Ser el Sigma de la manada siempre ha sido la parte más complicada de la vida de Edwar, el más fuerte de los Lycántropos. Decidido a vivir en soledad, apartado del resto de la manada, esa noche sale al bosque a dar un paseo, sin imaginar lo que el destino le tiene deparado. Los gritos aterradores de una mujer, ponen en alerta al Alpha solitario, cuyo instinto lo impulsa a defenderla, enfrentarse a ellos y rescatarla de las garras e intenciones perversas de sus depredadores. Ahora que Selena ha sido rescatada, se siente en deuda con aquel héroe inesperado, envueltos en la magia de la luna llena, ambos se entregan al placer y la lujuria. Tan inesperadamente como llegó a su vida, Edwar desaparece sin dejar rastro. Ante aquella afrenta, Selena siente el deseo intenso de vengarse del alpha solitario. Una jugada del destino los llevará a reencontrarse nuevamente en circunstancias difíciles para ambos, ella está a punto de casarse con su hermano Bodolf, llevando en su vientre el fruto de aquella noche de pasión. ¿Podrá Edwar abandonar sus principios y enfrentar a su propio hermano por el amor de Selena? ¿Será ella, capaz de perdonar su abandono y entregarse al verdadero amor?
Leer másEl nacimiento de Claraluna llena de alegrías a la pareja. Aquella pequeña es la razón para que algunas cosas comiencen a cambiar dentro de las reglas de la manada.Claraluna es la esperanza de todas las mujeres alphas que vivieron y han vivido bajo la sombra del macho alpha. Ella, la futura heredera del mando, vino a reivindicar el lugar de su abuela Lunaire. Dos semanas después, durante la luna llena siguiente, la pequeña criatura es bautizada frente a la manada que años después gobernará. Tanto Edwar como Selena están orgullosos de ser los líderes de la manada y de la evolución de esta. —Finalmente, podré ver con mis propios ojos ese hermoso momento, en que el trono de mi padre sea dirigido por una reina alpha. —sonríe la mujer con la pequeña en brazos.Todos festejan la alegría de aquel instante de dicha y justicia milenaria. Todos, excepto Pilar, cuya mirada refleja la tristeza por el recuerdo de su hijo. De pronto, ve que alguien de acerca a ella. —Pilar, podemos conv
La muerte de Bodolf viste de oscuridad la noche. Pilar está destruida con aquella noticia, por segunda vez perdía a su hijo. En tanto, Selena no deja de sentir compasión y tristeza por el destino del alpha; a pesar de todo el daño que le había hecho, no podía guardarle rencor. Edwar entra a la tienda, se sienta a su lado y la mira fijamente mientras acaricia su vientre. —¡No permitiré que mi hijo tenga que pasar por lo mismo que yo! Pienso asumir mi responsabilidad como el verdadero Rey Alpha y quiero pedirte que me acompañes en esta misión.—¡Acepto, Edwar! Acepto estar a tu lado como tu compañera y dirigir juntos el destino de Alphamoon. —Mi madre te estará plenamente agradecida. —¿Dónde está ella? —pregunta con curiosidad.—En un lugar que aún no sé como llegar. Pero le prometí devolver a mi linaje el trono que le corresponde y eso haré. Por ti y por esta criatura que está por venir. —acaricia el vientre de la híbrida.—Te amo, Ed. —dice ella, posando su mano sobre la
La llegada de Edwar causa revuelo en la manada, gritos de alegrías vitorean al Sigma. —Bienvenido, sigma —lo saluda Larión, el gamma de la manada. —Gracias, hermano. —responde colocando su mano sobre el hombre. Las mujeres de la manada miran con asombro la presencia de Edwar quien no sólo está de vuelta, sino que hay un brillo especial en su mirada. Selena sale de la tienda, y al verlo corre a sus brazos, como si no le importara en lo absoluto los juicios y críticas del resto de la manada.—¡Volviste, volviste! —se prende a su cuello, y él intenta controlar los impulsos de la pelirroja susurrando a su oído:—¡Todos nos observan! Déjame resolver un pequeño asunto y aguarda por mí en tu tienda. —Ella asiente, y regresa a su tienda, mientras Edwar se dispone a enfrentar a su hermano.Bodolf quien ya percibió la presencia del sigma, aguarda por él. Edwar entra a la tienda del alpha, este se encuentra de espaldas a la entrada. —¿Vienes a humillarme, Ed? —pregunta y se gira len
—Está bien, madre. Lo haré. —le responde con firmeza. Lunaire sonríe orgullosa. Sabía que no podía estar equivocada con su hijo. —Ahora debes prepararte para tu regreso. Descansa y en una hora vendré por ti. Edwar asiente, se gira, cierra sus ojos y se queda dormido. En tanto, Lunaire regresa a la entrada principal para invocar a la luna antes del regreso de su hijo y dejar todo preparado para ese momento glorioso. Finalmente podría estar en paz y sobre todo devolverle a sí padre la tranquilidad de haber cumplido su promesa. Días después, justo cuando la Luna está por pasar a su fase menguante, el sigma está preparado para su retorno. —¿Estás listo, Ed? —pregunta la madre, y este asiente.—¡Sí, madre! —contesta.—Los dioses y nuestra luna Calisto, te guíen en el camino de vuelta a casa.—¿Madre y tú? —pregunta ansioso.—Ve y haz lo que debes hacer. Ya no soy necesaria en la manada, Ed. Con que tú me hayas recordado me doy por bien servida.—Pero…—Ve, hijo. Ve y recupe
