Un hombre que huía de cualquier compromiso, su vida solo se resumía a trabajar y a mantener encuentros furtivos con cualquier mujer que cruzará su camino. Así vivía Nader Khalil, hasta que un día se ve en la obligación de aceptar una protegida, una chica que debería instruir y dar una vida mejor. La pureza hecha mujer, la ingenuidad en carne y hueso... eso era Aisha Assiri, una joven que solo soñaba con salir adelante en la vida, ayudar a madre y a sus hermanas. Era una tarea simple para Nader, solo debía tenerla como su secretaria y velar por ella. Pero para un hombre que no se resiste a la belleza de una mujer, estar constantemente al lado de una hermosa chiquilla virgen sería la mayor de las tentaciones. ¿Protegerla o dejarse llevar por el deseo de robarle esa inocencia? Nader estaba muy cerca de tomar una decisión y Aisha corría el peligro de caer en las garras de un libertino y seductor mujeriego... o no. ¿Qué pasará entre el ingeniero y su dulce secretaria?
Leer másSi Nader pensaba que la boda de Kalah sería una de las más difíciles de su vida, es porque no contaba con la se celebraría años más tarde en una hermosa y íntima isla privada en el Mediterráneo al más puro estilo italiano.Los años habían pasado para el jeque y su esposa, pero el amor entre ellos seguía siendo fuerte y ardiente.—Respira mi amor, nuestro hijo solo se está casando. —pidió Aisha viendo lo tenso que estaba su esposo antes de que Ayser, su hijo mayor, comenzara a pronunciar sus votos matrimoniales.—Estoy perdiendo a mi príncipe heredero, Aisha, es normal que esté nervioso. —contestó Nader aflojando el nudo de su pajarita.Aisha entendía a su esposo, pero la felicidad de Ayser era lo más importante.—Estás perdiendo el heredero al trono, pero en lugar estás ganando a una maravillosa y hermosa hija. Nuestro hijo eligió rechazar su título pasándolo a su hermano por amor a esa linda joven y si te soy sincera, no podría estar más orgullosa de él. —confesó Aisha y Nader supo q
Tres años después—Gracias por el regalo, es hermoso. —agradeció Aisha tocando el velo con hilos de oro que ella llevaba puesto. Era una verdadera joya que su esposo había mandado diseñar exclusivamente para ella, para que se viera hermosa en aquel evento tan importante que esperaba por ellos en la ciudad de Nueva York.—Es como una corona, hecha para ti y que expresa tu verdadera esencia. —contestó Nader subiendo las escalinatas de aquel Museo tan famoso en la Quinta Avenida. —Cada hilo de oro de ese velo demuestra todas las decisiones que tomaste y que nos trajeron hasta aquí. Cada vez que me hiciste sonreír y cada batalla que ganaste. Tan hermoso, como la mujer que lo lleva. Tan bello como mi niña.Aisha sonrió y entró orgullosa en aquel Museo, en donde se realizaría la exposición de una gran amiga de la jequesa. Una de las más íntimas y especiales de todas.En medio de cuadros pintados con suma delicadeza, Aisha ponía ver reflejado en ellos el alma de Malika Radi, la artista plást
El mundo volvía ser un lugar mejor para Nader y Aisha, que después de aquella tormenta que casi devastó sus vidas, regresaron con sus hijos al palacio.Meses después del suicidio de Úrsula, una muerte por la cual nadie guardó luto, Nader celebró una gran fiesta, un hermoso baile con todos sus amigos y todos aquellos que algún día creyeron estar por encima de su mujer.En aquel salón esculpido por lo mejores artistas, decorado a muy buen gusto para demostrar el poder y la exquisitez de familia, Nader proclamó a su niña, a su dulce Aisha como la reina de su corazón. La mujer de su vida y la dueña de su amor.Aisha bailaba con sus niños con una enorme sonrisa en su rostro. Iba vestida como la mujer importante que era. Hermosa, fuerte y extremadamente segura de ella misma, de quien era y de lo orgullosa que estaba de sus orígenes.Ayser y Nasser se veían muy contentos saltando de un brazo a otro entre su madre, su abuela y sus tías, las princesas Melisa y Kalah.Nader apareció en medio de
El amor reserva muchas sorpresas, eso fue lo que Aisha sintió en aquel primer beso, lo que Nader experimentó al encontrar el amor en una muchacha que no pertenecía a su mundo, sino que vivía para servir en él. Las personas que rodean al amor también suelen probar un pedacito de ese cambio en sus vidas, pues todo lo que hacemos o sentimos, de cierta manera e inconscientemente, también afecta a aquellos que son más cercanos.Excepto a Úrsula Khalil …o Úrsula Volkova, como volvió a llamarse tras un divorcio apresurado. En un pueblo muy lejos del palacio en el que vivió como una reina, Úrsula se bajó de un tren, tan solo cuatro días después de haber sido azotada y humillada por su marido.Era humillante bajarse de aquel tren, mirar alrededor y reconocer el lugar desde donde peleó y jugó tan sucio para abandonarlo. Úrsula había regresado a su ciudad natal, que se encontraba a uno kilómetros de San Petersburgo. Con una mano delante y otra detrás, a la ex jequesa no le quedaba más que volver
