Capítulo 6

Samantha

Edward comienza a besar  mi cuello y yo me estremezco al sentir sus labios sobre mi cuerpo. Me  atrevo a mirarlo a los ojos y me inclino hacia él para atrapar sus  labios y morderlos un poco, haciéndolo soltar un gemido.

—Desde hace mucho deseaba hacer esto —va dejando besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi parte íntima.

—Yo también deseaba mucho esto —le doy la vuelta y me subo encima de él —¿Te gusta lo que hago?

—Si —dice con su voz ronca —Samantha, te he deseado toda mi vida.

—¿Y tú crees que yo no?

—¿Y que pasara con Luke?

Detengo mis movimientos por un momento —No sé. Solo quiero estar contigo, Edward.

—Yo igual.

Edward  mete sus manos por mi blusa y la lanza a cualquier lado de la  habitación. Sus manos atrapan mis senos y comienza a darle varios  masajes. Puedo sentir lo excitado que estar.

—Me encanta ponerte de esta forma —lo toco encima de la ropa.

—¿Y yo te coloco de alguna forma?

Él me toca encima de mi panty y muerdo mi labio al saber que él está  sintiendo lo mojada que estoy en estos momentos. Él provoca esta  sensación en mí y no me importa que se dé cuenta.

—Sam, estás tan mojada, cariño —me pone sobre la cama y mete sus dedos en mi parte íntima.

—¡Oh Dios! —me muevo un poco —Sigue así, Edward.

Mi celular comienza a sonar y abro los ojos de golpe, sorprendida por el sueño que acabo de tener con Edward.

Intento moverme, pero siento unos brazos rodeando mi cintura. Edward está dormido cómodamente a mi lado.

—No te muevas —murmura adormilado.

Me quedo inmóvil al escuchar su voz, sin poder creer que esté en mi habitación a esta hora de la mañana.

El celular vuelve a sonar; es una videollamada de mi mamá.

—Es mi mamá —le susurro a Edward mientras me levanto.

Me acerco a la ventana para asegurarme de que no vea a Edward en mi cama.

—Buenos días, nena —saluda mi mamá al contestar.

—¿Cómo les está yendo? —le pregunto.

—Ayer cenamos en un restaurante muy agradable. ¿Y tú, cómo vas?

—Excelente —le respondo con una sonrisa—. Hoy vienen unos amigos a la piscina. No causaremos problemas.

Veo a Edward sentarse en mi cama, lanzándome una mirada de desagrado.

—Que no sean más de diez —me advierte mi mamá.

—Está bien. Voy a desayunar.

—Adiós —finaliza la llamada.

Me tiro en mi cama, sintiendo la mirada de Edward como si fuera a matarme.

—¿Qué? —pregunto, con un tono de molestia.

—¿Para qué quieres invitar gente? —suena algo desesperado—. Te iba a proponer salir o hacer algo.

—Podemos salir mañana —le sugiero—. Ya había planeado esto con mis amigos. Puedes venir con nosotros a la piscina.

—Lo pensaré. ¿Qué quieres desayunar?

—¿Sabes cocinar? —pregunto, sorprendida.

—No, pero lo puedo intentar.

—Yo sé cocinar —le respondo mientras me levanto de la cama—. ¿Te parece si preparamos huevos con tocino para el desayuno?

—Perfecto.

Bajamos a la cocina, donde él se sienta y yo comienzo a preparar el desayuno. Hago también un poco de café, ya que es parte de mi rutina matutina.

—Aquí tienes —le entrego su desayuno.

—¡Espera! ¿No le habrás puesto nada para envenenarme?

—¿Qué te pasa? —frunzo el ceño—. ¿Qué tipo de persona crees que soy?

Él resopla y empieza a comer. Por la expresión en su rostro, parece disfrutar de lo que he preparado. En realidad, me considero bastante buena en la cocina.

—¿Qué te gustaría hacer hoy? —le pregunto.

—¿A qué hora llegan tus amigos?

—Al mediodía —respondo con una sonrisa.

Subimos a mi habitación y le digo que voy a darme un baño para estar lista antes de que lleguen mis amigos.

Cuando mis amigos comienzan a llegar, pongo el parlante a un volumen moderado. Nos acomodamos alrededor de la piscina, y noto que Edward no deja de observarme desde dentro de la casa.

—Voy a regresar enseguida —le digo a Luke.

Entro a la casa y me acerco a Edward.

—¿No te gustaría unirte a nosotros?

—No, gracias —responde con una sonrisa ligera—. Prefiero dejarte disfrutar con tus amigos.

—Eres mi amigo —le digo—. Estaré con ellos si decides ir a la piscina.

Regreso a la piscina y me siento junto a Luke. La música llena el ambiente y, sinceramente, ya no me preocupo por dónde está Edward o qué está haciendo. El novio de Lucy pone música electrónica y todos empezamos a bailar alrededor de la piscina. El alcohol comienza a hacer efecto y me siento enérgica.

Lucy camina por el borde de la piscina y me río al verla tambalearse, casi cayendo al agua.

