La copa llena del Bourbon más caro que había en el planeta iba a empezar a hervir en la mano del ingeniero, mientras este escuchaba como un viejo compañero de la Universidad devoraba a Aisha con la mirada y le dedicaba demasiados halagos para el gusto de Nader.
—Una chica realmente hermosa Nader, también veo que debe ser muy religiosa…algo difícil de encontrar actualmente. Por eso todavía no estoy casado, existen ya muy pocas mujeres que sean verdaderamente musulmanas. —Declaró el riquísimo empresario que llevaba años tratando con la familia de Nader y con el cuál mantenía una estrecha relación desde la juventud. El atractivo empresario se había sentado en la mesa donde el ingeniero pretendía comer con su nueva secretaria en un lujoso restaurante en el centro de la ciudad de Riad. El amigo de Nader, que se dedicaba al sector de la joyería, solo había pasado un instante a saludarlo cuando lo vio llegar, pero al ver a Aisha se tomó un cierto tiempo para hablar con su amigo Nader, pero este empezaba a impacientarse y su presencia ya resultaba bastante molesta. —¿Me imagino que todavía no está comprometida, verdad señorita Aisha? —preguntó el hombre con una sonrisa socarrona humedecido los labios, pero al igual que Aisha, se sobresaltó cuando Nader golpeó la mesa de repente al escuchar su descarado atrevimiento en una hacer aquella pregunta. —Aisha está muy ocupada aprendiendo su nueva profesión, y muy pronto volverá a sus estudios. Por lo tanto, mi querido amigo, mi protegida no tiene tiempo para pensar en…en una relación. —respondió Nader apretando los dientes y Aisha lo miró extrañada cuando tomó su mano de repente. Ya tanto contacto entre ellos comenzaba a nublar su juicio y el temblor en sus piernas surgía otra vez para avergonzarla. —¡Tranquilo Nader! —exclamó el empresario levantando las manos en señal de rendición, se dio cuenta de que su amigo intentaba marcar su territorio como un macho alfa.—Cualquiera que te viera diría que eres un “padre celoso” -se burló- pero no te quito razón en cuidar a tu protegida. —el hombre miró a Aisha que estaba cada vez más incómoda con la manera como Nader la miraba, era como si no quisiera que hablara con su amigo y al parecer tampoco podía mirarlo. —Es una joven preciosa, cualquier hombre estaría fascinado de tenerla como esposa. —Gracias señor. —contestó Aisha con una sonrisa tímida y las mejillas sonrojadas, pero bajo la cabeza rápidamente al escuchar un gruñido profundo que salió de la garganta de Nader. —Si no es pedir mucho Sudan, me gustaría terminar de comer en paz con mi protegida ya que nos espera un día muy largo...ya lo sabes, mi nuevo proyecto ocupa todo mi tiempo. —dijo Nader fulminando a su amigo con la mirada. —También las mujeres ocupan todo tu tiempo mi viejo amigo.—bromeó Sudan levantándose de la mesa mientras cerraba la chaqueta de su traje con los ojos puestos en Aisha y se ganó una mirada asesina de Nader. —Bueno, será mejor que me vaya, seguramente tendrás un día largo de trabajo y una noche agitada rn algún club nocturno con esas mujeres que conquistas cada noche. Sudan inclinó la cabeza en señal de respeto hacia su amigo, le dedicó a Aisha una sonrisa y luego se despidió de ellos. En el momento que Nader vio al hombre alejarse, llamó inmediatamente al camarero para pedir la cuenta. —Pero señor Khalil, ¿algo le ha desagradado?...¿la botella que le serví no era de su agrado?—preguntó el camarero con nerviosismo pues Nader era un cliente importante. —Ni siquiera ha pedido todavía su plato principal, pero ya se marcha así tan pronto. —Tengo prisa por irme de aquí cuanto antes, mis obligaciones me llaman. —resopló Nader observando que otros hombres también tenían la vista puesta en Aisha, entonces la miró con intriga. Él había apreciado su belleza, sabía que su mirada inocente podía ser capaz de desarmar a cualquier hombre, pero nunca se imaginó que otros también verían lo hermosa que era a pesar de su apariencia humilde. Aisha era una linda chica, pero para muchos la posición social seguía siendo lo más importante. Entonces en ese maldito restaurante Nader se dio cuenta de que él no era el único que podía ver más allá de su pobreza. En ese momento Nader se preguntó si ese realmente sería su papel en la vida de Aisha, cuidar de ella, protegerla, darle