A las once de la mañana el hombre ya estaba afuera del albergue, esperando a que la chica con los trillizos aparezca. Al pasarse quince minutos de la hora que él le indicó y ella no apareció, decidió llamar al número de teléfono que su asistente le consiguió y que se supone que es de Valquiria. Pero la muchacha nunca le cogió la llamada, molesto porque ella le ha desobedecido una orden, él se bajó de su carísimo auto del año dos mil veintidós, y entró a la oficina con la intención de buscarlos y llevárselos. — Señor Morotova, es un placer tenerlo nuevamente en nuestras instalaciones. —¿Puede usted decirnos en qué le podemos ayudar en este día? —Preguntó la señora que está a cargo de llevar la administración en el albergue. — Creo que usted ha de recordar que la noche anterior mi empresa decidió premiar con una beca a los niños genios, y en vista de que el niño que es muy veloz con las matemáticas tiene a su madre aquí con él, he decidido venir a hablar con ella sobre unas cuestion
El señor Brandon Morotova ha decidido lanzarse como candidato presidencial en las elecciones que ya se avecinan, para su buena suerte hace dos días el tribunal supremo electoral le han aprobado la solicitud para ser partícipe de ello. Pero hay solo un requisito que le hace falta por cumplir, tener una esposa a su lado. — Señor, ¿y ahora cómo haremos si usted ni siquiera está casado? —Preguntó el hombre que planea colocar en la planilla como el vicepresidente. — De eso no me preocupo porque solo es de buscar a una mujer que le guste el dinero fácil y acepte ser mi esposa durante el tiempo que dure nuestro gobierno, porque estoy cien por ciento seguro de que esta candidatura la vamos a ganar. La noche que el señor Brandon Morotova se topó con Valquiria Estrada en la celebración del evento de beneficencia, supo que su problema estaba resuelto. Y más feliz se sintió cuando ella presentó al niño genio, él de inmediato sintió que era el padre de ese muchachito, tal como lo dicen en alguno
El pequeño Taylor regresó corriendo a la mesa donde está su madre y sus hermanos, les pidió a todos que se unieran a la misma mesa que está el señor Brandon, porque él les quiere hablar sobre una propuesta que seguramente quedarán encantados al igual que él. — ¿Sobre qué van a hablar, hijo? —Preguntó su madre, temiendo que el inútil de su padre ya les haya dado la noticia. — Tú también ven mamá para que escuches y también aceptes su propuesta, quedarás maravillada. Es la oportunidad que siempre hemos querido tener y ahora solo depende de ti si quieres que nuestras vidas cambien o que sigamos de arrimados como hemos vivido desde siempre. — Por favor dígame que sí me va a llevar a un museo de armas antiguas. —Pidió Tristán al señor Morotova. — Lo siento pequeño, pero tu madre jamás te dará permiso para que te lleve a un lugar de esos. —Por su parte, los complacería en todo lo que ellos le pidan, pero sabe que por el momento no tiene autoridad ni derecho a opinar en sus vidas porque n
Los trillizos ya han pasado de estudiar en una escuela pública a una privada, ha sido muy fácil hacerse de amigos y ganarse el respeto de cada uno de sus compañeros, incluso de sus maestros, porque con solo ver la camioneta suburban, Color negro, del año dos mil veintitrés en que los van a dejar y a traer, se nota que provienen de una familia de alto calibre. En la semana que llevan viviendo en la Villa Morotova, se ha visto el gran cambio en esta. Ahora ya no reina el silencio y la tranquilidad como antes, y las peleas entre hermanos suceden a cada momento. Ahora ha tocado contratar mucho más personal para que esté al pendiente del aseo y otro personal para la cocina. — Mamá, ves que te dije que si le hacías caso al señor Morotova de venirnos a vivir aquí, nuestra vida iba a cambiar. Mira que tú ya no tienes necesidad de trabajar y nosotros lo tenemos todo ahora, el señor Morotova nos quiere mucho y nos apoya en cualquier cosa que necesitemos en la escuela. — Sí, pero ustedes deben
