El Lazo Irrompible 5

El contacto de sus manos desató una corriente de electricidad que recorrió todo el cuerpo de Emma. Su respiración se aceleró y sintió que algo dentro de ella reaccionaba con fuerza. Sus ojos se encontraron con los de Diego, y por un momento, el mundo pareció detenerse.

Pero no era solo atracción. Era algo más profundo. Algo primitivo y poderoso.

Emma apartó la mano de golpe y dio un paso atrás, como si el contacto le quemara.

—No… Esto no tiene sentido —susurró, llevándose una mano a la frente.

Diego la observó en silencio, sin apartar su mirada intensa de ella.

—Lo sientes, ¿verdad?

Emma lo miró con el ceño fruncido.

—¿Sentir qué?

—La conexión.

Emma tragó saliva con dificultad. No quería admitirlo, pero sí, lo sentía. Algo dentro de ella la empujaba hacia él, como si fueran imanes destinados a unirse. Pero no tenía sentido.

—Esto es una locura —dijo, tratando de mantener la compostura—. No creo en el destino ni en conexiones místicas.

Diego suspiró y se cruzó de brazos.

—No tienes que creer en ello para que sea real.

Emma negó con la cabeza y comenzó a caminar de un lado a otro, tratando de ordenar sus pensamientos. Todo lo que Diego le había revelado era demasiado para procesarlo de una sola vez.

—Si lo que dices es cierto… —dijo con voz temblorosa—, si de verdad soy una loba y si de verdad fui… destinada a tener estos hijos… ¿por qué nunca supe nada?

Diego observó su angustia y su tono se suavizó.

—Porque alguien te mantuvo alejada de todo esto.

Emma alzó la mirada de golpe.

—¿Mi tía?

Diego asintió.

—Ella te ocultó del mundo de los lobos. Probablemente lo hizo por miedo, tal vez por protección, pero lo cierto es que evitó que descubrieras quién eres realmente.

Emma sintió un nudo en el estómago. Su tía había sido su única familia desde que tenía memoria. ¿Por qué le ocultaría algo tan importante?

—¿Cómo sabes todo esto? —preguntó con voz quebrada.

Diego vaciló por un momento antes de responder.

—Porque he estado buscándote.

Emma sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—¿Buscándome?

Diego asintió con gravedad.

—Desde hace años. Nunca entendí por qué mi lobo nunca reconoció a una compañera. Hasta que supe de ti.

Emma sintió que su corazón latía desbocado.

—Esto es demasiado. No puedo simplemente aceptar todo esto de la nada.

Diego dio un paso más cerca, reduciendo la distancia entre ellos.

—Lo sé. Pero hay algo que debes entender, Emma. Ahora que Marcus sabe que existes, no se detendrá hasta encontrarte… y matarte.

Emma sintió un escalofrío de miedo.

—¿Y qué se supone que haga?

Diego sostuvo su mirada con seriedad.

—Quedarte conmigo.

— esta bien me ire contigo 

no me puedo permitir morir tengo que proteger mis bebés

— no te arrepentirás.

pues no estaba tan segura de eso. algo me decia que mi vida estaba a punto de cambiar y no se si era algo bueno lo que si es que de una forma que nunca imagine.

Emma sintió que todo su mundo se tambaleaba.

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