buenos estudios y un trabajo, para después tener que entregarla a otro hombre. Uno que sí iba a poder robarle esa pureza que tenía, un hombre que sí tendría el verdadero derecho de tocarla y hacerla suya. Fue la primera que ese pensamiento pasó por la cabeza del ingeniero, pero le resultó insoportable imaginar a su protegida entregando a un hombre esa joya que muchos desearían tener... su virginidad. En cambio Aisha se preguntaba qué había despertado la ira de su protector. Aisha no entendía porque la observaba de aquella manera, pero sentió ese cosquilleo en su vientre por tener toda la atención de Nader para ella. Era un hombre hermoso, su belleza resplandecía cuando sonreía, pero cuando estaba furioso era aún más bello y mortalmente atractivo. Muy en el fondo ambos sabían que no podían esperar nada bueno de aquella relación, aunque sólo se tratara de una obligación para Nader Khalil. El ingeniero sabía que una mujer tan inocente, una chiquilla que jamás había probado los placeres de la carne era la más perfecta tentación para él y Aisha...bueno, Aisha era consciente de que Nader era un hombre inalcanzable para ella, pero su cuerpo no parecía entender esa triste realidad y su corazón estaba preparando todas sus armas para luchar contra ese hecho. La mirada dulce de la chica chocó con la profundidad de los ojos claros de su jefe. Sin saberlo solo estaban alimentando esos sentimientos tan desconocidos e intensos que empezaban a nacer entre dos mundos opuestos.Nader la miraba fijamente y Aisha se veía incapaz de subir la vista otra vez para mirarlo después de aquel choque entre sus miradas. Ella no entendía porque estaba tan molesto. No había hecho nada malo, solo ser educada y sonreírle a su amigo. La chica jugaba con sus dedos sobre su regazo buscando calmar sus nervios por tener aquellos ojos azules sobre ella, entonces escuchó como el camarero hizo un carraspeo para llamar la atención de Nader, que se había quedado ensimismado mirando a su protegida. —¿Señor Khalil? —lo llamó el chico esperando una respuesta, pero se puso tenso cuando Nader lo miró molesto. —¡Pero ¡¿qué estás haciendo ahí parado como si fueras una estatua?! —Nader regañó al camarero echando humo por las orejas, había perdido por completo la paciencia. —¡Ve a por mi cuenta que quiero irme de aquí en este exacto momento! El camarero, temblando de los pies a la cabeza, chocó con una silla al salir corriendo para buscar la cuenta del ingeniero, el pobre casi se dio de b
Aisha había pasado la mañana entera haciendo recados. Olaya se dedicaba a mantenerla lo más ocupaba posible para que estuviera alejada de Nader, pero a la joven secretaria el trabajo no le resultaba excesivamente pesado como pensaba la amante de su jefe. Lac chica estaba tan entretenida sentada en el escritorio pegado a la oficina de Nader, que no sintió la mirada de una visita indeseable sobre ella. Alguien que analizaba cada detalle de su humilde vestido y de la falta de joyas o alhajas que solían llevar otras mujeres en la empresa. Aisha con una gran sonrisa tomó en las manos la lista con todos los invitados para una gala benéfica que Nader iba a presidir en unos meses y se dio palmitas por haber logrado terminarla. Olaya le había encargado esa tarea segura de que la chica no lograría terminarla sin ayuda y menos a tiempo, pues no solamente era organizar la lista, sino que también debería llamar a cada uno y confirmar la presencia de todos los invitados. Orgullosa
—No voy a casarme por obligación, mamá. —declaró exasperado. —Un matrimonio por contrato es lo último que deseo para mi vida. —Alá dice que el hombre no debe estar sol… —¡Por favor no metas a Dios en tus chantajes, madre! —bramó Nader molesto. —Sabemos perfectamente que Úrsula Khalil solo creé en ella misma. —Eso no es cierto, yo me convertí al Islam con todo mi corazón.—Ella intentó justificarse, pero su hijo no lo permitió. —Lo hiciste porque después de aceptar a Alá como tu único Dios recibirías una gran fortuna. — agregó Nader indignado con la hipocresía de su madre. —Ahora no vengas a utilizarlo para intentar manipularme, conmigo no vas a poder Úrsula. Úrsula se arrodilló delante de su hijo y tomó sus manos entre las suyas con los ojos aguados. —Yo solo quiero que seas un hombre de bien, que sigas los pasos de tu padre. Nader se inclinó y la miró fijamente a los ojos con una mirada impávida. —¿Quieres qué siga los pasos de mi padre, mamá…
