EXTRACTO
—¡Eres un asco de mujer! ¿Cómo crees que estando en mi sano juicio me iba a enamorar de ti?
—Tú juraste que me amabas, ¿por qué has cambiado de opinión tan repentinamente? Acabamos de casarnos, por favor no me abandones.
—Jamás te he amado. Saca esa idea de la cabeza y métete al rollo de que nunca va a suceder.
—¡Un día te arrepentirás de haberle hecho daño a la mujer que te amaba con el alma, y ese día, mi amor… ese día, llorarás!
…
Valquiria Estrada
Me casé estando muy enamorada de un hombre el cual solo me quería tener a su lado para hacerme sufrir, él decidió que yo pagara por una venganza de la cual resulté ser inocente. Él me juró amor eterno, me prometió con su vida que siempre cuidaría de mí hasta que uno de los dos se marchara de este mundo. Yo le creí porque de verdad lo amaba… yo me enamoré de él como una loca que no mide las consecuencias de sus actos con tal de estar con la persona que su corazón le dice que esa será su alma gemela para toda la vida.
Él no me amaba, él me destruyó por completo y no tuvo ni una miserable gota de compasión al jugar conmigo para luego desecharme como a una simple basura que no vale nada, o quizá para él, vale más esa basura que yo misma.
Ese hombre marcó y arruinó mi juventud y mi vida para siempre. Cuando lo conocí, se portó como un pan de Dios, me ofreció el cielo y la tierra y yo, por ser una chica que venía de un pueblo lejano y de tierra dentro, le creí todas las promesas que él me hizo.
Cuanto me arrepiento ahora de haberle creído a ese hombre, mejor me hubiese dedicado solo a estudiar, ese fue el motivo de venir a la ciudad, estudiar y prepararme para tener una buena carrera y en un futuro trabajar y juntar un poco de dinero y traerme a mi hermano menor para que él también tenga la oportunidad de estudiar y salir adelante como yo.
Pero no, ese hombre que se hace llamar Brandon Morotova, truncó mis sueños, ese sueño de ser una arquitecta profesional y que en el futuro diseñaría mi propia empresa, todo eso él se lo ha llevado. Quizá ya no podré cumplirle a mi hermanito menor la promesa que le hice de darle el estudio que se merece, ya que allá de donde vengo no existe esa clase de oportunidades debido a la escasez de recursos económicos y a la falta de ayuda por parte de los gobernantes.
Ahora estoy aquí, presa entre las cuatro paredes de la casa del hombre que en nuestra noche de bodas me sedujo y prácticamente abusó de mí, y digo que abusó, porque él fue muy brusco en el acto, entre más le gritaba que se detuviera porque me dolía, él con más fuerza me penetraba, claro que me dolía a morir porque era mi primera vez, soy bastante chiquilla y jamás había estado con un hombre antes que él.
Él me tiene encerrada en esta habitación, no sé cuántos días han pasado exactamente, pero, según mis cálculos, ya van dos meses. Yo supongo que así es porque he ido contando las noches que llevo encerrada. Aquí no tengo celular, ni siquiera un reloj en la pared que me pueda indicar la hora. No hay nada en esta habitación, ni siquiera una cama en donde pueda pasar la noche y conciliar el sueño con tranquilidad. Para más desgracia, desde hace unos días he comenzado las mañanas con mareos y vómitos. Cada cosa que me dan para comer, lo vomito a los segundos de haberla ingerido.
No quiero que mis sospechas sean ciertas, pero, lo más seguro es que, a mi corta edad, ya esté embarazada, y lo peor es que de una bestia… una bestia que lleva por nombre, Brandon Morotova.
Desde la trágica noche de bodas no he vuelto a ver a ese hombre llamado Brandon. Aquí quien me sirve la comida y el agua todos los días es una señora que, al igual que mi esposo, parece una bestia que vela para que yo no me escape. Por lo menos me han dado de alimentarme, de lo contrario quizá ya estuviese sin vida.
Me duele estar en esta situación, me duele de solo pensar en mi padre que está en el rancho cuidando de mi hermanito menor, él debe de estar muy preocupado por mí porque desde que estoy aquí encerrada no me comunico con él. Le pido a Dios que me los tenga con bien y que me dé la oportunidad de salir de esta cárcel impuesta por el hombre que se suponía que me amaba.
A Brandon lo conocí en la universidad, era mi maestro. Siempre lo veía como un gran hombre y bueno, no les voy a mentir que al principio me daba un poco de temor cuando recibía las clases con él, porque era bastante serio.
Él, al principio, no me volteaba ni a ver, quizá ni se daba cuenta de mi presencia, en realidad con ninguna de mis compañeras era coqueto, nada de nada. Incluso se llegó a comentar en la universidad de que él es gay, pero lo dudo, o si lo es, lo esconde muy bien.
Recuerdo que la primera vez que me dirigió la palabra, yo estaba por finalizar un examen. Todos ya se habían retirado del salón porque entregaron casi en blanco la hoja, la verdad estaba demasiado difícil, pero yo sí le entendía y por eso me tardé más tiempo que ellos.
Él se acercó a mí y me propuso que nos viéramos al salir de clases, él me comentó durante el examen, que se ha enamorado de mí y que le gustaría tener una oportunidad para conquistarme. Y pues yo como desde que lo vi la primera vez me enamoré de él, entonces le acepté aquella salida en la cual se nos hizo una costumbre durante dos largos meses de salir e irnos juntos después de terminar las clases.
En la universidad no dábamos a conocer nada para que nadie sospechara de lo nuestro, y digo lo nuestro, ya que después de tres semanas de estar saliendo me pidió que fuera su novia. Imagínense lo feliz que yo me sentí en ese momento. Para mí fue como alcanzar la gloria, al ser la novia del maestro más guapo de esa universidad.
Una semana después me pidió matrimonio, pero nos casamos a escondidas de todo el mundo. Él no conoce a mi familia y yo tampoco la de él. Me mintió, me pidió que sacase permiso por una semana en la universidad y él también lo hizo, según era, para irnos a celebrar nuestra luna de miel. Tampoco nunca me quiso llevar a que conociera su casa, que era en donde se suponía que íbamos a vivir luego de que nos casáramos.
Cuando me trajo a este lugar, lo hizo bajo engaños. Él me dijo que pasaríamos nuestra primera noche aquí en esta casa de alquiler y que al día siguiente tomaríamos su avión privado para volar a otro país. Creo que hasta me mintió al decirme que ya había tramitado mi pasaporte, ahora que lo recuerdo nunca me lo quiso mostrar, siempre me puso un pretexto para que yo no lo viera, lo más seguro es que también me haya mentido al decir que tenía su propio avión privado ¿Cómo es que un simple tutor de una universidad, va a tener suficiente dinero para comprar esos aparatos? Gracias a Dios que no soy una mujer interesada en lo material, de lo contrario eso me estaría doliendo también.
Ahora mismo ya está anocheciendo, o eso pienso porque la señora que me acompaña ha venido ya tres veces en poco tiempo, eso significa que es la cena que me está ofreciendo. Me he comido todo lo que me trajo, sin desperdiciar una sola migaja de las que caen al suelo, pues mis manos tiemblan por el frío y los nervios que todos los días me atacan al no saber qué será de mí dentro de un tiempo.
