El pequeño Taylor regresó corriendo a la mesa donde está su madre y sus hermanos, les pidió a todos que se unieran a la misma mesa que está el señor Brandon, porque él les quiere hablar sobre una propuesta que seguramente quedarán encantados al igual que él. — ¿Sobre qué van a hablar, hijo? —Preguntó su madre, temiendo que el inútil de su padre ya les haya dado la noticia. — Tú también ven mamá para que escuches y también aceptes su propuesta, quedarás maravillada. Es la oportunidad que siempre hemos querido tener y ahora solo depende de ti si quieres que nuestras vidas cambien o que sigamos de arrimados como hemos vivido desde siempre. — Por favor dígame que sí me va a llevar a un museo de armas antiguas. —Pidió Tristán al señor Morotova. — Lo siento pequeño, pero tu madre jamás te dará permiso para que te lleve a un lugar de esos. —Por su parte, los complacería en todo lo que ellos le pidan, pero sabe que por el momento no tiene autoridad ni derecho a opinar en sus vidas porque n
Los trillizos ya han pasado de estudiar en una escuela pública a una privada, ha sido muy fácil hacerse de amigos y ganarse el respeto de cada uno de sus compañeros, incluso de sus maestros, porque con solo ver la camioneta suburban, Color negro, del año dos mil veintitrés en que los van a dejar y a traer, se nota que provienen de una familia de alto calibre. En la semana que llevan viviendo en la Villa Morotova, se ha visto el gran cambio en esta. Ahora ya no reina el silencio y la tranquilidad como antes, y las peleas entre hermanos suceden a cada momento. Ahora ha tocado contratar mucho más personal para que esté al pendiente del aseo y otro personal para la cocina. — Mamá, ves que te dije que si le hacías caso al señor Morotova de venirnos a vivir aquí, nuestra vida iba a cambiar. Mira que tú ya no tienes necesidad de trabajar y nosotros lo tenemos todo ahora, el señor Morotova nos quiere mucho y nos apoya en cualquier cosa que necesitemos en la escuela. — Sí, pero ustedes deben
Las chicas insultaron de todas las formas posibles a Valquiria, pero ella no les dio su atención y las ignoró por completo. Ella es la invitada especial del dueño de la empresa y, por lo tanto, no cabe lugar para rebajarse a la conducta de esas mujeres oportunistas. — Que ni se le cruce por la mente a esa put4 que me va a quitar la idea de seducir al jefe. —Comentó nuevamente Fernanda. — Pues ponte las pilas, querida, porque al parecer no solo tú estás esperando caerle como buitre en basural. Valquiria se dirigió a una esquina del salón mientras las mujeres siguen volando lengua, despotricando en su contra. Allí estará hasta que vea a Brandon, está más que claro que ella no cuenta con su número de teléfono. — Hola bella dama. —susurró alguien en su oído por detrás de ella, haciendo que su cuerpo tiemble con ese tono tan seductor que la hace babear y no precisamente de la boca. — Me dijeron que querías verme por aquí. — Sí, yo le di la orden al chofer para que te trajera, ¿dónde e
Brandon le rogó a la chica para que le diera algo a cambio de poner a las lagartonas de sus empleadas en su lugar. Pero esta se negó cuando él le mencionó que lo que quiere es un beso, le puso como pretexto que el lunes que comience a trabajar, aquellas mujeres quizá se atrevan a seguirle tirando hate por su culpa, o quizá hasta la pongan en mal solo para que él la despida y retome su puesto para seguir deleitándose con la presencia del jefe guapetón. — ¿Estás celosa? —Preguntó con una sonrisa que viene de lo más profundo de su corazón. — ¡Qué, no! Solo que estoy segura de que allí no me dejarán en paz esas viejas. — No temas, nadie se atreverá a hacerte daño. Ni siquiera lograrán ponerte en mi contra porque la que lo intente le irá muy mal. — Brandon, ¿cuéntame por qué has decidido entregarme tu cargo en la empresa? — Me alegro de que ya nos tratemos con más confianza, ahora ya no me dices, señor. — ¡Idiot4! Vamos, responde mi pregunta. — Lo hago porque he comprobado que tú ere
— Buenos días, señora hermosa, es hora de levantarse e ir a restregarle en la cara a las burlistas de la empresa que tú eres la mera tora en ese lugar. —dijo el señor Brandon, haciéndole cosquillas a su esposa y llenándola de besos para que se levante, él está muy feliz porque ayer después de que salieron de aquel restaurante se reconciliaron. — En mal momento decidiste nombrarme como jefa, o si tan solo me hubieses presentado como cualquier mujer común y corriente, no estaría tan preocupada. Pero no, al señor se le ocurre hacer el desmadre de decir que soy la esposa, supongo que por ser mi primera semana me vas a acompañar, ¿no es así? — Claro que te voy a acompañar preciosa, estoy encantado de presumir que eres mi esposa y te asesoraré en todo lo que no entiendas en lo que se refiere al teje y maneje de los proyectos a nuestros clientes. — ¿Qué va a pasar con esas brujas que me insultaron y que seguramente no se cansarán de seguir haciéndolo hasta que tú vuelvas a ser el mandamás?
