El tiempo volaba para la pareja, un mes después, estaban de regreso en Grecia. Todos estaban contentos con su llegada, era como si siempre la hubiesen estado esperado. La recibieron como se debía, como la señora de la casa. Todos en la mansión hicieron una reverencia, entendiendo que sus jefes habían vuelto. Selene sintió latir con fuerza su corazón ante tan bonita llegada. Siempre lo vió con Nikolas y Daphne, pero jamás pensó que ella estaría en ese lugar.—Bienvenidos a casa, jefes —dijeron los soldados, al unísono.Nikolas asintió y caminó de la mano con Selene hacia su oficina, tocó la puerta y entró para ver a su padre sentado en la silla que le pertenecía.—Bienvenidos a casa, muchachos —se levantó y le dió un apretón de manos a los dos—. Todo está en orden, la organización ya vuelve a ser tuya.—Gracias, Aquiles. Espero seguir colaborando contigo en el futuro —dijo el griego.—¿Eh? No. Ya tu madre está molesta porque volví a trabajar. Estoy retirado, hijo. La próxima vez, busca
Mýkonos - Grecia.Día de la boda.Por su mente jamás llegó a imaginar que esto le sucedería. El día más esperado por la pareja, su momento especial y único, había tocado su puerta. La boda de Nikolas y Selene se instaló para quedarse. La pareja se estaba casando el 27 de febrero. No era una fecha común y ninguno de sus allegados cumplía años.La boda era realizada en la mejor iglesia de la ciudad. Tenía decoraciones con flores blancas y moradas. No consiguieron grises, así que lo dejaron en blanco para la iglesia. A la mafia griega la definían con el color gris. Era el favorito de Nikolas, porque así eran los ojos de Selene. El suelo de la iglesia, que era en donde caminaría la novia, estaba lleno de copos de nieve ficticios y ese si pudieron ponerlo en gris.El esmoquin con estilo de pingüino que llevaba Nikolas, era negro con camisa blanca, chaleco, corbata y pañuelo gris. Toda la vestimenta del griego era de alta costura y hecho por Jean-Paul Gaultier. Entre los mafiosos, debía not
Un año después...Primer aniversario de bodas.La vida podía tener altos y bajos. Como toda relación de pareja, había días en donde Nikolas y Selene se odiaban a muerte, también tenían días más tranquilos y otros llenos de pasión. El amor nunca dejó de tocar su puerta. Su primer año de casados fue una locura, pero cada segundo valió la pena. Se habían mudado a una de las zonas más privilegiadas de Grecia. Nikolas pasaba el día en la mansión principal y en la noche volvía a casa con su mujer. Selene dejó atrás sus huidas y abrió su propio restaurante de casi cinco estrellas. La griega se hizo un pequeño hueco en el mundo culinario y fue reconocida como una de las mejores chefs del país. Nikolas viajaba mucho con el Sacerdocio debido a los problemas que estaban teniendo con Sasha. El ruso no quería entender la situación en la que se encontraba al separarse de la mafia. Eran detalles que pronto se iban a solucionar. —Hola, bombón —el griego besó la mejilla de Selene, al verla con Pete
La vida no ha sido la más sencilla para Nikolas. Después de la muerte de su mujer y en ese mismo instante enterarse de que sería padre, no hizo más que derrumbarse y morir mil veces por ese recuerdo. Nikolas tenía un antes de Daphne y un después de ella. Solo que con el paso de los años, la amargura y la maldad fueron creciendo en su interior. La única que lograba calmar todo su sufrimiento era la persona que vivía huyendo de él y quien más lo odiaba.La última vez que se vieron las palabras de Selene se clavaron en sus entrañas.—No me vuelvas a tocar por el resto de tu vida...—No entiendo qué fue lo que yo te hice, Selene. Cambiaste tanto en tan poco tiempo... no te reconozco. ¿No éramos amigos? —la miraba, tratando de comprender los cambios hacia él. —Usa tu cabeza, Nikolas. No todas las personas a tu lado son honestas contigo... mientras tu quieres pintar el mundo de colores para mí, hay otras personas que lo único que hacen es... olvídalo. ni siquiera vale la pena.—Quiero ent
