¿Quién dijo que el dinero compra la felicidad? Esa es la pregunta que Aren se hace todo el tiempo después de que la mujer de su vida lo dejara en el altar. Él lo tiene todo, o al menos eso que la gente dice que el dinero es todo en la vida. Tiene riqueza gracias a sus empresas relacionadas a la industria automotriz, un privilegiado estatus social, y una apariencia física que es la envidia de muchos. Sin embargo, eso no evita que sea llamado un “perdedor”, después de todo, le faltaba lo más importante para muchos; alguien que lo ame por lo que es y no por lo que tiene. El constante señalamiento de la sociedad y los medios de comunicación, hacen que Aren deje de ser el hombre estratégico que fue siempre para tomar decisiones, y se pierda el control de todo. Su mente se nubla de tal manera, que, dejando todos sus principios a un lado, él decide comprar el amor por llamarlo de alguna manera. Si bien su decisión está fuera de sus principios, su desesperación no llega al punto de hacer que meta a una completa extraña a su vida, sino que a una mujer que él conoce muy bien y puede beneficiarse de esta oferta que él tiene para hacerle. Esa “afortunada” es Haizea, una joven empresaria que busca ser parte del mundo en el que se mueve Aren, y no lo consigue por no tener un apellido que avale su estatus social y económico. Necesitándose mutuamente por motivos diferentes, ambos armaran un teatro para convencer al mundo de que Aren no es un perdedor, y que Haizea es la joven promesa en un mundo de negocios lleno de prejuicios, pero ¿Qué pasara después? ¿Será esto acaso un trato con fecha de vencimiento?
Leer másAl día siguiente: 10 de agostoDespertarte con el molesto sonido de tu celular cuando estas tan a gusto durmiendo, puede ser de lo más fastidioso. Suelto a mi prometida con cuidado para no despertarla y manoteo la mesita de noche para inmediatamente contestar la llamada entre dormido.—Hola —digo escuchando lo ronca que esta mi voz.—Aren, soy Miguel —escucho.Creo que tengo tantas ganas de terminar con todo esto, que, con solo oír su voz, me levanto de la cama y salgo de la habitación para que ella no se despierte.—Miguel, hola… perdón, estaba durmiendo —explico y voy hacia mi oficina para que nadie nos interrumpa.—Lo siento Aren, sé que es muy temprano, pero lo que tengo que decirte es muy importante —me informa obteniendo toda mi atención mientras que me siento en la silla detrás de mi escritorio.—Solo dime que son buenas noticias, ¿sí? —le pido casi como si fuera una súplica.—Son buenas noticias, y todo gracias al trabajo que hiciste —me cuenta y a pesar de no sé exactamente d
Creo que ni ella ni yo podíamos espera a estar solos en nuestro cuarto, y es que, si bien la cena con sus padres ha sido increíble, yo solo quería poder besarla como lo estoy haciendo ahora en nuestro cuarto. Caemos en nuestra cama en medio de nuestra guerra de besos y caricias, cuando de pronto caigo en cuenta de que tal vez esto no sea lo correcto.—Espera —le pido separándonos un poco y acaricio su rostro con ternura.—¿Qué ocurre? ¿Por qué te detienes? ¿Por mis padres? —me pregunta frustrada y sonrió.—No, es decir… si es un tema que estén en la misma casa y que puedan llegar a escucharnos, pero me detengo porque no sé si podemos —digo como un tonto.—¿Cómo que no sabes si no podemos? —pregunta entrecerrando sus ojos tal y como si no pudiese creer lo que le acabo de decir.—Es que tu salud… el bebé… ¿y si le pasa algo? —expongo nervioso y por alguna razón Haizea comienza a reír—. ¿Qué pasa? No te burles de mí, ¿sí? —le pido como niño pequeño.Ella de repente se levanta de la cama
No sé si hay un enemigo más grande que la curiosidad, pero es con lo que he tenido que luchar durante todo el día, y es que solo a mí se me ocurre decirle a ella que en la cena hablaríamos de algunas cosas con sus padres. Ha sido toda una odisea poder salir de la casa sin ser víctima de un extenso interrogatorio, pero lo conseguí.—Señor Danek —me saluda Catalina al verme entrar a su atelier y sonrió.—Señorita Fernández, que gusto verla nuevamente —digo divertido y me acerco a ella para abrazarla como la amiga que es.—Lo mismo digo Danek, hace mucho que no venias a visitarme —se queja cuando nos vamos soltando.—Lo siento amiga, pero si yo te contara de todo lo que ha pasado en mi vida últimamente, no lo creerías —comento y sonríe.—No sé si quiero saberlo, lo que si quisiera saber es que haces en mi atelier —menciona y ahora soy yo quien esboza una media sonrisa.—Te mentiría y diría que he venido a visitarte como el buen amigo que soy, pero la realidad es que necesito de tu ayuda
Al día siguiente: 9 de agostoLa anoche de anoche fue un tanto fatídica, Haizea apenas me ha dejado abrazarla, pero no la culpo, yo también estaría enfadado con solo pensar que alguien más la hubiese tocado. A pesar de esto, me siento triste porque es difícil aceptar su rechazo.—Buenos días —le digo al oído para que despierte.—Hola —saluda un poco fría y se gira en la cama para verme de frente y acaricia mi rostro.—¿Sigues molesta? —me atrevo a cuestionar y es que en verdad no quiero que ella este triste.—No estaba molesta, pero entiéndeme, ¿sí? —me pide y se acomoda en mi pecho tal y como si fuese una niña pequeña.—Te entiendo, yo también me sentiría así —confieso y acaricio su cabello—. Lo que tienes que comprender es que era la única manera de poder llevar a cabo el plan, ¿sí? Creerme que todo lo que hice, y lo que hago es por ti y por el bebé —digo con toda seguridad y esboza una leve sonrisa.—Eso lo sé, y el día de mañana, cuando tengamos a nuestro bebé con nosotros le cont