En la oscuridad de la noche alguien llamó a la puerta de Úrsula.-¿Quién es? -preguntó ella antes de abrir vistiendo una bata que tenía sobre el tocador. -Saben que no me gustan que interrumpan mi sueño.-Es por sus nietos majestad, el jeque nos ha enviado a despertarla para que tenga noticias de ellos. -respondió la voz al otro lado.Úrsula apoyó la frente en la madera fría de la puerta. Se moría de ganas de mandarlos al diablo, decirles que poco le importaban los malditos bastardos de la sirvienta. Demasiado disgusto había pasado al enterarse que los niños seguían respirando y que la desgraciada de su madre seguía ocupando su trono en aquel palacio.Olaya no había cumplido con su parte del plan, pero estaba muerta y ya no le servía para nada. Entonces solo podía actuar como la abuela preocupada por sus adorados nietecitos. Para todos los efectos tendría que continuar soportando a Aisha hasta encontrar una forma para deshacerse de ella definitivamente.Úrsula sonrió pensando en el gu
Tanto el jeque como sus príncipes fueron debidamente atendidos después de ser llevados directo al hospital en los helicópteros que acudieron al lugar por un llamado de Karim.Aisha vio desde la aeronave donde se encontraba con su familia como subían el cuerpo de Olaya a una camioneta. Aquella mujer malgastó los últimos momentos de su vida para intentar herir a su familia, para destruirlos, y al final en medio de su venganza ciega por los celos y la envidia, terminó encontrando su propio final. Una muerte triste por la cual nadie derramaría ni una lágrima.Aisha miró a sus bebés, apretó la mano de marido con más fuerza y sonrió aliviada. Ella pasó la mano por los cabellos de Nader para sacarle algunos granos de arena y luego deslizó la mano por su rostro.-Alá escuchó mis plegarias, los ha protegido en el desierto y los trajo de vuelta a mis brazos. -dijo Aisha besando los labios de su esposo con amor. Nader le devolvió la caricia delineando su hermosa cara. Aún en su estado más débil,
“Me refugio en Dios pues a parte de Él no hay otra divinidad, mi Dios y el Dios de todas las cosas.Busco la protección de mi Señor y del Señor de todas las cosas.Pongo mi confianza en el Viviente que no muere, y me protejo del mal con las palabras, no hay poder ni fuerza excepto en Dios. Dios es suficiente para nosotros.”Aisha y Rania rezaban con fervor agarradas de la mano mientras que los soldados de la guardia real hacían hasta lo imposible por mantener aquella tienda de pie.Era de un material especial y estaba diseñada para todo lo que el desierto reservaba para el ser humano, para mantenerlos a salvo de aquel clima hostil, pero el aire sonaba fuerte, el suelo bajo la planta de sus pies temblaba y por más increíble que pareciera, el único que aparentemente no estaba asustado era el pequeño Ayser.Escuchar las súplicas de su madre a Alá pidiendo protección para su padre y para su hermano, lo tenían tranquilo. Para el bebé era como escucharlas cantar para hacerlo dormir, pero fu
Los hombres del Emir trataron de levantar una barrera que serviría para salvaguardarlos de la tormenta. Las tiendas no eran excesivamente grandes, pero estaban hechas especialmente para situaciones como aquella.Rania no soltó la mano de Aisha en ningún momento, mientras que la esposa de Nader lloraba con aquel pequeño pedacito de todo el amor que ella y su esposo se tenían.A unos kilómetros de allí el aire se hacía cada vez más insoportable, el polvo que la tormenta levantaba nublaba la visión de los hombres que buscaban a Nasser. Continuar en aquellas condiciones sería un verdadero suicidio.-¡Nader, tenemos que irnos, la tormenta está cada vez más cerca! -advirtió Karim cubriendo su rostro para proteger sus ojos de la arena. -¡No podemos continuar!Nader sin bajarse de la moto miró alrededor con el corazón en la mano. Era un terreno demasiado extenso para cubrirlo en pocos minutos. Si se marchaban en aquel momento, su niño moriría solo en aquel lugar.-Es mi hijo, Karim. -dijo Nad
A cada segundo que pasaba la esperanza se iba perdiendo para Aisha y Nader.La tormenta de arena estaba cada vez más cerca, amenazando así la vida de los niños.Junto con la guardia real, el jeque y el emir Karim iban montados en motos para acelerar las búsquedas. Ninguno podía quedarse con los brazos cruzados esperando mientras que la vida de Ayser y Nasser corría peligro. Una muerte segura para ellos se acercaba y no había tiempo que perder.Aisha se había montado en la moto que iba su esposo, juntos recorrían una buena parte del perímetro marcado por la guardia real, dónde posiblemente estarían los niños.-¡Allí, allí hay algo, Nader!-exclamó Aisha señalando algo que creyó haber visto entre unas rocas.Nader retrocedió para volver al lugar que su esposa había señalado.-¡Aisha yo no veo nada!-contestó Nader todavía sentado sobre la moto mientras que su niña se bajaba mirando de un lado a otro.-Amor aquí no hay absolutamente nada.-He visto algo Nader, te aseguro que acabó de ver al