Antara:
El agua fría bañando mi rostro me saca del recuerdo convertido en sueño, salto de la cama aturdida y un poco desorientada, ante tal despertar.
— Pero ¡¿Qué m****a haces?! ¡maldita perra! — casi de inmediato me abalanzó sobre Iris, mi dama de compañía, la que debería cuidarme, pero que siempre me ha despreciado por ser humana, aunque debo reconocer que, si supiera que soy una bruja, ya me habría matado.
— ¡¿Que rayos haces tu Eleonor?! ¡¿Cómo te atreves a tratar de este modo a Iris?! — Cameron hace su entrada triunfal y mi enfado se incrementa.
— ¡Que seas mi hermano no te da derecho a entrar de esa forma en mi habitación!
— ¡Yo no soy tu hermano! ¿Cuándo lo vas a comprender? — la forma amenazante con la que me ve el hijo menor del Duque White hace que mi lengua se entumezca. — Iris, deja a esta humana y sus estúpidos berrinches, te libero de tener que soportarla.
— Si, joven maestro. — responde la perra loca, no sin antes dejarme ver una diminuta sonrisa.
Aun luego de que ambos se marcharan de mi recamara, sigo parada en medio de mi habitación, no me molesta la actitud de Cameron, aunque debería, es mayor que yo por dos años, pero se comporta como un niño mimado, y esa perra de Iris, ella realmente está buscando su muerte, son demasiadas cosas que he pasado por alto, pero ¿esto? Atreverse a lanzarme agua helada, es sobrepasar los límites.
Salgo de mi aturdimiento, decidida a acusar a esa mujer con el duque Elías, pero primero lavaré mi rostro, o eso intento, ya que al ver la bandeja con agua que ha dejado Iris… ¿ella realmente se atrevió a dejar agua sucia para que me aseara?
— ¿Que rayos?
No puedo evitar exclamar al ver como la fuente con agua comienza a brillar, no, no, esto no puede estar pasando, aun falta unas semanas para que cumpla 18 años, aunque mis poderes han estado luchando por manifestarse antes de lo debido, los he podido manejar, pero esto… es imposible, yo no puedo tener el poder adivino de mi madre, ¿o sí?
Luego de asegurarme que la puerta este cerrada, me acerco a la fuente, ver el futuro siempre es bueno o eso decía mi madre.
Lo que observo me hela la sangre.
El Duque encontrara a su hija, la verdadera señorita White y yo… seré lanzada al olvido.
— Imposible.
El susurro doloroso sale de mis labios, el dolor se apodera de mi corazón, pues pensé que me querían a si sea un poco, al menos el Duque, ¿acaso no he sido una buena hija?
Y es cuando me doy cuenta de que no lo he sido.
Me dejo caer en la cama, nadie se extrañará de no verme, después de todo, aún estoy bajo arresto domiciliario y ya no recuerdo porque es, creo que, porque insulte a la hija del barón Arto, no, eso fue el mes pasado, ha sí, ya recuerdo, le lance el té a la hija del conde Kol.
— No, no he sido una buena hija.
Esa es la verdad, recuerdo que al principio trate de encajar con estos lobos, adaptarme a lo que sería mi nuevo hogar, llamando padre al Duque, hermano mayor a Emir, hermano a Cameron, pero ellos nunca permitieron que me acercara, siempre me alejaban y me recordaban que yo solo era una copia barata de su hermana Felicia, pues resulta que el Duque me trajo a su casa no porque se lo pidiera una niña andrajosa, que paso más de cuatro días al lado del cuerpo de su madre, no, él me dio un techo porque me parezco a Felicia, mi cabello es negro, al igual que el de ella, mis ojos son verdes, al igual que los de ella, tantas similitudes, que le hicieron ablandar el corazón a ese viejo lobo, pero no a sus hijos, y ahora… heche todo a perder, no fue apropósito, no es fácil vivir entre lobos, más cuando te creen una simple e inútil humana, y ni el Duque, ni sus hijos, me defendían, entonces, tome las cosas por mi cuenta, no pude recapacitar a tiempo de que ya no era una niña de 8 años, debí saber que mi conducta acabaría conmigo, pero… en el fondo, solo queria un padre, un hermano, algo de lo que una vez tuve y que el maldito Rey Goldeblack me quito, queria pensar que aún era la princesa Antara primera del reino Kael.
