La sociedad suele afirmar que un hombre de buen porte, soltero y con una posición económica destacada tiene el poder de conquistar a cualquier mujer que desee. No obstante, pese a la abundancia de admiradoras, Vicenzo Della Rovere Mariani carece de lo más valioso en su vida. Hace algunos años, Vicenzo perdió todo aquello que consideraba esencial para un futuro prometedor: su corazón fue destrozado y los sueños que una vez atesoró se desvanecieron. Tras meses de un doloroso duelo, logró reconstruirse, enfocando su energía en nuevas metas, decisiones más acertadas y una búsqueda implacable del éxito, aunque sus relaciones con mujeres se redujeran a encuentros casuales. Ahora, Vicenzo está a punto de cerrar un acuerdo trascendental que le acercará a sus nuevos objetivos. Sin embargo, no está preparado para lo que el destino le tiene reservado. Un giro inesperado le revelará las verdades más crudas: confiar ciegamente en un futuro asegurado es un engaño, la vida no se compra, y el respeto no se obtiene a base de imposiciones. Un solo instante bastará para cambiar su existencia para siempre.
Leer más—Ella es Gaby, la enfermera que ayudó a intervenir a Vicenzo, y mi novia.Tal revelación hace que todos los miembros de su familia se giren a verlo, vaya momento para hacérselos saber, lo chistoso fue cuando Gaby también giró a verlo asombrada. Tal parece que la joven tampoco estaba enterada de tal cosa.—¿Y eso tú? —le pregunta por lo bajo.—Ni creas que te presentaré soltera, entretanto soltero aquí, además ya lo habíamos hablado —Le recuerda en el oído a lo que ella solo se ríe.—Fue solo una conversación, tienes que ser más romántico para la próxima vez —dice ella con una sonrisa en su rostro—. Y con eso me refiero a cuando me pidas matrimonio.Ahora es Lalo quien abre los ojos cuál búho en la tiniebla nocturna, haciendo que ahora su novia se burle de él.—Un paso a la vez, mujer ¿Qué no ves que me cago de nervios?Mientras la nueva pareja de enamorados prosigue su presentación, es Vicenzo, Sara y la hija quienes captan la atención de Anna y Giovanni. Ellos no habían tenido la opo
Para algunos de los miembros de la familia López Amor, era la primera vez que salían de los límites de su pueblo. Una de esas era Sara, quien solo había viajado a la capital de su estado cuando tuvo que interponer la demanda junto a sus padres contra sus agresores. A pesar de eso, los paisajes les parecían maravillosos, afortunadamente la niña de la joven durmió gran parte del camino o se entretuvo con algunos de sus juguetes. Aunque el primer destino era la ciudad de Durango, pues iban al Aeropuerto para de ahí viajar a Guadalajara.Está de más decir que ninguno de los López tampoco había viajado en avión, así que estaban nerviosos y también emocionados. Don Leo se preocupaba de que todo esto fuera demasiado exagerado, pero calmaba su ansiedad viendo a su hija feliz, solo esperaba que el joven no la lastimara de ninguna forma.Cuando llegaron, Vicenzo y sus hermanos fueron muy amables con ellos y les explicaron cómo es que se sentirían tanto al despegar como al aterrizaje. También, a
Vicenzo, que se volvió un espectador, se queda admirando tal escena con mucha devoción, siempre había visto el papel de padres como algo natural y sin mucho esfuerzo, pero al verlas se da cuenta de que no solo es eso. El ser padres es responsabilidad afectiva, velar por el bienestar de tus hijos y ver que no les falte nada. Prudentemente, él revisa toda esa área del cuarto y se da cuenta de que no hay nada que la niña no vaya a necesitar. Y aunque el material de la fachada no es extraordinario por fuera, por dentro todo es limpio, pulcro y bien ordenado. Entonces comprende lo que dicen “La limpieza no está peleada con la pobreza”.Sara baja a su hija y la invita a salir, pero esta no quiere y regresa a seguir dibujando en su mesita. Su madre deja la cortina de tela abierta y sale a la otra área que es dónde pasan la mayor parte del tiempo con su familia y que es el equivalente a la sala—comedor de una casa normal.—Ella se parece tanto a ti —afirma Vicenzo y al notar que Sara detiene
Al oír esas palabras, el corazón de la joven se acelera cuál ave en vuelo, el hormigueo en su piel le recorre entera y a su vez en su mente le es imposible creer que ella pueda gustarle a alguien. Menos sabiendo lo que le pasó.—Eso es imposible, no, yo no puedo gustarte, no debo gustarte —dice alarmada para luego sacar su mano de entre las de Vicenzo—. Por favor, deberían irse.Ella se para, pero sabe que necesitará ayudar a Vicenzo a que regrese por el camino, ya que de venida también tuvo que hacerlo. A pesar de la reacción que la joven tuvo, él sabe el motivo del porqué de su actitud y está decidido a todo por conocerla.—Sara, no te estoy pidiendo que seas mi novia o mi pareja, te estoy diciendo que me gustas y qué deseo conocerte ¿Es eso tan malo? —inquiere con la esperanza de que ella diga que no, pero no responde.La joven está dándole la espalda y una lágrima cae por su mejilla, intenta reprimir esas emociones.—¿Por qué me dijiste eso en la carta? Por qué tuviste que poner q
—Es Vicenzo… —murmura Sarahi por lo bajo, pero todos se giran a verla—. Dejen de mirarme.La familia entera se da cuenta de su imprudencia e inmediatamente se giran. Don Leo se acerca hasta donde Vicenzo y le saluda.—¡Un gusto verte, muchacho! —Extiende su mano y Vicenzo detiene su andar para saludar.Él está con una sola muleta que le ayuda a caminar, pues trae una bota férula en el pie, así que no batalla tanto al caminar como antes.—Igualmente, don Leo, —él le saluda con tota la cortesía y modales que su familia le ha inculcado—. Hemos venido con un propósito, pero antes, permítame saludar a todos.—Claro, pasen, están en su casa —don Leo se acerca a los acompañantes de Vicenzo, que no son nada más y nada menos que sus dos hermanos, Alessio y Stefano—. Mucho gusto, muchachos, soy Leonardo López Amor, para servirles.Ambos hermanos se acercan y saludan amablemente. Este los invita a pasar a su humilde morada mientras escudriña el actuar de los hombres. Se da cuenta de que ninguno
Faltan solamente tres días para Año Nuevo y los López no han dejado de trabajar. Es como si los astros se hubieran alineado y por fin, después de tantas desgracias, les pasaran cosas buenas. Por su parte, Sara no ha vuelto a trabajar, el dolor que siente en el cuerpo, más la contusión en la cabeza, le han provocado hasta cierto punto mareos y un poco de náuseas. Su familia, con el afán de cuidarla, le ha pedido que se quede en casa; ella decidió hacer caso, pues hace mucho que no tiene unas vacaciones y que no puede disfrutar con la libertad del tiempo, a su pequeña hija.Es temprano por la mañana cuando Lita Amor comienza a hacer su mezcla para el café, la aguanieve que había caído días anteriores solo provocaba un piso resbaladizo y mucho frío seco qué le cala a cualquiera. Afortunadamente, tenían esas dos recámaras, qué entre material firme, madera, láminas y vigas les proveen de calor.Lalo temprano se fue a visitar a Gaby, pues ya tenía varios días que no la veía, don Leo aprovec
De alguna extraña razón, la ausencia de Vicenzo se notaba en el hogar de Sara. Ella no había podido dormir durante la noche. Daba vueltas una y otra vez meditando en la carta que él le había dejado.«Eres una grandiosa mujer. Lo eres. No dejes que ningún hombre te haga sentir menos de lo que vales, porque vales mucho. Tu valor no se resume por tu condición, sino por tu corazón. Y tienes un gran corazón.»Fuera de su familia, nadie más le había dicho ese tipo de palabras, lo que le removía todo tipo de sentimientos y despertaba en ella una curiosidad por conocer más a Vicenzo.Lejos, de eso, la familia López yacían preocupados tanto por Sara como por los futuros acontecimientos. Sabían que debían armar un plan que les asegurara un futuro estable. Doña Patricia planeó en hacer coricos y empanadas para venderlos en las tienditas de los alrededores. Lita aseguró que ella podría cuidar de Mila mientras Patricia preparaba los postres y Sara trabajaba. Don Leo, por su parte, dijo que iría a
Luca observa por el retrovisor la mirada perdida de Vicenzo y se pregunta sobre todo lo sucedido en casa de los López, pero sabe que él no dirá nada, que no quiera que los demás sepan, tal como con la situación de la exesposa. Si algo tienen en común es que se guardan todo para sí. Su tía y su otro primo han bajado a comprar en un puesto de comida antes de tomar la carretera.Las luces de los negocios apenas si alumbran un poco el camino por el lado izquierdo, que es el lado del chofer. De manera que Vicenzo está sentado en la parte de atrás de lado del copiloto y puede observar el bosque.—¿Se puede saber qué es lo que miras con tanta atención? —pregunta con reserva Luca a Vicenzo al verlo tan pensativo.—Estaba observando las luces.—¿Luces?, si de tu lado solo está el bosque, no hay luz alguna. —Se estira para comprobar con la vista que está en lo cierto.—Te equivocas, veía las luces del cielo. Son luces que me conmueven.—Ah, por ahí hubieras comenzado. — Luca acomoda el retrovis
Giovanni revisa todos los documentos del coche y del hospital. Además, verifica el celular destrozado de su hermano. Por ello es por lo que no habían podido contactarlo. Luca comprueba los papeles de tránsito y los hechos del accidente. Mientras que Anna Della Rovere acomoda las pocas pertenencias de su hijo menor.Lita, por su lado, prepara el presente para los Della Rovere, y Patricia va y comprueba a Mila que habían dejado dibujando.A muchos kilómetros de ahí, Sara trabajaba pensando en Vicenzo, en todo lo sucedido hasta este día y en la melancolía que le da estar lejos de él. Una sensación de despedida le invade por momentos sin saber que a la distancia él estaba por marcharse. Había sentido atracción por Vicenzo y le era difícil admitirlo a pesar de ser claro, pero tiene algo más importante por lo que preocuparse. Su hija, Mila; su pequeña, necesita de