Capítulo 3:¿Por qué eso hacen las sirvientas o no?

Aisha observó su reflejo en los cristales que formaban parte de la exquisita decoración del edificio dando un toque sofisticado a la empresa del príncipe Karim.

Ella sintió que su corazón palpitaba acelerado y un hueco se abría en su estómago. Le hubiera gustado pensar que debía ser hambre, pero el desayuno que su madre y sus hermanas le habían preparado aquella mañana, para celebrar su primer día en su nuevo trabajo, era digno de una reina. Pero lo que estaba sintiendo eran nervios, ansiedad y expectación por volver a verlo…por tener a ese hombre tan hermoso y poderoso otra vez delante de sus ojos. Sentirlo tan acerca le abrumaba, y tenía la vergonzosa sensación de que terminaría desmayándose cuando Nader le volviera a dirigir la palabra. El temblor en sus piernas, algo que solamente el ingeniero podía provocar en ella, era como un terremoto de sensaciones atravesando su cuerpo.

Únicamente habían pasado un par de días desde que Nader Khalil se arrodilló ante Aisha prácticamente suplicando para ser su protector. Si alguien le hubiera revelado su futuro, y la relación que tendría con el ingeniero años atrás, seguramente no le hubiera creído ni una palabra. Todo lo que pasó…lo que estaba pasando era inimaginable… como un cuento de hadas.

La habían criado con la idea de que era menos e inferior a Nader, que no tenía ni tan siquiera el derecho de mirar a los ojos de las personas que ocupaban la cúspide de la alta sociedad. Aunque la princesa Rania, la mujer de origen humilde que se casó con el príncipe Karim, enseñó a Aisha que ella también valía lo mismo que ellos, habían ciertas costumbres que la chica no podía dejar a un lado, por lo tanto, era algo que todavía no era capaz de aceptar, mucho menos creer. El ingeniero era como un dios para los demás y ella…bueno, Aisha solo era la hija de una viuda pobre, al lado de un hombre así ella se sentía como una mota de polvo...no era nada.

Aisha miró el largo pasillo que llevaba a las oficinas del ingeniero y dio pasos cortos para seguir la dirección. Había llegado muy temprano porque lo último que deseaba era defraudar a su nuevo jefe. Pero a cada paso que daba su corazón bombeaba su sangre como si fuera una bomba lista para explotar a cualquier instante.

La nueva secretaria del ingeniero deseó salir corriendo y esconderse, pero necesitaba ese trabajo y después de como Nader la defendió del viejo Hasad y sus hijos, no podía echarse atrás. Ahora tenía una deuda prácticamente impagable y un vínculo con ese hombre que no podía romper bajo ningún concepto, sino tanto ella como sus hermanas estaría desamparadas, pero …¡Por Alá!...¿Por qué tenía la sensación de estar caminando hacia las puertas del infierno y no a la oficina del jefe?

¿Sería el ingeniero un demonio o alguno de sus servidores para provocar tantos sentimientos encontrados y despertar en la mente de una chica tan pura, como su nueva secretaria, pensamientos que ella jamás había tenido?

En la puerta de su oficina estaba la que sería ahora la nueva asistente personal de Nader, la señorita Olaya.

La mujer refinada con mirada de serpiente no estaba sola, a su lado una señora entrada en sus años, vestida tan elegante como la mujer que Aisha encontró entregándose al ingeniero encima de su mesa. Las dos la miraban como si fuera un ser recién llegado de otro mundo, seguramente un mundo que no estaba al mismo nivel que el suyo, pues se reían de la chica sin disimular.

Aisha se encogió avergonzada, como si algo en su aspecto estuviera mal. Entonces ajustó su velo alrededor de su cuello para estar segura de que ninguno de sus mechones se escapan, pero la triste realidad es que estaba deseando cubrirse con él para no tener que ver aquellas mujeres. Luego bajó su vista al suelo sin dejar de caminar, pues no quería seguir viéndolas a los ojos. Sus miradas de burla la hacían sentirse humillada y poca cosa, eso era lo último que deseaba sentir en su primer día de trabajo.

