CAPITULO 11

Brandon se quedó confundido, por un momento pensó que el pequeño le estaba jugando una broma. Sin embargo, parecía que decía la verdad.

—¿Hermano, dices? —¿Ha…ha… hay otro aparte de ti y es de tu mismo tamaño? —preguntó Brandon entre palabras. —¿Acaso soy el padre de gemelos? —se peguntó en su mente.

—Hermanito, me dijeron unos niños que tú te has caído, ¿te has golpeado fuerte? Ven, vamos, iremos a buscar a mamá para que te revise. —El otro niño vino corriendo a ver a su hermanito.

—Tranquilo, hermano, estoy bien. El señor aquí presente me ayudó a levantarme. —señaló el pequeño.

—Oh, muchas gracias por ayudar a mi hermano, señor. Pero ya no podemos estar aquí porque está muy frío el clima y mamá nos ha dicho que nos podemos enfermar.

—Tienes razón, Taylor, ve adentro con tu hermano y abríguense bien para que duerman calentitos. —dijo Brandon, una sonrisa acompaña sus palabras.

—Yo no soy Taylor, mi nombre es Thiago. —Respondió también con una dulce sonrisa.

—A ver, a ver, yo ya estoy confundido, ¿o es que me están vacilando? Si es cierto que no eres Taylor, ¿entonces me pueden explicar quién es quién?

—Tan bruto serás que no entiendes que yo soy Tristán, él es Thiago y el que estuvo en el escenario con mamá es nuestro hermano Taylor. —Explicó el prepotente de los trillizos, y es que ya está harto de tanta preguntadera por parte del hombre desconocido.

—Hey muchachito, más respeto para mí que soy tu pad… soy un hombre mayor que tú y merezco respeto.

Brandon estuvo a punto de decir que él es el padre de ellos. Menudo error el que evitó cometer.

—Discúlpelo, señor, mamá, siempre lo regaña por ser así. Vámonos, hermano, a buscar a nuestra madre.

Los niños se fueron corriendo, pero Brandon se ha quedado de pie procesando lo que acaba de ver y escuchar. —¿Entonces, no son dos hijos los que tengo, sino que tres? —Creo que me volveré loco. —Comentó en voz baja, se alegró cuando a lo lejos vio asomar a la chica. —Ella me tiene que sacar de esta confusión.  —se dijo.

—¿Qué quiere, profesor? —¿O quiere que le diga arquitecto?—porque ya me di cuenta de que no solo es el maestro que aparentaba ser. — Ella habla cosas sin sentido, está nerviosa.

—Prefiero que me llames esposo mío, recuerda que estamos casados. —Habló con una maravillosa sonrisa que solo se puede hacer de burla.

—¿Qué desea? Hable rápido porque tengo frío.

—He conocido a mis hijos. —Soltó sin anestesia.

—¡Qué! —E… Eso no es posible. —Ella se niega a creer que los haya encontrado sin antes ella presentarlos a los tres. Aunque, a Taylor ya lo había visto en el escenario.

—Si es posible porque ya lo hice, ¡Son tres! —comentó con emoción en su interior.

—Este… le ruego que no me separe de ellos, yo... —La chica no sabe ni qué decir, le han pillado por sorpresa.

—Hagamos las pases, por el bienestar de los trillizos es mejor que tratemos de llevarnos bien.

—¡Ja, ja, ja, usted cree que yo soy tonta, usted me dice eso solo para que yo me confié y se los entregue en bandeja de plata como si fuera un trofeo!

—No es eso lo que quiero, te estoy proponiendo una familia completa en donde los dos velemos por ellos.

—¿Por qué será que presiento que usted me está vacilando?

—Hablemos mañana, te invito a almorzar.

—No quiero salir con usted. Le recuerdo que en el pasado me hizo sufrir, prefiero evitar que eso vuelva a suceder.

—A las once —le interrumpió. —A las once de la mañana paso por ti y mis hijos, no acepto un no como respuesta. ¡Buenas noches!

—Usted no puede asegurar que ellos son suyos, ni siquiera me ha preguntado si yo estoy casada con el padre de ellos.

—Claro que sé que estás casada, es conmigo.

—No, yo me refiero a mi actual marido. —Ellos son hijos de él.

—Ja, ja, ja, no, querida. Engañarás a otros, pero a mí no, porque esos niños son idénticos a mi padre que en paz descanse.

—Me da igual si se parecen o no, pero a mí no me verás mañana y mucho menos a mis hijos. —Dijo ella, haciendo énfasis en las palabras "Mis hijos". Se dio la vuelta para marcharse, pero de pronto cayó al suelo. El tacón de su zapato se quedó atascado en la tierra y al dar el paso no salió y terminó yéndose de narices a la grama.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP