Cuando salgo de ese lugar, sostengo con una mano mi pequeño vientre donde mis bebés parecen resentir mi estado de ánimo, ya que un ligero malestar en la parte baja de mi vientre me obliga a soltar un jadeo y sin dejar de llorar le lanzo una última mirada al lugar donde Oliver pagará por todos sus crímenes, porque estoy segura de que por fin lograré la justicia que tanto había anhelado.—¿Estás bien? —me cuestiona una voz sacándome de mi ensimismamiento.—¿Qué haces aquí? —inquiero, alejándome de Nathan cuando enreda su brazo en mis hombros—. No me toques, te lo advertí la última vez, así que mantente alejado de mí. Detesto cualquier tipo de contacto contigo por mínimo que sea.—¿Por qué estás así? ¿Oliver te hizo algo? —insiste sin prestar atención a lo que acabo de decirle.—E-eso no es de tu incumbencia, lo que haya sucedido entre Oliver y yo es asunto nuestro, así que déjame tranquila —balbuceo con la voz entrecortada e intentando seguir mi camino, no obstante, debido a que me sient
GiselleAbro los ojos, sintiéndome un poco desorientada, intentando recordar que fue lo que sucedió ayer, sin embargo, cuando me doy cuenta de que me encuentro en la habitación de Nathan, mi estómago se revuelve y me levanto de golpe.—No deberías de moverte tan rápido, podrías marearte y…—¿Qué hago aquí? —siseo con frialdad, poniéndome de pie, calzándome mis balerinas y sin esperar más respuesta comienzo a buscar mi bolso, el cual se encuentra en uno de los muebles.—Ayer te desmayaste y decidí traerte a nuestra casa, no podía dejarte tirada en la calle.—La calle hubiese sido mejor que estar contigo —replico, antes de tomar mi bolso y abrir la puerta de un tirón—. Y te recuerdo que esta nunca fue mi casa.—Por favor, Giselle no corras. Podrías caerte —me pide Nathan, saliendo detrás de mí—, y sí, fue y sigue siendo tu casa.Ante el cinismo de sus palabras comienzo a reír y aunque intente evitarlo, mis hormonas me traicionan y empiezo a llorar.—¿No me digas que ahora te interesa lo
Nathan Cuando observo la determinación en los llorosos ojos de Giselle, comprendo que sin importar lo que haga, ella no podrá perdonarme y mucho menos volver a confiar en mí y con ese pensamiento devastador, me quedo hincado en el piso, mirándola partir.—¿Es verdad lo que ella dijo? —me cuestiona mi nana.—Yo nunca le mentí, yo sí estaba buscando información sobre su laboratorio…—No hablo de eso —me corta con frialdad—. Me refiero a la amenaza que le hiciste. ¿Es verdad? —insiste cuando desvío la mirada, evitando decirle que sí, que fui tan miserable como para amenazarla con algo tan delicado.—Sí, es verdad lo que dijo —confieso cuando el peso de su mirada me obliga a hablar.—¿Cómo fuiste capaz de hacer algo semejante? —me reprende, negando con su cabeza—. Sé que debo de conocer mi lugar y que me estoy extralimitando, pero yo siempre te he visto como uno más de mis nietos y no solo como el pequeño al que debía de cuidar por ser tu nana, no obstante en este momento estoy muy decep
Día de la audiencia Con una ligera opresión en mi pecho doy un paso seguido del otro sintiendo como mis piernas me fallan y debido a ello debo detener mi marcha por algunos segundos y así poder recuperarme, pero gracias a que Matteo me tiende su brazo, me sostengo con fuerza de él y entro a la sala donde ya esperan los Lefebvre.Por unos breves segundos los ojos de Oliver y los míos se cruzan y dándome un leve asentimiento de cabeza es casi como si me estuviese diciendo sin palabras que hoy por fin terminará todo, que será capaz de contar aquello que ha guardado por años.Tomo asiento e ignorando a Bastian y Chantal Lefebvre, acaricio mi vientre, mientras espero pacientemente a que el juez llegue a la sala. A los pocos minutos el eco de murmullos que llenaba el lugar es sustituido por un breve silencio y poniéndome de pie igual que el resto, escucho como el juez comienza con su charla habitual.—Damos inicio al juicio 1013, por un caso de sesión de derechos y por el asesinato de Cami
