de hombres y ya comenzaba a sospechar de que alguno de ellos estaba mintiendo.

Maya llegó a acompañarles, saludó a su amiga y su invitado. Thiago le pidió que lo acompañara a la cocina, allí le reclamó por no haberle informado que su “jefe” estaría allí.

—Sabía que no lo aceptarías, por eso no te lo dije. Además, ¿qué tiene de malo? Se supone que en esta casa también yo tomo decisiones. —le respondió.

Thiago se sorprendió, en su miserable vida se imaginó que la inocente esposa se le revelaría. Esa noche fue todo muy incómodo para el par de mentirosos que fingía tener roles intercambiados a la empresa.

Thiago estaba muy tenso, ya que en varias ocasiones su amigo Francisco estuvo a punto de delatarlo al mencionar que tiene una prometida. Sí, así como se los digo, por orden de los señores Morotova, Thiago se ha comprometido con la hija de un empresario que resulta ser amigo de su padre.

Sin embargo, él nunca estuvo de acuerdo con ese compromiso y solo lo aceptó para que ya no le siguieran insistiendo en que formara una familia por eso es que cuando conoció a Maya se sintió atraído por ella y de inmediato aceptó la propuesta que ella le formuló para ser su esposo aunque solo fuera por contrato, pero era peor que casarse para siempre con una mujer a la que ni siquiera le tenía aprecio, ya que se notaba que a ella solo le importaba el dinero y mantenerse en una posición social a la altura de su familia sin importarle sentimientos de por medio.

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