Hoy es el cumpleaños de Edward, pero Drake me había hecho prometer que fingiera olvidar la fecha para darle una gran sorpresa en la noche. Me estiro bajo las sábanas, sintiendo el calor de Edward a mi lado. Su mano descansa sobre mi cintura, y la otra está bajo su cabeza mientras duerme plácidamente. Con cuidado, aparto su brazo y me levanto de la cama sin hacer ruido. Me apresuro al baño, consciente de que tengo un sinfín de cosas por hacer hoy, y el tiempo no está de mi lado. —¿Qué hora es, nena? —su voz adormilada interrumpe el silencio. —Las seis de la mañana —le respondo con una sonrisa, intentando sonar casual. —¿Y qué haces arreglada tan temprano, Sam? —pregunta mientras se incorpora un poco, frotándose los ojos. —Voy a salir a desayunar con unas amigas —miento, tratando de mantener la naturalidad. —Pensé que pasaríamos el día juntos… —dice, con una expresión de ligera decepción en su rostro. —No creo que podamos, cariño. Prometí que sería un día de chicas —le dig
Desayunamos unas deliciosas tostadas mientras navegamos en el computador, buscando el lugar perfecto para nuestra boda. El sol de la mañana entra por la ventana de la cocina, llenando el espacio con una luz cálida y acogedora. El aroma del café recién hecho flota en el aire, mezclándose con el dulce olor de las tostadas.—¿Qué piensas de Santorini? —le pregunto a Ed, señalando la pantalla donde se despliegan imágenes de la hermosa isla griega. Los acantilados blancos, las aguas cristalinas y el cielo azul parecen sacados de un sueño.Ed se inclina un poco más cerca de la pantalla, sus ojos brillan con interés mientras observa las imágenes. Se queda en silencio por un momento, como si estuviera imaginando cómo sería casarnos en un lugar tan mágico.—Me gusta mucho —responde finalmente, girando su rostro hacia mí con una sonrisa suave—. ¿Quieres que nos casemos en Santorini?La idea de casarnos en Santorini me emociona, pero quiero asegurarme de que él también lo desee. No quiero que se
Hoy comenzamos la mudanza a nuestra nueva casa. Es un día que he estado esperando con ansias, aunque también con un poco de nerviosismo. No es solo una mudanza, es el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, y eso me llena de emoción. Edward está empacando algunas cosas en la habitación, concentrado en asegurarse de que todo esté bien protegido para el traslado. Lo observo desde la puerta, viendo cómo cuidadosamente envuelve un marco con nuestra foto favorita en papel burbuja. Me hace sonreír cómo se toma su tiempo con cada detalle, queriendo que todo llegue en perfecto estado. —¿Estás segura de que empacamos todo? —pregunta de repente, levantando la vista para mirarme. —Creo que sí —respondo, aunque en el fondo sé que siempre hay algo que se queda atrás en cada mudanza—. Pero si se nos olvida algo, siempre podemos volver. Él asiente y vuelve a su tarea, pero no puedo evitar seguir observándolo. Hay algo en ver a Edward así, tan concentrado y decidido, que me hace sent
Maldición. Hoy es la cita con la doctora para saber el sexo del bebé. Es un momento que he estado esperando con ansias, pero también uno que me llena de nervios.Me siento en la sala, revisando mi teléfono para distraerme mientras Sam se prepara. Cuando la veo salir de la habitación, mi corazón da un vuelco. Está radiante con ese vestido blanco que resalta su panza, que ya es imposible de ignorar. Cada día que pasa, ella está más hermosa, y la emoción de saber que pronto seremos padres se hace más real.Me acerco a ella, incapaz de resistir la tentación de besarla. Sus labios son suaves y cálidos, y el contacto de mi mano en su vientre me hace sentir una conexión inmediata con nuestro bebé.—Estás hermosa —le susurro, y ella me responde con una sonrisa tímida, esa que siempre me derrite.Tomo su mano con ternura y la guío hacia el carro. Es un momento solemne, casi sagrado, y ambos lo sabemos. Subimos al auto y comienzo a conducir hacia la clínica, mis pensamientos en mil direcciones.