Las chicas insultaron de todas las formas posibles a Valquiria, pero ella no les dio su atención y las ignoró por completo. Ella es la invitada especial del dueño de la empresa y, por lo tanto, no cabe lugar para rebajarse a la conducta de esas mujeres oportunistas. — Que ni se le cruce por la mente a esa put4 que me va a quitar la idea de seducir al jefe. —Comentó nuevamente Fernanda. — Pues ponte las pilas, querida, porque al parecer no solo tú estás esperando caerle como buitre en basural. Valquiria se dirigió a una esquina del salón mientras las mujeres siguen volando lengua, despotricando en su contra. Allí estará hasta que vea a Brandon, está más que claro que ella no cuenta con su número de teléfono. — Hola bella dama. —susurró alguien en su oído por detrás de ella, haciendo que su cuerpo tiemble con ese tono tan seductor que la hace babear y no precisamente de la boca. — Me dijeron que querías verme por aquí. — Sí, yo le di la orden al chofer para que te trajera, ¿dónde e
Brandon le rogó a la chica para que le diera algo a cambio de poner a las lagartonas de sus empleadas en su lugar. Pero esta se negó cuando él le mencionó que lo que quiere es un beso, le puso como pretexto que el lunes que comience a trabajar, aquellas mujeres quizá se atrevan a seguirle tirando hate por su culpa, o quizá hasta la pongan en mal solo para que él la despida y retome su puesto para seguir deleitándose con la presencia del jefe guapetón. — ¿Estás celosa? —Preguntó con una sonrisa que viene de lo más profundo de su corazón. — ¡Qué, no! Solo que estoy segura de que allí no me dejarán en paz esas viejas. — No temas, nadie se atreverá a hacerte daño. Ni siquiera lograrán ponerte en mi contra porque la que lo intente le irá muy mal. — Brandon, ¿cuéntame por qué has decidido entregarme tu cargo en la empresa? — Me alegro de que ya nos tratemos con más confianza, ahora ya no me dices, señor. — ¡Idiot4! Vamos, responde mi pregunta. — Lo hago porque he comprobado que tú ere
— Buenos días, señora hermosa, es hora de levantarse e ir a restregarle en la cara a las burlistas de la empresa que tú eres la mera tora en ese lugar. —dijo el señor Brandon, haciéndole cosquillas a su esposa y llenándola de besos para que se levante, él está muy feliz porque ayer después de que salieron de aquel restaurante se reconciliaron. — En mal momento decidiste nombrarme como jefa, o si tan solo me hubieses presentado como cualquier mujer común y corriente, no estaría tan preocupada. Pero no, al señor se le ocurre hacer el desmadre de decir que soy la esposa, supongo que por ser mi primera semana me vas a acompañar, ¿no es así? — Claro que te voy a acompañar preciosa, estoy encantado de presumir que eres mi esposa y te asesoraré en todo lo que no entiendas en lo que se refiere al teje y maneje de los proyectos a nuestros clientes. — ¿Qué va a pasar con esas brujas que me insultaron y que seguramente no se cansarán de seguir haciéndolo hasta que tú vuelvas a ser el mandamás?
La chica siguió a Brandon hasta la cafetería, ella va decidida a llamar su atención y con seguridad ansía lograrlo. En los últimos dos años su jefe ha tenido la mala fama de ser un mujeriego, y aunque ella siempre ha estado tentada a acercársele, nunca ha tenido el valor para hacerlo. — Buenos días, jefe, ¿puedo ayudarle en algo? —Preguntó ella acercándose hasta él. — Hola Fernanda, si gustas puedes ir preparando una taza de café. — Perfecto señor, déjeme hacerlo y usted solo dígame como lo quiere. — Hazlo con dos cucharas de cremora y media cucharada de azúcar. — Muy bien señor. —Fernanda le dio la espalda, pero no dejó de contonear sus caderas para deleitar a su jefe. La chica está tan emocionada preparando la taza de café, que ni se da cuenta de que el hombre no levanta la cabeza por estar observando su celular. Y es que en este momento ella se siente la empleada más importante en esa empresa, incluso hasta por encima de la esposa del jefe. — Aquí tiene, señor, espero que sea