Cuando Giselle Lemaire descubre a su esposo siéndole infiel con su amante a la cual embarazó, siente que su mundo se derrumba; sin embargo, después de escuchar como desean humillarla en público decide vengarse de él y traza un plan para hacerle creer que ella también la he sido infiel con el hombre que más desprecia. Nathan Dubois es el dueño de una de las más grandes empresas de perfumes en Francia y aunque podría ser el número uno, siempre queda detrás de Oliver Lefebvre, gracias a que durante años se ha dedicado a robarle todas sus ideas. Cansado de esto, decide enfrentarlo sin esperar que en un encuentro fortuito una desalineada mujer le haga una oferta bastante tentadora, darle el nombre de la persona que lo ha traicionado por años y acabar con su enemigo a cambio de algo muy sencillo, casarse con ella. ¿Podrá el amor nacer de esa venganza o será más fuerte el deseo de destruir a su enemigo por encima de sus sentimientos?
Leer másDía de la audiencia Con una ligera opresión en mi pecho doy un paso seguido del otro sintiendo como mis piernas me fallan y debido a ello debo detener mi marcha por algunos segundos y así poder recuperarme, pero gracias a que Matteo me tiende su brazo, me sostengo con fuerza de él y entro a la sala donde ya esperan los Lefebvre.Por unos breves segundos los ojos de Oliver y los míos se cruzan y dándome un leve asentimiento de cabeza es casi como si me estuviese diciendo sin palabras que hoy por fin terminará todo, que será capaz de contar aquello que ha guardado por años.Tomo asiento e ignorando a Bastian y Chantal Lefebvre, acaricio mi vientre, mientras espero pacientemente a que el juez llegue a la sala. A los pocos minutos el eco de murmullos que llenaba el lugar es sustituido por un breve silencio y poniéndome de pie igual que el resto, escucho como el juez comienza con su charla habitual.—Damos inicio al juicio 1013, por un caso de sesión de derechos y por el asesinato de Cami
Nathan Cuando observo la determinación en los llorosos ojos de Giselle, comprendo que sin importar lo que haga, ella no podrá perdonarme y mucho menos volver a confiar en mí y con ese pensamiento devastador, me quedo hincado en el piso, mirándola partir.—¿Es verdad lo que ella dijo? —me cuestiona mi nana.—Yo nunca le mentí, yo sí estaba buscando información sobre su laboratorio…—No hablo de eso —me corta con frialdad—. Me refiero a la amenaza que le hiciste. ¿Es verdad? —insiste cuando desvío la mirada, evitando decirle que sí, que fui tan miserable como para amenazarla con algo tan delicado.—Sí, es verdad lo que dijo —confieso cuando el peso de su mirada me obliga a hablar.—¿Cómo fuiste capaz de hacer algo semejante? —me reprende, negando con su cabeza—. Sé que debo de conocer mi lugar y que me estoy extralimitando, pero yo siempre te he visto como uno más de mis nietos y no solo como el pequeño al que debía de cuidar por ser tu nana, no obstante en este momento estoy muy decep
GiselleAbro los ojos, sintiéndome un poco desorientada, intentando recordar que fue lo que sucedió ayer, sin embargo, cuando me doy cuenta de que me encuentro en la habitación de Nathan, mi estómago se revuelve y me levanto de golpe.—No deberías de moverte tan rápido, podrías marearte y…—¿Qué hago aquí? —siseo con frialdad, poniéndome de pie, calzándome mis balerinas y sin esperar más respuesta comienzo a buscar mi bolso, el cual se encuentra en uno de los muebles.—Ayer te desmayaste y decidí traerte a nuestra casa, no podía dejarte tirada en la calle.—La calle hubiese sido mejor que estar contigo —replico, antes de tomar mi bolso y abrir la puerta de un tirón—. Y te recuerdo que esta nunca fue mi casa.—Por favor, Giselle no corras. Podrías caerte —me pide Nathan, saliendo detrás de mí—, y sí, fue y sigue siendo tu casa.Ante el cinismo de sus palabras comienzo a reír y aunque intente evitarlo, mis hormonas me traicionan y empiezo a llorar.—¿No me digas que ahora te interesa lo
Cuando salgo de ese lugar, sostengo con una mano mi pequeño vientre donde mis bebés parecen resentir mi estado de ánimo, ya que un ligero malestar en la parte baja de mi vientre me obliga a soltar un jadeo y sin dejar de llorar le lanzo una última mirada al lugar donde Oliver pagará por todos sus crímenes, porque estoy segura de que por fin lograré la justicia que tanto había anhelado.—¿Estás bien? —me cuestiona una voz sacándome de mi ensimismamiento.—¿Qué haces aquí? —inquiero, alejándome de Nathan cuando enreda su brazo en mis hombros—. No me toques, te lo advertí la última vez, así que mantente alejado de mí. Detesto cualquier tipo de contacto contigo por mínimo que sea.—¿Por qué estás así? ¿Oliver te hizo algo? —insiste sin prestar atención a lo que acabo de decirle.—E-eso no es de tu incumbencia, lo que haya sucedido entre Oliver y yo es asunto nuestro, así que déjame tranquila —balbuceo con la voz entrecortada e intentando seguir mi camino, no obstante, debido a que me sient
