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Esa noche él no quiso intentar nada con ella, este día se la llevaría a su mansión en donde la retendría para siempre. Él creyó en lo que su rival Brandon Morotova le dijo, según sus pensamientos, esa hermosura de mujer solo sería para él y nadie más.

—Estoy aquí mi amor, ya estás a salvo y no corres peligro. —Brandon trata de que se calme acariciándole la espalda y el cabello desordenado.

—Brandon yo… yo te amo, yo mentí al decir que me vine por mi propia cuenta, este hombre me obligó a decir eso. —Dijo ella entre sollozos, acusando aún más al hombre que clama piedad para que lo lleven a un centro médico por su herida.

—Aquí te vas a quedar m*****a escoria, no tiene lógica ayudarte después de hacer lo que le hiciste a mi esposa. Si tanto querías proponerme que te cediera mi candidatura, hubieras concertado una cita con mi secretaria en la empresa o con mi designado presidencial. —le dijo al hombre.

—Por favor, no me dejen morir desangrado en este lugar tan solitario. Regrésame mi teléfono, por favor, para llamar a mis hombres.

Antes era Valquiria, ahora es el hombre malvado quien suplica por un poco de piedad.

—¿Y tú crees que ha quedado un solo de tus hombres con vida? Ja, ja, ja levántate, sal y ve lo que ha pasado afuera. Seguramente que dentro de dos días tú estarás en el mismo lugar que ellos, si es que no sucede en esta misma noche. —Se burló Brandon en su cara.

De la mano de su esposo, finalmente Valquiria salió de esa asquerosa casa, Brandon le agradeció al jefe de la mafia por su ayuda y le prometió nuevamente que en el periodo de su gobierno podrá traficar por todo el país con la cantidad de narcóticos que desee y jamás será detenido o restringida su cargamento.

El mafioso ordenó que se le cediera uno de los autos al señor Morotova para que se regrese junto a su esposa.

—Brandon, dime que los trillizos están bien. Te juro que me sentí como si iba a morir cuando ese maldito me mostró el video del incendio. —comentó Valquiria.

—¿Cuál incendio? —preguntó confundido Brandon, ya que él aún no está enterado de ese suceso. 

—¿Cómo que cuál? El que hubo en la cabaña del personal de servicio.

—A ver cariño, no sé de qué estás hablando.

Valquiria le comentó sobre el video que le mostró el hombre malvado, fue hasta entonces que Brandon se comunicó con sus guardias de seguridad encargados de custodiar la casa y en efecto, ellos le han confirmado lo sucedido y le informaron que ya está todo en orden y que no se lo habían hecho saber a él para que no se despistara del objetivo que es el rescate de la esposa.

—Pásame a uno de los trillizos, por favor. —ordenó Brandon, ya que él quiere asegurarse de que en verdad están bien como se los ha comentado su hombre de seguridad.

—Papá, por favor vuelve pronto con mamá, los extrañamos mucho. —La tarde anterior Brandon les dijo a sus hijos que no van a poder llegar ambos porque les tocó hacer un viaje de emergencia. Además, está muy feliz de que el pequeño le llamará papá.

Después de asegurarse que sus hijos están bien de salud, Brandon siguió manejando hasta la villa. —Mi amor, el asistente también venía conmigo, pero antes de llegar lo aventaron del auto. ¿Qué habrá pasado con él?

—Él está bien, ayer por la noche me llamaron de la clínica para informarme que un paciente quería hablar conmigo. Me dio varios detalles y pistas sobre los hombres que los llevaban en el auto, también ordené que de mi dinero corrieran todos los gastos que su estadía en la clínica acarrearía.

Ya estaban a solo minutos de llegar a la villa Morotova cuando una de las niñeras les llamó alarmada, informándoles que en ese momento llevan a uno de los trillizos hacia una clínica. —¡Qué está pasando! ¿Cuándo acabarán nuestras desgracias? Se pregunta Valquiria mientras le ruega al hombre que si es posible haga volar ese auto para llegar más rápido.

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