Las manos agarradas fuertemente al lavabo para aplacar la ira de la fiera que intentaba liberarse, eso era lo que el ingeniero sentía, que iba a explotar de rabia de un momento a otro.Nader mantenía la cabeza gacha mientras escuchaba todo lo que su abogado le contaba sobre aquella situación que iba a terminar volviéndolo loco y eso sumando el supuesto accidente que su protegida había sufrido con una tetera.—No puedo aceptar esto Yousef, o mucho menos tolerar que ese hombre tenga algún derecho sobre Aisha. —gruñó Nader con la mandíbula tensa. —Ese maldito viejo está mintiendo, él quería aprovecharse de lo desamparada que Aisha estaba con su madre y sus hermanas para abusar de ellas. ¡Ese un jodido miserable! Ese acuerdo tiene que ser falso.—Lo he revisado una infinidad de veces, Nader, tengo delante a todo mi buffet trabajando en ese asunto como has ordenado. Si hubiera algún fallo o cualquier tipo de falsificación ya lo hubiéramos encontrado. El padre de Aisha firmó un contrato con
Nader iba de un lado a otro por el pasillo que daba a las habitaciones de invitados del gigantesco departamento, diseñado especialmente por él.El lugar era moderno, de colores neutros y la decoración estaba en su totalidad inspirada en la Amazonia. Habían muchas plantas, una cantidad increíble de luz natural y se sentía extremadamente acogedor. Era el pequeño paraíso del ingeniero. Un lugar suyo que de la noche a la mañana había empezado a compartir con otra persona.Nader tocó la puerta de una de las habitaciones pensando en la jovencita que estaba al otro lado, que seguramente estaría durmiendo plácidamente.Ya era un poco tarde, Nader había llamado a la puerta un par de veces. Entonces después de tanta insistencia sin obtener una respuesta, decidió entrar para despertar a la bella durmiente.Nader suspiró cuando la vio perdida entre las sábanas y las almohadas de la cómoda cama. Se veía tan delicada y su sueño era intranquilo, su pecho subía y bajaba frenéticamente.Lo que más lla
Su piel era tan suave, podía tocarla con cierta libertad y sentir aquel exquisito olor que se desprendía de ella subiendo por sus fosas nasales hasta nublar por completo su mente. Estaba excitado… Nader estaba realmente excitado.Aisha notó que lo que debería ser un inocente tratamiento para curar sus quemaduras, pasaron a ser caricias muy suaves que comenzaron a despertar un extraño cosquilleo en su vientre.La respiración de Nader estaba cada vez más pesada y muy cerca de su cuello. Su piel se erizó cuando al escuchar un gruñido casi inaudible salir de la garganta del hombre que tocaba su hombro como si se tratase de una flor, seduciéndola a un camino que los llevaría a la lujuria.Sus dedos comenzaron a jugar sobre la piel de
No hay nada más frustrante para un hombre que tener una necesitad desesperante de sexo, tener la oportunidad de descargar toda esa tensión acumulada y que su cuerpo lo prive de aliviarse como tanto desea.Nader notaba todo su cuerpo caliente, estaba sudando totalmente desnudo sentado en la cama de su amante. Sentía que le costaba respirar y que la cabeza le iba a explotar de un momento a otro. Tenía el rostro escondido entre las manos y una frustración que iba a volverlo loco.El ingeniero había decidido buscar a su amante mientras esperaba las imágenes de las cámaras de seguridad de la empresa que le iban a enviar. Salió de su casa con una erección bestial y más excitado que nunca. Después de ese momento tan íntimo en la habitación con Aisha, su miemb
La empleada que esperaba por la jequesa en la puerta del palacete de la familia Khalil, tenía el corazón en la boca y los nervios a flor de piel.Úrsula llegó a su residencia agarrada del brazo de su chofer. Un joven veinte años menor que ella.Ellos compartían risas, caricias y miradas muy íntimas. Un comportamiento inadecuado para la dueña de la casa con un humilde empleado muerto de hambre.—Señora… señora… —murmuró la empleada corriendo detrás de su jefa. —¡Señora, por favor, escúcheme hay algo que debe saber…!—¡Cállate Zeyneb!—ordenó Úrsula con autoridad. —Sabes que no soporto escuchar la voz de los empleados en mi palacio. Me da asco o