En la segunda fila está Kim, quien ha venido a acompañar a Luca, saluda a Sara brevemente y le entrega la invitación de su despedida de soltera, que será en un mes para luego volver a su asiento. El maestro de ceremonias comienza con la conferencia haciendo un resumen sobre lo que acontecerá y cerrando con una frase de Bobby Unser.«El éxito es dónde la preparación y la oportunidad se encuentran» dijo el hombre antes de bajar del podio, invitando a Vicenzo a subir.—Hace exactamente cinco meses tuve un accidente, que muchos de ustedes supieron y que cambió mi vida —comienza diciendo, para sorpresa de muchos y para confirmación de otros, los periodistas estaban asombrados, el frenesí comenzó en sus notas periodísticas—. Fue en medio de la nada dónde una familia me encontró, los López —este señala al sitio donde están sentados los susodichos—. Ellos cuidaron de mí y me ayudaron a sanar. Pero no solo eso, fue en medio de toda la tragedia que probé por primera vez este elixir de las manos
El vestido caía en cascada, con cada paso los holanes de organza se deslizaban con una armoniosa parsimonia sobre la falda de tafeta. La melodía lenta de la canción “Antes que al mío” de Los Claxons en el piano da la bienvenida a la entrada nupcial de Gaby tomada del brazo de don Leonardo López, quien desde que la conoció se ha convertido en el padre que nunca tuvo.El pequeño jardín iluminado con velas y flores rosas solo vuelve la imagen aún más tierna posible. Al fondo, un gran círculo de madera decorado con las mismas flores del lugar enmarca la silueta del hombre que tanto la ama. Lalo con su traje gris y corbata rosa pálido, la espera en el altar acompañado de sus padrinos que es nada más y nada menos que los hermanos Della Rovere.Gaby aparece a la vista de Eduardo en el corto pasillo, él siente que el corazón le late más rápido de lo normal. Sus ojos se llenan de lágrimas al verla, su cabello caía en ondas sobre el strapless de encaje del vestido. El velo iba tras el rastro de
Mila permanece parada de la mano de su mamá junto al altar adornado de luces, flores tintas, azules, follaje y cientos de diminutas luces. Ambas con vestidos similares y peinados parecidos. Sara había decidido llevar un vestido de top de encaje con manga larga y espalda descubierta, su amplia falta de sifón plisado caía en voladas por la parte trasera, pero esta era cubierta con el velo que tanto ella como él habían elegido para el momento. Un velo del mismo color blanco, como el color de seda antes de ser tintado, y con estrellas bordadas de cristal en él y la orilla adornada del mismo delicado encaje del vestido.Había decidido usar el dije que él le había regalado casi un año atrás. Vicenzo, por su parte, decidió usar el reloj que su prometida le había dado.Sara no podía dejar de ver a Vicenzo de pies a cabeza, si antes le parecía guapo, ahora ante ella se ve exquisitamente apetecible con su traje azul de Prusia, chaleco gris a cuadros y corbata del mismo color azul. En el saco de
Las luces tenues de la ciudad entran a través de la ventana de la habitación, iluminando los cuerpos sudorosos que están sobre las arrugadas sabanas debajo de ellos. La joven pelirroja gime ante la inminente sensación de placer que Vicenzo le da. Extasiados en sus cuerpos, se dejan llevar a través del ocaso nocturno hasta llegar al frenesí del orgasmo cargado de mera lujuria carnal.—¿En verdad tienes que irte ya? ¿O es que te puedes quedar una hora más? —la voz melosa de la pelirroja acaricia el oído del moreno que yace desnudo de la cintura para arriba.Tomando un poco de aire, él se aleja un poco más de ella disimuladamente, intentando salir de la cama y posteriormente de la habitación.—Sabes que sí, acaso tú no tienes ningún otro lugar a donde ir —sonaba más a afirmación que a una cuestión en sí— ¿Una familia, amigos, una mascota o ya en última instancia alguna fiesta?—Ya conoces la respuesta a eso, Vicenzo. Desde que salí de casa y me hice independiente no he vuelto. —Mariana s
Vicenzo camina despacio cruzando la pequeña calle para llegar a casa de su madre, Anna Mariani de Della Rovere. Había enviudado hace unos años y desde entonces vive con una gran cantidad de avecillas que le hacen compañía cada vez que sale a tomar café al jardín.Se puede decir que mantiene una estrecha relación con al menos tres de sus cuatro hijos, quien continuamente la visitan y la llenan de mimos, sabe que eso se debe en gran parte a la buena fortuna de tener un par de nueras amables y amorosas. Sin embargo, no todo es color Della Rovere para todos los hijos de la matriarca de los Della Rovere Mariani; en el fondo, a Anna le duele la situación del menor de ellos, Vicenzo. Sabe que la vida que lleva es hueca e insípida, llenada por simples banalidades que mitigan su soledad solo por pequeños momentos y que por mucho que intente apartarlo de ese camino vacío de sentido, lo único que logra es seguir apartándolo más y más por causa del orgullo y autosuficiencia que él cree poseer.Dí
Alessio, su tercer hermano mayor, se acerca rápido para saludarlo y a su vez interceptarlo para tranquilizarlo antes de que haga una tontería, pues la tensión en el ambiente ha aumentado con su llegada. La familia en sí ya se sentía incómoda con la llegada de la ex miembro, ya que no sabían cómo tratarla luego de dos años sin verla; y la expresión en la cara de Vicenzo, tan solo verla, les hizo confirmar sus sospechas de que las cosas no habían terminado tan bien como él les había hecho creer.—Hola, hermano, ¿cómo estás? —saluda Alessio mientras abraza a Vicenzo por el cuello, para luego darle una palmada en la espalda.—¿¡Qué madres es esto Alessio!? ¿Por qué Carlota está aquí? —le refiere muy molesto, pero en voz baja, de manera que los demás no puedan oírle.—Tranquilo Vicenzo, ella llegó sola. Dijo que pasó a saludar, de hecho, ya se iba cuando llegaste —susurra Alessio a su hermano, para tratar de calmarlo un poco.—Pinche vieja. Qué valiente se considera al venir acá a darle la
—No te preocupes por saludar, ya me retiro —anuncia Carlota con tono desdeñoso, pasando, por un lado, de Vicenzo—. Fue un gusto verla señora, como siempre espero lo mejor para usted y su familia —dice dirigiéndose hacia la matriarca de la familia, dándole un beso en la mejilla sin que este sea correspondido y saliendo por el pasillo lateral que da hacia la calle.Vicenzo la sigue con la mirada como una pantera a su bocadillo y la madre de este se percata de todo lo sucedido sin que su hijo diga nada. Solo Alessio, quien también se vio afectado por el fraude, conoce la historia real entre Carlota y su hermano, ya que este por vergüenza decidió no decirles nada a la familia, así que ante todos solo fueron diferencias irreconciliables.—¿Cómo te sientes Vicenzo? —indaga Alessio. El bienestar de su hermano es muy importante para él, no solo porque son familia sino también porque es su mejor amigo.—Molesto, ¿acaso hay alguna otra forma en la que deba sentirme? —responde tajante Vicenzo.—
No hay sonidos de sirenas de ambulancias, protección civil, emergencias o policía. El frío lograr calar hasta los huesos ya adormecidos de Vicenzo, que está aún dentro del coche que está volcado hacia arriba en la orilla de la carretera. Su cara y cuerpo están llenos de sangre fresca y el sol no tarda en salir, había decidido irse por esa carretera que era menos transitada por los camiones de carga, pues le urgía llegar rápido a su destino y descansar al menos un rato.Al despertar, después de pasar una hora inconsciente a duras penas, logra abrir los ojos. El carro está casi destruido, con el techo aplastado y no queda un solo vidrio entero, todos están en la nieve revuelta, con tierra y hierba hechos añicos. Por una de esas ventanas quebradas, él puede ver la noche oscura con los últimos destellos nocturnos de las estrellas en el cielo y al lado opuesto, por la otra ventana puede divisar las primeras estelas de luz que traerán el amanecer.Por un momento llega a sentir que su alma s