El matrimonio es una unión consensuada entre dos personas que tiene como base, fundamentalmente, la confianza, el respeto y el amor. ¿Qué ocurre cuando los cónyuges son incapaces de lidiar con las diferentes situaciones que se presenta en su vida diaria? La Doctora Nicole Jonson será el ángel de tu relación, te enseñará a poner a prueba tu capacidad de tolerancia, tus límites y particularmente tus sentimientos.
Leer másMe relajé aproximadamente 10 minutos con mi secretaria y aproveché la oportunidad para deleitarme con una taza de café, el líquido me brindó una paz que no sentía desde las primeras horas de la mañana. - ¿Difícil la consulta? - preguntó Isabel con su imperturbable tono relajado. - La complejidad propia de los seres humanos - respondí evadiendo el tema, pues no podía faltar a la ética, exponiendo la intimidad de la pareja. Caminé con determinación hacia la oficina donde debía realizar el cierre adecuado al problema que enfrentaba la pareja. Penetré en el recinto. El silencio ensordecedor me recibió, brindándome una noción de lo que me esperaba. - Ahora sí - dije con curiosidad - quiero que me expliques por qué estás desesperado. - Voy a ser padre - expresó de golpe, sin maquillajes ni preámbulos. - ¿Qué? - interrogó Albert desconcertado - ¿Cómo...? - Fue un error... una noche de locura. - ¿Un error? - interrogó dolido y visiblemente molesto - ¿Cuándo? - En mi últim
Un poco agotada por la mañana movidita que acababa de tener tomo unos minutos y le pido a Isabel una taza de café. El divino néctar de los dioses tiene el poder de calmarme y brindarme las energías para continuar mi día. De repente, mi secretaria, atiende el llamado de la puerta principal y me doy cuenta que acaban de llegar los próximos pacientes. - Buenos días - saludo cuando los percibo entrar a mi oficina. - Buenos días - responden al unísono los dos miembros de la pareja. Ambos son hombres, comprendo, de inmediato, que estoy frente a una relación homosexual, pero, a pesar de la complejidad de este tipo de matrimonio, percibo una conexión bonita entre los dos. Reviso los papeles con sus datos personales que mi secretaria ha dejado encima de mi escritorio. Albert y Robert Morrison, con apenas 5 meses de relación, 32 y 36 años respectivamente. Los detallo con detenimiento antes de comenzar con mi discurso de bienvenida, agradecimiento y presentación. - Soy la Doctora Nic
Sentada en mi oficina, mirando a los dos jóvenes que tenía frente a mí y que, tímidamente, pasaban sus ojos Inquietos por el lugar, sin atreverse a balbucear la más mínima sílaba, sentía que mi paciencia abandonaba mi cuerpo. Miré con detenimiento los papeles que Isabel había dejado, para mí, encima del escritorio, con los datos personales de los jóvenes: Patricia y Arnaldo Menéndez, 28 y 30 años de edad respectivamente y siete de matrimonio, sin hijos. No había percibido la más mínima conexión entre ellos y, a pesar de haber leído, por segunda vez, los apuntes, no lograba asimilar el tiempo que llevaban juntos. - Patricia - dije al fin - ¿ Por qué han venido a mi consultorio? - He engañado a mi esposo, Doctora - respondió con dolor y vergüenza - y ahora no sé qué hacer para salvar mi matrimonio. - Éramos una pareja linda - dijo él - estaba trabajando mucho últimamente, pero lo hacía para garantizarnos un futuro, pero ella lo entendió todo mal. - Yo... - balbuceó ella - solo fue
El perdón es completamente relativo. En ocasiones, nuestra boca puede emitir un perdón, pero el corazón, que es realmente importante, guarda resentimientos. En mi caso, ya estaba cansada de las constantes llamadas de Saúl, de sus súplicas vacías y de todo lo que implicaba su presencia en mi vida. Estaba dispuesta a dejarlo atrás, a retomar mi vida con Max, quien realmente me valoraba y comprendía cada una de mis luchas y tormentos, pero mi ex marido aparecía en mi departamento a cualquier hora y la impotencia y la frustración me mantenían lamentándome de haberme casado con él. Aquella tarde decidí enfrentarlo, no quería que Max se sintiera incómodo con esos extraños encuentros y, al verlo, mientras salía de mi consultorio, detuve el paso y lo encaré seriamente. - ¿Qué quieres realmente Saúl? - pregunté con molestia. - Solo hablarte, explicar... - La traición no tiene explicación y más cuando te he visto. Además... - dije con reticencia - ya eso no me importa, estoy tratan
