—Soy tu única oportunidad casarte. lo contrario, nadie se interesará por una mujer que ya casi no podrá dar hijos. ¡Tienes 35, Svetlana, te haces vieja! ─── ⋆⋅☆⋅⋆ ── ─── ⋆⋅☆⋅⋆ ── ─── ⋆⋅☆⋅⋆ ── Svetlana Jones, a sus 35 años, creía haber encontrado el amor. Huérfana y marcada por un trauma que le impide tener relaciones sexuales, ve en Ricardo Bianchi al príncipe azul que tanto había esperado. Sin embargo, su cuento de hadas se desmorona cuando, un día antes de su boda, descubre que su supuesto príncipe no es más que un horrendo sapo. Herida por su traición y decidida a vengarse, Svetlana expone la infidelidad de Ricardo el mismo día de la ceremonia, sin imaginar que un enigmático hombre, que resulta tan atractivo como peligroso, le propondría matrimonio en ese instante y ella aceptaría. Enzo Bianchi, es un hombre marcado por la tragedia, y ha construido su imperio sobre el sufrimiento y la ley del más fuerte, convirtiéndose en un hombre frío y calculador. Pero una deuda lo vincula con una mujer que nunca pensó que lo arrastraría a una guerra que no había anticipado: la guerra por su corazón. Asi que decidido a reclamar lo que considera suyo, no se detendrá ante nada, ni siquiera ante el hecho de que Svetlana la prometida su sobrino. Porque el, ha comprado una esposa y eso es lo que obtendrá, aun si ella se niega y amenaza con escapar. Asi su convivencia se convierte en un campo batalla donde la pasión, el deseo y los secretos saldrán a la luz, porque en este matrimonio, nada es lo que parece y, aunque el amor podría ser el final, ambos temen que sus oscuros pasados puedan separarlos para siempre.
Leer más¡Mis queridas mafiosas! 💋Una vez más, gracias por acompañarme en esta increíble y apasionante historia. Ustedes son las verdaderas jefas de este mundo literario. 💎 Para todas las que están preguntando por la historia de Cassio (sí, nuestro mafioso favorito está de vuelta 😏), les tengo noticias: ¡estará disponible la próxima semana! 🎉 Así que manténganse atentas a mis redes, porque por ahí les compartiré toda la info jugosa. 📲✨El libro se llama *"Amante del mafioso: Tengo a tu heredero"* (¡ya el título promete, ¿verdad?! 🔥). Espero que le den tanto amor como el que recibieron Lana y Enzo, porque este libro viene cargado de drama, pasión y mucho peligro. 😍 ¡Son las mejores, mis reinas! Gracias por todo su apoyo y por ser parte de este universo mafioso. 💖👑 ¡Las adoro!
CAPÍTULO 160: ESPOSA RUSA.Un mes había pasado desde que Enzo y los niños llegaron, y ahora el parque Champ de Mars se había convertido en su lugar favorito y ese era su último día en París, y Svetlana lo sabía. Había algo en el aire, en el suave aroma de los árboles del parque y en la tranquilidad de sus hijos que hacía que ese momento se sintiera eterno. Matteo, con sus pequeños pasos tambaleantes, corría detrás de una pelota, riendo cada vez que caía al césped. Alina, de apenas seis meses, estaba en la manta de picnic, jugando con un sonajero que agitaba con entusiasmo. La bebé soltaba risitas cada vez que el juguete hacía ruido, y Svetlana no podía dejar de mirarla con una sonrisa.Llevaba un vestido ligero, de esos que Enzo siempre decía que la hacían parecer una princesa rusa. Aunque ella solía reírse de sus cumplidos, en el fondo le encantaba escucharlos, especialmente cuando él la miraba con adoración y orgullo. Y mientras observaba a Matteo dar vueltas y a Alina balbucear fe
CAPITULO 159: ENCUENTRO ROMÁNTICO Y DIVERTIDO.En una pequeña cafetería en París, Sophia, Julieta y Svetlana estaban sentadas en una mesa con vistas a la calle empedrada. La tarde estaba perfecta, y la charla entre ellas era ligera y llena de risas. Cada una tenía una taza de café entre las manos, que apenas dejaban enfriar entre un sorbo y otro.—¡Desearía haber visto la cara de Santino cuando no llegue para cenar! —dijo Sophia, llevándose una mano al pecho mientras estallaba en carcajadas.Julieta río, aunque no tan abiertamente como las demás.—Bueno, ¿y si esto nos sale caro? No por el dinero, claro, pero... ¿y los niños? André apenas sabe dónde están los pañales.—Tranquila —respondió Sophia con un gesto despreocupado, mientras le daba un sorbo a su café—. Los niños estarán bien. Esto es bueno para ellos. Santino siempre dice que puede con todo. Pues que lo demuestre, ¿no?Svetlana levantó una ceja, divertida.—Exacto. Además, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué les den demasia
CAPÍTULO 157: ¿SECUESTRADAS?En la casa D’ Luca, las risas de los niños se escuchaban desde el patio trasero, donde un par de niñeras se ocupaban de ellos, mientras Sophia, Julieta y Svetlana estaban cómodamente instaladas alrededor de la mesa, rodeadas de finas tazas de porcelana y un despliegue de macarons que habría hecho llorar a un pastelero francés. —París, chicas. Lo digo en serio —insistió Svetlana, gesticulando con una manicura impecable—. Necesitamos desconectarnos. Este viaje no es un lujo, es una necesidad. Sophia, que estaba reclinada como si estuviera en un trono, jugó distraídamente con su collar de diamantes. —Lana, no nos desconectamos ni cuando estamos en un spa de tres horas con masajes de oro. —Exactamente. Por eso París es perfecto. Es el único lugar donde podemos relajarnos como merecemos —replicó Svetlana con una sonrisa pícara. Julieta suspiró mientras revolvía su café, aunque nadie sabía por qué lo hacía, ya que ni siquiera le había echado azúcar. —¿Y And
