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Después de darles la orden a sus hombres, Brandon entró a la casa para hablar con su mujer. Ella ya no estaba en la cocina, ya se ha ido a la habitación y todo por huir de las peticiones de perdón que el padre de sus hijos le hace a cada momento que se quedan a solas.

—Sé que no estás dormida, mi amor, por favor hablemos; te lo pido con el corazón en la mano, no me tengas así. —súplica el hombre, acostándose a su lado y abrazándola.

Valquiria no le respondió y tampoco permitió que sus lágrimas salieran. Él le falló y, por lo tanto, se merece lo que está viviendo. —Cariño, mañana me iré de viaje hacia Colombia. Por favor, vela muy bien de nuestra empresa constructora, así como lo has estado haciendo hasta ahora. —Te amo, princesa, no sabes cuánto me arrepiento de haberte ocultado que no estábamos casados, pero te prometo que si me muero seguiré amándote hasta en mi otra vida, jamás dejaré de amarte mi bella chica dulce y tierna pero enojona.

Al día siguiente, antes del amanecer, el hombre de la casa partió en el jet propiedad de su misma empresa, hasta la ciudad que tiene previsto visitar.

Pero a pocos metros de despegar del área de aterrizaje la aeronave indicó un desperfecto mecánico, por lo que el piloto puso en alerta a su jefe y cuando quiso descender no pudo controlar al pesado aparato y terminó yéndose de pique hasta el suelo provocando que estalle en llamas con el fuerte impacto.

Dos días han pasado desde el accidente aéreo y Valquiria aún no se ha enterado de que su marido ha sido una de las víctimas de esa fatal tragedia.

Como ella no le ha llamado a su celular ni siquiera para preguntarle si llegó con bien, entonces no se ha dado cuenta de que el teléfono no funciona. Más bien, ella cree que Brandon es malo porque no les ha llamado a sus hijos desde que se fue.

—Señora Valquiria, en la línea número dos hay una llamada que es de Colombia. —anunció el asistente.

—Dile que en este momento no lo puedo atender. —Valquiria cree que es Brandon el que le está llamando desde allá y como sabe que si le llama a su celular es casi imposible que le conteste, entonces lo hace directo al contacto de la empresa.

—Señora, ese número ha vuelto a llamar y exige hablar con el señor Morotova, según había quedado de reunirse con ellos y no lo hizo. —Volvió a anunciar su asistente.

—Está bien, pásalo a la línea de mi oficina y en breve lo atiendo. —Hay que ver con vos, Brandon, ¿en qué falda te estarás enredando ahora que no estás conmigo?

Valquiria atendió la llamada en donde le informan que si el representante de esa empresa no se hace presente en las próximas setenta y dos horas, que entonces no habrá consenso y el contrato millonario ya firmado quedará sin valor ni efecto.

—No entiendo, ¿puede usted amablemente indicarme cuál es el problema que esta empresa está atravesando?

—No es ningún problema, señora. El señor Morotova está a punto de adquirir una nueva empresa que se dedica al diseño y fabricación de ropa de marca, pero si él no se hace presente en el término establecido, tendremos que ofértala a otra persona.

Valquiria se quedó con la boca abierta y se pregunta para qué quiere más empresas Brandon si con esas que tiene ya es todo un multimillonario. Hasta entonces decidió comunicarse con Brandon, pero no obtuvo respuesta en todo el día.

Comenzó a maldecirlo porque ella jura que él se ha ido con otra mujer. Y como ni siquiera le había dado en plática sobre esa nueva adquisición, ella supone que la quiere para regalársela a esa otra mujer.

—No le deseo el mal a esa pobre chica, porque yo ya lo he vivido y sé lo mucho que duele. Estoy segura de que Brandon solo la está utilizando para saciar sus ganas de tener sexo, espero que en esta ocasión el que salga lastimado sea él.

¡Ojalá les pase algo y te mueras, Brandon Morotova! —Exclamó la chica, sin imaginar que su deseo se ha hecho realidad.

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