Atenas-Grecia.Ocho años atrás...Nikolas era un hombre cruel, terco y llevarle la contraria te traía los peores problemas en tu vida. El griego se casó por órdenes de su padre. Una alianza para un clan que estaba por derrumbarse, pero tenía mucho prestigio. Aunque Nikolas nunca necesito eso, solo que en su momento, su padre lo obligó. El resto, el mafioso se lo había ganado a pulso y los unió a su organización. Con los años aprendió a amar a Daphne y jamás se arrepintió de eso.Daphne Karagiannis, una hermosa rubia que con mucho esfuerzo se robó el corazón del griego. Algo que para todos podría ser imposible, ella lo logró con sudor y lágrimas. Ella era una mujer noble con ciertas personas, pero muy cruel cuando se trataba de imponerse. Nikolas no tenía problemas, al final de cuentas, ambos habían nacido en la mafia.—Selene, deberías dejar de teñir tu cabello. Ser rubia no es malo —le decía Nikolas, mientras la veía en el baño arreglándose—. ¿A dónde y con quien vas a salir?—Daphne
San Petersburgo- Rusia.En la actualidad...Habían pasado ocho años desde la muerte de Daphne, Nikolas prohibió que su recuerdo fuera borrado. Las fotos de ellos estaban colgadas en la pared de la mansión principal. Estaba prohibido hablar mal de ella y hasta mencionar lo cruel que fue con Selene. Aunque eso último él nunca lo creyó, ya que la pelinegra jamás se lo confirmó.El Sacerdocio no se llevaba bien con la esposa de Nikolas. Ella era completamente diferente a la calma que necesitaban los mafiosos. Quería siempre destacar y ponía al límite la paciencia de los chicos. Nunca pudieron tratarla mal porque estaba con Nikolas y siempre la respetaron aunque la odiaran. Sasha era el único que sabía lo que Daphne le hacía. Alertó a Nikolas sobre el maltrato que recibía Selene, pero su mujer se ofendió, le lloró y le juró que no tocaba a su amada mejor amiga. Fueron a enfrentar a la chica y obviamente, ella dijo que era mentira.Daphne tenía una manera extraña de manipular a las personas
Selene tenía un año viviendo en Alemania con su esposo. Los chicos no podía entrar a ese país por órdenes de la emperatriz, pero ellos sí podían vivir cómodamente porque no pertenecían al Sacerdocio. Selene vivía en unos de los apartamentos más altos de Berlín. Era una de las mejores zonas y la buena movida para los ricos. Selene y Gabriel no se llevaban mal. Él estaba enamorado de ella y aunque el castaño sabía que no era para nada mutuo, eso no le impidió amarla mucho más. La chica terminó su relación con el piloto unos días antes del matrimonio arreglado y no supo más de él. Su carrera como chef estaba estancada y sus ganas de seguir corriendo también. La vida le había cambiado por completo a la griega. Ella no se imaginaba vivir así hasta que Gabriel deseará terminarlo todo. ¿Algo que le causaba dolor a Selene? Es que no importaba lo que ella hiciera, para Gabriel, todo estaría bien. —¿En serio quieres ir a ese crucero? Aquí lo tienes todo y hay más diversión —comentó su esposo
—Le toqué el pene a Nikolas en un momento de rabia —dijo Selene, haciendo que Alice, se cubriera la boca, Nicole se riera y Aysel se ahogara con jugo.Las cuatro mujeres se encontraban compartiendo en la cubierta del crucero. El capitán había informado que en unas horas llegarían a Jamaica. El primer día se vieron muy poco porque cada una estaba metida en su mundo y Selene, trataba de permanecer alejada de Nikolas. Su habitación fue el escondite perfecto cuando veía que el mafioso estaba cerca.—Yo les dije que Nikolas iba a encontrar un hueco para buscar a Selene —habló Alice.—Nunca me comí ese cuento de que él te veía como una hermanita —dijo Nicole.—Aunque fuiste tú quien lo tocó, él te llevó a eso —carraspeó Aysel—. ¿Qué harás ahora? Estamos encerrados aquí por siete días y dudo mucho que tengas oportunidad de seguir corriendo.—Tengo oportunidad. He encontrado lugares en donde esconderme sin que nadie sepa de mí —sonrió la pelinegra—. Nikolas quiere saber por qué sigo huyendo y