Cuando Giselle Lemaire descubre a su esposo siéndole infiel con su amante a la cual embarazó, siente que su mundo se derrumba; sin embargo, después de escuchar como desean humillarla en público decide vengarse de él y traza un plan para hacerle creer que ella también la he sido infiel con el hombre que más desprecia. Nathan Dubois es el dueño de una de las más grandes empresas de perfumes en Francia y aunque podría ser el número uno, siempre queda detrás de Oliver Lefebvre, gracias a que durante años se ha dedicado a robarle todas sus ideas. Cansado de esto, decide enfrentarlo sin esperar que en un encuentro fortuito una desalineada mujer le haga una oferta bastante tentadora, darle el nombre de la persona que lo ha traicionado por años y acabar con su enemigo a cambio de algo muy sencillo, casarse con ella. ¿Podrá el amor nacer de esa venganza o será más fuerte el deseo de destruir a su enemigo por encima de sus sentimientos?
Leer más—¿Cómo que marcharse? —lo cuestiono con una opresión en el pecho que no soy capaz de describir.—Como lo escucha, Giselle se marchó del país. ¿Acaso pensó que se quedaría y esperaría para que cumpliese su amenaza?—¿Se fue? —inquiere Scarlett, tomando a su hermano del brazo hasta obligarlo a centrar su atención en ella—. ¿Por qué me mentiste y me dijiste que ella no quería vernos? ¿Y por qué no nos contó sobre su embarazo?—¿Cuál amenaza? —pregunta al mismo tiempo Kalet, alternando su mirada entre uno y otro.—Lo siento peque, pero ella me pidió que nadie se enterase de que se había marchado y debía cumplir mi promesa, era mi deber como su mejor amigo. Tenía miedo de que si él se enteraba —musita, señalándome con su barbilla—, perdiese algo, realmente importante para ella. Y en cuanto a cuál amenaza me refiero, es obvio que a la que tu jefe le hizo a Giselle el día que firmaron su divorcio.—¿Cuál amenaza? —repite Kalet.—¿Tu jefe no te lo dijo? —Pierre me observa con los ojos entrece
Nathan Semanas después Como desde hace algunos días a primera hora de la mañana llego a la oficina y solo salgo de ella hasta que mi cuerpo me exige un descanso, froto mis ojos y observando el último reporte que me entregó Scarlett, frunzo el ceño.—Como puede ver, las ventas han tenido una disminución del cincuenta por ciento respecto al trimestre anterior, después de que se enteraron de su divorcio…—Lo entiendo, no es necesario que continúes —gruño.—También quiero informarle que esta mañana la asistente del señor Marchetti habló para informarnos que han decidido retirar su oferta para trabajar juntos.—¡¡Maldita sea!! Justo en el momento en que más los necesitamos.Antes de que pueda continuar, tocan a mi puerta y permitiéndoles entrar, veo a Kalet mirarme con seriedad.—¿Qué sucede? —inquiero con indiferencia, ya que desde el suceso con Giselle, Kalet y mi nana se han mostrado distantes conmigo.—Como recordarás hace tiempo me pediste investigar algo y después de… —guarda silen
Con una fuerte opresión en el pecho y el pulso acelerado, observo el juzgado que se erige frente a mí y conteniendo mi llanto, me obligo a dar un paso seguido de otro, haciéndome a la idea de que mi matrimonio con Nathan está a nada de culminar.—¿Está bien? —me cuestiona Matteo—. La veo bastante pálida.—Sí, es solo que estoy un poco nerviosa —me limito a responder sin querer confesarle la verdad de lo que me sucede, por lo menos no en este momento.Después de algunos segundos, llegamos a un enorme pasillo y nos detenemos frente a la sala que está destinada para firmar mi divorcio con Nathan.—¿Es posible que se adelante en lo que hablo con mi esposo? —le pido a Matteo después de percatarme que solo sus abogados han llegado.—¿Está segura?—Sí, estaré bien.—En ese caso la espero dentro.Cuando lo veo cerrar la puerta detrás de él, regreso un par de pasos para así tener oportunidad de hablar con Nathan.Espero por alrededor de cinco minutos más y cuando a mi nariz llega ese aroma a c
Al día siguiente —No has comido, ¿no tienes hambre? —me cuestiona la abuela de Kalet, observándome desde el otro lado de la pequeña mesa.—N-no puedo comer nada, siento como si fuesen lijas —balbuceo, removiendo mi pan francés de un lado al otro.—Debes de comer o te enfermarás —insiste, sujetando mi mano y apretándola con cariño.—¿Nathan no ha hablado? —inquiero, mirando tanto a nieto como abuela.—No —musitan al unísono.—No te preocupes por él querida, tal vez en unos días se le pase y venga a pedirte perdón —sugiere no tan segura de sus propias palabras.—L-lo dudo, los escuché ayer por la noche —niego sus palabras comenzando a llorar como no he dejado de hacerlo desde ayer por la tarde.—Lo siento querida, nosotros hablamos sin pensar y…—No, solo dijeron lo q-que posiblemente está pensando Nathan —limpiando mis lágrimas, tomo su mano y apretándola con fuerza, me aferro a mi última esperanza—. ¿Usted podría regresar y hablar con él, hacerle entrar en razón? —le suplico aun cuan
—¿Acaso te volviste loco? —me riñe Kalet—. ¿Qué demonios te sucede?—No es asunto tuyo —gruño, dándome la vuelta para comenzar a subir las escaleras.—Claro que es asunto nuestro si tratas a esa muchacha de esa forma. ¿De dónde sacas que te engaña con Lefebvre? —me increpa mi nana.—¿Qué de dónde lo sacó? Ese imbécil tenía en su poder la pulsera que era de mi madre y…—¿Y eso qué? No es prueba suficiente, tal vez Giselle la perdió en algún evento.—¿Y ella no se dio cuenta? —me burlo—. Además, también es una traidora que siempre ayudó a los Lefebvre a modificar mis creaciones para hacerlas pasar como de ellos, incluso nos lo acaba de confesar, ¿o es que no la escucharon?—¿Y qué si fuese así? Es algo que ya pasó —comenta, restándole importancia.—Pero nunca fue sincera, viéndome a la cara, me mintió y me dijo que ella no sabía nada de ello cuando en el fondo siempre estuvo al tanto.—Tampoco tienes pruebas de ello, Nathan. Así que deja de comportarte como un completo imbécil, abre la
—Algo importante que he de mencionar antes de que comiencen a ofertar es que este perfume es el primero de la historia en este evento que consigue una nota perfecta… —anuncia emocionado, dejando en suspenso a todos los asistentes—, por lo que las ofertas comenzarán con cien mil euros.Sin poder creerlo, me cuelgo del cuello de Nathan, quien de inmediato me sostiene entre sus brazos sin dejar de sonreír y ante la mirada atónita de todos, me da un tierno beso.—Nunca imaginé que nosotros seríamos los primeros en conseguir una calificación perfecta —le confieso aún sorprendida por todo lo que ha sucedido esta noche.—En realidad lo conseguiste tu cariño.Antes de que pueda decirle algo más siento una penetrante mirada sobre nosotros y cuando mis ojos se encuentran con los de Oliver puedo darme cuenta de que su mandíbula está tensa, como cada vez que se enfurece.—¿Qué miras, cariño? —inquiere Nathan, tratando de llamar mi atención.—No es nada —musito con un ligero escalofrío.—En ese ca
Después de un viaje bastante tranquilo por fin llegamos a nuestro destino y aceptando la mano de Nathan bajo del auto. Levanto la mirada y perdiéndome en el enorme recinto que espera frente a nosotros, me dejo arrastrar por Nathan a la entrada del lugar, donde damos nuestros nombres y sin perder tiempo nos permiten entrar.—Es hermoso —musito sin dejar de observar cada rincón.—Este año se esmeraron más en la decoración —asevera con un gesto de indiferencia, no obstante, yo estoy fascinada al ser la primera vez que vengo a este tipo de eventos.Y tal vez es por el aire festivo que se respira a donde sea que se mire, pero ver a las personas con una enorme sonrisa y escuchar el murmullo de sus conversaciones, me hace sentir bastante alegre.—Te ves muy feliz —murmura Nathan, enredando su brazo en mi cintura y tomando mi barbilla entre sus dedos, mientras me mira con una sonrisa de lado.—Sí, creo que se debe a la temporada. Me encantan estas fechas, ver todo adornado, las familias reuni
Giselle Mientras bajo en el ascensor le lanzo una discreta mirada a Nathan, quien a su vez observa a su asistente con el ceño fruncido y bajando mi rostro para ocultar mi sonrisa, espero pacientemente a que lleguemos al subterráneo.Desde esta mañana cuando acepté acompañar a la rubia al teatro, mi esposo se la ha pasado rumiando cada vez que nos encontramos, buscando cualquier excusa para evitar que salga con su asistente, pero haciendo caso omiso, ahora me encuentro con una animada Scarlett que no deja de mencionar lo hermoso que es apreciar el ballet, interpretando algo tan icónico para esta temporada navideña y por el otro lado, con un Nathan enfurruñado y un Kalet entre triste y esperanzado por ese pequeño beso que recibió hace un par de horas.Una vez que las puertas metálicas se abren, Scarlett me toma de la mano en el preciso instante en que Nathan estaba por despedirse de mí, dejándolo con la boca parada tal como si se tratase de un pequeño patito, con la única diferencia de
—¿Q-qué pretendes? —me cuestiona cuando lentamente me hinco a sus pies y en el proceso mi mano se desliza por sus costados hasta llegar a sus muslos.—Algo que te hará perder la cabeza —dicho esto, la obligo a recargarse en el tocador antes de levantar una de sus piernas y colocarla sobre mi hombro.—¿Q-qué estás haciendo, Nathan? —gimotea—. Me prometiste que no intentarías seducirme —me acusa con la respiración agitada, pero sin apartarme de ella.—Sé que lo prometí y hasta hace un momento cumplí con mi palabra, pero mi resistencia tiene un límite y ya no puedo contenerme más, cariño. Verte así de sexi, usando mi camisa, me hace desearte una vez más y sé que te sientes de la misma forma —asevero, haciendo un recorrido de besos desde su pantorrilla hasta llegar casi al interior de su muslo—. Me deseas tanto como yo a ti, además, ¿ya te disté cuenta? Para haber tomado una ducha estás empapada.—¡¡Cállate, no digas eso!! N-no estoy mojada —murmura avergonzada, intentando bajar su pierna