Giselle Lemaire Observo el gesto de desagrado de la mujer, la cual me indica que puedo subir al piso de mi marido y bajando la mirada me dirijo al ascensor. Como casi no vengo a este lugar se me olvida que aquí tampoco soy bien recibida, el trato de estas personas no es diferente del que recibo en casa.Una vez que llego al último piso, me muerdo los labios lista para recibir esa mirada burlona que siempre me dedica Paulette, la asistente de mi marido, no obstante para mi sorpresa su escritorio se encuentra vacío y gracias a ello lanzo un suspiro de alivio, seguramente está en el baño y de momento me puedo librar de ella.Me acerco a la enorme e imponente oficina de Oliver y justo cuando estoy por tocar a la puerta, me percato de que está un poco abierta, debido a lo cual las voces del otro lado llegan con bastante facilidad.—¿Ya sabes los ingredientes del nuevo perfume de los Dubois? —cuestiona Oliver a alguien.—Sí, justo hace un rato Leroy me la entregó —musita con suficiencia la
—Ja, ja, ja. ¿Quién creería que usted y yo somos amantes? —cuestiona con incredulidad el hombre—. Ni en sueños podría fijarme en alguien como usted, es tan ordinaria que me duelen los ojos de solo mirarla, ¿además cómo podría confiar en la mujer que está detrás de cada caída mía?—¡¡Nathan!! —grita su chófer.—Nada de Nathan, tan solo mírala. Se ve tan desalineada y poca cosa que es increíble que sea esposa del bastardo de Lefebvre. Ahora entiendo por qué tiene tantos años engañándola.—Y-yo sé que mi apariencia no es la mejor, pero es lo único que se me ocurre para humillar a Oliver —murmuro, soportando sus insultos—. ¿Y a qué se refiere en que yo estoy detrás de sus desgracias?—Su laboratorio siempre es una competencia bastante fuerte para nosotros, así como robar nuestros productos, eso se les da de maravilla.—¿Mi laboratorio?—Sí, su laboratorio. Todos saben que el laboratorio ParfumLab le pertenece y que es la única dueña.—E-eso no es verdad, el laboratorio de mis padres se fu
Nathan DuboisObservo el prototipo de mi próximo lanzamiento y sintiendo una satisfacción profunda al saber que por primera vez los Lefebvre no podrán robarme mi idea, lanzo un suspiro de alivio y dejo el pequeño frasco de vidrio en su lugar.—¿Qué le pareció el envase? —me cuestiona el jefe de producción.—Me gusta, es justo como lo imaginaba, realmente es perfecto para el nuevo producto.—Sabía que le gustaría —responde animado.Después de intercambiar unas cuantas palabras y pedirle que comencemos con la producción a gran escala, me dirijo al área de empaque para revisar los últimos detalles del embalaje que usaremos.Reviso con los encargados que el material sea de acuerdo con lo que pedí y cuando termino con ellos regreso a mi oficina.—Jefe, aquí está el reporte de las ventas que me solicitó —me intercepta Scarlett en cuanto me ve salir del ascensor—. Podrá encontrar el detalle por producto y por región.—Gracias Scarlett, siempre tan eficiente y…—Su perro se encuentra esperand
GiselleDespués de más de treinta minutos llego a las rejas de la casa que ahora me causa tanto repudio y sin más opción las traspaso. Cuando una vez más estoy frente a la puerta, toco el timbre y al cabo de unos segundos el ama de llaves me abre, no sin antes dirigirme una mirada despectiva.—¿Dónde estaba? —me cuestiona con molestia, sin siquiera dignarse a saludarme.—Salí a dar una vuelta —respondo con la mirada baja. No puedo creer que nadie en esta casa me respete, pero más aún que yo haya sido tan idiota cómo para soportar este trato.—En lugar de estar perdiendo el tiempo, debería de estar cuidando a mi niño —se queja, pero antes de que pueda continuar con sus comentarios maliciosos, la voz de mi suegra nos interrumpe.—Hasta que te dignas a regresar. ¿Dónde estabas? —inquiere, cruzando sus brazos sobre su pecho y fulminándome con la mirada.—Salí a dar una vuelta.—¿Saliste a dar una vuelta? ¿Acaso el aire del jardín no es suficiente para ti? —chilla sin dejar de fruncir el c