Me acosté en el frío y duro suelo de concreto y me arropé con un pedazo de sábana que la señora me alcanzó el día que ese hombre me dejó aquí encerrada, ¡Vaya que por lo menos ella hizo algo bueno!Estaba a punto de llorar como lo hago todas las noches, cuando de repente veo que una rata ha entrado en la habitación, yo me levanto de un solo salto, pero no hice sonido, quizá la tristeza ya me haya cortado hasta la voz, no lo sé porque aquí no habló con nadie.Para mi sorpresa, al levantarme del suelo para que la rata no se enrede en mis cabellos sucios y alborotados, me percato de algo… la puerta… la puerta está entre abierta, no tiene llave y este es el momento perfecto para que yo pueda escapar.Después de darle gracias a Dios por enviarme a esa rata solo para que yo me diera cuenta de que la puerta estaba abierta, salí con mucho cuidado de la habitación, la casa está un poco vieja y hasta tiene varios pedazos de techo caídos y eso ayuda para que la luz de la luna se filtre y alumbre
Valquiria ya está en el rancho junto a su padre y hermano, ellos están muy contentos de verle y más porque ella les ha comentado que está de vacaciones y que regresará a la ciudad hasta el próximo año.—Qué bueno que ya has regresado, mi niña, desde hace días hemos estado tratando de comunicarnos contigo, pero ha sido imposible. —Comentó su padre, un señor de algunos cuarenta y tantos años de edad, pero parece de veinticinco con su aspecto de joven, fuerte y guapetón, como todo un granjero que cuida su figura.—¡Ay, papá! Qué pena con usted, pero no se imagina lo que me pasó. Me robaron mi celular y desde entonces me he quedado sin nada para comunicarme con ustedes, pero ahora ya estoy aquí y es lo más importante ¿o no?—Claro que sí, hija. —¿Sabes? Estoy pensando en ampliar la venta de huevos de gallina y llevarlos hasta la ciudad. —¿Tú crees que esta sea una buena idea?—Claro que sí, papá, es más, yo me quedaré este año que viene para ayudarles a ustedes, iré a la universidad hasta
Después de la muerte de la anciana, Valquiria ahorró casi todo el dinero que en la pequeña zapatería le pagaron por trabajar y cuando la despidieron se trasladó a otro pueblo más desarrollado económicamente en donde pudo obtener un mejor trabajo y con ello un sueldo más alto.Cinco años más tarde…—Señor Morotova, ya está todo listo para que podamos viajar a Los Ángeles, California. Las otras empresas ya han confirmado su presencia también. —anunció su asistente personal.—Excelente, vamos con todo para que ese proyecto de diseño y construcción de ese aeropuerto, sea nuestro. —Respondió, demostrando mucho positivismo.Tomaron el vuelo que los llevará hasta el hotel en donde se está llevando a cabo la licitación para ver quién tiene mejores propuestas. Todos los que estarán allí son arquitectos muy reconocidos y los dueños de empresas confían mucho en su capacidad de convencimiento y adquisición.Desde que llegaron y saludaron a todos los representantes, el empresario Brandon Morotova l
El primero en salir de la habitación fue el hermano de Valquiria, él ya está listo esperando en la pequeña sala. Él tiene once años y ahora vive con su hermana mayor y sus pequeños sobrinos de cinco años.Alguien llama a la puerta, él corre a abrir porque cree que es el servicio del hotel que viene a dejarles comida o algún tipo de aperitivo que su hermana Valquiria ha solicitado.—Hola, señor, ¿a quién busca? —Preguntó el chico, un poco decepcionado porque no es el servicio del hotel, sino que un hombre de buen parecer y trajeado.—Soy el jefe de Ana, ¿ella se encuentra aquí? —Por favor, dile que venga porque me urge hablar con ella. —Pidió en tono amable. —Valquiria Anabel Estrada, es el nombre de la chica, pero en esa reunión, al ver que ese hombre estaba presente, ella se presentó como “Ana” con la intención de que él no recuerde su nombre.—Aquí no hay ninguna persona con ese nombre, señor, creo que usted se ha equivocado de habitación.—No es posible, ella me dijo que esta es su
