Mi nombre es princesa Antara primera del reino Kael, o al menos ese era mi nombre, pero cuando el reino de las brujas cayó, mi vida cambio, pase de vestir sedas y ser adornada con oro, a ser cubierta con harapos y lodo, una vagabunda mendigando en las calles del reino de Joako, los lobos son crueles con los extraños, pero entre todos ellos, creí tener una posibilidad de vivir, fingiendo ser una simple humana, el Duque White sufría por la pérdida de su hija y me acogió como remplazo, no fue fácil, pero pensé que había logrado al menos ganarme su cariño, pero luego entendí que no podía dar nada por sentado, comprendí que si no queria regresar a las calles, solo me quedaba una opción, atrapar al futuro rey Alpha, cualquiera diría que sería fácil salir embarazada de semejante hombre, claro que teniendo en cuenta lo loco que ese bastardo esta, lo genial seria salir viva luego de estar con él.
Leer másEn el bosque las jóvenes reían ante lo sucedido, no podían creer que Trinidad fuese la compañera de los trillizos.— ¡Esto es aún más raro y especial que lo de tus padres Bella! — Estrella no cabía en sí, de pura felicidad, amaba a las jóvenes que ella consideraba primas, aunque solo compartiera lazo sanguíneos con Amanda y Bella, pero ahora Trinidad seria su cuñada, ya no debería esperar un año para ver a la joven humana.— Sí que lo es, aun me pregunto ¿Cómo se las arreglaran para reclamarte? — indago divertida la rubia y Trinidad enrojeció.— No puedo creer que pienses de esa forma, Bella. — rebatió escandalizada, haciendo que todas rieran.— ¿Nunca te sentiste atraída por mis hermanos? — indago curiosa Estrella, la joven soñaba con el d&iac
Trinidad veía el paisaje por la ventana del carruaje, notando que Bella había llegado antes que ella, pues había alterado el entorno del llano, haciendo crecer cientos de flores, todas blancas, menos las centrales, que eran rojas y que formaban una frase de felicidades a los trillizos por su mayoría de edad, entonces un suspiro salió de sus labios.— ¿Sucede algo mi princesa? — Máximo la veía con atención, como cada vez que la joven hacia algún gesto de agobio, decir que su padre era sobre protector era quedarse corto.— Nada padre. — se limitó a responder mostrando una pequeña sonrisa.— Por la diosa, solo dile a padre lo que te acompleja. — Lucio era el príncipe de los vampiros, sin lugar a duda, era la réplica de Máximo y al igual que Estrella solo se llevaba un par de meses de diferencia con su hermana may
El lobo gris siguió el aroma de su compañero, en ese momento no pensaba en su hija, en el reino que debía cuidar o en su familia, solo pensaba en Luis, y en cada palabra que había dicho, él solo queria cuidarlo, temía perderlo, o así sea verlo sufrir, el rostro perlado en sudor de Luis cuando comenzó con la labor de parto vino a su mente, pero entonces, reparo en algo que por miedo, había pasado por alto, Luis sonreía, a pesar del dolor, su compañero sonreía y todo era porque traería al mundo a su hija, la de ambos, él estaba feliz y luego, cada estúpida palabra mal expresada, el hilo de sus pensamientos dicho en voz alta, cada cosa que su brujo pudo malinterpretar o mejor dicho que él no supo explicar, todo era un gran malentendido que lo único que provoco fue que Luis dejara de sonreír, sus ojos tan hermosos estaban opacos y él solo lo dejo estar, por miedo, porque era así, temía no ser suficiente para el rubio, pues ante los ojos de Cameron, Luis era tan único, especial de la mejor
Todo marchaba bien, al menos para el emperador y su luna, pero para Cameron, las cosas eran muy diferentes, la primer noche no se percató del silencio de su compañero, creyendo que Luis estaba pensando en las responsabilidades que tendría como rey, aun sonaba raro en su cabeza, ellos serian rey y rey de Kael, aunque todos supieran que Luis ocupaba el lugar de reina, ¿le molestaba? No, solo sonaba raro y se lo hizo saber a su compañero.— ¿Crees que deberíamos pensar en alguna palabra en específico, para cuando algún ciudadano quiera hablar contigo o conmigo? — indago mientras se quitaba la ropa y se colocaba el pijama, observando como Luis trataba de darle el biberón a Bella.— ¿Qué? — definitivamente el brujo estaba distraído o eso pensaba el lobo.— Ya sabes, suena raro que nos llamen rey y rey. — repitió en voz alta lo que resonaba en su cabeza.— Ha. — corta respuesta pensó Cameron, pero observando que Bella se negaba a beber de su biberón, creo que estaba con un problema mayor q