- Buenos días - saludo mirando al nuevo matrimonio que se encuentra frente a mí. Detallan el lugar, buscando quizás una señal de opulencia, pero, a lo largo de los años, he intentado mantener la calidez y la sencillez en la estancia, porque solo busco crear un ambiente agradable, no exótico ni sofisticado. Los invito a sentarse con un ligero gesto de las manos y, acomodándome frente a ellos, comienzo mi discurso. - Soy la Doctora Nicole Jonson, psicóloga, sexóloga y especialista en terapias de pareja. Quiero agradecerles, porque escogieron mi consultorio para resolver los problemas que están afectando a su relación, por lo que, si están aquí, es porque quieren salvar su unión, ahora los invito a que sean sinceros, hablen sin reservas y me digan por qué necesitan de ayuda especializada para lidiar con las dificultades que hoy los afectan. Miro los papeles que Isabel ha dejado encima de mi escritorio, con los datos personales de ambos cónyuges, Amanda y Evelio Miranda, 26 y 28 a
Regreso, como cada tarde, a la casa, ansiosa por descansar. A veces escuchar, durante todo el día, los problemas ajenos agobian y más si intentas buscar un balance, en tu mundo, que te permita retomar tu vida, partiendo de tus potencialidades y carencias. Max viene a mi mente como mi tabla de salvación, el puerto seguro donde no existe peligros de naufragio y tomo el teléfono, buscando la forma de calmarme con su voz. - ¿Nicole? - pregunta extrañado. - Te extraño - susurro - necesitaba escuchar tu voz. - Yo también te extraño, hoy no trabajo. ¿Puedo ir a verte? - interroga con cautela. - Me encantaría - digo tratando de controlar la emoción. El joven se está volviendo imprescindible para mí, mientras besa mis labios con ternura, no puedo dejar de pensar en todo lo que me hace sentir con su sola presencia. - Llego en 30 minutos - dice con determinación. Lo recibo con alegría y el deseo apremiante de ser suya una vez más. - Te amo - dice mientras disfrutamos del moment
Me miran tensos, con una ligera sensación de zozobra en el semblante. ¿Qué podría pasar entre ambos para que actuaran de una manera tan extraña? - Doctora - finalmente dijo Karen - tenemos un bebé de 3 meses de nacido, pero él le hizo caso a su madre, que desde el nacimiento exigió una prueba de ADN y los resultados fueron concluyentes, él es el padre del bebé, pero ahora soy yo la que no quiere seguir con este matrimonio. Estoy aquí para que las personas no comiencen a cuestionarme, pero ya no quiero salvar la relación. - Doctora - dijo desesperado - yo la amo. - ¿Cómo puedes amarme y dudar de mí? - interrogó con una señal de desprecio. - Pero es que... Mi mamá. - ¿Tu mamá? Yo me casé contigo, no con tu mamá. - Pero es que ella tiene más experiencia de la vida. Mirando al niño, pensé que... no se parecía a mí y... - Yo no soporto la desconfianza, sobre todo cuando yo no he dado lugar para ello. Además tú bien sabes que tu mamá nunca me ha aceptado, ella piensa que yo no
Llego a mi casa después de un día abrumador de trabajo, me quito los zapatos y me dejo caer en el sofá del recibidor. Lo esperaba, estaba ansiosa por verlo. Se estaba convirtiendo en una persona importante en mi vida. Subo las escaleras que me conducen a la habitación y me dirijo al cuarto de aseo, a tomar una ducha de agua caliente que me permita relajarme, dejando a un lado todos mis tormentos. De repente siento el timbre de la puerta principal y bajo ansiosa los escalones que me separan de la primera planta, esperando encontrar a Max parado en el umbral, pero en su lugar, veo a mi ex sonriendo de forma cínica. - ¿Qué haces? - pregunto - ¿A qué has venido? - Vine a verte - responde mirándome por descaro. - Pues no tengo tiempo para ti, estoy esperando a alguien. No se fue, en su lugar se instala cómodamente en el sillón de recibidor. - No estoy para tus jueguitos - le dije - estoy harta de esto. No voy a perdonarte, me heriste demasiado. - Todo... entre ella y yo se
- Buenos días - saludo mirando a las parejas que tengo frente a mí. - Buenos días - responden al unísono. Reviso en el escritorio los papeles con los datos personales de los cuatro que, ante una indicación mía, se sientan en el sofá del saloncito de consulta. Sucet y Andy Hardy, Vania y Joss Urial, los primeros con 24 y 25 como edad respectivamente y los segundos 27 y 32 años, ambas parejas sin hijos. - Yo soy la Doctora Nicole Jonson, psicóloga clínica, sexóloga y especialista en terapia de parejas. Primero, quiero agradecerles que escogieran este consultorio para resolver los problemas que hoy aquejan a sus relaciones. Debo decirles que esto es novedoso para mí, nunca he lidiado con una relación de cuatro personas, pero si están aquí es porque de alguna forma quieren salvar la unión que tienen, por lo que necesito que, con sinceridad y sin reservas, me expongan por qué requieren de ayuda especializada para ello. - Doctora - comienza a hablar Sucet - esto es difícil para no