Luke regresa del bar junto a la piscina, y no puedo evitar notarlo. Está atractivo con el cabello mojado y gotas de agua en su cuerpo.

—¿Te gustaría bailar? —me pregunta Lucy.

Nos levantamos y dejo que la música me envuelva, moviendo mis manos por mi cuerpo de manera sensual. Esto me recuerda a la noche en la discoteca, cuando Edward no dejaba de mirarme mientras bailaba.

—Suficiente —dice Luke, tomando mi mano y llevándome a sentar a su lado—. No quiero que todos te estén mirando.

—No me importa si me miran —respondo con firmeza.

—A mí sí me importa —gruñe Luke—. Acabas de causarme un problema, Sam.

Mientras pienso en cómo responderle, veo que Edward se acerca con una expresión que no augura nada bueno. Me toma de la mano y me arrastra hacia el interior de la casa.

—¡Suéltame! ¿Qué estás haciendo?

Sin decir una palabra, me carga y sube las escaleras hasta mi habitación, donde cierra la puerta tras de sí.

—¿Qué te ocurre? —le pregunto, confundida.

Edward se acerca y coloca sus manos en mi rostro, inclinándose para besarme.

¿Esto es real?

Siento cómo mi corazón late con fuerza al darme cuenta de lo que está pasando. Sin embargo, sé que esto no está bien.

—No puedo —digo, alejándome de él.

Edward, claramente enfadado, tiene el rostro enrojecido y el ceño fruncido.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta con irritación.

—¿De qué estás hablando? —respondo con frustración—. Estaba abajo con Luke, y tú me traes aquí y me besas. Además, escuché que hablaste con alguien y le decías cosas lindas y...

—Hablaba con mi prima, que tiene siete años —me interrumpe.

Siento que el suelo se desploma bajo mis pies. La vergüenza me abruma; me siento como una novia celosa sin motivo alguno.

—Necesito regresar con mis amigos —digo, y me dirijo hacia la puerta.

—Eres increíble —dice, con un tono que parece sarcástico.

—No sé por qué te estoy dando explicaciones cuando no debería hacerlo —respondo, sintiendo que mi paciencia se agota.

—¿Me estás intentando poner celoso? —me pregunta, frunciendo el ceño.

—Solo estoy tratando de divertirme con mis amigos —le aclaro.

De repente, me acorrala contra la pared.

—Entonces, sigue divirtiéndote con tus amigos. Yo llamaré a una amiga para que venga a casa. No creo que a tus padres les moleste.

—¿No decías que no salías con nadie? —le digo, sintiendo cómo los celos empiezan a invadirme—. Eres igual a todos los idiotas con los que he salido.

Lo empujo y salgo de la habitación, dirigiéndome de nuevo con mis amigos.

—¿Todo bien? —me pregunta Luke, visiblemente preocupado.

—Sí, todo bien —respondo, recostándome en su hombro.

Luke se acerca y me besa lentamente, un gesto que disfruto plenamente. Sin embargo, la bulla que hacen nuestros amigos a nuestro alrededor nos obliga a separarnos de inmediato.

—Parece que se comportan como niños de preescolar —comento, rodando los ojos.

La fiesta llega a su fin, y subo al segundo piso, sintiendo la tranquilidad de la noche tras la animada celebración.

Al llegar, encuentro a Edward solo en la habitación de invitados.

—¿Y tu novia? —pregunto con indiferencia.

—No llamé a nadie, ¿contenta? —responde con una sonrisa desafiante.

—A mí me da igual —digo con desdén.

—No seas ridícula —se acerca a mí, con una expresión seria —Sé que me deseas, Samantha.

—Claro que no —respondo, tratando de mantener mi compostura mientras ruedo los ojos.

—Entonces, ¿por qué respondiste al beso? —pregunta con una mezcla de curiosidad y desafío.

—No lo sé —miro hacia otro lado, incómoda —¿Por qué me besaste?

—Solo quería saber qué tan bien besabas —dice con una sonrisa burlona.

—Bien —respondo, tratando de ocultar mi incomodidad con una sonrisa forzada —Voy a irme a mi habitación. Mañana tengo que ir a la empresa para revisar algunos diseños.

—¿Quieres que te acompañe? —pregunta, con un tono de simpatía en su voz —Sabes que soy bastante bueno en eso.

—Está bien —cedo, sintiendo que mi decisión no tiene mucha lógica en el momento.

Mientras camino hacia mi habitación, Edward me detiene.

—¿No quieres que durmamos juntos? —pregunta, con una insinuación en su tono.

Quiero decir que no, pero la verdad es que me confunde. Me doy cuenta de que estoy rompiendo mis propias reglas, ya que supuestamente estoy con Luke y, sin embargo, estoy considerando pasar la noche con Edward.

—¿En tu habitación o en la mía? —añade, su tono lleno de expectativa.

Me detengo, dudando. ¿Qué estoy haciendo? La confusión me invade, y me pregunto si estoy tomando decisiones impulsivas que realmente no deseo.

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