¿Quién dijo que el dinero compra la felicidad? Esa es la pregunta que Aren se hace todo el tiempo después de que la mujer de su vida lo dejara en el altar. Él lo tiene todo, o al menos eso que la gente dice que el dinero es todo en la vida. Tiene riqueza gracias a sus empresas relacionadas a la industria automotriz, un privilegiado estatus social, y una apariencia física que es la envidia de muchos. Sin embargo, eso no evita que sea llamado un “perdedor”, después de todo, le faltaba lo más importante para muchos; alguien que lo ame por lo que es y no por lo que tiene. El constante señalamiento de la sociedad y los medios de comunicación, hacen que Aren deje de ser el hombre estratégico que fue siempre para tomar decisiones, y se pierda el control de todo. Su mente se nubla de tal manera, que, dejando todos sus principios a un lado, él decide comprar el amor por llamarlo de alguna manera. Si bien su decisión está fuera de sus principios, su desesperación no llega al punto de hacer que meta a una completa extraña a su vida, sino que a una mujer que él conoce muy bien y puede beneficiarse de esta oferta que él tiene para hacerle. Esa “afortunada” es Haizea, una joven empresaria que busca ser parte del mundo en el que se mueve Aren, y no lo consigue por no tener un apellido que avale su estatus social y económico. Necesitándose mutuamente por motivos diferentes, ambos armaran un teatro para convencer al mundo de que Aren no es un perdedor, y que Haizea es la joven promesa en un mundo de negocios lleno de prejuicios, pero ¿Qué pasara después? ¿Será esto acaso un trato con fecha de vencimiento?
Leer más[AREN]Dos días después: 14 de agostoSe supone que me darían el alta el mismo día que llegue al hospital, pero al parecer los médicos se han ensañado en que me quedase en este lugar por más tiempo, según ellos debían hacerme más estudios para descartar cualquier otro problema.Lo único que yo sé es que siento que le estoy fallando a Haizea. Se supone que era yo quien debía cuidarla, que tenía que ser en quien ella se pudiera apoyar durante todo el embarazo, pero todo esta siento al revés. Es ella quien pasó las noches en vela en el hospital, quien no me soltó la mano cuando ni un solo minuto.—Por fin me puedo ir de aquí —me quejo cuando ya vamos saliendo de la habitación.—No sigas culpando a los doctores, ellos solo hacían su trabajo —me pide sabiendo que lo único que hice este tiempo fue justamente eso.—Lo sé, pero es que este tiempo aquí es tiempo inútil —continúo quejándome.Ella pareciera que con tal de no discutir conmigo solo me sigue la corriente.—Pareces un niño chiquito,
[HAIZEA]Las horas se hacen eternas en este lugar. Mi cabeza no deja de pensar en la posibilidad de perderlo, ¿y si pasa eso? ¿y si mi hijo se queda sin su padre antes de nacer? El miedo no me deja pensar con claridad, sobre todo porque me encuentro completamente sola.Camino de un lado a otro en este frio pasillo tratando de calmarme, pero es demasiado difícil. Aren se ha preocupado tanto por mí que se ha olvidado de cuidarse él mismo y no puedo perdonarme por eso. «Haizea, tranquilízate también tienes que cuidar del bebé » me recuerdo una y otra vez mientras que acaricio suavemente mi abdomen, No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado cuando una enfermera se acerca a mí.—¿Usted es la prometida del señor Danek? —me pregunta amablemente y asiento.—Si, soy yo, ¿hay alguna novedad? —cuestiono con desespero.—El doctor ha terminado de hacerle los estudios, ya puede pasar a ver al paciente —informa y una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro a pesar de toda la situación. —¡Gracias! ¡Gr
[HAIZEA]El frio pasillo de este hospital se convierte en el escenario de uno de mis peores momentos. Hace rato se han llevado a Aren y aun ninguno de los médicos ha salido a darme noticias de su estado de salud. No entiendo que paso, estábamos tan bien… bueno, como podíamos porque sé que a él lo estaba angustiando toda la situación en la que nos encontramos.Tengo mucho miedo, ¿y si lo pierdo? ¿Y si sufre de una enfermedad incurable? No sé, pero por mi cabeza solo pasan las peores cosas y es que tal vez son más las cosas malas que buenas las que nos han pasado y es por eso por lo que no puedo pensar en nada bueno.—¿Familiares de Aren Danek? —pregunta un doctor cruzando las puertas del área de emergencia.—Soy su prometida, por favor dígame como se encuentra Aren —le pido acercándome a él y la desesperación en mi voz es mucho más que evidente.—Lo hemos podido estabilizar, y para ser honesto lo ha traído a tiempo al hospital —dice y esto no calma mis nervios.—No entiendo… —murmuro.