La chica siguió a Brandon hasta la cafetería, ella va decidida a llamar su atención y con seguridad ansía lograrlo. En los últimos dos años su jefe ha tenido la mala fama de ser un mujeriego, y aunque ella siempre ha estado tentada a acercársele, nunca ha tenido el valor para hacerlo. — Buenos días, jefe, ¿puedo ayudarle en algo? —Preguntó ella acercándose hasta él. — Hola Fernanda, si gustas puedes ir preparando una taza de café. — Perfecto señor, déjeme hacerlo y usted solo dígame como lo quiere. — Hazlo con dos cucharas de cremora y media cucharada de azúcar. — Muy bien señor. —Fernanda le dio la espalda, pero no dejó de contonear sus caderas para deleitar a su jefe. La chica está tan emocionada preparando la taza de café, que ni se da cuenta de que el hombre no levanta la cabeza por estar observando su celular. Y es que en este momento ella se siente la empleada más importante en esa empresa, incluso hasta por encima de la esposa del jefe. — Aquí tiene, señor, espero que sea
Brandon ni siquiera dejó que su esposa terminara de hablar cuando él ya le estaba suplicando que no lo martirice con ese tema que, según él, ya ha quedado en el olvido. — Amor no me digas eso, ya te expliqué que yo lo hice por culpa del estúpido de mi hermano que me señaló a ti como la hija de un asesino. — Déjame terminar por favor. —Exigió Valquiria. —Eres un asco de persona, pero aun así te sigo amando como en aquel tiempo. —Te odié a morir cuando me tocó sufrir, pero quizá nunca lo hice de corazón, o el saber la razón de tus actos me hizo darme cuenta de que aún te sigo amando. Pero eso sí, yo quiero que hagas pagar a tu hermano mi sufrimiento, por su culpa yo he vivido cosas que en ningún momento merecí vivir. —Pidió la chica con total resentimiento. — Valquiria, ¿alguien te hizo daño mientras estuviste sin hogar? —Preguntó Brandon, con un nudo en la garganta, recordando aquella triste y lamentable historia que su hijo Taylor le contó de cuando se quedaban a dormir debajo de un
Brandon se dirigió hasta el lugar en donde se supone que vive el hombre que abusó de su mujer, por suerte lo encontró mientras se tomaba un par de cervezas entre amigos, después de sacarlo arrastras de su casa le infirió cinco impactos de bala en el pecho, sin mencionar una sola palabra, el hombre murió sin saber el motivo por el cual lo han atacado. Tal vez él nunca se imaginó que aquella indigente del puente, tenía a un poderoso para que la defendiera. ¿Cómo supo el señor Morotova, que el hombre es el verdadero que anda buscando? La dirección de su casa es la misma y la fotografía en la ficha delictiva lo delató. Brandon le arrebató la vida frente a un grupo de vecinos que le gritaban asesino y muchos insultos más. Pero eso a él no le importó, se siente satisfecho porque ese hombre no volverá a tocar otra mujer con sus asquerosas manos. Sin ninguna muestra de arrepentimiento subió a su auto y se marchó para la villa, en el sótano, antes de bajar del auto se cambió de camisa porque