Antara:
Las gotas de agua caían acariciando mi rostro, la temperatura era agradable, y la mano de mi padre aferraba la mía.
— Un día tu poder divino será tan grande como el mío. — el gran rey Firuis fijo sus ojos negros en mí, y no pude evitar soltar una risilla como la niña que era.
— Pero, padre, ¿de qué hablas? Tu poder no tiene comparación. — alagó conocedora que eso a mi padre siempre le agradaba.
— Mi princesa. — rebatió él, acariciando mi negro cabello. — Tu poder será aun mayor que el mío, al igual que tu responsabilidad para con tu gente. — los pasos de mi padre se detuvieron y con ellos los míos, elevo sus manos al cielo y solo entonces vi sobre nosotros.
— Papá. — del miedo que me dio ver las nubes negras y como de ellas caía tanta agua, se me olvidaron las formalidades, y eso si hizo sonreír a mi padre.
— No debes temer, mi pequeña Antara, nosotros manejamos el agua, no ella a nosotros, no lo olvides, porque si lo haces, muchos perecerán.
El rey Firuis agito sus manos y solo entonces comprendí que aquello no era una llovizna de primavera, eso era una tempestad que golpeaba nuestro reino, como si el propio cielo lo quisiera hacer desparecer, algo que solo el rey pudo evitar, ¿Cuántas veces mi padre había salvado e reino? ¿Qué veneficio traía manejar el agua? Hasta ese momento pensaba que el poder de mi madre era bueno, creo que lo que debía de haber aprendido, era que ambos trabajaban en equipo, la reina Estrella veía el peligro acercarse y mi padre se preparaba para enfrentarlo, pensaba que eran indestructibles… cuan equivocada estaba.
— Papá. — aun con los ojos cerrados distingo mi propia voz y lo mal que suena.
— Aquí estoy Eleonor, aquí estoy. — no podía abrir mis ojos, pero podía saber que el que tomaba mi mano no era Firuis rey de los brujos, ese que estaba a mi lado era el duque White.
— Lo siento. — susurre, no sabía si me disculpaba con mi padre biológico por haberlo echado al olvido en los últimos años o si le pedía perdón al duque, por no ser la hija que él merecía.
— Todo estará bien, mi bella Eleonor.
Seguía sintiendo el agua escurrir por mi rostro, pero esta vez no era el recuerdo de un pasado feliz, ahora sabía que eran mis lágrimas, las que aun en medio de la inconciencia surcaban mi rostro.
— En verdad Duque, no se que sucedió, yo lleve todo lo necesario para que la señorita se aseara y de pronto ella comenzó a insultarme, luego de eso el joven Cameron me pidió retirarnos, por lo que no sabría decirle porque la habitación de Eleonor estaba en esas condiciones, tal vez ella lo hizo… — Iris, m*****a perra mentirosa, la oía y más me indignaba el no poder rebatir sus mentiras, pero es que realmente vagaba entre la conciencia y la inconciencia.
— Tu… — la voz fría de mi padre me quieta el aire inclusive a mí. — ¿Te atreves a llamar por su nombre a mi hija? ¿a la joven señorita White? — ahora más que nunca queria abrir mis ojos y disfrutar del rostro de Iris, sabia que debía estar pálida y aterrorizada.
— Mi señor… yo…
— Emir, lleva a esta mujer al calabozo, hasta que descubra que fue lo que sucedió.
— Mi señor, no…
— Es mejor que no digas nada más, y que le reces a la diosa porque mi hija reaccione y diga que fue lo que sucedió, o no solo acabare con tu vida, toda tu familia te acompañara en tu destino.
Ese fue el momento donde el anhelo de despertar desapareció, deje que la negrura me llevara una vez más, porque, aunque esa loba fuera una verdadera perra conmigo, no podía olvidar que sus hermanos eran apenas unos cachorros, el duque no seria capaz de cumplir con su amenaza ¿verdad?
— ¡Antara primera del reino Kael! — la voz del vocero del palacio hace vibrar mis pies, debo reconocer que el delirar no es tan malo, siempre que me muestre mi antigua vida.
— ¿Cómo hace eso? — era apenas una niña de siete años, la curiosidad y las ansias de saber todo, desbordaban de mí.
— Brandon maneja el aire, y cuando lo desea provoca que el aire lleve su voz tan lejos y fuerte como lo desee.
— ¿No te da miedo que un día se enoje contigo y te grite hasta hacerte volar? — mi pregunta inocente fue captada por el joven vocero y me vio con espanto y preocupación.
— Creo que aprecia demasiado su vida como para no intentarlo nunca. — rebatió mi padre y yo solo lo veía con asombro.
