Sola, con tres hijos a cargo y un empleo que solo le alcanza para la comida y pagar la cuota del alquiler del pequeño cuartito en donde viven, Valquiria Estrada no tuvo otra opción que solicitar ayuda en un albergue en el cual habitan personas necesitadas que no tienen a donde ir.
Después de que ella les explicó su precaria condición, la aceptaron con todo y sus tres hijos, ella se ofreció a ayudarles con la administración del lugar y los encargados quedaron muy contentos. Además de que están pensando en solicitar ayuda económica a las distintas empresas con el fin de ampliar el local, una ayuda de ella como arquitecta no les caerá nada mal también para que les diseñe los trazos.
Regresó muy contenta al cuarto y les dio la agradable noticia a sus hijos. Al día siguiente se presentó a su trabajo de servicio doméstico, pero solo para comunicarles a sus jefes que a partir de hoy no volverá y que le deben de pagar por los veinte días que ha trabajado durante este mes.
La patrona no estaba en ese momento, ella había salido de viaje en horas de la madrugada y solo se encontraba su esposo quien al ver que en ese instante solo estaba él y la empleada, decidió sacar a flote su lujuria guardada de hace varios días e intentó por la fuerza hacer suya a Valquiria, esta, al sentirse amenazada tomó un jarrón de vidrio que estaba sobre la pequeña mesa del juego de sala y se lo estrelló en la cabeza al viejo rabo verde, el hombre se cubrió la herida con la palma de la mano para detener el leve sangrado que está saliendo, mientras observa como la empleada doméstica huye de él, en veloz carrera.
—¡Ah, qué dolor! —exclamó el hombre. —No huyas, perra desgraciada, ven aquí ahora mismo. —Gritó con desesperación y furia. —No creas que de mí te vas a esconder, donde sea que te encuentres, te voy a traer a rastras.
Valquiria no detuvo su paso y mucho menos volteó a ver atrás. Su corazón palpita de miedo, ahora no solo tendrá detrás de ella al padre de sus hijos, ahora se le suma un loco que está obsesionado con su belleza.
No logró que le pagaran su dinero por los días trabajados, pero por fortuna ella ya tiene a donde ir y ahora toca iniciar una nueva vida en donde sus hijos tengan la oportunidad de estudiar, lo harán con el programa que patrocinan varias empresas a los niños y jóvenes que en el albergue se encuentran y tienen el deseo de superarse.
De pura coincidencia, Brandon Morotova es uno de esos patrocinadores y ahora su empresa se está preparando para llevarles una sonrisa de amor y muchos regalos a esos niños por ser la temporada de Navidad. Cada año tienen esa proyección como empresa de responsabilidad social, pero quien va en representación de su empresa es su mano derecha.
En esta ocasión es diferente, él ha decidido ir personalmente porque este año ha optado por implementar un nuevo método de ayuda social. Anda en busca de niños con talento excepcional para becarlos y en el futuro enviarlos al extranjero a que estudien en las mejores universidades del mundo.
Sin imaginar que la vida le tiene preparada una enorme sorpresa.
Valquiria regresó a casa para comunicarles a sus hijos que se mudarán de lugar.—Tristán, quiero que me hagas el favor de portarte debidamente. Debemos de ser agradecimos de que ahora tendremos un techo y comida disponible, además de que ustedes ya podrán ir a la escuela que se encuentra allá mismo dentro de las instalaciones del albergue. —Le pidió Valquiria a su hijo, pues ella sabe que su pequeño es muy malilla y por consiguiente le ha hecho prometerle que no la va a meter en problemas porque luego los expulsarán y volverán a la miseria y a la calle en donde a ella se le hace muy difícil encontrar un empleo.—Sí mami. Yo te prometo que me voy a portar bien, claro que si alguien de ese lugar me anda bufando, créeme que me va a encontrar y por ende me va a conocer.—No seas así, hijo, me estás prometiendo que te vas a portar bien, pero al mismo tiempo me dices que no te dejarás de nadie. —De verdad que no te entiendo, Tristán, y eso me hace sentir muy mal.Es sábado, día perfecto para
Después de haber tenido esa pequeña charla disimulada para el público, el hombre tomó el micrófono y procedió a hacerle su respectiva pregunta al niño genio de las matemáticas. Casi de inmediato el pequeño resolvió en su mente el problema planteado por el hombre, dejándolo a este sentirse muy orgulloso y al público con la boca abierta.Todos se pusieron de pie y elogiaron al pequeño Taylor Estrada, se han asegurado que en verdad es un niño brillante que tiene mucho potencial para salir adelante en el futuro.—Te espero en la banca que está al lado de la fuente, por favor no te escapes cuando salgas. —ordenó Brandon.—Estás loco si crees que me reuniré contigo. —respondió entre dientes.—¿Acaso no temes perder a tu hijo? Estoy seguro de que es mío; por lo tanto, me pertenece. Allá tú, si no quieres llegar al lugar que te mencioné. —le amenazó sin piedad.El hombre se despidió del pequeño Taylor con un apretón de mano. —Ten por seguro que este hombre te va a ayudar a que explores ese inm
