CAPITULO 30

Brandon ni siquiera dejó que su esposa terminara de hablar cuando él ya le estaba suplicando que no lo martirice con ese tema que, según él, ya ha quedado en el olvido.

—Amor no me digas eso, ya te expliqué que yo lo hice por culpa del estúpido de mi hermano que me señaló a ti como la hija de un asesino. La muerte de mi expareja me dejó dolido y con sed de venganza, creí haber encontrado al culpable y te hice daño sin imaginar que eras inocente.

—Déjame terminar por favor. —Exigió Valquiria. —Eres un asco de persona, pero aun así te sigo amando como en aquel tiempo. —Te odié a morir cuando me tocó sufrir, pero quizá nunca lo hice de corazón porque fui consiente de mi inocencia. Quizá el saber la razón de tus actos me hizo darme cuenta de que aún te sigo amando. Pero eso sí, yo quiero que hagas pagar a tu hermano mi sufrimiento, por su culpa yo he vivido cosas que en ningún momento merecí vivir. —Pidió la chica con total resentimiento.

—Valquiria, ¿alguien te hizo daño mientras estuviste sin hogar? —preguntó Brandon, con un nudo en la garganta, recordando aquella triste y lamentable historia que su hijo Taylor le contó de cuando se quedaban a dormir debajo de un puente y un hombre le hizo daño a su madre.

—No quiero recordar nada de lo que he vivido, por favor no me vuelvas a preguntar nada relacionado con el pasado si no se trata de nuestros hijos.

—Por favor dime si alguna persona te hizo daño, te juro que si la hay la buscaré hasta debajo de las piedras para darle su merecido premio.

—No, no hay nadie que yo recuerde… oh, bueno, sí, lo hay, pero no lo hagas, no quiero recordar mi doloroso pasado. —Dijo la chica sollozando y abrazándose a él.

—Por favor, cuéntame quién es, ¿sabes su nombre o en dónde vive? Dime qué fue lo que te hizo a ti o a nuestros hijos.

—Hubo un maldito que se aprovechó de mí y me… me violó, Brandon… es algo horrible que no quiero recordar o volver a pasar nunca más en mi vida, mis hijos estaban muy asustados y por lo menos no entendieron que fue lo que ese hombre me hizo, por favor no me preguntes nada más porque quiero bloquear todo lo referente a esa escena.

El hombre abrazó a su mujer y recordó la primera vez que él la tomó sin su consentimiento, ella lloró y no digamos cuando ese desconocido lo hizo. —Maldito yo de nuevo, soy un asco como ella misma me lo ha dicho. —Se dijo en su mente.

—Solo dime dónde fue que pasó eso y no volveremos a tocar ese tema.

La chica le mencionó el lugar donde ocurrieron los hechos y él le prometió no volver a hablar sobre ello nunca más. Él ya sabe que en la comisaría de ese lugar deben de tener el registro sobre ese hombre. Su hijo le comentó que la patrulla se lo llevó y lo encerró; por lo tanto, sus datos existen allí.

Dos días más tarde de que ella le confirmara lo que Taylor le confesó, Brandon se dirigió hasta la comisaría a buscar la información que necesita, pero allí le dijeron que a ese hombre lo dejaron en libertad porque el día del juicio la chica no se presentó a testificar en su contra y según la ley, si no hay una denuncia formal no se puede privar de su libertad a una persona acusada de cualquier delito.

—Ese caso lo recuerdo muy bien porque fueron los tres hijos de ella que nos advirtieron en carretera lo que estaba pasando y luego ellos estuvieron aquí conmigo en la oficina hasta que la madre salió del hospital. —Comentó el oficial a cargo mientras se fuma un cigarrillo haciendo que el olor se impregne en toda la oficina.

—Le pido que me entregue los datos de ese hombre, necesito su dirección.

—No, señor, no puedo hacer eso porque entonces el expediente desaparecerá y si por desgracia el hombre vuelve a cometer otro delito, no tendremos cómo hacer que pague por este también. —Aclaró el oficial.

—Usted solo entrégueme esa ficha y yo me encargaré de que ese maldito no vuelva a tocar ni la punta de su cabello a ninguna mujer.

—Eso que usted está insinuando hacer es un delito señor, usted no se puede tomar la justicia con sus propias manos. —advirtió en voz alta el oficial, poniéndose de pie y golpeando la mesa con el puño.

—Yo no, pero esta hermosa sí está deseosa de vengar lo que ese imbécil le hizo a mi mujer, y créame que también está dispuesta a volar sesos por aquí si no me entregan esa ficha. —Brandon le mostró el arma bañada en oro que carga en el interior de su chamarra.

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