CAPITULO 5

El primero en salir de la habitación fue el hermano de Valquiria, él ya está listo esperando en la pequeña sala. Él tiene once años y ahora vive con su hermana mayor y sus pequeños sobrinos de cinco años.

Alguien llama a la puerta, él corre a abrir porque cree que es el servicio del hotel que viene a dejarles comida o algún tipo de aperitivo que su hermana Valquiria ha solicitado.

—Hola, señor, ¿a quién busca? —Preguntó el chico, un poco decepcionado porque no es el servicio del hotel, sino que un hombre de buen parecer y trajeado.

—Soy el jefe de Ana, ¿ella se encuentra aquí? —Por favor, dile que venga porque me urge hablar con ella. —Pidió en tono amable. —Valquiria Anabel Estrada, es el nombre de la chica, pero en esa reunión, al ver que ese hombre estaba presente, ella se presentó como “Ana” con la intención de que él no recuerde su nombre.

—Aquí no hay ninguna persona con ese nombre, señor, creo que usted se ha equivocado de habitación.

—No es posible, ella me dijo que esta es su habitación. —mintió, ya que fue su asistente el que investigó. —¿Con quién estás aquí entonces? —preguntó confundido.

—Con mi hermana Valquiria.

—¿Valquiria, dijiste? —preguntó, casi yéndose al suelo.

—Sí, ya ve que la persona a la que usted busca no es de aquí, así es que debería de irse.

—Perdona, chaparro, ¿qué apellido tiene tu hermana Valquiria? Es que hace unos años tuve una amiga y luego perdí toda comunicación con ella. Ahora que mencionas su nombre, quiero saber si se trata de la misma chica. —Mintió Brandon. Él recuerda que aquella su alumna tímida que secuestró unos años atrás, así se llamaba.

—Nuestro apellido es Estrada. —Respondió con inocencia.

—Genial, esta es una buena noticia, estoy tan emocionado porque ella es la chica que yo tanto he deseado encontrar. Por favor, amigo, ¿puedes pedirle que venga para saludarla?

—Ahorita, ella se está bañando, pero puede regresar en unos minutos más y la encontrará.

—Bien, regresaré entonces porque, al parecer, tú no me vas a permitir la entrada a la habitación.

—Está en lo cierto, por favor, regrese luego.

El hermano de Valquiria es un poco desconfiado y ese señor no le ha causado buena espina y por eso es que casi le cierra la puerta en la cara para que se fuera rápido.

—Escuché como si la puerta se cerró de golpe. ¿De dónde vienes? —reclamó la chica al pensar que su hermanito es quien acaba de entrar.

—Hermana, no me lo vas a creer, pero vino un hombre preguntando por una tal Ana. Yo no le quise decir que tú te llamas así, le dije tu nombre real.

—¡Qué! ¿Y cómo era ese hombre? —preguntó ella muy nerviosa. Y se asustó más cuando su hermanito le dio las características del hombre. Es necesario regresar de inmediato a su ciudad, ese hombre ya está tras sus pasos.

En otra habitación…

—Necesito que hables con los organizadores de esa licitación que se acaba de celebrar. —le ordenó Brandon Morotova a su asistente.

—¿Y eso para qué, jefe?

—Diles que la empresa que ha ganado esa licitación es una empresa fantasma y que solo se dedica a robar el dinero de los proyectos que se le asignan. O pensándolo bien, no lo hagas, mejor dedícate a investigar quién es el dueño de esa empresa para la que esa chica trabaja y pídeles que me vendan esa empresa ahora mismo, de lo contrario, amenázalos y diles que se arrepentirán en las próximas veinticuatro horas.

—No entiendo qué ha pasado para que usted tome esa decisión de adquirir una nueva empresa a la ligera.

—Me urge ser el director de esa empresa, me urge despedir a su arquitecta y hacer que no vuelva a ser contratada por el resto de su vida en ninguna de las industrias de la arquitectura, ni en ninguna otra rama del mundo de los negocios, ella no se merece tener un puesto de trabajo como el que ahora representa, ¡No lo merece!

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