Brandon se quedó confundido, por un momento pensó que el pequeño le estaba jugando una broma. Sin embargo, parecía que decía la verdad.
—¿Hermano, dices? —¿Ha…ha… hay otro aparte de ti y es de tu mismo tamaño? —preguntó Brandon entre palabras. —¿Acaso soy el padre de gemelos? —se peguntó en su mente.
—Hermanito, me dijeron unos niños que tú te has caído, ¿te has golpeado fuerte? Ven, vamos, iremos a buscar a mamá para que te revise. —El otro niño vino corriendo a ver a su hermanito.
—Tranquilo, hermano, estoy bien. El señor aquí presente me ayudó a levantarme. —señaló el pequeño.
—Oh, muchas gracias por ayudar a mi hermano, señor. Pero ya no podemos estar aquí porque está muy frío el clima y mamá nos ha dicho que nos podemos enfermar.
—Tienes razón, Taylor, ve adentro con tu hermano y abríguense bien para que duerman calentitos. —dijo Brandon, una sonrisa acompaña sus palabras.
—Yo no soy Taylor, mi nombre es Thiago. —Respondió también con una dulce sonrisa.
—A ver, a ver, yo ya estoy confundido, ¿o es que me están vacilando? Si es cierto que no eres Taylor, ¿entonces me pueden explicar quién es quién?
—Tan bruto serás que no entiendes que yo soy Tristán, él es Thiago y el que estuvo en el escenario con mamá es nuestro hermano Taylor. —Explicó el prepotente de los trillizos, y es que ya está harto de tanta preguntadera por parte del hombre desconocido.
—Hey muchachito, más respeto para mí que soy tu pad… soy un hombre mayor que tú y merezco respeto.
Brandon estuvo a punto de decir que él es el padre de ellos. Menudo error el que evitó cometer.
—Discúlpelo, señor, mamá, siempre lo regaña por ser así. Vámonos, hermano, a buscar a nuestra madre.
Los niños se fueron corriendo, pero Brandon se ha quedado de pie procesando lo que acaba de ver y escuchar. —¿Entonces, no son dos hijos los que tengo, sino que tres? —Creo que me volveré loco. —Comentó en voz baja, se alegró cuando a lo lejos vio asomar a la chica. —Ella me tiene que sacar de esta confusión. —se dijo.
—¿Qué quiere, profesor? —¿O quiere que le diga arquitecto?—porque ya me di cuenta de que no solo es el maestro que aparentaba ser. — Ella habla cosas sin sentido, está nerviosa.
—Prefiero que me llames esposo mío, recuerda que estamos casados. —Habló con una maravillosa sonrisa que solo se puede hacer de burla.
—¿Qué desea? Hable rápido porque tengo frío.
—He conocido a mis hijos. —Soltó sin anestesia.
—¡Qué! —E… Eso no es posible. —Ella se niega a creer que los haya encontrado sin antes ella presentarlos a los tres. Aunque, a Taylor ya lo había visto en el escenario.
—Si es posible porque ya lo hice, ¡Son tres! —comentó con emoción en su interior.
—Este… le ruego que no me separe de ellos, yo... —La chica no sabe ni qué decir, le han pillado por sorpresa.
—Hagamos las pases, por el bienestar de los trillizos es mejor que tratemos de llevarnos bien.
—¡Ja, ja, ja, usted cree que yo soy tonta, usted me dice eso solo para que yo me confié y se los entregue en bandeja de plata como si fuera un trofeo!
—No es eso lo que quiero, te estoy proponiendo una familia completa en donde los dos velemos por ellos.
—¿Por qué será que presiento que usted me está vacilando?
—Hablemos mañana, te invito a almorzar.
—No quiero salir con usted. Le recuerdo que en el pasado me hizo sufrir, prefiero evitar que eso vuelva a suceder.
—A las once —le interrumpió. —A las once de la mañana paso por ti y mis hijos, no acepto un no como respuesta. ¡Buenas noches!
—Usted no puede asegurar que ellos son suyos, ni siquiera me ha preguntado si yo estoy casada con el padre de ellos.
—Claro que sé que estás casada, es conmigo.
—No, yo me refiero a mi actual marido. —Ellos son hijos de él.
—Ja, ja, ja, no, querida. Engañarás a otros, pero a mí no, porque esos niños son idénticos a mi padre que en paz descanse.
