Libro n°4 de la Saga Sacerdocio Nikolas perdió al que creyó ser el amor de su vida frente a sus ojos. Nunca lo esperó y mucho menos de esa manera. Se llenó de amargura y aprendió a vivir con ese dolor que se lo comía día a día. Selene, por otra parte, aprendió a callarse por intentar mantener la última promesa de su mejor amiga muerta. Una persona que solo pensó en ella sin importarle el dolor que iba dejando a su paso. Nikolas durante años estuvo obsesionado con Selene y por la insistencia de otros, la obligó a casarse con un hombre del clan aliado a la mafia griega. Pero se dió cuenta muy tarde del error que había cometido y por esa razón, decidió robarle la esposa a uno de sus mejores contrabandistas.
Leer másUn año después...Primer aniversario de bodas.La vida podía tener altos y bajos. Como toda relación de pareja, había días en donde Nikolas y Selene se odiaban a muerte, también tenían días más tranquilos y otros llenos de pasión. El amor nunca dejó de tocar su puerta. Su primer año de casados fue una locura, pero cada segundo valió la pena. Se habían mudado a una de las zonas más privilegiadas de Grecia. Nikolas pasaba el día en la mansión principal y en la noche volvía a casa con su mujer. Selene dejó atrás sus huidas y abrió su propio restaurante de casi cinco estrellas. La griega se hizo un pequeño hueco en el mundo culinario y fue reconocida como una de las mejores chefs del país. Nikolas viajaba mucho con el Sacerdocio debido a los problemas que estaban teniendo con Sasha. El ruso no quería entender la situación en la que se encontraba al separarse de la mafia. Eran detalles que pronto se iban a solucionar. —Hola, bombón —el griego besó la mejilla de Selene, al verla con Pete
Mýkonos - Grecia.Día de la boda.Por su mente jamás llegó a imaginar que esto le sucedería. El día más esperado por la pareja, su momento especial y único, había tocado su puerta. La boda de Nikolas y Selene se instaló para quedarse. La pareja se estaba casando el 27 de febrero. No era una fecha común y ninguno de sus allegados cumplía años.La boda era realizada en la mejor iglesia de la ciudad. Tenía decoraciones con flores blancas y moradas. No consiguieron grises, así que lo dejaron en blanco para la iglesia. A la mafia griega la definían con el color gris. Era el favorito de Nikolas, porque así eran los ojos de Selene. El suelo de la iglesia, que era en donde caminaría la novia, estaba lleno de copos de nieve ficticios y ese si pudieron ponerlo en gris.El esmoquin con estilo de pingüino que llevaba Nikolas, era negro con camisa blanca, chaleco, corbata y pañuelo gris. Toda la vestimenta del griego era de alta costura y hecho por Jean-Paul Gaultier. Entre los mafiosos, debía not
El tiempo volaba para la pareja, un mes después, estaban de regreso en Grecia. Todos estaban contentos con su llegada, era como si siempre la hubiesen estado esperado. La recibieron como se debía, como la señora de la casa. Todos en la mansión hicieron una reverencia, entendiendo que sus jefes habían vuelto. Selene sintió latir con fuerza su corazón ante tan bonita llegada. Siempre lo vió con Nikolas y Daphne, pero jamás pensó que ella estaría en ese lugar.—Bienvenidos a casa, jefes —dijeron los soldados, al unísono.Nikolas asintió y caminó de la mano con Selene hacia su oficina, tocó la puerta y entró para ver a su padre sentado en la silla que le pertenecía.—Bienvenidos a casa, muchachos —se levantó y le dió un apretón de manos a los dos—. Todo está en orden, la organización ya vuelve a ser tuya.—Gracias, Aquiles. Espero seguir colaborando contigo en el futuro —dijo el griego.—¿Eh? No. Ya tu madre está molesta porque volví a trabajar. Estoy retirado, hijo. La próxima vez, busca
En lo que la puerta de la habitación fue cerrada, Nikolas se lanzó sobre Selene y la presionó sobre la pared. El deseo los consumía y las ganas de estar juntos eran cada vez más fuertes. Lo único que se escuchaba eran las respiraciones aceleradas de los dos y el sonido de los besos en algunos momentos. Se estaban comiendo, si eso era posible. La piel de gallina se les ponía después de cada caricia. —Mierda, te extrañé... —la llevó a la cama sin dejarla de besar. —Me molesta tu ropa —le quitó la camisa de vestir azul.—Y a mí la tuya —le quitó la pijama, quedando expuesta completamente—. Mi obsesión...Selene le terminó de quitar la ropa, notó las nuevas cicatrices que estaban en la piel del mafioso y, también que tenía un nuevo tatuaje de rosas grises. El griego fue dejando un camino de besos por todo el cuerpo de su mujer. Era dulce y sabía a gloria. Llegó a sus pechos para darle la atención requerida. Mordió, lamió y la sensación de satisfacción la estaba mareando. —Nik... —no lo