Brandon se quedó confundido, por un momento pensó que el pequeño le estaba jugando una broma. Sin embargo, parecía que decía la verdad.—¿Hermano, dices? —¿Ha…ha… hay otro aparte de ti y es de tu mismo tamaño? —preguntó Brandon entre palabras. —¿Acaso soy el padre de gemelos? —se peguntó en su mente.—Hermanito, me dijeron unos niños que tú te has caído, ¿te has golpeado fuerte? Ven, vamos, iremos a buscar a mamá para que te revise. —El otro niño vino corriendo a ver a su hermanito.—Tranquilo, hermano, estoy bien. El señor aquí presente me ayudó a levantarme. —señaló el pequeño.—Oh, muchas gracias por ayudar a mi hermano, señor. Pero ya no podemos estar aquí porque está muy frío el clima y mamá nos ha dicho que nos podemos enfermar.—Tienes razón, Taylor, ve adentro con tu hermano y abríguense bien para que duerman calentitos. —dijo Brandon, una sonrisa acompaña sus palabras.—Yo no soy Taylor, mi nombre es Thiago. —Respondió también con una dulce sonrisa.—A ver, a ver, yo ya estoy
A las once de la mañana el hombre ya estaba afuera del albergue esperando a que la chica con los trillizos apareciera. Al pasarse quince minutos de la hora que él le indicó y ella no se presentara, decidió llamar al número de teléfono que su asistente le consiguió y que se supone que es de Valquiria.Pero la muchacha nunca le cogió la llamada, molesto porque ella le ha desobedecido una orden. Él se bajó de su carísimo auto del año dos mil veintidós, y entró a la oficina con la intención de buscarlos y llevárselos.—Señor Morotova, es un placer tenerlo nuevamente en nuestras instalaciones. —¿Puede usted decirnos en qué le podemos ayudar en este día? —preguntó la señora que está a cargo de llevar la administración en el albergue.—Creo que usted ha de recordar que la noche anterior mi empresa decidió premiar con una beca a los niños genios, y en vista de que el niño que es muy veloz con las matemáticas tiene a su madre aquí con él, he decidido venir a hablar con ella sobre unas cuestione
Valquiria lo observa llena de odio, es lo único que puede sentir por el maldito que la humilló en el pasado. Pero luego recuerda que el futuro de sus trillizos está en juego y prefiere soportar el carácter y las humillaciones de su marido mientras se estabiliza económicamente y pueda alejarse con los niños.—Aún es tiempo de hacerlo, ya estoy aquí para llevarlos. Por favor, no tardes sí.—Usted está loco, váyase de aquí ahora mismo. Tendré que pedir que no me pasen a ninguna visita. —renegó Valquiria.—¡Ja, ja, ja, no querida, al multimillonario Brandon Morotova nadie se atreve a detenerlo o contradecir sus decisiones!—Váyase por favor, mis hijos no tardan en preguntar que quién es usted.—Me vale, ellos también son mis hijos. —Niños, ¿cómo están? —saludó el señor Morotova, dando un paso más al frente para entrar por completo.—¡Bien, gracias por preguntar, señor! —¿Viene a hablar conmigo sobre lo que me prometió? —preguntó Taylor, con emoción en sus ojitos.—¿Cómo así, hijo, que te p
El señor Brandon Morotova ha decidido lanzarse como candidato presidencial en las elecciones que ya se avecinan. Para su buena suerte, hace dos días el tribunal supremo electoral le ha aprobado la solicitud para ser partícipe de ello. Pero hay solo un requisito que le hace falta por cumplir, y es el de tener una esposa a su lado.—Señor, ¿y ahora cómo haremos si usted ni siquiera está casado? —preguntó el hombre que planea colocarse en la planilla como el vicepresidente.—De eso no me preocupo, porque solo es de buscar a una mujer que le guste el dinero fácil y acepte ser mi esposa durante el tiempo que dure nuestro gobierno, porque estoy cien por ciento seguro de que esta candidatura la vamos a ganar. —respondió.La noche en que el señor Brandon Morotova se topó con Valquiria Estrada en la celebración del evento de beneficencia, supo que su problema estaba resuelto. Y más feliz se sintió cuando ella presentó al niño genio. Él de inmediato sintió que era el padre de ese muchachito, tal
A Brandon no le quedó más remedio que quedarse sentado. Sabe que ella tiene toda la razón, pero al muy desgraciado lo que más le importa en ese momento es recuperar a su familia sin discutir.—Si te vas a vivir conmigo, te prometo que te permitiré una oficina de trabajo en mi propia empresa. Desde el día que tú decidas, te nombraré como la arquitecta oficial del Conglomerado Brandon’s. ¿Qué opinas?—Dime, ¿qué te ha hecho cambiar de opinión tan de repente? Primero me vetas y ahora me ruegas para que trabaje en tu empresa. ¿No crees que eres un patético?—Estaba celoso y admito que soy un puto envidioso. Ese proyecto lo quería solo para mí, y cuando te eligieron a ti, eso me cayó como un balde de agua fría. —Es mejor confesar la verdad ahora mismo o ella pensará que lo hace por mero interés.—Ahora ya no se puede hacer nada. Ya que tú te encargaste de poner en mal mi nombre por todos lados, ya nadie querrá que una desquiciada le haga sus proyectos.—No te equivoques, nadie se ha creído
Valquiria se levantó de su asiento y se fue para el espacio que sobra en la mesa de sus hijos. No le pide que no los lleve de regreso porque los niños al final se molestarán y la tomarán como la villana de la familia.—Mamá, ¿por qué has dejado solo al señor, tú misma nos has enseñado a que no seamos maleducados? Yo lo iré a acompañar.El niño se levantó y fue a sentarse en la silla frente al señor Brandon Morotova. Taylor se emocionó de hablar con el millonario que le va a pagar sus estudios a partir de ya, y finalizando hasta que él desee dejar de estudiar siendo un adulto.—¿Te sientes cómodo en el lugar donde ahora están viviendo? —interrogó el padre.—No, bueno sí. Es que nosotros siempre hemos sido así que dormimos en cualquier lado. —Le voy a contar un secreto, hubo una vez que nos tocó quedarnos a dormir debajo de un puente, solo nosotros tres y mamá. Ella dijo que no había a donde ir por esa noche, por lo que nos enrollamos junto a ella y con las frazadas que cargábamos en nue