Iris tomo al primogénito de los emperadores, sus ojos verdes eran tan hermosos como los de su señorita, su mejor amiga, y en su mente el juramento que haría cualquier cosa con tal de protegerlo se instaló, era una omega, pero por cuidar su vida, se sentía capaz de enfrentar al propio emperador Alpha, con pasos firmes ingreso en la recamara, había tenido especial cuidado en vestirlo, tomando uno de los trajes rojos que a Antara tanto le había gustado, Marko la esperaba al pie de la cama donde su amiga aún permanecía con los ojos cerrados y un leve movimiento de pecho era lo único que dejaba en claro que la reina de los brujos aún vivía.— Toma a tu primogénito, solo si juras no lastimarlo. — los ojos de la omega cambiaron de color y Marko se sorprendió. — Mi amiga estuvo dispuesta a dar la vida por él, no la defraudes, o no te dejare ir. &mda
Los ojos de Antara se habían cerrado, mientras el llanto de sus hijos se extendía por el palacio, como clamando por su madre.— ¡Por favor Antara, no me castigues de esta forma! — el grito desgarrador de Marko puso a temblar hasta el corazón del caballero más rudo que se encontraba fuera de la recamara, custodiando el futuro del imperio, los príncipes.— Dame esa daga. — Felicia arrebato la cuchilla de las manos temblorosas de Luis y corto su palma, al tiempo que Iris abría la boca de su cuñada inconsciente. — Vamos Antara, lucha, por la diosa, ¡regresa a nosotros! — la desesperación de la humana se mezclaba con las lágrimas de Iris, quien como siempre atenta a la que para ella seria siempre su señorita, acomodaba su cabello, como si fuese algo inaceptable el que alguien la vea en esas fachas a su querida amiga y cuñada.— Tú puedes Antara, has pasado, por tanto, que no puede solo dejarte ir ahora. — murmuro la omega en su oído.— Claro que ella puede, es la reina por sangre de los br
Los enemigos cayeron al piso, un segundo antes que Antara lo hiciera, sus rodillas se doblaron y cuando tocaron la tierra, el resto de su cuerpo solo se dejó arrastrar por la gravedad, y a pesar de que sus ojos no se cerraron y que sus oídos seguían escuchando, la joven bruja nada podía hacer, su voz no salía y la imagen de Marko apenas le parecía una sombra borrosa, ni siquiera se preguntaba cómo había llegado a ella tan rápido, solo sentía que la vida se le iba con cada gota de agua que aun caía sobre el reino.— ¡Cameron, busca a Luis y llévalo a la recamara real! — ordeno Marko con desespero corriendo con Antara en brazos, hacia el interior del castillo.El emperador no perdió tiempo en ver a su alrededor, no le importaba si aún quedaba algún enemigo con vida, porque si algo le sucedía a su compañera o
El duque abrió las grandes y pesadas rejas del castillo, aun en su forma humana dirigiendo a los guardias que habían jurado lealtad al emperador Alpha Marko y la emperatriz luna Antara, frente a ellos cientos de brujos y algunos vampiros, que el duque supuso eran conocidos de la compañera de Sebastián, se fueron sobre ellos, hasta el momento se creía que los brujos con mayor poder habían sido aniquilados, pero pronto descubrió que eso no fue así, algunos flotaban sobre ellos, manejando el aire a su alrededor, tratando de buscar un hueco para ingresar al castillo, otros hacían temblar la tierra bajo sus pies, y que decir de la grandes rocas que habían derribado a más de diez caballos, sin contar con que los vampiros estaban utilizando la gran fuerza por la cual eran respetados, algunos llegando al límite, de tal forma que incluso atacaban a sus supuestos aliados, estaban descontrolados totalmente, pronto Elías supo que como hombre no tendría posibilidad alguna de vencer, mucho menos so
El sol tenue primaveral se filtraba por la ventana, dejando a la vista las pequeñas motas de polvo, los ojos de Antara disfrutaron de aquella alcoba y la compañía que tenía, Iris ayudaba a Felicia con su tocado, mientras Luis se quejaba de que tendría que enviar a buscar al modista imperial, ya que los pantalones cada vez se ajustaba más la cintura; si debía ser honesta, todo estaba alborotado, las risas se mezclaban con quejas y los pasos de las empleadas servían como sonido de fondo; era algo que nunca había experimentado, le agradaba la compañía de Emir y Cameron, pero nada se comparaba con aquello.— Son mi familia, son mis amigas. — reconoció en voz alta, tratando de convencerse que, si podía tener todo, ella, la que una vez se había quedado sin nada, abrazando el cuerpo sin vida de su madre.— Lo somos. — aseguro Felicia y se sorprendió cuando al verla, noto las lágrimas caer por el delicado rostro de Antara. — ¿Te duele algo? — la sola pregunta hizo que todo se detuviera, todo