Me cubrí con las mantas, sin importar que estuvieran mojadas, la sensación de ser una niña tendida en un callejón, regreso a mí, solo faltaba tener a mi madre a mi lado, ese era el futuro que me esperaba, regresar a las calles a mendigar un pedazo de pan, juntar el agua de la lluvia para tener algo con que refrescar mi garganta, no sé en qué momento comencé a llorar, tampoco sé si era por saber que no podria cumplir con el pedido de mi madre o si era el hecho de saber que para los White, nunca deje de ser una inútil humana, un remplazo del cual su tiempo se estaba acabando, sea como sea, el dolor se arraigó en mi corazón, y luego de llorar por lo que creo fueron horas, alguien ingreso en la habitación, aunque solo podía ver una silueta, como aquella tarde que el Duque fue por mí.
— ¿Padre? — la figura se acercó un poco más y pude distinguir que no era el Duque Elías, sino su hijo mayor Emir.
— Mi padre dice que ya puedes salir de tu cuarto, ¿acaso mi hermano no te lo dijo? — era ridículo escuchar cómo se esforzaba por aclarar que era su padre y su hermano, y pensar que este hombre tiene 4 años más que yo, como extraño mi antigua vida, fueron solo 8 años, pero fueron los mejores de mi vida, fueron años en lo que fui la princesa de las brujas. — ¿Acaso estas sorda?
— Quiero a mi mamá. — las palabras se escurren por mi boca, sin poder o querer evitarlo, mi voz sale patosa, extraña, no es por el llanto que derrame, es como si mi lengua pesara.
— ¿Qué dices?
— Quiero ir con mi mamá. — es la verdad, vi lo que me espera y no quiero, no deseo sufrir todo eso, ya tengo de sobra con sus rostros largos y asqueados al verme, como para mendigar un plato de comida, un vaso de agua en un futuro no muy lejano.
— Eleonor ¿a que estas jugando ahora? — Emir toma las mantas para descubrir mi rostro, ya que estoy cubierta hasta la nariz. — ¿Por qué esta mojado…? ¿Eleonor? — su cabellera blanca esta frente a mí, su rostro denota una preocupación que jamás había visto dirigida a mí. — ¿Por qué tus mantas estan mojadas? — podria decirle el porqué, pero sería gastar energías, él no me creería, nunca lo hacen, para los White, soy yo quien comienza todos los problemas, como si no supieran que tan problemáticos son los lobos. — Tienes fiebre. — exclama luego de tocar mi rostro, eso explicaría lo mal que me siento, pero tampoco me preocupo, solo cierro mis ojos, o eso intentó. — ¡Eleonor ¿Qué has hecho?! — sí, esa es la historia de mi vida, yo hago todo, yo soy la culpable de todo.
— Nunca me creen, siempre me culpan, ¿por qué no solo me dejó morir con mi madre?
No sé si lo dije o lo pensé, la verdad, que ya no pude saber nada más, pues mis ojos se cerraron.
El Duque Elías White, estaba en su oficina, revisando las ganancias de su mina de esmeraldas, cuando un joven y muy enojado Cameron ingreso, sin siquiera tocar.— Padre, debes hacer algo, esto ya es insoportable. — el viejo duque vio a su hijo menor, su cabello blancos se veía desordenado por los rizos, todos ellos eran peliblancos, menos su hija, la dulce Felicia al igual que su difunta madre, tenía el cabello Negro.— No sé qué es lo que debo hacer, si no me dices que ha pasado. — la calma del mayor era grande, cultivada a través de los años, algo que por supuesto sus jóvenes hijos no tenían, por lo que Cameron suspiro con molestia y lo vio con dureza.— Como si no supieras quien es la única que trae problemas en esta casa. — murmuro lo suficientemente alto como para que Elías lo escuchara.— ¿Qué pudo hacer tu hermana si esta con encierro provisorio? — los dientes del joven trinaron y sus ojos se agudizaron.— Ella no es mi hermana. — especto molesto y ahora fue el turno del Duque
— ¿No eras tu quien me pedía un castigo para Eleonor por llamar perra a Iris? Sin embargo, ¿tu si puedes insultar a tu hermana? — indago con dureza viendo a Cameron, quien busco ayuda en su hermano mayor.— Ella no es nuestra hermana, es solo una humana… — Emir se sentía traicionado con el actuar de su padre, él realmente no lo comprendía.— Tu madre también era una humana, ¿o ya no lo recuerdas Emir? — por segunda vez en un día, el lobo de Elías se manifestó, algo que los hizo poner nerviosos, pues su padre podria ser mayor, pero su lobo, era uno de los más poderosos.— Mi madre era la princesa de los humanos… — atino a decir Emir, tratando de marcar una diferencia entre la impostora que ocupaba el lugar de su hermana y su madre.— El primer reino que cayó en manos del rey Alpha. — recordó con amargura Elías, pues él había ayudado a que eso ocurriera. — Tu madre perdió ese título y paso a ser solo una esclava, si no fuera porque la marque como mi compañera, ella hubiera tenido el mis
Antara:Las gotas de agua caían acariciando mi rostro, la temperatura era agradable, y la mano de mi padre aferraba la mía.— Un día tu poder divino será tan grande como el mío. — el gran rey Firuis fijo sus ojos negros en mí, y no pude evitar soltar una risilla como la niña que era.— Pero, padre, ¿de qué hablas? Tu poder no tiene comparación. — alagó conocedora que eso a mi padre siempre le agradaba.— Mi princesa. — rebatió él, acariciando mi negro cabello. — Tu poder será aun mayor que el mío, al igual que tu responsabilidad para con tu gente. — los pasos de mi padre se detuvieron y con ellos los míos, elevo sus manos al cielo y solo entonces vi sobre nosotros.— Papá. — del miedo que me dio ver las nubes negras y como de ellas caía tanta agua, se me olvidaron las formalidades, y eso si hizo sonreír a mi padre.— No debes temer, mi pequeña Antara, nosotros manejamos el agua, no ella a nosotros, no lo olvides, porque si lo haces, muchos perecerán.El rey Firuis agito sus manos y so
El sol iluminaba mi recamara, se podría decir que era casi medio día, aunque no podria determinar cuanto tiempo llevaba dormida, si podía apreciar que mi cuarto estaba rodeado de flores, grandes ramos con notas en las que se deseaba mi pronta recuperación eran de otros aristócratas, y sabía que ninguno deseaba mi pronta mejoría en realidad, si habían enviado algún presente allí, solo era por la reputación que mi padre poseía.— Eleonor. — la voz cargada de alivio me hizo girar, y mi corazón se conmovió, por no solo ver a Elías White, su hijo mayor Emir, también estaba allí y se notaban que poco o nada habían descansado.— Padre. — alcance a pronunciar antes de toser un poco por la resequedad de mi garganta.— Toma, bebe un poco de agua. — el silencio que continuo no fue por mi garganta reseca, sino era la sorpresa de que mi hermano mayor me ayudara así sea en darme un vaso con agua.— Gra- gracias. — me sentía incomoda, no de mala manera, más bien era rareza lo que sentía, nunca antes