— ¿Lo matarías? — no tenía miedo al pregunta aquello y Firuis se dio cuenta de ello, por lo que, hincado una pierna en el piso, dejo neutros rostros uno frente al otro, asegurándose que tuviera toda mi atención y sí que la tenía.
— No necesitas ser un rey para quitar una vida, pero debes tener en cuenta que deberás vivir con ello, lo que tus actos provoquen, después de todo, nadie esta solo, así como tu me tienes a mi y a tu madre, los demás también tienen familia, seres que los aman y buscaran vengarse por el sufrimiento que les provoques, más si actúas desde un arrebato, se que si algún día Brandon perdiera el control y me gritara, estaría en un gran problema, pero ¿Qué clase de rey seria si no le doy una oportunidad remendar su error? Mejor aún, ¿Qué clase de persona seria si en lugar de actuar como un rey que cuida de su pueblo, tomara revancha desde el enojo, sin pensar en que estaría no solo acabando con una vida, también lastimando a toda una familia?
Mi padre era un hombre sabio, y yo… yo había estado equivocada por demasiado tiempo.
El sol iluminaba mi recamara, se podría decir que era casi medio día, aunque no podria determinar cuanto tiempo llevaba dormida, si podía apreciar que mi cuarto estaba rodeado de flores, grandes ramos con notas en las que se deseaba mi pronta recuperación eran de otros aristócratas, y sabía que ninguno deseaba mi pronta mejoría en realidad, si habían enviado algún presente allí, solo era por la reputación que mi padre poseía.— Eleonor. — la voz cargada de alivio me hizo girar, y mi corazón se conmovió, por no solo ver a Elías White, su hijo mayor Emir, también estaba allí y se notaban que poco o nada habían descansado.— Padre. — alcance a pronunciar antes de toser un poco por la resequedad de mi garganta.— Toma, bebe un poco de agua. — el silencio que continuo no fue por mi garganta reseca, sino era la sorpresa de que mi hermano mayor me ayudara así sea en darme un vaso con agua.— Gra- gracias. — me sentía incomoda, no de mala manera, más bien era rareza lo que sentía, nunca antes
El doctor de la familia ingreso junto al duque a la habitación de la joven señorita, mientras los jóvenes White, esperaban fuera, el interés de estar allí no era solo por saber de la salud de Eleonor, mas bien se debía a que ellos habían escuchado con atención y claridad la confesión de Iris, la dama que debía servir a su falsa hermana realmente había atentado contra su bienestar y, aunque para ellos solo era una farsante que estaba usurpando el lugar de Felicia, no podían pasar por alto que la sirvienta había maltratado a un miembro de la familia.— ¿Crees que Eleonor cumplirá con lo pactado? — para Cameron, el hecho de que Eleonor fuera tan noble como para encubrir el actuar e Iris no era posible, pues en la mente del menor de los White, Eleonor no tenia palabra, mucho menos honor.— No lo sé, si debo ser honesto… cada vez entiendo menos. — Emir en cambio, estaba siendo objeto de un sinfín de emociones, entre las cuales predominaba la culpa, no solo por conocer el relato de como Ele
Eleonor:El paseo que había planeado para relajarme por el rosal no fue tal, ya que luego de lo que el duque dijo, tuve que soportar el llanto y arrepentimiento de Iris, aunque para mí, la idea de padre no era mala, mucho menos atroz como insinuaba Iris.— Deja de lamentarte por algo que no es malo, al menos para mí. — le advertí con severidad ya cansada de oírla.— Pero, señorita…— Es lo mejor Iris, aquí, nadie me quiere, solo soy un remplazo para alguien que estoy segura pronto regresara y cuando eso ocurra ¿Qué piensas que harán conmigo? — la mujer frente a mi quedo en silencio, pues ella lo suponía muy bien, me lanzarían fuera de la familia, y yo regresaría a ser una mendiga más en las calles de la ciudad, salvo que ahora no seria una niña que despierte así sea empatía entre los ciudadanos, ahora sería mucho más peligroso al ser una joven en edad de conocer los placeres de la vida y el amor, al menos así me verían esos hombres que tantas veces acosaron a mi difunta madre.— El du