—¿Esta es la nueva secretaria de Nader? —Preguntó la mujer que estaba junto a Olaya, entonces la reconoció, era Almudena, la jefa del departamento de comercialización. —No puedo creer que siendo un hombre de prestigio, Nader ponga a una empleada del palacio en un cargo tan importante como el de secretaria del ingeniero más prestigioso de nuestra empresa. —Almudena la miró como si fuera un insecto, infelizmente en ese momento Aisha se sentía como uno, pues pensaba que las dos víboras podían aniquilarla como se les pegara la gana. — ¿Cómo te llamas niña? —inquirió haciendo una mueca de desagrado.

Aisha no deseaba contestar, pero estaba obligada a tener un comportamiento ejemplar en la empresa, era lo mínimo que le debía al príncipe por tantos años de confianza que le había dado.

—Me llamo Aisha Assiri señora. —respondió con la voz baja viendo como Almudena acercaba la oreja como si le hubiera costado escuchar su respuesta.

—¿Sabes por lo menos encender una computadora o lo único que te han enseñado es a limpiar la m****a de los demás? …¿Por qué eso hacen las sirvientas o no? —se burló Almudena mientras Olaya soltaba una sonora carcajada.

—En el palacio me encargaba de la agenda de la esposa del príncipe heredero, con mi princesa

Rania aprendí muchas cosas y creo que puedo ser muy útil sirviendo al ingeniero. —replicó Aisha con sinceridad, pero obviamente su respuesta no fue del agrado de Almudena, que le echó una mirada de repulsión.

Olaya fulminaba a Aisha con la mirada torciendo la nariz y acortó la poca distancia que las separaban. La asistente de Nader tocó su velo con la punta de los dedos y dio una vuelta alrededor de la joven, analizándola detalladamente.

—¿Qué clase de empresa crees que es esta para venir vestida como si fueras a pedir limosna en la calle, m*****a sirvienta? —escupió riéndose de Aisha.

Aisha miró su ropa buscando dónde podía haber fallado a la hora elegir la falda gris que llegaba hasta sus tobillos, la camisa blanca cerrada hasta el cuello y el velo del mismo color de la falda. Todo lo que llevaba puesto lo había hecho su madre para ella y pensaba que era lo ideal para vestir una secretaria.

—Me dijeron que debía venir lo más formal posible señorita, y pensé que esta vestimenta era la ideal. —contestó Aisha con timidez.

Olaya esbozó una media sonrisa echándole una mirada de desprecio. Luego se acerca a Aisha otra vez al punto de que la chica llegó a oler la empalagosa fragancia que desprendía de la mujer, luego Olaya susurró en su oído.

—Pues te vez ridícula vestida así. —le dijo y después volvió al lado de Almudena que la observaba con desdén. —Estoy segura de que nada más verte Nader te echará a la calle, pues lo último que desea un hombre como él, es tener a semejante esperpento trabajando a su lado.

En ese momento Aisha sintió ganas de llorar, huir y volver lo más rápido posible a su casa, de donde pensaba que no tenía que haber salido. Incluso se le pasó por la cabeza rogarle al príncipe que la aceptará otra vez en el palacio, pero entonces la puerta detrás de ellas se abrió y el ingeniero salió de su oficina.

Nader se quedó estático en la puerta mirando a Aisha de arriba abajo. En su mirada la joven puedo ver la lástima que sentía de ella, eso solo hizo que se sintiera peor y más avergonzada. Estaba claro que no iba a encajar en ese nuevo mundo.

Ver a Aisha vestida de manera tan humilde le dio pena a Nader. Se vio obligado a pegarse una bofetada mental pues se dio cuenta de que estaba encogida, incómoda por la manera como él la veía. No lo hizo por mal, pero no pudo evitar pensar que Aisha era una niña preciosa, pero cualquier hombre de buena familia jamás se fijaría en ella, a no ser para tener una aventura. Una chica sin posición difícilmente encontraría un buen pretendiente, aunque tampoco le agradaba la idea de protegerla para luego entre entregarla a otro hombre.

—Aisha, no te esperaba aquí tan pronto. – Dijo Nader disimulando su incomodidad por la manera que iba vestida Aisha, pero ella notó que a él también le desagrada su ropa.