—Me da igual si se parecen o no, pero a mí no me verás mañana y mucho menos a mis hijos. —Dijo ella, haciendo énfasis en las palabras "Mis hijos". Se dio la vuelta para marcharse, pero de pronto cayó al suelo. El tacón de su zapato se quedó atascado en la tierra y al dar el paso no salió y terminó yéndose de narices a la grama.
A las once de la mañana el hombre ya estaba afuera del albergue esperando a que la chica con los trillizos apareciera. Al pasarse quince minutos de la hora que él le indicó y ella no se presentara, decidió llamar al número de teléfono que su asistente le consiguió y que se supone que es de Valquiria.Pero la muchacha nunca le cogió la llamada, molesto porque ella le ha desobedecido una orden. Él se bajó de su carísimo auto del año dos mil veintidós, y entró a la oficina con la intención de buscarlos y llevárselos.—Señor Morotova, es un placer tenerlo nuevamente en nuestras instalaciones. —¿Puede usted decirnos en qué le podemos ayudar en este día? —preguntó la señora que está a cargo de llevar la administración en el albergue.—Creo que usted ha de recordar que la noche anterior mi empresa decidió premiar con una beca a los niños genios, y en vista de que el niño que es muy veloz con las matemáticas tiene a su madre aquí con él, he decidido venir a hablar con ella sobre unas cuestione
Valquiria lo observa llena de odio, es lo único que puede sentir por el maldito que la humilló en el pasado. Pero luego recuerda que el futuro de sus trillizos está en juego y prefiere soportar el carácter y las humillaciones de su marido mientras se estabiliza económicamente y pueda alejarse con los niños.—Aún es tiempo de hacerlo, ya estoy aquí para llevarlos. Por favor, no tardes sí.—Usted está loco, váyase de aquí ahora mismo. Tendré que pedir que no me pasen a ninguna visita. —renegó Valquiria.—¡Ja, ja, ja, no querida, al multimillonario Brandon Morotova nadie se atreve a detenerlo o contradecir sus decisiones!—Váyase por favor, mis hijos no tardan en preguntar que quién es usted.—Me vale, ellos también son mis hijos. —Niños, ¿cómo están? —saludó el señor Morotova, dando un paso más al frente para entrar por completo.—¡Bien, gracias por preguntar, señor! —¿Viene a hablar conmigo sobre lo que me prometió? —preguntó Taylor, con emoción en sus ojitos.—¿Cómo así, hijo, que te p
El señor Brandon Morotova ha decidido lanzarse como candidato presidencial en las elecciones que ya se avecinan. Para su buena suerte, hace dos días el tribunal supremo electoral le ha aprobado la solicitud para ser partícipe de ello. Pero hay solo un requisito que le hace falta por cumplir, y es el de tener una esposa a su lado.—Señor, ¿y ahora cómo haremos si usted ni siquiera está casado? —preguntó el hombre que planea colocarse en la planilla como el vicepresidente.—De eso no me preocupo, porque solo es de buscar a una mujer que le guste el dinero fácil y acepte ser mi esposa durante el tiempo que dure nuestro gobierno, porque estoy cien por ciento seguro de que esta candidatura la vamos a ganar. —respondió.La noche en que el señor Brandon Morotova se topó con Valquiria Estrada en la celebración del evento de beneficencia, supo que su problema estaba resuelto. Y más feliz se sintió cuando ella presentó al niño genio. Él de inmediato sintió que era el padre de ese muchachito, tal
A Brandon no le quedó más remedio que quedarse sentado. Sabe que ella tiene toda la razón, pero al muy desgraciado lo que más le importa en ese momento es recuperar a su familia sin discutir.—Si te vas a vivir conmigo, te prometo que te permitiré una oficina de trabajo en mi propia empresa. Desde el día que tú decidas, te nombraré como la arquitecta oficial del Conglomerado Brandon’s. ¿Qué opinas?—Dime, ¿qué te ha hecho cambiar de opinión tan de repente? Primero me vetas y ahora me ruegas para que trabaje en tu empresa. ¿No crees que eres un patético?—Estaba celoso y admito que soy un puto envidioso. Ese proyecto lo quería solo para mí, y cuando te eligieron a ti, eso me cayó como un balde de agua fría. —Es mejor confesar la verdad ahora mismo o ella pensará que lo hace por mero interés.—Ahora ya no se puede hacer nada. Ya que tú te encargaste de poner en mal mi nombre por todos lados, ya nadie querrá que una desquiciada le haga sus proyectos.—No te equivoques, nadie se ha creído