Entro a la casa casi como si fuese un ladrón dadas las horas que son, y con mucho cuidado para no despertar a los padres de Haizea, voy a mi cuarto. Al entrar, la veo a ella abrazada a la almohada completamente dormida. No pudo evitarlo y me acerco a ella para después agacharme y acariciar su rostro.—Te amo alma mía, y te prometo que todo lo que hago es por ti y por nuestro bebé —expreso bajito, pero al parecer no lo suficiente para que ella no se despierte.—Regresaste —susurra y acaricia mi rostro.Al parecer esta tan dormida que apenas abre sus ojos un poco confundida y sonríe levente.—Aquí estoy preciosa, tu descansa ahora —sugiero, pero al parecer ella finalmente despierta del todo y se reincorpora sentándose en la cama.—Regresaste —reafirma como si lo de recién hubiese sido mentira—. ¿Cómo te fue? ¿Conseguiste el objetivo? —averigua sin pausa.—Todo ha salido tal y como lo planeamos, aunque bueno… tuvimos que optar por el plan B —resumo y es que no quiero darle detalles.—¿Ha
Si hay algo que he aprendido en mi tiempo colaborando con la DEA, es que no hay lugar para la improvisación. En todas las ocasiones que he sido parte de una misión, siempre ha habido un plan B, e incluso C, y esta no es la excepción.—¿Qué es este lugar? —me pregunta cuando ya estamos en el estacionamiento subterráneo del edificio.—Es un sitio muy discreto al que suelo venir, ya sabes que la prensa suele hacerse un festín de mis descuidos —menciono continuando con mi papel.—No sabía que tenías un sitio así —dice y se acerca a mi para darme un beso que no genera nada en mí.—Cuando no encuentras lo que necesitas en tu casa, debes buscarlo en otro sitio —miento y hago un gran esfuerzo para volver a besarla y convencerla de que hoy pasara todo entre nosotros dos.—Entremos por favor, me muero por quitarte la ropa y recorrerte entero como solía hacerlo en nuestros mejores días —dice y sé que con esto la tengo en mis brazos.—Vamos —concuerdo.[…]No tengo idea si Haizea me perdonara por
Acercarme a Lorena esta siendo más complicado de lo que imagine. Ella pareciera haber levantado un gran muro entre nosotros dos, y a pesar de que en otro momento esto me hubiese parecido muy conveniente, hoy necesito que pase todo lo contrario.Pienso una y otra vez en la forma para acortar la distancia y no es hasta que veo al sumiller que comienza a explicarnos acerca de los vinos elegidos para el coctel de la subasta, que se me ocurre una idea.—Deberíamos ir a visitar su local para probar una mayor selección de vinos, ¿no crees? Los invitados son bastante amplios en sus gustos, y creo que aquí no tenemos las variedades necesarias —comento para inventarme un pretexto.—Si quieren pueden ir ahora mismo, tal y como ha mencionado el caballero, en nuestro local tenemos la selección entera de vinos para que puedan elegir con libertad —concuerda y la miro.—¿Te parece si vamos? Tengo el día libre para todo esto —ofrezco y puedo notar sus dudas.«Acepta, acepta» me repito por dentro.—Est
Tres días después: 8 de agostoDefinitivamente, la llegada de los padres de Haizea ha sido de gran ayuda. Ellos no solo están al pendiente de ella, sino que también hacen que todo sea un poco mejor. Gracias a ellos, Haizea está tranquila a pesar de todo lo que nos esta pasando. No voy a negar que a mí no me pasa lo mismo, yo estoy con mi mente dispersa por todas partes mientras que trato de hacerme a la idea de que tendré que utilizar todos mis encantos para sacarle la información que necesito a Lorena.—Te ves muy guapo —me halaga mi prometida desde la cama mientras que yo acomodo el cuello del saco de mi traje frente al espejo.—La verdad es que estoy un poco nervioso —admito y me giro para verla.Observo lo bella que luce con ese camisón blanco y sonrió.—Lo sé, pero es por el bien tuyo y de nuestra familia. Aren, yo confió en ti —me recuerda—. Sé que me amas y que si te acercas a ella es para poder ponerle ese micrófono —me dice con seguridad.No sé como lo hace, pero me da calma
Tres días después: 8 de agostoDefinitivamente, la llegada de los padres de Haizea ha sido de gran ayuda. Ellos no solo están al pendiente de ella, sino que también hacen que todo sea un poco mejor. Gracias a ellos, Haizea está tranquila a pesar de todo lo que nos esta pasando. No voy a negar que a mí no me pasa lo mismo, yo estoy con mi mente dispersa por todas partes mientras que trato de hacerme a la idea de que tendré que utilizar todos mis encantos para sacarle la información que necesito a Lorena.—Te ves muy guapo —me halaga mi prometida desde la cama mientras que yo acomodo el cuello del saco de mi traje frente al espejo.—La verdad es que estoy un poco nervioso —admito y me giro para verla.Observo lo bella que luce con ese camisón blanco y sonrió.—Lo sé, pero es por el bien tuyo y de nuestra familia. Aren, yo confió en ti —me recuerda—. Sé que me amas y que si te acercas a ella es para poder ponerle ese micrófono —me dice con seguridad.No sé como lo hace, pero me da calma