Edwar se incorpora sobresaltado ante aquella situación.¿Dónde estaba? Se sentía aturdido.Era como si todo aquello hubiese sido un sueño y nada a su alrededor existiese de verdad. Mira a todos lados, observa aquella cama donde yace acostado, se dispone a levantarse de allí, cuando ve el reflejo de una silueta acercarse a él. Pronto el recuerdo de lo ocurrido la noche anterior comienza a tomar forma en su cabeza. Recuerda a los hermanos Spilman atacarlos, también recuerda que alguien lo hirió y que…Ella, esa mujer era su madre.Lunaire se aproxima a él, trae en sus manos una taza blanca con un líquido humeante. Edwar cierra y abre los ojos varias veces, aún no tiene certeza de qué lo que está mirando es real.—¿Cómo te sientes, hijo? —escucha la voz en eco de su madre.—¡Mamá! —murmura.— ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar es este? —Toma esto primero, hijo. Necesitas relajarte y recuperarte por completo. —¿Qué es esto? —sostiene la taza observando aquella bebida color ocre oscur
El rumor de la muerte de Edwar se esparce pronto en los miembros de la manada, para Bodolf y Caleb aquello resulta en una gran victoria. Su plan había resultado. Ahora estaba libre de su hermano quedando frente a su pueblo como inocente.Sin embargo, envanecido por el ego, Caleb se jacta frente a sus amigos, en los bajos suburbios, de que todo lo ocurrido es producto de un plan perfecto del alpha y este rumor, de igual manera, llega a los oídos de Connor.—¡Maldita sea! El Sigma no tuvo nada que ver con la muerte de Conall. Todo fue una trampa de Bodolf. ¡Ese hijo de perra debe pagar la muerte de nuestros dos hermanos! —esgrime con fiereza. —¡No niego que dudé de que él tuviese que ver con la muerte de Conall! Pero sí me pareció extraño que nuestro hermano no hubiese ganado la batalla, tenía marcas en sus brazos. Esos cobardes lo atacaron a traición.—¡Así como lo hicimos nosotros con el sigma! —exclama él alpha.—No podemos dejar que Bodolf se salga con la suya. Tenemos que ven
—¡Morirás igual que murió nuestro hermano! Nada podrá salvarte —grita enardecido, Connor, levantando el rostro como un gesto de aprobación a su manada para que inicien el ataque contra el lycan. Edwar rápidamente se transforma en hombre lobo y uno a uno los doce miembros de la manada, comienzan a atacarlo. Por más fuerte que pueda ser Edwar, la emboscada de los lycanes es difícil de vencer. Cuando enfrenta a uno de los atacantes, otro aprovecha a sus espaldas para herirlo. El Sigma, siente como las garras y colmillos de sus oponentes le laceran la piel sin poder evitarlo, aún así, él Sigma no cede. No se dejará vencer, primero deberán matarlo.Del otro lado del bosque, un presentimiento recorre el cuerpo de Lunaire por completo. Algo debía estar pasándole a su primogénito, su corazón da un vuelco cuando ve a través de la abertura de la tela que cubre la entrada de su escondite, a su segundo hijo pasar frente a la tienda con la pelirroja y su guardaespaldas.—¡Edwar, hijo! Estás
Edwar toma conciencia de lo que acaba de hacer. Aquella marca no sólo dejará claro ante todo el resto de la manada, que es suya, sino que dejará a Bodolf delante el resto como un tonto. Su actitud impulsiva no tenía justificación alguna, lo que acababa de hacer era el detonante que haría estallar una guerra entre él y el resto de la manada. —¡Lo siento! —le suplica, pero Selena está tan aturdida con lo que acaba de ocurrir que no tiene conciencia de la gravedad de aquel asunto. Ella se limpia con el vestido el resto de sangre, se siente algo mareada. Edwar, la ayuda a levantarse. —Lo que acabo de hacer, es un acto imperdonable, no debí dejarme llevar por la tentación. —Dime, dime que es lo que hiciste. —le dice ella apretando sus dientes. —Acabo de marcarte. —Eso que rayos significa. ¡Auch! —pasa la mano por su cuello sintiendo varias punzadas proveniente de sus heridas.—Todos en la manada sabrán que me perteneces. —¿QUÉ? —pregunta sorprendida. —El problema de todo
Selena corrió sujetando con fuerza la mano de Edwar. Todo ocurrió de manera tan rápida y angustiante que no tuvo chance de pensar y notar que el sigma podía caminar nuevamente. —¿Puedes caminar? —preguntó jadeante en el momento que este se detiene para tomarla en brazos y lograr cruzar el riachuelo que se tiende frente a ellos.Edwar sólo sonrió como respuesta obvia a la pregunta de la pelirroja, ella se sujetó de su cuello, mientras él, con largos pasos atravesó el río de unos dos metros de ancho. —Esto me recuerda a nuestra primera vez —murmuró ella sin dejar de verlo. Sin embargo para Edwar aquella situación no sólo era estresante por el hecho de haberla imaginado en peligro, sino que aunque esa pudiese ser una oportunidad para huir con ella, sabía que sus actos podían generar un caos en la manada. Mucho más, estando en luna llena.Llegaron hasta una cueva, el sigma estaba agotado, no sólo por tener que atravesar todo el bosque con Selena en brazos, sino por la lucha que ha