Valquiria se levantó de su asiento y se fue para el espacio que sobra en la mesa de sus hijos. No le pide que no los lleve de regreso porque los niños al final se molestarán y la tomarán como la villana de la familia.—Mamá, ¿por qué has dejado solo al señor, tú misma nos has enseñado a que no seamos maleducados? Yo lo iré a acompañar.El niño se levantó y fue a sentarse en la silla frente al señor Brandon Morotova. Taylor se emocionó de hablar con el millonario que le va a pagar sus estudios a partir de ya, y finalizando hasta que él desee dejar de estudiar siendo un adulto.—¿Te sientes cómodo en el lugar donde ahora están viviendo? —interrogó el padre.—No, bueno sí. Es que nosotros siempre hemos sido así que dormimos en cualquier lado. —Le voy a contar un secreto, hubo una vez que nos tocó quedarnos a dormir debajo de un puente, solo nosotros tres y mamá. Ella dijo que no había a donde ir por esa noche, por lo que nos enrollamos junto a ella y con las frazadas que cargábamos en nue
El pequeño Taylor regresó corriendo a la mesa donde está su madre y sus hermanos, les pidió a todos que se unieran a la misma mesa que está el señor Brandon, porque él les quiere hablar sobre una propuesta que seguramente quedarán encantados al igual que él.—¿Sobre qué van a hablar, hijo? —preguntó su madre, temiendo que el inútil de su padre ya les haya confesado la verdad.—Tú también ven, mamá, para que escuches y también aceptes su propuesta, quedarás maravillada. Es la oportunidad que siempre hemos querido tener y ahora solo depende de ti si quieres que nuestras vidas cambien o que sigamos de arrimados como hemos vivido desde siempre.—Por favor, dígame que sí me va a llevar a un museo de armas antiguas. —Pidió Tristán al señor Morotova.—Lo siento pequeño, pero tu madre jamás te dará permiso para que te lleve a un lugar de esos. —Por su parte, los complacería en todo lo que ellos le pidan, pero sabe que por el momento no tiene autoridad ni derecho a opinar en sus vidas porque no
Esa misma noche y sin previo aviso llegó el señor Brandon en busca de su pequeña familia para llevarlos a la villa Morotova, no se aguantó más y decidió que ya era hora de empezar por enmendar sus errores. Además, deberá de darse prisa para convencer a la chica para que dé fe de que es su esposa.—Te dije que dentro de una semana lo haríamos. —reclamó Valquiria cuando el hombre llegó a tocar la puerta y darle la noticia de que viene por ellos.—Nada perdemos con que se adelante y sea hoy.—Los niños ya están durmiendo, así es que mejor regresa mañana u otro día.—De eso no te preocupes, que ahora mismo los despierto y verás que saltarán de la felicidad.—Ash, no sé en qué momento decidí aceptar que viviríamos contigo.—Lo hiciste desde el momento en que pensaste en la felicidad de tus hijos y no en la tuya. Vas por buen camino, amada mía, has sido y siempre seguirás siendo una madre todoterreno.—Claro que, a falta de su padre, me vi en la obligación de… de hacer todo lo posible para q
El temible Brandon Morotova ahora llora de arrepentimiento. No le importa estar frente a la madre de sus hijos, él llora por su perdón. Pero Valquiria está decidida a no perdonar semejante humillación, aunque, nunca se ha quejado por el nacimiento de sus trillizos, pero eso no significa que pueda pasar página y actuar como si nada haya ocurrido.—Lamento mucho la muerte de tu padre y de tu hermanito, pero no entiendo por qué no te devolviste al rancho de tu papá después de que él falleció.—Por supuesto que estuvimos allí, me quedé durante un lapso de dos meses, sin embargo, de pronto llegaron los cobradores de un banco y dijeron que ese terreno iba a ser embargado si no lo pagaba en quince días. Mi padre había sacado un préstamo y no alcanzó a pagarlo antes de morir.¿De dónde iba a sacar cien mil dólares yo? Si apenas tenía dinero para darles de comer a mis trillizos que en ese tiempo estaban tiernos. Además, estaba mi hermanito que asistía a la escuela y había que pagar también.Sin