—Siempre llego con algo de tiempo, señor Khalil. —contestó Aisha bajando la cabeza, su mirada la hacía sentirse más humillada que las formas en que las dos mujeres que se reían

disimuladamente detrás de ella, después de tratarla como lo que significaba para ellas, nada —No quería llegar tarde en mi primer día, siento si mi presencia a esta hora le causa alguna molestia señor Khalil. —Se disculpó girándose para buscar un lugar donde esperar hasta la hora que la habían citado, pero Nader la tomó de la mano y la volvió a girar.

Su toque era tan suave, su piel se sentía tan caliente y Nader desprendía una energía que derretía las bases de su cuerpo. Aisha podía sentir como la sangre hervía en sus venas, era como si tan solo con tacto el ingeniero podría ser capaz de provocar una combustión en ella.

—Aisha, no me desagrada que hayas llegado pronto, todo lo contrario. —replica con una bella sonrisa en su rostro.

¡Alá este hombre es sin duda la mejor de sus creaciones! Pensó Aisha temblando de los pies a la cabeza.

—¿Está seguro señor Khalil?... —musitó Aisha con la respiración acelerada. —Puedo regresar en otro momento.

-Este es el momento perfecto Aisha. Tu actitud solo demuestra que eres una chica responsable y que estás totalmente comprometida con tu puesto en esta empresa, a mi lado. —lo último sale de sus labios con un hilo de voz, como si “estar a su lado” significará algo más que solo ser su secretaria.

Aisha miró a Olaya por el rabillo de ojo tras escuchar un gruñido, las ppalabras que el ingeniero le dedicó claramente le habían molestado a su asistente, que era una mujer celosa y posesiva.

—Aisha, Olaya se encargará de enseñarte todo lo que debes saber sobre mi rutina, mis compromisos y todas mis obligaciones en esta empresa. También debes conocer todo mi círculo social y los proyectos que ocuparán todo mi tiempo en los próximos meses, pero no sólo te encargarás de mi vida profesional, sino también de mi vida personal— Explica Nader sin soltar la mano de la chica, al parecer le costaba romper ese contacto entre ellos, pero después de escuchar el carraspeo de Olaya se apartó de Aisha desconcertado. Tanta cercanía entre un hombre y una mujer no estaba bien vista en la cultura árabe, mucho menos ante los ojos de la amante de Nader.

—No tengo tiempo para enseñar a nadie y menos a esta niñita, Nader. Últimamente tengo obligaciones muy importantes, más ahora que se acerca la semana que pasaremos en Mónaco por la Conferencia que tú dirigirás este año, recuérdalo. —replicó Olaya sin ocultar lo poco que soportaba la nueva secretaria.

Aisha no entendía su actitud, solo llevaba unos días de haberla conocido. Entonces pensó que Olaya se creía tan superior a ella que no era capaz de tratarla con un poco de amabilidad o respeto.

—Olaya, yo te estoy ordenando que lo hagas, mejor que nadie conozco tus obligaciones, pero necesito que Aisha esté lo más preparada posible para todo lo que se viene en esta semana que estaremos fuera. Así que por favor haz lo que te estoy diciendo sin protestar. — rebatió el ingeniero con impaciencia.

—Pero Nader…no deberías pedirme esto a estas alturas…

—¡Haz lo que te estoy ordenando, Olaya, y si decido que Aisha no lista para encargarse sola de su puesto como mi secretaria me veré obligado a viajar solo a Mónaco para que puedas quedarte aquí con ella! —demandó Nader sin que le importaran las protestas de su amante, que apenas asintió casi ahogándose con la rabia que estaba sintiendo. Olaya odiaba der tratada como una empleada cuando en realidad era la mujer que llenaba su cama.

Aisha se dio cuenta de que aquel viaje debía ser muy importante, pero no sabía para cuál de los dos lo era más, si para el ingeniero o para Olaya.

Luego Nader se detuvo delante de Aisha antes de marcharse y la miró fijamente. La joven lo vio suspirar muy sutilmente e inconscientemente hizo lo mismo, sin entender el porqué.

Sus miradas conectaron y ella se perdió en sus ojos azules, en su belleza. Aisha se sumergió en el océano de su mirada y deseó por un instante ahogarse en ella. Entonces se pegó una bofetada mental para apartar esos pensamientos impuros de su cabeza…y de su corazón.

—Aisha, ahora irás con Olaya para conocer todos los departamentos de la empresa. También verás el lugar que dispuse para ti ahora que serás mi secretaria, una de las recepcionistas vendrá a buscarte para enseñártelo. —Masculló sin aparta su mirada de la suya. —Después quiero que vengas a comer conmigo.

