CAPITULO 6

Esa misma tarde, Valquiria junto a los pequeños regresaron a su apartamento en la ciudad. Los niños se molestaron mucho con ella porque se sienten traicionados. Ella les ofreció llevarlos a diferentes lugares para que conozcan la ciudad, pero finalmente les falló.

Ella sabe que si se quedaba en la misma ciudad con ese hombre, corría mucho peligro y por eso es que mejor decidió marcharse. Ya cuando se presentó en la empresa donde trabaja, todos le dieron la bienvenida y juntos celebraron la noticia de la licitación.

Pero la felicidad no dura para siempre, y en esta ocasión para Valquiria solo significó un alegrón en vano. Su jefe, que está encerrado en su oficina, le pidió que se presente de inmediato ante él para hablar de un tema muy delicado e importante.

—¿Me mandó a llamar, jefe?

—Sí, toma asiento, porque lo que te voy a decir no te caerá nada bien.

A Valquiria lo primero que se le vino a la mente fueron sus pequeños terremotos. Ella se preocupó de que les haya ocurrido algo en la escuela y no se hayan podido contactar con ella para comunicárselo.

—En primer lugar, te quiero felicitar por haber salido victoriosa en la licitación y con ello poner en lo más alto que se puede el nombre de nuestra empresa. Pero lamentablemente te tengo malas noticias. Nuestro jefe superior y dueño, nos ha notificado hoy por la mañana que la empresa ha sido adquirida por otra persona y, por desgracia, en esta nueva administración tú no estás incluida en su planilla.

—¿Cómo que no estoy incluida? Si yo soy la jefa del departamento de diseño, esto es absurdo, jefe.

—Créeme que, al igual que tú, yo también estoy demasiado confundido. No sé cuáles son los planes de los nuevos dueños, tú eres casi el mejor elemento en esta empresa y tomar la decisión de despedirte es un poco perturbador e incluso dañino porque tenemos muchos contratos en proceso y otros en espera.

—¿Hay alguien más, aparte de mí, que se tendrá que ir en esta nueva etapa?

—No, en la lista solo tu nombre aparece señalado.

—Eso es muy raro. Hágame un enorme favor, jefe, investígueme quién es la persona que adquirió esta empresa.

—Claro que sí, permíteme que te entregue tu carta de despido, seguro allí lo encontrarás.

—Yo tengo que buscar la manera de contactar a esa persona. Seguro que al explicarle que, gracias al equipo de diseño que yo dirijo, es que la empresa fue aceptada para llevar a cabo la construcción de ese importante aeropuerto. —pensó para sí misma.

Valquiria abrió el sobre y se llevó la sorpresa de su vida. Brandon Morotova es el nuevo dueño de esa empresa constructora, y él, personalmente, es quien la está echando de la misma. Es su firma la que aparece al final de la hoja.

Ella sintió un nudo en la garganta, no puede hacer nada para remediar su permanencia en la empresa. Ese hombre la ha encontrado y ha comenzado una cacería en su contra y sabe que no se detendrá hasta destruirla, ella ahora ya no lo quiere ver para pedirle una explicación a su repentino despido.

Todo está más claro que el agua, por pura maldad, es que el padre de sus hijos la ha despedido, causando que ella tenga una crisis de nervios y se ponga a llorar de impotencia, odio y todo lo que pueda existir para añadirle a la tragedia.

—Lo lamento tanto, Valquiria, como te dije anteriormente, tú eres un elemento muy importante en esta empresa y nos harás demasiada falta. No te angusties, tú tienes un gran potencial y a cada empresa que te acerques te abrirán las puertas sin pensarlo dos veces.

—Le agradezco su sinceridad y sus palabras de ánimo, jefe. Me voy, pero tenga por seguro de que los voy a extrañar a todos, porque desde que llegué a trabajar aquí se convirtieron en parte de mi familia.

—Mucha suerte en tus nuevos empleos, querida. Te prometo que, en cuanto yo tenga la oportunidad de contactarme con el nuevo dueño, le hablaré en bien sobre ti, tal vez decide volver a contratarte.

—¡No! —exclamó ella de inmediato, causando que el jefe dé un salto por la impresión. —Lo siento por asustarlo, jefe, lo que quiero decir es que ya no es necesario explicarle nada a ese hombre, yo me iré en silencio de aquí, así como él quiere que lo haga.

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