CAPITULO 16

Valquiria se levantó de su asiento y se fue para el espacio que sobra en la mesa de sus hijos. No le pide que no los lleve de regreso porque los niños al final se molestarán y la tomarán como la villana de la familia.

—Mamá, ¿por qué has dejado solo al señor, tú misma nos has enseñado a que no seamos maleducados? Yo lo iré a acompañar.

El niño se levantó y fue a sentarse en la silla frente al señor Brandon Morotova. Taylor se emocionó de hablar con el millonario que le va a pagar sus estudios a partir de ya, y finalizando hasta que él desee dejar de estudiar siendo un adulto.

—¿Te sientes cómodo en el lugar donde ahora están viviendo? —interrogó el padre.

—No, bueno sí. Es que nosotros siempre hemos sido así que dormimos en cualquier lado. —Le voy a contar un secreto, hubo una vez que nos tocó quedarnos a dormir debajo de un puente, solo nosotros tres y mamá. Ella dijo que no había a donde ir por esa noche, por lo que nos enrollamos junto a ella y con las frazadas que cargábamos en nuestras maletas nos escondimos del frío.

Quisimos seguir durmiendo allí por las siguientes noches, pero la segunda vez ya no se pudo porque un hombre intentó tomar por la fuerza a nuestra madre cuando ya estábamos instalados debajo del puente, la golpeó tan fuerte que ella no pudo correr, solo nos gritó que saliéramos a la calle a pedir ayuda.

Esa escena nunca se me va a olvidar, yo creo que ella nos pidió que hiciéramos eso solo para que no viéramos con nuestros propios ojos la maldad que ese hombre le haría.

—Eres muy valiente e inteligente a tu edad. Sabes, mi padre también decía que yo era como tú.

—Mamá nos repite a diario lo guapo e inteligentes que somos. —Dijo el niño.

—Tu madre no se equivoca al decirles eso. Pero vamos, continúa contando lo que pasó después en tu historia —Preguntó con un nudo en la garganta, ahora sabe que en verdad esa muchacha ya ha sufrido lo suficiente por su culpa y no merece sufrir más.

—Nosotros gritábamos para pedir ayuda, pero era en vano porque alrededor no había casas habitables, solo monte a los cuatro costados. Pero de pronto una patrulla apareció y en cuestión de segundos ya tenían detenido al hombre malvado.

Mamá estaba con su ropa desgarrada y… de su parte íntima brotaba un hilo de sangre. Ella lloraba y nos dijo que todo estaba bien con ella, que no nos preocupáramos, que ese hombre no le había hecho daño y que solo llora por los nervios.

Mi madre nunca nos ha querido decir el motivo por el cual esa sangre estaba saliendo, ella estaba semidesnuda y el hombre con su pantalón abajo. Todo eso lo recuerdo como si hubiera sido ayer y ver llorar a mi mamá me hizo convertirme en un maleducado, yo quiero crecer y visitar a ese hombre en la cárcel, su nombre nunca se me olvidará y lo voy a matar cuando tenga la oportunidad.

—Deja que yo me encargue de eso. Prometo que haré que pague por lo que le hizo a tu madre. ¿Y luego qué pasó, a dónde se fueron?

—Los policías hablaron con mi mamá y uno de ellos se quitó su gabacha y se la entregó para que se cubriera. Luego nos hicieron subir en la cabina de la misma patrulla donde tenían amarrado al hombre malvado, pero él estaba en la parte trasera.

A mi mamá la pasaron dejando en un hospital y una mujer de policía se quedó con ella. A nosotros no nos dejaron allí, sino que nos llevaron para la posta. Allí encerraron al hombre malvado y a nosotros nos fueron a dejar en una oficina donde estaba el mero jefe, allí nos cuidaron por mientras mamá regresaba por nosotros.

Todo eso pasó después de que a mamá la despidieron de la empresa en donde ya llevaba varios años trabajando, y aunque ella ganó una licitación de la cual compraría una casa del dinero que ganara. Pero no se pudo porque un hombre malvado ordenó que se saliera de su empresa, por culpa de ese hombre es que ella sufrió mucho.

Después de ese incidente ella por fin encontró trabajo en una casa donde ni siquiera le pagaban lo debido, luego escuchó hablar sobre el albergue y fue así como llegamos allí.

—Ahora entiendo, lo siento mucho por ustedes y tu madre, pienso que jamás debieron haber pasado por eso si el maldito padre de ustedes se hubiese hecho responsable. —soltó sin querer, pero es que la rabia hacia sí mismo no lo deja en paz.

—¿Por qué está llorando, señor?

—No sé qué es lo que tengo en los ojos, pero desde la mañana me andan doliendo ambos. —Mintió.

—Mi mamá siempre nos mantiene goteros para la vista, le diré que te regale un poco cuando nos pases dejando en el albergue.

—No te preocupes, ya luego se me pasará, seguro no es nada grave. —Taylor, ¿Te gustaría que tus hermanos, tu madre y tú vivieran en una enorme casa en donde ya no tengan que sufrir por alimentos, vestuario o dormida?

—Eso es lo que mi madre nos promete siempre, pero nunca nos lo puede cumplir y nosotros la entendemos.

—Yo les quiero ofrecer mi casa para que vivan en ella, dile a tus hermanos y a tu madre que acepten, ya verás que la vida les va a cambiar para bien. —propuso y el niño abrió sus ojos muy grandes y su rostro se iluminó.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP