Cuatro días después: 12 de junio
Nunca se me paso por la mente hacer algo semejante, pero aquí estoy esperando por ella en la recepción de la corte para casarnos y comenzar este teatro. Lucas y Alex, dos de mis mejores amigos, y en este caso testigos de mi boda, me miran como tratando de entender lo que ocurre.
—¿De verdad te casaras? —inquiere Lucas y asiento.
—Ya sabes como son las cosas —me limito a decir cuando de pronto la puerta principal se abre y allí aparece ella luciendo un vestido corto color blanco que dibuja su figura de una manera bastante tentadora.
—Perdón por la demora —se disculpa caminando hacia mi—. ¿Empezamos con esto? —inquiere y sonrió.
—Hola, ¿no? —respondo sarcástico.
—Hola Aren, ¿Cómo estás? ¿estas listo para casarte? —contesta haciéndome reír.
—Muy bien gracias, y sí, estoy listo para atar mi vida a la tuya —hablo y sonríe.
—Solo por un año —susurra y mira a nuestro alrededor cruzándose con la expectante mirada de Lucas y Alex—. ¿Los testigos? —averigua y de inmediato les hago una seña para que se acerquen a nosotros.
Ellos inmediatamente se acercan a nosotros y observan a Haizea de pies a cabeza como si estuvieran queriendo desnudarla.
—Te presento a mis mejores amigos, y los únicos de mi círculo de amistades que saben la verdad —explico y ella estrecha la mano de cada uno de ellos.
—Un gusto —habla educada.
—El gusto es mío, vaya esposa que te has encontrado amigo —bromea Alex.
—Tiene razón, creo que a Lorena le dará algo cuando se entere de esto y mucho más cuando vea a esta mujer —continua y ella ríe.
—Gracias por las flores, pero son innecesarias —dice y me mira—. ¿Ya podemos pasar? —averigua y asiento.
—Si, es por ahí —indico señalando una puerta a pocos pasos de nosotros y ella intenta avanzar hacia allí, pero yo de inmediato tomo su mano haciendo que me mire un tanto confundida.
Sé muy bien cuál es nuestro acuerdo, pero también soy consciente de que debemos mantener las formas, y es que esto debe ser algo que parezca real para que funcione.
—¿Qué ocurre? —cuestiona con su mirada llena de curiosidad.
Con mucha delicadeza, hago que ella y yo caminemos a un espacio alejados de todos y la miro fijamente a sus ojos color mar.
—Haizea, si bien todo esto es una farsa, tiene que ser creíble. Hay fotógrafos en la corte, ellos capturaran las imágenes del momento, pero también hay paparazis allí fuera —indico y la sorpresa en su rostro es evidente.
—¿Qué? Pero ¿Quién eres tú? Los paparazis no estaban en el contrato —se queja y sonrió.
—Hay pequeñas letras que ni siquiera caben en el papel, pero piensa que es para nuestro plan, ¿sí? Solo actúa como una mujer enamorada para que ellos vean eso y hablen al respecto —le pido.
Ella pierde su mirada en la nada y respira profundo.
—De acuerdo, aunque quiero que sepas que eso de vivir juntos este año no me ha convencido mucho —menciona.
—Ni modo que vivamos en casas separadas, ¿no? —comento sarcástico y encoje sus hombros.
—Bueno, ya lo iremos arreglando en el camino, ahora mejor vayamos que no quiero que perdamos la cita —sugiere y definitivamente es una mujer que sabe lo que quiere.
—Vamos —replico, y una vez más la tomo de la mano, y luego de hacer un gesto para que mis amigos se acerquen, entramos los cuatro al salón que nos ha sido indicado.
Había imaginado otro escenario para mi boda, incluso en todos mis planes estaba Lorena, pero no hay duda alguna que solo la vida sabe que es lo que te tiene preparado. Aunque, para ser sincero, yo estoy torciendo un poco el destino al hacer este trato con ella, pero es la única opción que he visto posible para dejar de ser llamado “el perdedor.” Entre otras cosas, esto es algo que nos beneficiara a los dos, y tal vez este acuerdo resulte tal y como lo esperamos, y si no, simplemente podemos firmar un acuerdo de divorcio antes del plazo, siempre hay una salida.
—Aren Danek, Haizea Alarcón, ¿están preparados para casarse? —nos pregunta el juez y asentimos.
—Estamos listos —respondemos al unisonó y cualquiera diría que llevamos años de relación.
—Perfecto, comencemos entonces —sugiere él y es así como comenzamos con esta nueva etapa del plan.
Los “si acepto”, fueron fríos por parte de los dos, pero al final del día esto se trataba de un acuerdo, ¿no? Nos miramos mutuamente después de salir del salón donde se llevó a cabo la ceremonia, y luego Haizea observa el certificado de matrimonio.—¿Quieres guardarlo tú? —me pregunta fríamente y asiento.—Claro, lo guardare con nuestro contrato —menciono en un susurro, y al ver a los paparazis, la tomo de la mano para que juntos caminemos hasta salir de la corte dejando a mis amigos atrás.—Esa gente no se va —murmura.—Están esperando una foto, ¿se la damos? ¿o dejamos que nos continúen siguiendo hasta obtenerla? —indago y su mirada llena de confusión se fija en mí.—Ya tomaron fotos, y muchas cuando entramos a casarnos, ¿Qué más quieren? —rebate y sonrió.—Sabes muy bien lo que buscan —digo y la miro a los ojos—. ¿Qué hace una pareja enamorado? —continuo y sonríe.—¿De verdad? ¿No les basta con vernos casados? —responde sarcástica y en respuesta encojo mis hombros.Viendo que somos
Abro la puerta principal de la casa, y noto como ella tan solo se ha quedado a algunos pasos detrás de mí y observa todo con demasiada atención.—¿Qué ocurre? ¿No te gusta mi casa? —indago y sus ojos se encuentran con los míos.—¿Bromeas? ¿A esto le llamas casa? —rebate y mira hacia arriba—. Es inmensa, ¿Cómo puede ser que solo vivas tú aquí? —continua cuando abro un poco más la puerta y ella finalmente se decide a entrar.Sonrió ante la forma que mira cada detalle y tan solo camino detrás suyo por el vestíbulo hasta llegar al salón.—Tenía planes de una familia en este sitio, pero ya ves, ella está haciendo su vida con alguien más —explico.Haizea deja su bolso sobre el sofá y se voltea para verme a la cara.—Sabes, si el mundo de los negocios no tuviera tantos prejuicios, yo también tendría una casa así. Eso sin contar que no tendría que estar endeudada por pagar los gastos médicos de Pablo —continua y camina por el salón hasta llegar a las puertas de cristal que dan al jardín—. Mir
Al día siguiente: 13 de junioHa sido una noche bastante larga y por supuesto complicada. No dejo de pensar en la locura que he cometido y en todo lo que me espera en estos próximos meses. Ni siquiera sé bien si debería tener un plan en marcha, o improvisar a medida que la vida me lo pida. Cierro la llave de la ducha, envuelvo una toalla en mi cintura para luego continuar con mi rutina matutina hasta que ya estoy vestido y listo para desayunar. Camino por la casa hasta llegar a la cocina, y antes de que ella se percate de mi presencia, observo como mantiene una videollamada con quien supongo es su familia.—Lisa, te prometo que todo esto lo estoy haciendo por tu hermano. El culpable pagara por su negligencia —le dice y no puedo ver la imagen en su celular.—Haizea, ten cuidado con esto, es peligroso —oigo la voz de una mujer.—No lo es, Aren es un buen hombre — justifica haciéndome sonreír ya que eso es algo lindo de escuchar.—Eso es lo peligroso cuñis… no te enamores de él, ¿sí? Yo
Nunca estuvo en mis planes comportarme como el típico hombre rico que pagaba las tarjetas y deudas de una mujer para después llevarla de compras. Siempre fui más partidario de que ellas fueran independientes y resolvieran sus propios problemas, aunque por supuesto, si ella lo pedía o necesitaba ayuda, yo no tenía problema en interceder. Sin embargo, lo que estoy haciendo con Haizea es completamente diferente.Sé muy bien que ella es una mujer independiente y capaz de resolver cualquier tipo de problemas que quiera, pero por nuestro acuerdo, y su paz mental, estoy haciendo que todo sea un poco más fácil. La miro sentada a mi lado mientras el chofer nos lleva al exclusivo centro comercial de Bal Harbour Shops, y su silencio habla más que todas las palabras que pueda pronunciar.—Oye, no te sientas mal, era parte de nuestro acuerdo —le digo sabiendo lo que puede estar pasando por su mente.Es extraño porque no la conozco tanto, pero de pronto hay actitudes de ella que reconozco enseguida
No soy uno de esos hombres a los que les encanta ir de compras, mucho menos acompañar a su pareja y sentarse a que comience un desfile más largo que la semana de la moda en Paris. Sin embargo, este trato tiene algunas cláusulas que ambos debemos cumplir para ser vistos en ciertos círculos sociales, y esa es una. Estamos aquí caminando, tomados de la mano, jugando a ser la pareja perfecta mientras que ella mira las vidrieras de los locales. —¿Sabes que puedes entrar a cualquiera? ¿No? —le digo tratando de animarla y me mira.—Es que no estoy acostumbrada a este tipo de ropa, lo mío es de un presupuesto más bajo y fácil de combinar —me cuenta haciéndome reír.—Bueno, es hora de cambiar esos hábitos, además, tú puedes ponerte un costal de papas si quieres y te quedara bien —expreso sincero y sonríe.—Con la moda rara que hay aquí, tal vez sea eso lo que use —murmura y miro a nuestro alrededor.—Ven, creo que este local te gustara, están todas las marcas dentro de un mismo lugar, y los
El camino de regreso a casa ha transcurrido en completo silencio, y no sé si se deba a los besos que nos tuvimos que dar, o al desfile de ropa que evalué sin influenciar en su decisión de que comprar y que no. Noel nos abre la puerta, y ella es la primera en bajar del coche para después entrar a la casa con su silencio aun siendo presente.—Noel, ¿puedes entrar las bolsas por favor? —le pido amable y él tan solo asiente mientras que yo voy detrás de ella. Respiro profundo tratando de no frustrarme con su actitud, y la sigo hasta que intenta cerrar la puerta de su cuarto, pero lo impido interponiendo mi brazo—. ¿Se puede saber que ocurre? —inquiero finalmente y cierro la puerta detrás de mí para evitar que huya.Haizea cruza sus brazos y me mira fijamente.—Sucede que he sido tu muñequita en aquel local y no me ha gustado —sentencia.Sus palabras me llaman la atención, tanto que entrecierro mis ojos y me acerco un poco más.—¿Mi muñequita? ¿De qué hablas? —presiono confundido.—Juega t
Muevo mi pie una y otra vez mientras que espero que Haizea baje al salón, y debo decir que estoy extremadamente nervioso. No es fácil asumir que volveré a ver a esa mujer y que en esa ocasión será junto con quien para todos es mi amada esposa. Consulto el reloj una vez más, y cuando estoy a punto de decirle que se dé prisa, siento el sonido de sus tacones en los escalones.Levanto mi mirada y la imagen que aparece frente me deja sin aliento.—¡Guau! —es lo único que sale de mi boca. El vestido largo color negro le queda increíblemente bien, y ni hablar de la forma que se dibuja a su figura, o de ese pronunciado escote diseñado para robar miradas.—Querías una esposa que se viera elegante y sexy, ¿no? —me pregunta recordando las palabras que le dije antes de que nos fuéramos a cambiar.Le ofrezco mi mano para que termine de bajar el último peldaño y sonrió sin dejar de mirarla a los ojos.—Lorena odia que en las fiestas haya mujeres más hermosas que ella —le confieso y Haizea me mira s
Haizea y yo estamos disfrutando de una exquisita copa de champagne mientras que conversamos con algunos conocidos, y debo admitir que ella sabe desenvolverse muy bien en este mundo de fieras. Yo solo observo, comento cuando es necesario, y hago mi mejor esfuerzo por no reírme ante la manera que los hombres la miran. Todos intentan mantener contacto visual con ella, pero se les hace cuesta arriba bajo la tentación de su escote, y no los culpo, ella es sumamente hermosa.—Nos gustaría conversar con usted de una manera un poco más formal, tal vez una reunión en nuestra oficina —propone Isaac, quien es un importante empresario automotriz de México.Paso uno de mis brazos por la cintura de Haizea y hago que me mire.—Cariño, no olvides que tú y yo somos mucho más que esposos —le digo de manera disimulada para que no acepte.—No lo olvido — esponde sonriente y vuelve a verlo—. Lamentablemente para usted, ahora soy accionista y vicepresidenta de la empresa de mi esposo, y por ende ya mis pro