Aisha se sorprendió con su pedido, en el instante que Olaya reaccionó de la misma manera dando un paso hacia adelante, con una mirada que indicaba su miedo a perder la oportunidad de acompañarlo o incluso de perder su lugar al lado de Nader. Había tardado mucho tiempo en ganar territorio para que ahora una muerta de hambre viniera robarle la atención de su hombre.

—¡Ella debería comer con los empleados, al igual que los demás! —escupió Olaya echando humo por las orejas.

Aisha pensó que esa mujer definitivamente no la soportaba y ante su reacción se apresuró a rechazar la oferta del ingeniero.

—¡Puedo comer con los demás, señor Khalil, no deseo causarle ninguna molestia!

Nader la miró con tanta dulzura que Aisha no tardó en empezar a notar un leve calor en sus mejillas. Se había sonrojado roja como un tomate.

—Aisha, serás mi secretaria, pero también eres mi protegida y eso es prácticamente pertenecer a mi familia. —afirmó con dureza, pero su mirada seguía transmitiendo el mismo cariño por la chica, después miró a Olaya, que estaba visiblemente molesta —Tú deberías comer con el resto de los empleados Olaya, pero no es así. Debes tener claro, tú y todos, el lugar que tiene Aisha en mi vida ahora y no aceptaré que la traten como menos de lo que significa para mí.

El ingeniero se marchó dejando a su protegida con un nudo en la garganta por su declaración y su corazón, ese inocente corazón que latió más acelerado al volver a verlo, casi saltó de su pecho tras escuchar esas palabras. Sus piernas temblaron y solo la voz de Olaya la impidió de subir a esa nube que la invitaba a soñar con un hombre que estaba por encima de ella.

—No te creas que eres especial solo por ser la protegida de Nader, aquí eres una más querid, y yo soy tu encargada. ¿Me has entendido? —advirtió Olaya tomándola del brazo con brusquedad. Aisha jadeó por el dolor que le causó, luego asintió pues no quería tener problemas con esa mala mujer mientras que esta seguía escupiendo todo su veneno. —No tratarás con él, no te quiero cerca de él…solo harás lo que yo te ordene y cuando yo decida. Si no lo haces te arrepentirás. Más tarde o más temprano te pondré de vuelta en tu lugar, porque puedes tener claro una cosa, niñita. Su mujer siempre será más importante que cualquier otra persona en su vida, y yo soy la mujer de Nader Khalil.

Su lengua afilada era sin duda el mayor defecto de Olaya, percibió Aisha, que no pudo evitar darse cuenta de eso y le molestó la manera como se autoproclamaba la mujer del ingeniero sin antes casarse con él ante Alá.

—Lo que Alá une señorita, nadie podrá separar. El día que usted se una al ingeniero ante nuestro Dios puede estar segura de que tendrá todo mi respeto como su esposa, pero por el momento la trataré como mi encargada y como su empleada, porque esto es usted en su vida en este momento. —respondió con firmeza, no quería problemas, pero tampoco podía soportar la falta de respeto por su dios, luego vio por el rabillo de ojo la recepcionista que había ido a buscarla. —Ahora si me disculpa señorita Olaya, voy a empezar a ocupar el lugar que me corresponde en esta empresa como lo desea mi protector.

Aisha le dio la espalda a ese par de víboras. No deseaba ganarse una enemiga en la empresa, pero Olaya ya le había declarado la guerra.

—¿Vas a permitir que esa pobre diabla ocupe un lugar tan privilegiado en la vida de Nader? — espetó Almudena.

—Por supuesto que no. —escupió Olaya siguiendo a Aisha con la mirada. —Después del viaje a Mónaco me certificaré de quedarme embarazada, entonces Nader no tendrá otra opción que hacerme su esposa. Yo daré un heredero a la familia Khalil y pasaré a ser la mujer más importante en la Nader Khalil. Lo primero que exigiré es que se deshaga de esa m*****a sirvienta, que la mande de vuelta a la pocilga de donde nunca tenía haber salido.

Olaya era una mujer peligrosa y ese viaje tenía muchas sorpresas reservadas para el futuro, sobre todo para el futuro de Aisha como la protegida del ingeniero.

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