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Los hombres trasladaron a Brandon hacia una clínica privada, también restringieron la entrada al establecimiento. Ordenaron que solo pueda entrar el paciente y un solo familiar que lo acompañe, pero que en la entrada les decomisen su celular o cualquier aparato que sirva para tomar fotografías o grabar video.  De lo contrario, nadie puede ingresar a recibir atención médica.

—Señora Valquiria, es necesario que me acompañe a un lugar. —Uno de los hombres entró a la casa, a petición de su jefe de seguridad le ha pedido a Valquiria que la acompañe a la clínica. Pero su error fue no decirle el lugar al cual la lleva, motivo para que Valquiria piense otras cosas.

—¡Ay, Dios mío! Ya encontraron el cuerpo de Brandon. ¡No! No puede ser, no lo acepto, yo quiero que me lo traigan con vida, por favor, no me hagan esto porque es muy doloroso para mí. —Ya he perdido a mis padres, a mi hermanito y ahora al hombre que tanto amo, no es justo. ¡Ahora me has dejado sola con mis hijos!

Valquiria llora y grita pidiendo que le devuelvan con vida a su marido. Su voz ya se escucha ronca, de tanto suplicar su garganta se ha resecado. Ella se ha encerrado en su habitación y ha entrado en estado de negación.

—Señora, salga y déjeme explicarle, por favor.

—No quiero saber en qué estado lo han encontrado, déjenme sola, por favor. —Ella cree que han encontrado el cadáver ya en estado de descomposición.

—A su esposo lo hemos encontrado con vida, él está siendo atendido en una clínica y por eso vengo a llevarla para que lo vea y tal vez al escuchar su voz se despierte. —le aclaró por fin.

—¿Está vivo, dices?

—Sí, señora.

—¡Ah! Llévame ahora mismo con él. —Ella abrió la puerta, ahora llena de emoción y secándose las lágrimas.

Aprovechando que los trillizos estaban en el instituto, Valquiria acompañó al hombre. En el trayecto lo va fulminando de preguntas con respecto a Brandon. Al saber que él está fuera de peligro gracias a aquellas humildes personas que lo ayudaron, ella ha prometido que volverán a ese lugar para pedirles autorización y construirles una vivienda digna a cada uno de ellos.

Nadie más que los rescatistas y los hombres de seguridad de Brandon saben que él ya apareció. Pero de su boca no saldrá nada de información, porque saben que si lo hacen, los investigarán hasta el último punto para dar con el responsable y no tendrán piedad de él.

—Me siento nerviosa y emocionada, tengo tantas ganas de pedirle perdón y decirle que no he dejado de amarlo. Yo entiendo que él se haya casado conmigo haciéndome firmar un documento falso, en ese tiempo para él yo era su enemiga jurada, y todo por culpa del imbécil de su hermano. —comenta la chica, mientras se truena los dedos de la mano debido a la ansiedad de ver a su amado.

—Señora, no es que sea pesimista o mala persona. Pero debería de guardar silencio, esas cosas son privadas entre ustedes y al patrón no le va a gustar que usted las esté ventilando a su personal de trabajo.

El hombre pidió eso porque se siente confundido, ¿acaso ellos no están casados? Ella misma lo acaba de decir que él la engañó al hacerla firmar un papel falso. Él conoce el temperamento de Brandon y sabe que si un día se da cuenta de que él ya sabe su secreto de familia, lo que le espera no es muy dulce.

—Lo siento si te estoy incomodando, es que estoy demasiado emocionada y por eso hablo más de la cuenta. Te prometo que Brandon no se enterará de esta conversación. —dijo Valquiria, entendiendo la preocupación del hombre.

—Gracias, señora. Le informo que ya hemos llegado, por favor. Le quiero pedir que se porte bien, sin escándalos de alegría o de tristeza, porque puede provocar que el patrón empeore y los médicos ordenen que la saquen de la clínica a usted.

—No, no te preocupes, yo me voy a portar bien y le hablaré de buenas maneras a Brandon, ya no estoy molesta con él, ahora estoy muy feliz y agradecida de que esté con vida.

—Diríjase a él con paciencia, poco a poco vaya diciéndole quién es usted y que está feliz de verle de nuevo. Si lo hace de repente, es posible que su corazón no soporte tanta felicidad y se detenga provocando un infarto.

—Ya lo sé, para el paciente, nada de emoción ni tristeza.

Valquiria bajó del auto al mismo tiempo que el chofer, ella no esperó a que le abriera la puerta como lo hace en otras ocasiones. El hombre la condujo hasta la sala en donde está Brandon, ella entró y él se retiró para ordenar que sigan custodiando de lejos  al hermano del señor Morotova.

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