CAPITULO 14

El señor Brandon Morotova ha decidido lanzarse como candidato presidencial en las elecciones que ya se avecinan. Para su buena suerte, hace dos días el tribunal supremo electoral le ha aprobado la solicitud para ser partícipe de ello. Pero hay solo un requisito que le hace falta por cumplir, y es el de tener una esposa a su lado.

—Señor, ¿y ahora cómo haremos si usted ni siquiera está casado? —preguntó el hombre que planea colocarse en la planilla como el vicepresidente.

—De eso no me preocupo, porque solo es de buscar a una mujer que le guste el dinero fácil y acepte ser mi esposa durante el tiempo que dure nuestro gobierno, porque estoy cien por ciento seguro de que esta candidatura la vamos a ganar. —respondió.

La noche en que el señor Brandon Morotova se topó con Valquiria Estrada en la celebración del evento de beneficencia, supo que su problema estaba resuelto. Y más feliz se sintió cuando ella presentó al niño genio. Él de inmediato sintió que era el padre de ese muchachito, tal como lo dicen en algunos pueblos de la región, “La sangre es fuerte y llama”

Desde esa noche se ha propuesto a tratar bien a la madre y a sus hijos, su objetivo principal es llevarlos a convivir en su casa y presentarlos ante la sociedad, la aparición de los trillizos le ha sido de mucho provecho porque le hará creer al tribunal electoral que desde hace muchos años está casado, por lo tanto, ya tiene todos los requisitos para entrar en contienda.

—¿Qué tal si ella en cualquier momento habla sobre su pasado y les cuenta que tú la abandonaste cuando estaba embarazada de tus hijos? Eso arruinará tu carrera. —Le advirtió su asesor, un hombre que ya sobrepasa los sesenta años de edad, pero tiene bastante experiencia en el tema.

—Yo me encargaré de que eso nunca suceda. —Expresó con seguridad.

—Recuerda que debemos ser muy precavidos en esos temas.

El tema de la venganza ha quedado zanjado por un tiempo, ahora lo que más le interesa al señor Brandon Morotova es llegar a la presidencia de la república y ya luego verá cómo se deshace de ella y así volver a hacerla sufrir y terminar de una vez por todas con su sed de vengar la muerte de su exesposa.

Aquella tarde, en el restaurante, el señor Brandon Morotova le pidió a Valquiria que se fueran a vivir con él. Le dijo que no lo hagan por ellos, sino por el bien de los trillizos. —Teniendo un padre millonario, ellos no tienen la necesidad de estar durmiendo en un albergue en donde la educación jamás será igual de calidad como la de afuera. —Intentó explicar para convencer a la dama.

—Pienso que esto es muy precipitado para decidirlo ahora, debemos de esperar a que transcurra un poco el tiempo. No me gustaría cometer el mismo error que cometí en el pasado, que por andar de apresurada acepté casarme contigo y fracasé.

—Precisamente por eso debes de aceptar lo que te estoy proponiendo. Recuerda que hasta estás vetada para trabajar en cualquier empresa pública o privada y la cuestión para que críes a tres hijos por tu cuenta está demasiado complicada.

—¿Y todavía tienes el descaro de decirme en la cara que tú mismo diste la orden para que nadie me contrate en ninguna empresa? ¡Ja, qué bonito, ¿no?, eres un completo sinvergüenza!  Tú me hiciste daño desde la noche de nuestra boda, ¿acaso ya se te olvidó ese suceso?

Valquiria no pudo soportar más las ganas de reclamarle y lo hizo con tanto odio que hasta lanzó al suelo todo lo que había en aquella mesa. Se controló cuando se percató de que sus hijos veían la escena asustados.

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