Salir de la habitación se ha vuelto todo un reto para nosotros, pero también somos conscientes de que no podemos pasar todos nuestros días encerrados, y no porque no queramos, sino porque al final del día tan solo somos humanos. Hoy somos dos turistas que viven la experiencia de este país lleno de encantos, y sobre todo de lujos, como lo son los yates que hay disponibles.Tengo mucha suerte de estar solo con ella en este impresionante navío, pero, sobre todo, tengo suerte de poder verla andar en traje de baño, uno que me invita a fantasear una y otra vez.—Te ves muy sexy de capitán —menciona divertida mientras que se acerca a mí.—Y tú te ves muy bien en bikini, aunque me preocupa que alguien nos acuse, ya sabes que por estas tierras hay algunas cuantas cosas que están prohibidas —bromeo.Ella pareciera estar queriendo poner mis sentidos a prueba, y vaya que lo esta consiguiendo con su manera de acercarse a mí. Sus andares son una tentación hermosa, pero cuando ella hace que gire la
Al día siguiente: 12 de agostoNo estoy seguro si ha sido la noche tan intensa que ella y yo hemos pasado, o es que mi mente aun no puede desconectarse de lo que esta pasando en Miami. Lo único que sé es que no he podido dormir mucho, aunque también admito que ella no me lo ha permitido.La observo y siento que la amo cada minuto más, no veo la hora de conocer a nuestro bebé, de que estemos los tres juntos y tener esa vida con la que tanto ella me hace soñar.—Aren —la escucho decir de repente y simplemente me aparta con una de sus manos para después levantarse de la cama a toda prisa.—Haizea, ¿Qué ocurre? —pregunto preocupado, pero al verla entrar al baño, entiendo lo que está pasando.«Nauseas…» pienso y me levanto con la intención de ir a ayudarla, pero para ser sincero, no sé que pueda hacer por ella más que estar a su lado.—Alma mía, ¿te encuentras bien? —indago desde este otro lado de la puerta.—¡Ya voy! —es lo único que escucho y entendiendo que necesita su espacio, me quedo
Las vistas de Catar son muy hermosas desde el auto que nos está llevando al hotel, pero la verdad es que no consigo concentrarme en nada cuando la tengo a mi lado y lo único que puedo hacer es besar su cuello. Ella lleva una de sus manos a mi cabello y trata de detenerme.—Aren, no estamos solos —me dice agitada y de inmediato cierro la división que hay entre la cabina del conductor y nosotros.—Ahora si —le digo al oído y rozo su brazo con la punta de mis dedos.—¿Por qué no esperamos a llegar al hotel? Estamos en un país bastante conservador y no quiero que termines en la cárcel —sugiere haciéndome sonreír.—Tengo la sensación de que falta una eternidad —me quejo y sonríe sobre mi boca.—Yo también, pero mejor comportémonos bien —insiste y de a poco voy separándome de ella para evitar que la tentación sea aún peor.[…]Creo que ambos estábamos locos por llegar al hotel, y mucho más para que la registración no tardara una eternidad. Parecemos dos locos que apenas entran a la suite de
Al día siguiente: 11 de agostoTenía la sensación de que sus padres nos harían un gran interrogatorio después de decirles que teníamos que irnos a Catar el día de hoy. Eso sin contar que los hemos tenido que volver nuestros cómplices en caso de que alguien preguntara donde estaba Haizea. Creo que en el fondo ellos saben que algo no está bien, pero por respeto a la privacidad de su hija y yo, no están comentando nada.A veces creo que me tienen mucha confianza, y teniendo en cuenta de que apenas nos hemos conocido, lo aprecio muchísimo. Verla feliz a ella es lo que posiblemente haga que las cosas marchen de esta manera tan armoniosa entre su familia y yo, pero es que nada de lo que decimos o hacemos con ella es fingido. De verdad nos amamos, y de verdad somos capaces de muchas cosas buenas con tal de que el otro este feliz.Después de preparar el equipaje con algo de prisa y de pedir que tuvieran el avión preparado, aquí estamos juntos una vez más emprendiendo un nuevo viaje, uno que s
Apenas terminé de hablar con Miguel, lo siguiente que hice fue abrir mi correo electrónico y tal y como lo anticipo, allí estaba la invitación. Sinceramente creí que tendría más tiempo para organizarlo todo, pero el supuesto evento es pasado mañana, lo que significa que deberíamos irnos mañana a Catar.La pregunta que me hago una y otra vez es si ella estará de acuerdo con todo esto. Tampoco sé como le diremos a sus padres que debemos irnos, y es que en el fondo temo que crea que los hemos dejado solos por descortesía. De pronto la puerta de mi oficina se abre, y allí aparece ella quien me mira un poco confundida.—Mi amor, ¿Qué ocurre? ¿Por qué me has dejado sola en la cama? —me cuestiona mientras entra a la oficina y luego cierra la puerta detrás de ella.—Alma mía, lo siento no fue mi intención dejarte sola —me disculpo con pena.—Tranquilo, sé que si me dejas durmiendo sola es porque tienes que solucionar algo —explica tranquilizándome.—Así es —murmuro y solo observo como ella se
Al día siguiente: 10 de agostoDespertarte con el molesto sonido de tu celular cuando estas tan a gusto durmiendo, puede ser de lo más fastidioso. Suelto a mi prometida con cuidado para no despertarla y manoteo la mesita de noche para inmediatamente contestar la llamada entre dormido.—Hola —digo escuchando lo ronca que esta mi voz.—Aren, soy Miguel —escucho.Creo que tengo tantas ganas de terminar con todo esto, que, con solo oír su voz, me levanto de la cama y salgo de la habitación para que ella no se despierte.—Miguel, hola… perdón, estaba durmiendo —explico y voy hacia mi oficina para que nadie nos interrumpa.—Lo siento Aren, sé que es muy temprano, pero lo que tengo que decirte es muy importante —me informa obteniendo toda mi atención mientras que me siento en la silla detrás de mi escritorio.—Solo dime que son buenas noticias, ¿sí? —le pido casi como si fuera una súplica.—Son buenas noticias, y todo gracias al trabajo que hiciste —me cuenta y a pesar de no sé exactamente d