En la oscuridad de la noche alguien llamó a la puerta de Úrsula.-¿Quién es? -preguntó ella antes de abrir vistiendo una bata que tenía sobre el tocador. -Saben que no me gustan que interrumpan mi sueño.-Es por sus nietos majestad, el jeque nos ha enviado a despertarla para que tenga noticias de ellos. -respondió la voz al otro lado.Úrsula apoyó la frente en la madera fría de la puerta. Se moría de ganas de mandarlos al diablo, decirles que poco le importaban los malditos bastardos de la sirvienta. Demasiado disgusto había pasado al enterarse que los niños seguían respirando y que la desgraciada de su madre seguía ocupando su trono en aquel palacio.Olaya no había cumplido con su parte del plan, pero estaba muerta y ya no le servía para nada. Entonces solo podía actuar como la abuela preocupada por sus adorados nietecitos. Para todos los efectos tendría que continuar soportando a Aisha hasta encontrar una forma para deshacerse de ella definitivamente.Úrsula sonrió pensando en el gu
El amor reserva muchas sorpresas, eso fue lo que Aisha sintió en aquel primer beso, lo que Nader experimentó al encontrar el amor en una muchacha que no pertenecía a su mundo, sino que vivía para servir en él. Las personas que rodean al amor también suelen probar un pedacito de ese cambio en sus vidas, pues todo lo que hacemos o sentimos, de cierta manera e inconscientemente, también afecta a aquellos que son más cercanos.Excepto a Úrsula Khalil …o Úrsula Volkova, como volvió a llamarse tras un divorcio apresurado. En un pueblo muy lejos del palacio en el que vivió como una reina, Úrsula se bajó de un tren, tan solo cuatro días después de haber sido azotada y humillada por su marido.Era humillante bajarse de aquel tren, mirar alrededor y reconocer el lugar desde donde peleó y jugó tan sucio para abandonarlo. Úrsula había regresado a su ciudad natal, que se encontraba a uno kilómetros de San Petersburgo. Con una mano delante y otra detrás, a la ex jequesa no le quedaba más que volver
El mundo volvía ser un lugar mejor para Nader y Aisha, que después de aquella tormenta que casi devastó sus vidas, regresaron con sus hijos al palacio.Meses después del suicidio de Úrsula, una muerte por la cual nadie guardó luto, Nader celebró una gran fiesta, un hermoso baile con todos sus amigos y todos aquellos que algún día creyeron estar por encima de su mujer.En aquel salón esculpido por lo mejores artistas, decorado a muy buen gusto para demostrar el poder y la exquisitez de familia, Nader proclamó a su niña, a su dulce Aisha como la reina de su corazón. La mujer de su vida y la dueña de su amor.Aisha bailaba con sus niños con una enorme sonrisa en su rostro. Iba vestida como la mujer importante que era. Hermosa, fuerte y extremadamente segura de ella misma, de quien era y de lo orgullosa que estaba de sus orígenes.Ayser y Nasser se veían muy contentos saltando de un brazo a otro entre su madre, su abuela y sus tías, las princesas Melisa y Kalah.Nader apareció en medio de
Tres años después—Gracias por el regalo, es hermoso. —agradeció Aisha tocando el velo con hilos de oro que ella llevaba puesto. Era una verdadera joya que su esposo había mandado diseñar exclusivamente para ella, para que se viera hermosa en aquel evento tan importante que esperaba por ellos en la ciudad de Nueva York.—Es como una corona, hecha para ti y que expresa tu verdadera esencia. —contestó Nader subiendo las escalinatas de aquel Museo tan famoso en la Quinta Avenida. —Cada hilo de oro de ese velo demuestra todas las decisiones que tomaste y que nos trajeron hasta aquí. Cada vez que me hiciste sonreír y cada batalla que ganaste. Tan hermoso, como la mujer que lo lleva. Tan bello como mi niña.Aisha sonrió y entró orgullosa en aquel Museo, en donde se realizaría la exposición de una gran amiga de la jequesa. Una de las más íntimas y especiales de todas.En medio de cuadros pintados con suma delicadeza, Aisha ponía ver reflejado en ellos el alma de Malika Radi, la artista plást
