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Capítulo 4: Tentación.

La copa llena del Bourbon más caro que había en el planeta iba a empezar a hervir en la mano del ingeniero, mientras este escuchaba como un viejo compañero de la Universidad devoraba a Aisha con la mirada y le dedicaba demasiados halagos para el gusto de Nader.

—Una chica realmente hermosa Nader, también veo que debe ser muy religiosa…algo difícil de encontrar actualmente. Por eso todavía no estoy casado, existen ya muy pocas mujeres que sean verdaderamente musulmanas. —Declaró el riquísimo empresario que llevaba años tratando con la familia de Nader y con el cuál mantenía una estrecha relación desde la juventud.

El atractivo empresario se había sentado en la mesa donde el ingeniero pretendía comer con su nueva secretaria en un lujoso restaurante en el centro de la ciudad de Riad. El amigo de Nader, que se dedicaba al sector de la joyería, solo había pasado un instante a saludarlo cuando lo vio llegar, pero al ver a Aisha se tomó un cierto tiempo para hablar con su amigo Nader, pero este empezaba a impacientarse y su presencia ya resultaba bastante molesta.

—¿Me imagino que todavía no está comprometida, verdad señorita Aisha? —preguntó el hombre con una sonrisa socarrona humedecido los labios, pero al igual que Aisha, se sobresaltó cuando Nader golpeó la mesa de repente al escuchar su descarado atrevimiento en una hacer aquella pregunta.

—Aisha está muy ocupada aprendiendo su nueva profesión, y muy pronto volverá a sus estudios. Por lo tanto, mi querido amigo, mi protegida no tiene tiempo para pensar en…en una relación. —respondió Nader apretando los dientes y Aisha lo miró extrañada cuando tomó su mano de repente. Ya tanto contacto entre ellos comenzaba a nublar su juicio y el temblor en sus piernas surgía otra vez para avergonzarla.

—¡Tranquilo Nader! —exclamó el empresario levantando las manos en señal de rendición, se dio cuenta de que su amigo intentaba marcar su territorio como un macho alfa.—Cualquiera que te viera diría que eres un “padre celoso” -se burló- pero no te quito razón en cuidar a tu protegida. —el hombre miró a Aisha que estaba cada vez más incómoda con la manera como Nader la miraba, era como si no quisiera que hablara con su amigo y al parecer tampoco podía mirarlo. —Es una joven preciosa, cualquier hombre estaría fascinado de tenerla como esposa.

—Gracias señor. —contestó Aisha con una sonrisa tímida y las mejillas sonrojadas, pero bajo la cabeza rápidamente al escuchar un gruñido profundo que salió de la garganta de Nader.

—Si no es pedir mucho Sudan, me gustaría terminar de comer en paz con mi protegida ya que nos espera un día muy largo...ya lo sabes, mi nuevo proyecto ocupa todo mi tiempo. —dijo Nader fulminando a su amigo con la mirada.

—También las mujeres ocupan todo tu tiempo mi viejo amigo.—bromeó Sudan levantándose de la mesa mientras cerraba la chaqueta de su traje con los ojos puestos en Aisha y se ganó una mirada asesina de Nader. —Bueno, será mejor que me vaya, seguramente tendrás un día largo de trabajo y una noche agitada rn algún club nocturno con esas mujeres que conquistas cada noche.

Sudan inclinó la cabeza en señal de respeto hacia su amigo, le dedicó a Aisha una sonrisa y luego se despidió de ellos.

En el momento que Nader vio al hombre alejarse, llamó inmediatamente al camarero para pedir la cuenta.

—Pero señor Khalil, ¿algo le ha desagradado?...¿la botella que le serví no era de su agrado?—preguntó el camarero con nerviosismo pues Nader era un cliente importante. —Ni siquiera ha pedido todavía su plato principal, pero ya se marcha así tan pronto.

—Tengo prisa por irme de aquí cuanto antes, mis obligaciones me llaman. —resopló Nader observando que otros hombres también tenían la vista puesta en Aisha, entonces la miró con intriga.

Él había apreciado su belleza, sabía que su mirada inocente podía ser capaz de desarmar a cualquier hombre, pero nunca se imaginó que otros también verían lo hermosa que era a pesar de su apariencia humilde.

Aisha era una linda chica, pero para muchos la posición social seguía siendo lo más importante. Entonces en ese maldito restaurante Nader se dio cuenta de que él no era el único que podía ver más allá de su pobreza.

En ese momento Nader se preguntó si ese realmente sería su papel en la vida de Aisha, cuidar de ella, protegerla, darle buenos estudios y un trabajo, para después tener que entregarla a otro hombre. Uno que sí iba a poder robarle esa pureza que tenía, un hombre que sí tendría el verdadero derecho de tocarla y hacerla suya.

Fue la primera que ese pensamiento pasó por la cabeza del ingeniero, pero le resultó insoportable imaginar a su protegida entregando a un hombre esa joya que muchos desearían tener... su virginidad.

En cambio Aisha se preguntaba qué había despertado la ira de su protector.

Aisha no entendía porque la observaba de aquella manera, pero sentió ese cosquilleo en su vientre por tener toda la atención de Nader para ella. Era un hombre hermoso, su belleza resplandecía cuando sonreía, pero cuando estaba furioso era aún más bello y mortalmente atractivo.

Muy en el fondo ambos sabían que no podían esperar nada bueno de aquella relación, aunque sólo se tratara de una obligación para Nader Khalil.

El ingeniero sabía que una mujer tan inocente, una chiquilla que jamás había probado los placeres de la carne era la más perfecta tentación para él y Aisha...bueno, Aisha era consciente de que Nader era un hombre inalcanzable para ella, pero su cuerpo no parecía entender esa triste realidad y su corazón estaba preparando todas sus armas para luchar contra ese hecho.

La mirada dulce de la chica chocó con la profundidad de los ojos claros de su jefe. Sin saberlo solo estaban alimentando esos sentimientos tan desconocidos e intensos que empezaban a nacer entre dos mundos opuestos.

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