**Capítulo Final - Narrado por Sam**El amanecer se cuela tímidamente a través de las cortinas, anunciando la llegada de un nuevo día. Los rayos del sol dorado acarician suavemente el rostro de Edward, quien duerme profundamente a mi lado, con una expresión de paz que rara vez tiene. Observo cómo su pecho sube y baja en un ritmo constante, y me permito unos momentos para admirarlo, sintiendo una oleada de amor y gratitud.Mi vida ha cambiado tanto desde que lo conocí. Cada momento, cada risa, cada lágrima compartida ha sido un ladrillo en la construcción de esta vida que ahora tenemos juntos. Y aunque han habido desafíos, el amor que compartimos siempre ha sido nuestro faro, guiándonos a través de las tormentas.Miro a la cuna de Louis, nuestro pequeño milagro, que duerme plácidamente, envuelto en su manta favorita. Ya ha pasado un año desde su llegada, y aunque el tiempo parece haberse desvanecido en un abrir y cerrar de ojos, las huellas de cada momento se han quedado grabadas en mi
Siento los besos de Edward en toda mi espalda. Sonrío un poco al tener esta deliciosa manera de despertar. Me acerco un poco a él y pongo mi trasero en su miembro, sintiendo como va creciendo cada vez más.—¿Me estás provocando, nena? —su voz suena más ronca de lo normal.—Tú empezaste —me defiendo.Pongo mi mano en su miembro y comienzo a acariciarlo por encima de la pijama. Sus ojos me ven con mucho deseo y sonrío por eso. Me hago encima de Edward y comienzo a mover mis caderas contra su miembro.—Qué duro estas, amor —muerdo su labio.Unos golpes suenan en la puerta y me bajo de inmediato para cubrirme con la cobija. Las voces de nuestros hijos se escuchan desde afuera de la puerta y niego con una sonrisa.—Yo quería sexo mañanero —Edward muerde el lóbulo de mi oreja.Me acomodo la pijama para abrirle la puerta a mis hijos. Sonrío al ver sus caritas brillantes de emoción, sus ojos reflejan la inocencia y la alegría de la infancia.—Mamá, papá —exclaman con entusiasmo mient
Estoy sentada en Starbucks con mi novio y mis amigas, disfrutando del bullicio y el aroma a café recién hecho. Es uno de esos lugares que siempre me hacen sentir viva, conectada con el mundo. Acabo de pedir un frappuccino y me dejo envolver por el dulce y frío sabor mientras escucho las animadas conversaciones a mi alrededor.—¿Y qué planes tienes para el fin de semana? —pregunta Ana, una de mis mejores amigas, mientras juguetea con su taza de café.—No lo sé, tal vez solo relajarme en casa —responde María con una sonrisa perezosa.Mis amigas están sumergidas en sus charlas, riendo y compartiendo historias. Mi novio, siempre a mi lado, me da una sensación de confort y familiaridad. Entonces, de repente, su voz corta el aire, trayendo consigo una propuesta inesperada.—Hoy vamos a una discoteca —dice, con un brillo en sus ojos que no había visto en mucho tiempo.Levanto la vista, sorprendida pero curiosa.—¿Una discoteca? ¿Esta noche? —pregunto, tratando de asimilar la idea.—Sí, ¿por
Samantha Subimos al auto de Edward, y mientras él arranca el motor, me siento un poco nerviosa y emocionada por la noche que nos espera. La radio está encendida, y una canción animada llena el coche, creando una atmósfera vibrante. Edward dirige la conversación con naturalidad, pero sus ojos vuelven a mí de vez en cuando. Finalmente, suelta una observación que me toma por sorpresa. —Sabes, Samantha, la falda que llevas es bastante corta —dice, con un tono que mezcla admiración y crítica. Lo miro, sorprendida. —¿Ah, sí? No sabía que te estabas fijando en mis piernas —respondo, intentando sonar despreocupada mientras una ligera risa se escapa de mis labios. Edward sonríe, aparentemente divertido por mi respuesta. —No es que esté fijándome en tus piernas, solo que es un comentario que tenía que hacer. —Bueno, es un look para salir, ¿no? —digo, tratando de justificar mi elección—. A veces hay que arriesgarse un poco para divertirse. —Lo entiendo, solo quería decirlo para que