Punta Cana- República Dominicana.Selene se había ido de Grecia hace dos meses. Ella y Nikolas debían sanar sus heridas antes de volver a encontrarse. Por primera vez en años, los dos se estaban hablando por el celular. Videollamada, mensajes y algunas llamadas en las noches. Estaban lejos, pero no ausentes. Mantenían su relación a distancia hasta que Nikolas pudiera estar presentable a ella.Selene estaba viviendo en un Airbnb. La casa estaba cerca de la playa y tenía piscina. Era amplia y cómoda para la griega. Había vuelto a convivir con sus padres después de casi 20 años. Fueron felices los 3 y los mejores días de su vida. Nikolas había hablado con el padre de Selene y aunque ya no existía una deuda entre ellos, seguía siendo el padre de su mujer y el mafioso era su capo.—Cariño, ya le pagué a la señora que limpia y al jardinero. Tu padre está terminando de darles la comida que hiciste para despedirlos por esta semana —la griega asintió—. ¿Cuándo irás a buscar el vestido de novia
A Nikolas le estaban haciendo unos estudios mientras ella se encontraba afuera esperando a que saliera de la habitación. Estaba sentada viendo el lugar que decía "rayos X". Estaba muy metida en su mundo cuando Spencer se sentó a su lado en silencio. Selene notó su presencia, pero siguió guardando silencio.—Estaba esperando a que estuvieras bien —su voz, llamó su atención—. El jefe no lo sabe, pero hay una carta para ti.—¿Una carta? —frunció el ceño.—Es de Daphne —se tensó, con solo escuchar ese nombre—. No sabía si debía entregártela, pero creo que tú también debes darle un final —le entregó el papel—. Soltar el pasado para que no vuelva a molestarte.Lo vió irse y decidió leerla en ese momento. Suspiró y asintió. La leería solo para poder olvidar quien fue Daphne. Se quedaría con el bonito recuerdo de cuando realmente la quiso. Su niñez nunca fue mala y lo recordaría con cariño.Si estás leyendo esto es porque probablemente dejé este mundo. En estos momentos te estoy escribiendo e
—¡Selene, vuelve aquí! —le gritaba Nikolas, mientras ella peleaba con un soldado.—¡Déjame salir o me aviento por las escaleras! —le exigió al hombre, Nikolas asintió para que la dejara irse, igualmente, estaba prohibido ir más lejos del hospital.Selene salió y siguió caminando hasta que vió que todo estaba tomado por los soldados de los chicos. Ella tenía los sentimientos encontrados. Nikolas estaba detrás de ella y se suponía que debía estar feliz después de tanto haberlo esperado, pero estaba asustada de que fuera una ilusión. Muchas veces lo soñó y probablemente desaparecería otra vez. Realmente no podía soportar que se fuera otra vez de su vida.—No puedes irte, Sel. —Mira como me voy —inspeccionó los alrededores buscando por donde poder salir corriendo. Tenía el resultado de la prueba de sangre en sus manos y no lo había abierto. En su mente tenía una sola cosa.Huir de Nikolas.—No llevas tu cartera.—¿Para qué la necesito? —ni siquiera lo miraba. —Tal vez para pagar el taxi
Selene despertó muy tarde al día siguiente. Era la primera vez en dos semanas que dormía más de dos horas. Se había desmayado por el cansancio y la impresión, pero ya ni siquiera eso le importaba. Se levantó, se bañó, se vistió y salió de la habitación. Spencer la estaba esperando fuera del apartamento para irse al hospital. Habían dos doctoras que la estaban esperando para hacerle un chequeo general. Bajó mucho de peso en dos semanas y eso estaba preocupando a todos en la organización.—El análisis de sangre debería estar lista para hoy en la tarde. Necesito que comas. Estás por debajo de tu peso saludable. Tienes los labios agrietados y estoy segura de que no estás recibiendo la dosis correcta de nutrientes. ¿Cuántas comidas haces al día y que sueles comer? —le preguntó la nutricionista.Selene ladeó la cabeza y se encogió de hombros como respuesta. Realmente no recordaba cuando fue su última comida decente. —Una cucharada de arroz ayer en la noche —confesó. Spencer abrió los ojos
Dos semanas después...Los peores días habían transcurrido desde la muerte de Nikolas. El padre del griego, Aquiles, se había hecho cargo de la organización mientras tanto. Spencer debía tomar el lugar como líder de la mafia, pero seguía esperando que le dieran respuestas de los cuerpos obtenidos. No era mal asesino, pero nadie quería pertenecer al Sacerdocio. Esa organización fue formada por los chicos, los mejores asesinos, hombres estudiados y sabios. Tenían demasiados contactos y todos querían estar con ellos. El problema sería hacerse un nombre, actuar, trabajar y tomar decisiones. Todos ellos habían sido preparados para tomar los puestos de líderes. Era una cuestión de jerarquía y respeto.—Señora, debe comer. Solo está haciendo una comida al día y ha bajado demasiado de peso. Al jefe no le hubiese gustado verla así.Selene se giró y miró el plato de comida. No es que ella no quisiera comer, es que simplemente no le daba hambre. Tomaba agua porque no le quedaba de otra y le da