—Es mejor que salgamos —me pide Matteo, posando una mano en mi hombro hasta hacerme volver a mis cinco sentidos—. Ya escuchaste al juez, la sesión se ha pospuesto.—S-sí —le doy la razón con un ligero temblor en todo mi cuerpo e incapaz de moverme debido al miedo.—Te ayudo —interviene Nathan acercando su brazo para que lo tome.—Vamos Matteo —le pido apartándome de mi exesposo y pasando por su lado, sin volver a dirigirle ni una sola mirada—. Por cierto, —giro mi rostro solo lo suficiente para hablar con Nathan—, no te quiero volver a ver aquí. Es una hipocresía de tu parte que vengas cuando nunca tuviste intención de ayudarme, además, tu presencia me molesta —siseo con frialdad.Cuando salimos del juzgado, me sostengo con fuerza del brazo de Matteo y empiezo a llorar sin dejar de acariciar mi vientre.—P-por un momento, creí que Oliver nos haría daño —sollozo sin poder contenerme.—Tranquila, ya pasó —Matteo, acaricia mi espalda y me lleva hasta el auto, donde permite que me tranquil
Giselle Días después —¿Sucede algo malo? —cuestiono a Matteo, quien parece un poco molesto—. Me pediste reunirte conmigo ni bien habías llegado de Francia. —Es sobre el juicio contra los Lefebvre —me explica, soltando un suspiro. —¿Han logrado comprar al juez? —inquiero con temor de que nuevamente a base de mentiras me sea imposible recuperar lo que me pertenece. —No, pero durante el desahogo de pruebas, Oliver Lefebvre ha decidido permanecer en silencio aun cuando se le ha insistido en innumerables ocasiones que aunque lo haga se tienen pruebas en su contra y que el juicio continuará —ante esas palabras frunzo el ceño sin entender sus verdaderas intenciones. —¿Por qué lo hace? ¿Cree que con eso podrá convencer al juez de su inocencia? —No sé cuál sea su estrategia, es posible que esté intentando cansarnos para ver si con eso retiras la denuncia en su contra y es extraño, ya que sus padres no han dejado de insistir en que ellos son inocentes y que todo esto es una venganza tu
Tiempo presente —¿C-cómo nos encontró? —cuestiono a Aiden—. Se supone que él no tendría forma de averiguar que estamos aquí —sollozo, sin dejar de mirar hacia atrás, mientras sostengo mi pequeño vientre.—Tranquila, él no podrá seguirnos —asevera, ayudándome a subir a su auto.Casi al instante el chófer arranca y al cabo de unos minutos llegamos a la casa donde ahora vivo con Ginevra. Con manos temblorosas abro la puerta, por lo que Aiden me lleva hasta la estancia donde me ayuda a sentarme.—Cuídala en lo que regreso campeón —le pide al pequeño Henry, quien me entrega su pelota y sonríe.—No te vayas, por favor. N-no quiero quedarme sola —balbuceo sin dejar de llorar.—Iré por un vaso con agua, no te dejaremos sola —asegura antes de salir de la estancia y dejarme al cuidado de su pequeño.Justo como prometió, al cabo de unos segundos regresa con un vaso de agua y con mucha dificultad le doy unos cuantos sorbos, sin que esto me ayude a tranquilizarme, ya que la idea de que Nathan ha
Estaciono el auto cerca del parque que Giselle visita todos los días y bajando de él, me acerco lentamente hasta llegar a unos enormes árboles, justo cuando estoy por salir de detrás de ellos, las delicadas notas de magnolia, peonia y madera de ámbar que no he podido olvidar en estos meses llega a mi nariz.Cierro los ojos disfrutando de ese aroma que pertenece a Giselle y cuando los vuelvo a abrir, observo como su delicada figura reposa sobre una banca. Con movimientos lentos acaricia su pequeño vientre donde ahora crecen nuestros bebés y partiéndome el alma por completo, soy testigo de cómo unas gruesas lágrimas se deslizan por sus mejillas, al tiempo que sus labios murmuran algo que mis oídos no logran captar.Bajo mi rostro sintiéndome como un miserable al verla en ese estado, ya que sé que soy el único culpable de su sufrimiento, del dolor y la pena que la embarga cuando en este momento debería de ser la mujer más feliz por saber que no es estéril como ella creía, no obstante, esa
Nathan Después de escuchar su confesión, permanezco en silencio por un par de segundos tratando de procesar todo lo que me ha dicho, aun sin poder creer que desde hace años los Lefebvre han sido los causantes de varias de las desgracias de mi familia.—¿Por qué…? ¿Por qué tu padre le pagó a Iris para convertirse en la amante de mi padre? —lo cuestiono cuando soy capaz de encontrar mi voz.—¿No conoces la historia de nuestros padres?—Solo sé que durante años ustedes nos han robado sin que nosotros les hayamos hecho algo malo —replico con frialdad.—Veo que hay muchos secretos que no conocías, Dubois. Pensé que por lo menos esta historia la sabrías de primera mano, no como yo que me enteré hace poco, pero dado que ya no me sirve de nada seguir guardando silencio puedo contarte todo lo que sé —musita, lanzándole una breve mirada al agente que al igual que yo, parece expectante sobre lo que pueda decirme, olvidándose por completo que ya han pasado más de los cinco minutos que nos dio. Cu