Dos días pasaron desde que Eleonor había despertado, comportándose diferente incluso con quienes aún la trataban mal, algo que ahora era de conocimiento para los jóvenes White, pues ellos habían permanecido atentos a cada cosa que Eleonor hacía, más luego de escuchar la conversación que esta había tenido con su sirvienta, fue de este modo, como fueron testigos que el cocinero y demás empleados saboteaban los alimentos de la joven, mientras a ellos se les enviaba carne, frutas, verduras y pastas de excelente calidad y por supuesto siempre frescas, para la supuesta señorita White no era así, y aunque Iris trataba de compensar la falta de los demás sirvientes, incluso cediéndole su alimento, tampoco era algo muy digno lo que Iris consumía, porciones pequeñas y no tan sazonadas o frescas como lo eran la de los señores White.— Padre. — Emir no sabía como abordar el tema de Eleonor, sabia que su padre se enfadaría si él o su hermano confesaran que habían estado espiando a Eleonor, aunque e
El castillo del reino Joako era uno de los más grandes, luego del de los vampiros, aunque ahora este último también pertenecía al rey Eduardo Goldeblack, se podria decir que eran un imperio más que un reino, pero poco les interesaba lucir aquel título, al fin luego de tantos años de guerra, el rey podía morir en paz, o al menos ese era su deseo.— No creo conveniente que Marko sea coronado, es muy impulsivo como para saber manejar el reino, además aun no tiene una reina a su lado. — las palabras de la reina Elsa, podría pasar como la preocupación de una madre por su hijo y las futuras responsabilidades que tendría que cargar sobre sus hombros, pero por supuesto este no era el caso.— Mi tiempo se acaba, lo puedo sentir, alguien debe quedar al frente de todo. — se limitó a decir el viejo rey.— Aun así, Marko no debería…— La que no debería tomarse la libertad de llamarme por mi nombre es usted, reina, después de todo, no tenemos esa confianza. — Marko ingreso en la sala del rey sin si
Antara:La lluvia golpeaba con fuerza el cristal de mi cuarto, eso fue lo que me despertó, y al no encontrar a nana entre la oscuridad, me atreví a ir al cuarto de mis padres, sabia que no se enfadarían por verme allí, después de todo, siempre irrumpía en su cuarto cuando algo no me dejaba dormir.— Si las lluvias continúan el reino estará perdido, Firuis, debes hacer algo. — la voz de mi madre y su preocupación detuvo mis pasos, debí saber que algo andaba mal, los guardias no estaban fuera de su habitación, ni fuera de la mía.— Es lo mejor, lo has visto con tu poder adivino, los lobos estan llegando, si quieren mi reino, pues se lo daré y que perezcan ahogados en él.— Firuis, el rey lobo esta maldito, no razona, tenle piedad…— ¡¿Me pides piedad para el responsable de nuestras muertes?!— Te pido piedad para Antara.Odiaba soñar con aquella noche, la ultima vez que vi a mi padre, su ultimo abrazo, su despedida.— Padre. — me atreví a llamarlo, aun sabiendo que él ya no estaba.— Aq
El rey Eduardo escucho pacientemente la explicación del héroe del imperio, pudiera tener razón, al decir que su hijo solo había intentado proteger a su hermana menor y su honor, mas al que había atacado era al príncipe heredero, no pensaba dejarlo ir tan fácilmente, pero cuando Marko llego a ellos, diciendo que no había falta alguna, el rey lo comprendió.— Pueden ir en paz, duque White, aquí no ha pasado nada. — fue su sentencia.Sin perder tiempo, luego de escuchar las palabras del rey, el duque tomo a sus tres hijos y dejo el castillo, para retornar a sus tierras, pero Eduardo tampoco perdió tiempo, y llamo a su hijo mayor al despacho del rey, el único lugar del palacio, donde nadie escucharía lo que se dijera.— ¿Me explicaras que fue todo aquello? — indago sin perder tiempo, aunque sosteniendo su mascara de calma, no podía pensar que su hijo dejaría una falta tan grande como aquella y que le daría la razón así sea al duque White, por nada.— La encontré, Eleonor White es mi compa
Antara:Mis días habían cambiado, en un abrir y cerrar de ojos, así como una vez pase de ser la princesa Antara primera del reino Kael, a vivir en las calles de la ciudad del reino Joako y a subsistir de las sobras que encontraba en la basura, una vez más mi vida cambiaba, pues ahora no solo era la hija adoptiva del duque White, sino que luego de 10 años, al fin comprendía que ellos si me querían, a su manera y por que no, de una forma muy rara, quizás al ser de diferentes razas mi comprensión es escaza, ¿Cuánto puede afectar el compartir tu ser con un animal? Eran cosas que no me planteaba hasta hace unos días, cuando el duque dejo salir su lobo, mismo que me siguió como si fuera un cachorro y yo su dueña, fueron tres días en los que mi padre no regreso a ser humano, solo cuando al fin un grupo de caballeros llego al ducado para reforzar la seguridad, es que al fin Elías White regreso a ser humano, ahora comprendía que esas miradas furtivas que me daba, si estaban cargadas de cariño