SamanthaCierro los ojos en cuanto nos montamos en su auto, intentando evitar cualquier conversación con Edward mientras nos dirigimos a casa. El alcohol ha dejado mi mente aturdida, y el silencio parece la mejor opción en este momento.El motor arranca y el suave murmullo del coche me envuelve, creando un ambiente casi hipnótico. Siento el leve movimiento del auto mientras avanzamos por las calles, y cada giro y frenada se mezclan con los latidos de mi corazón, que parecen haberse calmado finalmente.No sé cuánto tiempo pasa mientras mantengo los ojos cerrados, pero el viaje se siente eterno y, al mismo tiempo, fugaz. A través de mis párpados cerrados, puedo percibir las luces de la ciudad parpadeando, creando sombras y destellos que bailan en el interior del coche.Mi mente divaga, repasando los eventos de la noche. Luke, la discoteca, el juego de verdad o reto, y la mirada fija de Edward que parecía seguirme a cada paso. Una mezcla de emociones se arremolina en mi interior: confusi
SamanthaMe despierto algo desubicada, ¿en dónde estoy? Intento levantarme, pero unos brazos alrededor de mi cintura me lo impiden.¿Con quién dormí anoche?¿Será Luke?Giro para ver a la persona que está a mi lado y abro los ojos con sorpresa al ver a Edward.¿Acaso dormí con él?Mi mente trata de recuperar los recuerdos de la noche anterior. La discoteca, la preocupación de Edward, el café, y finalmente, caer rendida en su cama. Miro su rostro relajado, sus facciones más suaves y pacíficas mientras duerme.Intento moverme de nuevo, pero él me sostiene firmemente. Me quedo quieta por un momento, tratando de procesar todo. El calor de su cuerpo es reconfortante, pero a la vez, la situación me parece surrealista.—Edward —susurro, tratando de despertarlo sin alarmarlo.Mi celular comienza a sonar, rompiendo el silencio de la habitación. Lo agarro rápidamente, tratando de no despertar a Edward. Es Luke.—Hola, Luke —susurro, saliendo de la habitación para no hacer ruido.—Hola, amor. ¿C
SamanthaPapá se da la vuelta y se dirige a su oficina para atender una llamada importante de un inversionista de la empresa. Me quedo sola con Edward, y no puedo evitar sentirme incómoda con su presencia, aunque no sé exactamente por qué.—¿Quién era el chico que te dejó? —pregunta Edward, con un tono que no admite evasivas.—Edward, ¿qué haces aquí? —pregunto, nerviosa y tratando de mantener la compostura.—Te hice una pregunta —su tono se vuelve más serio—. Es de mala educación no responder.—Luke —respondo con un tono menos amistoso—. Te lo mencioné esta mañana.—No, no se me olvida —responde, girando los ojos—. Vine porque tu papá quería hablar conmigo.—¿Y ya hablaron?—Claramente.—¿Y sobre qué?—No te lo voy a decir —se burla ligeramente—. Ellos se van esta noche. Quería enseñarme toda la casa y mostrarme dónde están las alarmas para que no te escapes.—Tengo permiso para salir, ¿sabes? —le digo, tratando de mantener un tono firme.—Conmigo no vas a necesitar salir, Sam.Me qu
Samantha Edward comienza a besar mi cuello y yo me estremezco al sentir sus labios sobre mi cuerpo. Me atrevo a mirarlo a los ojos y me inclino hacia él para atrapar sus labios y morderlos un poco, haciéndolo soltar un gemido.—Desde hace mucho deseaba hacer esto —va dejando besos por todo mi cuerpo hasta llegar a mi parte íntima.—Yo también deseaba mucho esto —le doy la vuelta y me subo encima de él —¿Te gusta lo que hago?—Si —dice con su voz ronca —Samantha, te he deseado toda mi vida.—¿Y tú crees que yo no?—¿Y que pasara con Luke?Detengo mis movimientos por un momento —No sé. Solo quiero estar contigo, Edward.—Yo igual.Edward mete sus manos por mi blusa y la lanza a cualquier lado de la habitación. Sus manos atrapan mis senos y comienza a darle varios masajes. Puedo sentir lo excitado que estar.—Me encanta ponerte de esta forma —lo toco encima de la ropa.—¿Y yo te coloco de alguna forma?Él me toca encima de mi panty y muerdo mi labio al saber que él está sintiendo