Si Nader pensaba que la boda de Kalah sería una de las más difíciles de su vida, es porque no contaba con la se celebraría años más tarde en una hermosa y íntima isla privada en el Mediterráneo al más puro estilo italiano.Los años habían pasado para el jeque y su esposa, pero el amor entre ellos seguía siendo fuerte y ardiente.—Respira mi amor, nuestro hijo solo se está casando. —pidió Aisha viendo lo tenso que estaba su esposo antes de que Ayser, su hijo mayor, comenzara a pronunciar sus votos matrimoniales.—Estoy perdiendo a mi príncipe heredero, Aisha, es normal que esté nervioso. —contestó Nader aflojando el nudo de su pajarita.Aisha entendía a su esposo, pero la felicidad de Ayser era lo más importante.—Estás perdiendo el heredero al trono, pero en lugar estás ganando a una maravillosa y hermosa hija. Nuestro hijo eligió rechazar su título pasándolo a su hermano por amor a esa linda joven y si te soy sincera, no podría estar más orgullosa de él. —confesó Aisha y Nader supo q
Primer día en un puesto de trabajo del cual Aisha Assiri no tenía ni idea como funcionaba. Había sido educada para servir en el palacio real, a la poderosa familia Al Thani, pero la realeza de Arabia Saudí ya no necesitaba sus servicios. Aún así el príncipe heredero decidió darle una oportunidad, un puesto como secretaria en una de sus empresas petroleras. A partir de ese momento su nuevo jefe sería el ingeniero Nader Khalil, uno de los hombres más ricos y apuestos de Arabia Saudí, la tentación hecha hombre. Su nombre era de los importantes en el mercado del petróleo, todos conocían la trayectoria del joven ingeniero. Un hombre nacido en una de las mejores familias de los Emiratos Árabes, y a consecuencia de esto, también era uno de los mejores partidos para las mujeres musulmanas de buenas familias que soñaban con casarse con un hombre tan atractivo, exitoso y asquerosamente millonario. Aisha no soñaba con tener la atención de un hombre como Nader, aunque habían intercambiado un pa
Olaya amaneció con una gran sonrisa en su rostro. Después de lo ocurrido en la oficina de Nader, con la mosquita muerta que supuestamente iba a reemplazarla, ya no tenía que preocuparse por una segunda mujer tan cerca de su ingeniero. Ella pasaría a ser su asistente personal, la que lo acompañaría a todas partes, a los viajes de negocios y fiestas repletas de lujos con personas ricas y famosas. Todo era perfecto, pero la idea de saber que otra mujer entraría en el mismo puesto que fue el camino que la llevó a la cama de Nader no le agradaba y no soportaba saber que él pasaría a ser el protector de esa niñita. Olaya nació en una familia pobre musulmana, pero abandonó todo para buscar su sueño de casarse con un hombre adinerado y vivir lejos de las viejas tradiciones. Estaba a nada de alcanzar su mayor objetivo y nada iba interponerse entre ella, su hombre perfecto y la gran fortuna que poseía. La mujer echó un vistazo a su reflejo en el espejo del salón. Llevaba una carísima lencerí
Aisha observó su reflejo en los cristales que formaban parte de la exquisita decoración del edificio dando un toque sofisticado a la empresa del príncipe Karim. Ella sintió que su corazón palpitaba acelerado y un hueco se abría en su estómago. Le hubiera gustado pensar que debía ser hambre, pero el desayuno que su madre y sus hermanas le habían preparado aquella mañana, para celebrar su primer día en su nuevo trabajo, era digno de una reina. Pero lo que estaba sintiendo eran nervios, ansiedad y expectación por volver a verlo…por tener a ese hombre tan hermoso y poderoso otra vez delante de sus ojos. Sentirlo tan acerca le abrumaba, y tenía la vergonzosa sensación de que terminaría desmayándose cuando Nader le volviera a dirigir la palabra. El temblor en sus piernas, algo que solamente el ingeniero podía provocar en ella, era como un terremoto de sensaciones atravesando su cuerpo. Únicamente habían pasado un par de días desde que Nader Khalil se arrodilló ante Aisha prácticamente sup