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El hombre de la casa pensó que a su hermano menor ya se le olvidó, que, en cierta ocasión, le pidió que cuando viniera de su viaje necesitaba reunirse con él para hablar del tema relacionado con la muerte de la exesposa. Él está cenando con mucha tranquilidad, él debe de hacer bien su papel de hermano bueno, sin imaginar que su esposa ya se le ha adelantado.

—Mamá, alguien está tocando el timbre de la puerta, iré a abrir. —dijo el joven de la familia.

—Está bien, hijo. Cariño, acompaña a tu hermano. —Pidió la señora, ellos también ya saben lo que deben de hacer y hasta ahora han actuado muy bien.

—Buenas noches, señores, estamos buscando al dueño de esta casa. —Dijo un oficial de la policía.

—¿Qué pasa, señor oficial? Yo soy el dueño. ¿Para qué me quieren ustedes? —preguntó con la prepotencia que caracteriza a una persona cuando ya ha sido descubierta de algún delito que ha cometido.

El oficial le informó que tiene una orden de captura en su contra y, por lo tanto, deberá de cumplirla conforme a ley.

—Eso no es cierto, a ver, muéstrenme la orden de arresto firmada y sellada por el alto mando para ver si están haciendo un buen cumplimiento de la ley. —pidió el hombre, quien aún se rehúsa a que sea cierto.

—Claro que sí, señor, con mucho gusto se la voy a mostrar, puede leerla también si así lo estima conveniente. —El oficial extendió la nota que sostiene en su mano y se la entregó al hombre para que este compruebe que de lo que se está acusando es legal.

—¡Brandon! ¿Hermanito, qué significa esto? —El hombre está asustado, el nombre de Brandon Morotova figura como el principal acusador.

—He cambiado de opinión y no seré yo el que emprenda un viaje, ahora tú deberás tomar mi lugar, hermano. —Pero quiero que me respondas esta pregunta antes de irte, ¿si pregonas que tanto me quieres, por qué me quisiste matar? Me tendiste una trampa, un atentado hermano. Eso no se le hace a su propia sangre, tú eres un animal que me traicionó de la peor forma. —Escupió con furia y a la vez con dolor en su alma por lo que está haciendo, pero de lo contrario y si no actúa rápido, su hermano mayor seguirá haciéndole daño.

—No, no es cierto, yo jamás te haría daño. Tú sabes que nosotros crecimos juntos, bajo el mismo techo, y no sería capaz de lastimarte. —Alegó el hombre, negándose a que le coloquen las esposas en sus manos.

—Hace seis años me hiciste creer que el padre de una chica fue el asesino de la que fue mi esposa. ¿Por qué mentiste? ¿Tienes idea del daño que yo le causé a ella con mi absurda venganza de m****a que tú mismo provocaste contra esa pobre inocente? —Contéstame por qué lo hiciste.

¿Por qué querías buscar al culpable a través de dos personas que al final resultaron ser totalmente inocentes? ¿Es así que me quieres, hermano?

—Brandon…

—¿Qué quieres? —¡Ah, ya se me estaba olvidando! ¿Ya le contaste a tu esposa que en la empresa tuviste una amante? ¡Le fuiste infiel a la madre de tus hijos! Ella estuvo al pendiente de nosotros cuando no teníamos dinero y nos sacrificábamos por estudiar. Tú te casaste con ella cuando estaba muy joven, le quitaste parte de su juventud y aun así ella no te abandonó.

Le recordó Brandon.

—¿Por qué lo hiciste, si sabes que yo te amo? Eres un poco hombre que no debió de atravesarse en mi camino aquella vez cuando yo estaba barriendo la calle. —La esposa del hermano malo ha reaccionado y no precisamente para felicitar a su esposo.

—No, esposa mía, mi hermano miente. —El hombre se acercó a la señora e intentó abrazarla, pero no contaba con que esa traición le doliera tanto a ella que terminó por rechazar sus brazos.

—Llévenselo ya, señores. —Ordenó Brandon.

—¡Un momento, por favor! —interrumpió uno de los jóvenes. —Mamá, tío Brandon. Quiero entregarles este obsequio que les servirá mucho para tomar una decisión sobre papá. 

¿Qué será? 

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