Capítulo 5: ¿No sirvo para casarme...?

Nader la miraba fijamente y Aisha se veía incapaz de subir la vista otra vez para mirarlo después de aquel choque entre sus miradas. Ella no entendía porque estaba tan molesto. No había hecho nada malo, solo ser educada y sonreírle a su amigo.

La chica jugaba con sus dedos sobre su regazo buscando calmar sus nervios por tener aquellos ojos azules sobre ella, entonces escuchó como el camarero hizo un carraspeo para llamar la atención de Nader, que se había quedado ensimismado mirando a su protegida.

—¿Señor Khalil? —lo llamó el chico esperando una respuesta, pero se puso tenso cuando Nader lo miró molesto.

—¡Pero ¡¿qué estás haciendo ahí parado como si fueras una estatua?! —Nader regañó al camarero echando humo por las orejas, había perdido por completo la paciencia. —¡Ve a por mi cuenta que quiero irme de aquí en este exacto momento!

El camarero, temblando de los pies a la cabeza, chocó con una silla al salir corriendo para buscar la cuenta del ingeniero, el pobre casi se dio de bruces al escuchar la orden clara que salió como un trueno del hombre que iba vestido con aquel traje hecho a medida y que marcaba esos músculos tensos. Alguien sin querer había despertado a una fiera..y una muy territorial.

—¡Nos vamos Aisha! —demandó Nader tirando de ella para llevarla a su auto y no la soltó hasta que llegaron a la oficina, donde pidió que le llevarán su comida y la de su secretaria.

Aisha comió con Nader en su oficina, en medio de un silencio incómodo entre ellos.

Olaya había llamado diversas veces a la puerta, y casi la tiró abajo con sus golpes cuando Nader negó su entrada en la oficina. Aisha sabía que su nuevo jefe seguía muy molesto y ella sin entender el motivo.

Nader clavaba el cuchillo en el filete que tenía delante como si intentará matar otra vez a la vaca. Entonces Aisha decidió averiguar que le había molestado tanto.

—¿Hice algo mal en el restaurante, señor Khalil? —preguntó y fue cuando Nader levantó la mirada de su plato para verla. —¿No me he comportado como debía?

El ingeniero suspiró con cansancio, soltó sus cubiertos y se levantó de la mesa después de soltar un profundo suspiro.

—Eres una buena chica Aisha, y muy educada a pasar de haber crecido con pocos recursos. Pero también eres muy joven y creo que te cuesta ver la maldad que hay en las personas. —contestó viendo que ella lo miraba con incomprensión.

—No entiendo de lo que está hablando señor…—musitó sin entender sus palabras.

—Pues que no dejabas de sonreír mientras que Sudan Hassirii prácticamente babeaba encima de ti. Eres muy inocente y no te diste cuenta de sus malas intenciones. —soltó Nader molesto y Aisha se puso de pie pensando en qué había hecho mal, cuando solo intentaba ser educada.

—Era un amigo suyo, señor Khalil. Yo solo intentaba hablarle con amabilidad…perdóneme si le he ofendido. —pidió Aisha con ansiedad y Nader la tomó de los brazos rompiendo aquella fría distancia que los separaba.

La chica se quedó sin aire cuando sus manos fuertes se cerraron en sus brazos delicados. Sus dedos se estaban clavando en su suave piel y su alma…¡Su alma estaba casi a los pies de ese hombre que la atravesaba con la mirada!

—¡No quiero que vuelvas a hablar con ningún otro hombre Aisha y eso es una orden! —ordenó Nader diciendose a sí mismo que era por el bien de la chica y no por un nuevo sentimiento que estaba despertando en su interior.

—¿Me está diciendo que ya no puedo dirigir la palabra a ningún hombre que hable conmigo? —inquirió Aisha desconcertada. —Yo traté con muy pocos hombres en mi vida Señor Khalil, apenas en el palacio, así que no entiendo a qué viene su pedido, menos ahora que seré su secretaria y tendré que hablar con todos sus contactos.

—Bueno podrás hacerlo por trabajo, pero para nada más y espero que cumplas con lo que;te estoy pidiendo. Es por tu propio bien, Aisha. —se justificó Nader y ella frunció el ceño.