¡Me voy de viaje a Bora Bora!Lucy, mi mejor amiga, ha organizado un viaje para mi despedida de soltera. Originalmente, era una sorpresa, pero insistí tanto que al final tuvo que decirme a dónde íbamos.—¿Segura que quieres ir? —pregunta Edward con un puchero en su rostro.—Amor, estaré bien —le aseguro, acariciando su mejilla.—Pero estarás separada de mí —dice mientras coloca sus manos alrededor de mi cintura, atrayéndome hacia él—. No quiero separarme de ti, amor.—Eddie, solo serán tres días —le respondo entre risas, intentando calmarlo.—Tres días en los que no voy a poder besarte —murmura, pegando sus labios a los míos con ternura.—Cariño, debemos irnos ya al aeropuerto o llegaré tarde —le recuerdo, aunque una parte de mí tampoco quiere soltarlo.—No, Sam —protesta, apretándome un poco más—. No quiero dejarte ir.—Amor, solo seremos las chicas y yo —intento tranquilizarlo, sabiendo que su preocupación es genuina.—Y habrá idiotas que intentarán acercarse a ti, pero confío en ti
El sol entra a través de las cortinas, despertándome más temprano de lo que esperaba. Miro el reloj en mi celular y veo que son apenas las seis de la mañana. A pesar de la hora, me siento llena de energía, así que decido aprovechar el tiempo. Entro al baño, me arreglo rápidamente y salgo para dar un paseo por la playa. Mientras camino descalza por la arena, disfrutando de la suave brisa marina, decido llamar a Edward. Extraño escuchar su voz. —Buenos días, amor —digo cuando él responde. —Buenos días, nena —su voz suena adormilada—. ¿Cómo estás? ¿Me estás extrañando? —Muchísimo, amor —admito, sonriendo al imaginar su cara—. ¿Tú estás durmiendo en casa de tus padres? —Sí, no podía soportar estar solo en nuestra casa —responde con un suspiro—. Te extraño demasiado, Sam. La casa se siente vacía sin ti. —Yo también te extraño mucho, Eddie. Ya casi nos volveremos a ver. —¿Qué planes tienen para hoy? —Vamos a viajar en yate —le cuento, emocionada. —Ten mucho cuidado, por favor —su to
Hoy es un día especial, y aunque he pasado por muchas cosas en mi vida, debo admitir que estoy más nervioso de lo que pensaba. Hoy es la fiesta de revelación de género, un momento que tanto Sam como yo hemos esperado con ansias. Aún recuerdo el día en que Sam me dijo que estaba embarazada. No podía creerlo, y al mismo tiempo, sentí una alegría indescriptible. Ahora, estamos aquí, a punto de compartir la noticia con nuestras familias y amigos más cercanos. Me miro en el espejo y ajusto el cuello de mi camisa blanca. Es simple, pero perfecta para la ocasión. Quiero estar a la altura de este momento tan importante. Salgo de la habitación y me encuentro con Sam en la sala. Ella luce absolutamente hermosa en su vestido blanco. Su barriguita se nota más ahora, y no puedo evitar sonreír cada vez que la veo. —Te ves hermosa —le digo mientras la abrazo por detrás y beso su mejilla. —Gracias, Eddie —responde, mirándome con esos ojos llenos de amor que siempre me hacen sentir como el hombre m
El sol se alza lentamente en el horizonte, anunciando el inicio de un nuevo día. La luz suave de la mañana entra por las cortinas, iluminando la habitación y despertándome de un sueño profundo. A mi lado, Sam todavía duerme plácidamente, con una mano descansando sobre su vientre, donde nuestro pequeño Louis crece cada día más. Sonrío al recordar la fiesta de revelación del día anterior, el momento en que el humo azul llenó el aire y confirmamos lo que ambos habíamos soñado: íbamos a tener un niño.Con cuidado, me levanto de la cama, tratando de no despertarla. Hoy es un día importante, no solo porque me he decidido a hacer algo que he estado planeando en mi cabeza durante semanas, sino porque es el momento de asegurarme de que todo esté perfecto para nuestra familia en crecimiento.Después de darme una ducha rápida y vestirme, bajo las escaleras y me preparo un café. Necesito la energía para lo que tengo en mente hoy. Mientras disfruto de la tranquilidad de la mañana, saco mi teléfono