Esa misma tarde, Valquiria junto a los pequeños regresaron a su apartamento en la ciudad. Los niños se molestaron mucho con ella porque se sienten traicionados. Ella les ofreció llevarlos a diferentes lugares para que conozcan la ciudad, pero finalmente les falló.Ella sabe que si se quedaba en la misma ciudad con ese hombre, corría mucho peligro y por eso es que mejor decidió marcharse. Ya cuando se presentó en la empresa donde trabaja, todos le dieron la bienvenida y juntos celebraron la noticia de la licitación.Pero la felicidad no dura para siempre, y en esta ocasión para Valquiria solo significó un alegrón en vano. Su jefe, que está encerrado en su oficina, le pidió que se presente de inmediato ante él para hablar de un tema muy delicado e importante.—¿Me mandó a llamar, jefe?—Sí, toma asiento, porque lo que te voy a decir no te caerá nada bien.A Valquiria lo primero que se le vino a la mente fueron sus pequeños terremotos. Ella se preocupó de que les haya ocurrido algo en la
Valquiria ya está en casa, lleva un poco de dinero gracias al finiquito que le han dado por los tres años de servicio que prestó en aquella empresa. Ella no se preocupa, pues según ella, mejores cosas vendrán para su vida, incluyendo buenas oportunidades de trabajo.Ese día descansó, sus trillizos llegaron de la escuela y luego también lo hizo su hermano. Todos juntos disfrutaron de una amena charla y una deliciosa pizza de jamón y queso que ella misma les preparó. Todos se pusieron muy tristes cuando ella les comentó que ya no trabajará más en la misma empresa, pero ellos le alentaron a que busque en otro lugar, incluso uno de ellos le dijo que ella es muy bonita y que si un hombre la enamora, pues que le haga caso para que los mantenga y ella ya no tenga que trabajar.—Deja de decirle eso a mi mamá, ella solo es nuestra. —Reclamó el pequeño Tristán. —Él es un niño muy problemático y es el que más cela a su madre.—Chicos, no se peleen, ya les he dicho que entre todos debemos de apoy
Sola, con tres hijos a cargo y un empleo que solo le alcanza para la comida y pagar la cuota del alquiler del pequeño cuartito en donde viven, Valquiria Estrada no tuvo otra opción que solicitar ayuda en un albergue en el cual habitan personas necesitadas que no tienen a donde ir.Después de que ella les explicó su precaria condición, la aceptaron con todo y sus tres hijos, ella se ofreció a ayudarles con la administración del lugar y los encargados quedaron muy contentos. Además de que están pensando en solicitar ayuda económica a las distintas empresas con el fin de ampliar el local, una ayuda de ella como arquitecta no les caerá nada mal también para que les diseñe los trazos. Regresó muy contenta al cuarto y les dio la agradable noticia a sus hijos. Al día siguiente se presentó a su trabajo de servicio doméstico, pero solo para comunicarles a sus jefes que a partir de hoy no volverá y que le deben de pagar por los veinte días que ha trabajado durante este mes.La patrona no estaba
Valquiria regresó a casa para comunicarles a sus hijos que se mudarán de lugar.—Tristán, quiero que me hagas el favor de portarte debidamente. Debemos de ser agradecimos de que ahora tendremos un techo y comida disponible, además de que ustedes ya podrán ir a la escuela que se encuentra allá mismo dentro de las instalaciones del albergue. —Le pidió Valquiria a su hijo, pues ella sabe que su pequeño es muy malilla y por consiguiente le ha hecho prometerle que no la va a meter en problemas porque luego los expulsarán y volverán a la miseria y a la calle en donde a ella se le hace muy difícil encontrar un empleo.—Sí mami. Yo te prometo que me voy a portar bien, claro que si alguien de ese lugar me anda bufando, créeme que me va a encontrar y por ende me va a conocer.—No seas así, hijo, me estás prometiendo que te vas a portar bien, pero al mismo tiempo me dices que no te dejarás de nadie. —De verdad que no te entiendo, Tristán, y eso me hace sentir muy mal.Es sábado, día perfecto para