—El príncipe Karim me dijo que podía hablar con cualquier persona de igual manera, que los hombres y las mujeres no tienen porqué estar separados ...que somos iguales. También me dijo que podemos tener amigos de otro sexo, que no hay nada de malo en eso. —replicó Aisha confundida y jadeó cuando Nader apretó un poco más su agarre.

—Yo soy tu protector ahora. Debes entender que el único hombre que tendrá la última palabra en tu casa y al que debes obediencia es al que tienes delante de tus ojos y no quiero que vuelvas a hablar o mucho menos sonreírle a otros hombres. —contestó con vehemencia.—Eres una niña ingenua y no entiendes que algunos hombres solo quieren aprovecharse de tu inocencia.

—¿Lo dice porque ese hombre me dijo que podía ser una buena esposa? —cuestionó Aisha buscando entender la actitud tan agresiva del ingeniero. —¿Usted cree que no tiene razón? —inquirió con una punzada de reproche. —¿No podría ser una buena esposa... No sirvo para casarme con un buen hombre?

—Eres una niña muy bonita Aisha, pero infelizmente no tienes una posición social privilegiada. Ningún hombre de buena familia se fijaría en ti para contraer matrimonio. —afirmó Nader viendo la tristeza en su mirada. —Ese hombre solo intentaba decirte cosas bonitas para engañarte y seducirte, pues una chica como tú solo sirve para ser una diversión en la vida de un hombre poderoso como él.

Aisha sintió una profunda tristeza por sus palabras, pero también le molestó que acusara a otro hombre de intentar hacer lo mismo que él estaba haciendo.

—¿Me querrá utilizar cómo lo hace usted con la señorita Olaya? —lo increpó Aisha y Nader retrocedió sorprendido y a la vez desconcertado con su pregunta. —Lo que vi que estaba haciendo con ella aquel día en esta misma oficina también era un hombre que se estaba divirtiendo con una mujer que está por debajo de su posición, señor Khalil.

—Lo que viste ese día fue un error Aisha, yo no soy capaz de jugar así con una mujer…

—¡Lo siento, pero eso era justamente lo que estaba haciendo! —refutó Aisha con vehemencia. —Un hombre poderoso utilizando a su secretaria para tener placer cuando se le antoja, y le da miedo que otro hombre haga lo mismo con su protegida porque no desea que esta manche su nombre y su noble reputación.

—Aisha, por favor déjame explicarte lo que pasó con Olaya, no quiero que tengas una mala imagen de mí...—pidió Nader avergonzado, pero Aisha no le escuchó.

—Por favor suélteme señor Khalil, me está haciendo daño. —pidió Aisha con un tono suave y Nader la soltó rompiendo cualquier cercanía entre ellos.

—Lo siento Aisha, no quería hacerte ningún daño. —susurró Nader tragando en seco, ella lo miraba con seriedad, parecía indignada.

—Lo acaba de hacer de distintas maneras, pero le voy a asegurar…¡No mejor que eso!…le voy a prometer algo para que nunca se le olvide, Señor Khalil. —respondió Aisha levantando la barbilla para mirarlo de frente. —Le prometo que jamás permitiré que un hombre ensucie mi cuerpo. Soy una mujer pobre ingeniero, pero conozco mi valor y no nací para ser la distracción, el desahogo, la diversión o el juguete de nadie…mucho menos de un hombre.

Nader se quedó mudo ante sus palabras, sabía que la había faltado al respeto cuando le dio a entender que ella estaba por debajo de él, aunque esa no era su intención, pero como siempre era un hombre impulsivo, de carácter fuerte y que no sabía elegir bien sus palabras cuando su rabia lo dominaba.

—Aisha, te pido disculpas si te he faltado…

—¡Ya no tengo hambre! —lo interrumpió Aisha alejándose, cuando Nader intentó volver a tocarla. —Será mejor que la próxima vez coma con mis compañeros ya que sería lo más adecuado para una mujer soltera y mi posición. Ahora si me permite tengo que atender a mis obligaciones…¡Que tenga una buena tarde, señor Khalil! —soltó Aisha con firmeza y salió de la oficina dejando al ingeniero solo.

Nader empezaba a sentir el peso de tener a alguien en su vida que debía solamente proteger, también comenzaba a experimentar nuevos sentimientos que seguramente jamás volverían a abandonarlo.

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