El doctor de la familia ingreso junto al duque a la habitación de la joven señorita, mientras los jóvenes White, esperaban fuera, el interés de estar allí no era solo por saber de la salud de Eleonor, mas bien se debía a que ellos habían escuchado con atención y claridad la confesión de Iris, la dama que debía servir a su falsa hermana realmente había atentado contra su bienestar y, aunque para ellos solo era una farsante que estaba usurpando el lugar de Felicia, no podían pasar por alto que la sirvienta había maltratado a un miembro de la familia.— ¿Crees que Eleonor cumplirá con lo pactado? — para Cameron, el hecho de que Eleonor fuera tan noble como para encubrir el actuar e Iris no era posible, pues en la mente del menor de los White, Eleonor no tenia palabra, mucho menos honor.— No lo sé, si debo ser honesto… cada vez entiendo menos. — Emir en cambio, estaba siendo objeto de un sinfín de emociones, entre las cuales predominaba la culpa, no solo por conocer el relato de como Ele
Eleonor:El paseo que había planeado para relajarme por el rosal no fue tal, ya que luego de lo que el duque dijo, tuve que soportar el llanto y arrepentimiento de Iris, aunque para mí, la idea de padre no era mala, mucho menos atroz como insinuaba Iris.— Deja de lamentarte por algo que no es malo, al menos para mí. — le advertí con severidad ya cansada de oírla.— Pero, señorita…— Es lo mejor Iris, aquí, nadie me quiere, solo soy un remplazo para alguien que estoy segura pronto regresara y cuando eso ocurra ¿Qué piensas que harán conmigo? — la mujer frente a mi quedo en silencio, pues ella lo suponía muy bien, me lanzarían fuera de la familia, y yo regresaría a ser una mendiga más en las calles de la ciudad, salvo que ahora no seria una niña que despierte así sea empatía entre los ciudadanos, ahora sería mucho más peligroso al ser una joven en edad de conocer los placeres de la vida y el amor, al menos así me verían esos hombres que tantas veces acosaron a mi difunta madre.— El du
Dos días pasaron desde que Eleonor había despertado, comportándose diferente incluso con quienes aún la trataban mal, algo que ahora era de conocimiento para los jóvenes White, pues ellos habían permanecido atentos a cada cosa que Eleonor hacía, más luego de escuchar la conversación que esta había tenido con su sirvienta, fue de este modo, como fueron testigos que el cocinero y demás empleados saboteaban los alimentos de la joven, mientras a ellos se les enviaba carne, frutas, verduras y pastas de excelente calidad y por supuesto siempre frescas, para la supuesta señorita White no era así, y aunque Iris trataba de compensar la falta de los demás sirvientes, incluso cediéndole su alimento, tampoco era algo muy digno lo que Iris consumía, porciones pequeñas y no tan sazonadas o frescas como lo eran la de los señores White.— Padre. — Emir no sabía como abordar el tema de Eleonor, sabia que su padre se enfadaría si él o su hermano confesaran que habían estado espiando a Eleonor, aunque e
El castillo del reino Joako era uno de los más grandes, luego del de los vampiros, aunque ahora este último también pertenecía al rey Eduardo Goldeblack, se podria decir que eran un imperio más que un reino, pero poco les interesaba lucir aquel título, al fin luego de tantos años de guerra, el rey podía morir en paz, o al menos ese era su deseo.— No creo conveniente que Marko sea coronado, es muy impulsivo como para saber manejar el reino, además aun no tiene una reina a su lado. — las palabras de la reina Elsa, podría pasar como la preocupación de una madre por su hijo y las futuras responsabilidades que tendría que cargar sobre sus hombros, pero por supuesto este no era el caso.— Mi tiempo se acaba, lo puedo sentir, alguien debe quedar al frente de todo. — se limitó a decir el viejo rey.— Aun así, Marko no debería…— La que no debería tomarse la libertad de llamarme por mi nombre es usted, reina, después de todo, no tenemos esa confianza. — Marko ingreso en la sala del rey sin si