CAPITULO 157: BODA SORPRESA.El auto se detuvo frente a la enorme mansión, una construcción de piedra y hierro que parecía tan intimidante como imponente. Los jardines perfectamente recortados estaban flanqueados por hombres armados, cada uno en posición como si esperaran algo mucho más peligroso que simples invitados. Madison apretó las manos sobre su regazo, su mirada fija en los guardias mientras su pecho subía y bajaba con rapidez.—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó finalmente, rompiendo el incómodo silencio dentro del auto.Winston, su padre, se removió en su asiento. Ajustó su corbata, con un gesto nervioso que no pasó desapercibido para ella.—Madison, por favor, no hagas un escándalo —respondió, sin mirarla directamente—. Solo compórtate esta noche, ¿sí?Ella soltó una risa seca, llena de reproche.—¿Compórtame? Claro, como tú te comportas, ¿no? Haciendo tratos sucios con la mafia. Es eso, ¿verdad, papá? Porque no hay otra razón para estar en un lugar como este.Winston ap
CAPITULO 156: PESADILLA RECURRENTE.Madison llegó a la casa de su padre notando de inmediato lo extraño que estaba todo. La casa, normalmente llena de vida o al menos de música de fondo proveniente del estudio, estaba sumida en un silencio inquietante. Dejó su bolso sobre la mesa del vestíbulo y llamó con voz clara:—¡Papá! ¿Estás en casa?No hubo respuesta. Frunció el ceño y caminó hacia el estudio, el lugar donde siempre lo encontraba cuando trabajaba hasta tarde. La silla de cuero estaba vacía, y la lámpara de escritorio apagada, pero entonces lo recordó: su padre solía salir al jardín a fumar un puro cuando necesitaba despejarse.Se dirigió hacia el patio trasero, pero mientras cruzaba el pasillo, sus pasos se detuvieron. Un murmullo bajo y apremiante alcanzó sus oídos. No estaba solo.. Avanzó con cautela asomándose entre los arbustos.Su padre, de pie frente a un hombre alto con un abrigo oscuro. La discusión entre ellos era cada vez más intensa.—Esto es parte del trato, gobern
CAPITULO 155: UN PADRE APLICADO.Svetlana pasó varios días en el hospital tras el nacimiento de la pequeña Alina. Tanto ella como la bebé fueron monitoreadas cuidadosamente. Los médicos querían asegurarse de que ambas estuvieran bien antes de permitirles regresar a casa. Aunque había que mantener un control estricto sobre la salud de Svetlana y revisar regularmente a Alina, la pequeña parecía ser una bebé sana y fuerte desde el principio.En casa, todo empezaba a encontrar su ritmo, aunque las noches aún eran impredecibles. Una de esas noches, Enzo y Svetlana dormían abrazados, agotados pero felices. Sin embargo, un leve llanto cortó la calma. Enzo abrió los ojos y giró la cabeza y vio que Lana seguía profundamente dormida, completamente ajena al mundo. Sonrió, con ternura y algo de orgullo, y se inclinó para besar su frente antes de salir de la cama con cuidado. Se dirigió hacia la cuna, donde Alina movía sus pequeñas manos mientras lloriqueaba. La levantó con suavidad y comenzó a m
CAPITULO 154: DONDE COMIENZA LA FELICIDAD.La puerta se abrió con un leve chirrido, y Enzo entró en la habitación con pasos lentos, casi temerosos. Sus ojos buscaron de inmediato a Svetlana. Estaba acostada en la cama, con el rostro pálido pero sereno. Su cabello estaba desordenado, y las sombras bajo sus ojos hablaban del esfuerzo que había hecho para llegar hasta aquí. Los monitores junto a ella pitaban rítmicamente, un sonido que, por primera vez en horas, le pareció tranquilizador.Sin embargo, un nudo se formó en su garganta. Durante todo ese tiempo, había temido lo peor. Había imaginado entrar y no encontrarla allí, o verla inmóvil, sin vida. Pero no. Ella estaba ahí. Respirando. Viva.Se acercó a la cama y cuando estuvo junto a ella, la observó en silencio, memorizando cada detalle de su rostro. Una de sus manos tomó la de Svetlana y se inclinó hacia ella, dejando que su frente rozara suavemente la mano de su esposa.—Gracias... —susurró —. Gracias por no rendirte. Gracias por d
CAPÍTULO 153: LA SÚPLICA DE UN PECADOR.La capilla del hospital estaba vacía, salvo por la tenue luz de las velas que iluminaban el altar. Enzo entró tambaleándose, con el rostro desencajado; sus ojos rojos delataban que había estado llorando. Se quedó de pie frente al altar, mirando el crucifijo, y la rabia y la desesperación bullían en su interior. Dio un paso hacia adelante, luego otro, hasta que sus rodillas cedieron y cayó pesadamente al suelo. Bajó la cabeza, respirando con dificultad, como si el aire le quemara los pulmones. —¿Qué hago aquí? —murmuró, con la voz ronca, apenas un hilo de sonido que se perdió en el silencio de la capilla—. Tú y yo no tenemos nada que decirnos, ¿verdad? Se pasó las manos por el cabello, tirando de él con fuerza, como si quisiera arrancarse el dolor que lo consumía. —Yo sé quién soy... —dijo, más alto esta vez, mirando al crucifijo con ojos llenos de lágrimas—. Tú también lo sabes. Sabes todo lo que he hecho. Todo. No tienes que recordármelo, po