CAPITULO 28

La chica envuelta en su necedad  siguió a Brandon hasta la cafetería, ella va decidida a llamar su atención y con seguridad ansía lograrlo. En los últimos dos años, su jefe ha tenido la mala fama de ser un mujeriego, y aunque ella siempre ha estado tentada a acercársele, nunca ha tenido el valor para hacerlo.

—Buenos días, jefe, ¿puedo ayudarle en algo? —preguntó ella acercándose hasta él.

—Hola, Fernanda, si gustas, puedes ir preparando una taza de café.

—Perfecto, señor, déjeme hacerlo y usted solo dígame cómo lo quiere.

—Hazlo con dos cucharas de cremora y media cucharada de azúcar.

—Muy bien, señor. —Fernanda le dio la espalda, pero no dejó de contonear sus caderas para deleitar a su jefe.

La chica está tan emocionada preparando la taza de café, que ni se da cuenta de que el hombre no levanta la cabeza por estar observando su celular. Y es que en este momento ella se siente la empleada más importante en esa empresa, incluso hasta por encima de la esposa del jefe.

—Aquí tiene, señor, espero que sea de su agrado. Por favor, cuando necesite algo de la cafetería, solo hágamelo saber y con mucho gusto lo atiendo.

La chica le entregó la taza de café, según ella lo ha hecho especial y con mucho amor para él, ella se dio la vuelta e hizo el mate de que iba a levantar algo del suelo. Pero en realidad no fue nada, solo lo hacía para inclinarse delante del hombre guapetón. Ella sabe que con la pequeña falda que anda, el hombre le pudo haber visto toda su parte trasera, que apenas una pequeña tira de encaje cubre una mísera parte de sus nalgas.

—Ay, perdón, si le mostré algo indebido, señor, fue un accidente ocasionado por culpa de mi trasero que es muy grande y hace que la falda se vaya hacia arriba. —Se disculpó ella, fingiendo tener vergüenza por lo sucedido.

—No te preocupes, no estaba viendo en tu dirección hasta ahora que me hablas. —respondió Brandon. La mujer se decepcionó con esa respuesta, pero aún guarda la esperanza de que él le esté mintiendo y si le haya visto su redondo trasero.

—Uff, gracias a Dios que no me miró, de lo contrario, ¿quién sabe lo que estaríamos haciendo ahora mismo en lugar de estar hablando? —comentó.

—Perdón, ¿qué has dicho?

—Eh, lo siento, señor, ya me tengo que ir a mi puesto de trabajo para que disfrute su café, ya que se lo he preparado con suma delicadeza. —La chica se llenó de miedo con la mirada amenazante que su jefe le ha dado.

—Gracias, pero el café es para mi esposa. —Dijo Brandon con una sonrisa, él sabe que ha bajado de una nube a la empleada, que, desde que se apareció en la cafetería, no ha dejado de coquetearle.

—¡Qué! —exclamó la muchacha, pero su jefe ya había desaparecido.

Brandon le comentó a su esposa lo que acaba de pasar en la cafetería. Ambos rieron por la actitud de aquella empleada y el valor de su atrevimiento de ir e insinuársele a sabiendas de que su esposa también está allí.

—Pero me imagino que si viste cuando ella te mostró hasta el alma con esa minifalda, ¿o dirás que me equivoco? —reprochó Valquiria, pues ella está muy celosa de que le quieran quitar a su hombre tan descaradamente.

—Soy humano, no soy máquina y los ojos son curiosos.

—Pues ve ahora mismo donde está ella y dile que te vuelva a mostrar su estúpido trasero, incluso dile que te permita tocarlo, seguro que ella se pondrá muy feliz y accederá.

Valquiria estaba demasiado celosa y lo dijo fingiendo que se trata de una broma.

—A la única que le voy a tocar el trasero delante de todo el personal de esta empresa  es a ti, si te sigues comportando como una mujer celosa e insegura de su marido.

—Atrévete a hacerlo y la que te va a mandar al carajo voy a ser yo. —Le amenazó la muchacha, bebiendo un sorbo de café después de asegurarse en la cámara de seguridad para ver que la bebida no tenga veneno.

—No vuelvo a hacerte el favor de servirte algo de la cafetería, yo de tan amable y tú me sales recriminando todo. —Brandon se mostró resentido. —Además, yo no la vi directamente a ella, sino que con la aplicación del celular estaba observando lo que ella estaba haciendo. ¿Acaso crees que te traería algo de lo que esté inseguro, de cómo está elaborado? —expresó con rostro tímido y triste. 

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP