Un hombre que huía de cualquier compromiso, su vida solo se resumía a trabajar y a mantener encuentros furtivos con cualquier mujer que cruzará su camino. Así vivía Nader Khalil, hasta que un día se ve en la obligación de aceptar una protegida, una chica que debería instruir y dar una vida mejor. La pureza hecha mujer, la ingenuidad en carne y hueso... eso era Aisha Assiri, una joven que solo soñaba con salir adelante en la vida, ayudar a madre y a sus hermanas. Era una tarea simple para Nader, solo debía tenerla como su secretaria y velar por ella. Pero para un hombre que no se resiste a la belleza de una mujer, estar constantemente al lado de una hermosa chiquilla virgen sería la mayor de las tentaciones. ¿Protegerla o dejarse llevar por el deseo de robarle esa inocencia? Nader estaba muy cerca de tomar una decisión y Aisha corría el peligro de caer en las garras de un libertino y seductor mujeriego... o no. ¿Qué pasará entre el ingeniero y su dulce secretaria?
Leer másLos hombres del Emir trataron de levantar una barrera que serviría para salvaguardarlos de la tormenta. Las tiendas no eran excesivamente grandes, pero estaban hechas especialmente para situaciones como aquella.Rania no soltó la mano de Aisha en ningún momento, mientras que la esposa de Nader lloraba con aquel pequeño pedacito de todo el amor que ella y su esposo se tenían.A unos kilómetros de allí el aire se hacía cada vez más insoportable, el polvo que la tormenta levantaba nublaba la visión de los hombres que buscaban a Nasser. Continuar en aquellas condiciones sería un verdadero suicidio.-¡Nader, tenemos que irnos, la tormenta está cada vez más cerca! -advirtió Karim cubriendo su rostro para proteger sus ojos de la arena. -¡No podemos continuar!Nader sin bajarse de la moto miró alrededor con el corazón en la mano. Era un terreno demasiado extenso para cubrirlo en pocos minutos. Si se marchaban en aquel momento, su niño moriría solo en aquel lugar.-Es mi hijo, Karim. -dijo Nad
A cada segundo que pasaba la esperanza se iba perdiendo para Aisha y Nader.La tormenta de arena estaba cada vez más cerca, amenazando así la vida de los niños.Junto con la guardia real, el jeque y el emir Karim iban montados en motos para acelerar las búsquedas. Ninguno podía quedarse con los brazos cruzados esperando mientras que la vida de Ayser y Nasser corría peligro. Una muerte segura para ellos se acercaba y no había tiempo que perder.Aisha se había montado en la moto que iba su esposo, juntos recorrían una buena parte del perímetro marcado por la guardia real, dónde posiblemente estarían los niños.-¡Allí, allí hay algo, Nader!-exclamó Aisha señalando algo que creyó haber visto entre unas rocas.Nader retrocedió para volver al lugar que su esposa había señalado.-¡Aisha yo no veo nada!-contestó Nader todavía sentado sobre la moto mientras que su niña se bajaba mirando de un lado a otro.-Amor aquí no hay absolutamente nada.-He visto algo Nader, te aseguro que acabó de ver al
Meses después de aquella macabra llamada, Aisha observaba a sus hijos dormir en sus cunas ajenos a todo el mal que había en el mundo.-Son tan pequeños Nader, me da pesar dejarlos solos. -murmuró Aisha y su esposo la abrazó para reconfortarla.-Solo será por unas horas, tenemos una reunión importante y no podemos faltar.-recordó Nader, pero su esposa no se veía muy convencida de dejar a sus hijos.-Los niños estarán bien, Kalah estará cuidando de ellos y el palacio es totalmente seguro.Seguros de que sus hijos estarían bien, Aisha y Nader se marcharon del palacio. Mientras tanto Úrsula observaba la caravana de autos que seguía a su hijo abandonar el palacio. La venganza es un plato que se come frío, y ella dejó enfriarse el suyo durante meses, pero finalmente estaba lista para devorarlo, y sentir una alta dosis de placer en el proceso.-Eres un principito muy rebelde y llorón.-Kalah jugaba con Nasser haciendo el menor ruido posible para no despertar a Ayser. -Veo que serás el niño cap
-Has regresado muy tarde esta noche.-habló Aisha levantando el rostro para mirarlo mientras Nader jugar con los mechones de su esposa. -Odio estar sola en esta casa con tu madre.-¿Sigue evitándote? -se interesó Nader, luego suspiró con cansancio cuando ella asintió.-Úrsula parece un fantasma, vaga sola por el palacio sin hablar con nadie, pero puedo sentir su mirada llena de odio sobre mí. -contó abrazándolo para sentir su calor, eso le daba alivio y paz. -Tu madre siempre me verá como su enemiga.-Infelizmente no tengo poder alguno sobre mi madre, puedo controlarla, pero no echarla de este hogar. Solo mi padre podría hacer tal cosa. -explicó Nader con impotencia. -Tampoco creo que lo haga, ya la tiene abandonada, solicitar un divorcio ahora solo pondría en riesgo mi título. Mi padre no se arriesgará a que eso suceda, no aceptará que cuestionen mis derechos.-No quiero echarla mi amor, solo quiero que ella aprenda a vivir en paz con nosotros y que acepte que mis hijos también son su
Un escalofrío recorrió su delicada piel, erizando cada centímetro cuando aquel toque húmedo acarició su cuerpo.Todavía con los párpados cerrados, Aisha sonrió presagiando la marea de placer que caería sobre aquella cama.Somnolienta la joven abrió muy despacio sus ojos para ver a su esposo, que la observaba deseando poseerla como lo hacía cada noche desde que puso el mundo a sus pies.Los jeques pasaban la mayor parte del tiempo separados, ese era el precio de sus títulos. Obligaciones y más obligaciones mantenían a los dos amantes separados, despojados de entregarse a ese amor tan fuerte que se tenían.Pero en la madrugada, cuando el jeque regresaba a su palacete lo primero que hacía era correr a los brazos de su esposa. Para volver a amarla y sentirse amado. Su familia era su mundo, y Nader no se cansaba de demostrar a Aisha todo lo que estaba dispuesto a hacer por ella y por sus hijos…Sí, hijos, pues la jequesa no solamente le iba a dar a su marido un heredero. Aisha esperaba dos
La respuesta de Aisha fue firme, pero Úrsula no se movió. Ella tenía ganas de abofetearla y darle su merecido por igualada, pero tenía que controlar su rabia y obligarla a firmar el acuerdo.—Mi hijo se casó contigo por pena, tú eres indigna de un príncipe como Nader. —Úrsula intentaba humillarla sin darse cuenta de que por la puerta principal entraba alguien. —Vas a firmar este contrato, serás la concubina de Nader y tú hijo no tendrá ningún derecho a reclamar el título de príncipe heredero. Luego me encargaré de conseguirle al jeque una mujer de buena familia, y ella será su primera esposa.—¡Eso no va a ocurrir madre! —vociferó Nader entrando en el salón con el príncipe Karim, que le echó a su madre, Fátima, una mirada acusatoria. —Es imposible que me vuelva a casar con otra mujer, pues el mismo día que tomé a Aisha como mi mujer, firmé un acuerdo tornándola mi primera y única esposa. El príncipe Karim fue testigo de ello.Úrsula se quedó boquiabierta mirando a Aisha, le iba a dar
Nader sonreía a los invitados agradeciendo todo el apoyo que estaba recibiendo por parte de hombres tan poderosos. Un círculo exclusivo donde reinaban las mayores fortunas del mundo, y al cuál él iba a pertenecer ahora que ocuparía el lugar de su padre. Pero no podía evitar estar preocupado por Aisha. De vez en cuando miraba aquella enorme puerta por donde había entrado minutos antes, y lo único que se le pasaba por la cabeza era salir corriendo para volver a estar con su mujer.Para Nader estar lejos de su niña era como una tortura, también le preocupaba saber cómo estaría siendo recibida Aisha por las otras jequesas.-Estoy orgulloso de ti hijo, finalmente estás ocupando tu lugar en nuestro mundo. -declaró Murad acercándose a Nader que bajó la cabeza con una sonrisa sarcástica.-Seamos sinceros padre, para ti este lugar nunca fue mío. Yo no soy tu primogénito. -refutó Nader con un resentimiento que no podía ocultar. Murad lo entendía, sabía que les había hecho demasiado daño a sus h
Azerbaiyán,era la cuna de la familia Khalil, y en dónde Nader recibiría su nuevo título. Había llegado el momento del nacimiento de un nuevo jeque, por eso Murad Khalil deseaba celebrar el ascenso de su hijo por todo lo alto.Aisha observaba la ciudad desde la ventana del palacio donde se celebraría la ceremonia, dónde su marido tomaría su nuevo título asumiendo un nuevo cargo, y ella pasaría ser llamada oficialmente jequesa.A su alrededor había varias mujeres encargándose de su traje. Un típico vestido de estilo árabe con un hermoso color verde, pues para algunos simbolizaba el color del Islam y la fe. También significaba vida, lo que era Aisha para Nader. Una nueva vida.-La ceremonia es para mi esposo, pero parece que soy yo la que va a recibir el título principal esta noche. -opinó Aisha dirigiendo su mirada al espejo. El velo casi transparente, pero del mismo tono de su vestido, estaba tejido con algunos hilos de oro que resaltaban su belleza.-Según nos ordenó su majestad, el p
La flor rosada de Aisha se abrió para un hombre sediento de placer. Sus pliegues mojados resplandecían de las ganas que tenía la muchacha de entregarse a su hombre, y Nader no pensaba resistirse a ella.Aisha jadeó cuando Nader la agarró acostándose sobre ella, antes de deslizar la mano entre sus cuerpos para masturbarla.La mirada de Aisha se nubló, su vientre estaba hormigueando por unirse a Nader en solo cuerpo. Sonaba a pecado, pero ella quería encender las llamas del infierno sobre las sábanas blancas.—Pide amor, pídeme con esa boquita que te haga mía. —susurró Nader moviendo su dedo como un péndulo sobre el clítoris de Aisha.Ella quería responder, rogar por tenerlo adentro, y llenándola con su cuerpo, pero las palabras no salían. Aisha balbuceaba palabras incoherentes, pedidos mezclados con gemidos ahogados que tampoco lograban salir. Nader la estaba torturando al punto de casi hacerle perder la cabeza, cuando acercó su polla a sus pliegues resbaladizos.La maldad hizo de esas