Línea de tiempo; leyendas vivientes. * Tiene 23 años, es una chica de cabello rubio y ojos azules. Posee una habilidad única: puede predecir la muerte exacta de quien se lo proponga... Puede alterar el destino, pero el precio a pagar es alto. Siempre evitó involucrarse demasiado con las personas, hasta que apareció él... el único por quien lo daría todo, incluso su vida. ¿Cuál será el precio? ¿Cómo ocurrirá todo? ¿Qué tan importante es él? ¿Logrará cambiar el destino? Tal vez lo consiga... Pero los finales felices no son reales, nunca lo han sido. Ella lo sabe, lo ha visto una y otra vez: dolor, tristeza, caos, muerte... y más dolor. Aun así, por primera vez en su vida, desea un futuro junto a alguien. Un sueño que jamás había imaginado posible. ¿Lo logrará? ¿O simplemente perecerá en el intento? * Portada hecha por mí Historia original Independiente
Leer más''Nocreoenelamorimposible,porquesinceramentecreoimposibledejardeamarte" ♠ExtraII♠ Narra
"Yo no olvido a la gente que ha sido buena con migo...Pero a la que ha sido cabrona, menos"La calidez de su cuerpo es lo primero que siento al despertar.Su respiración es pausada, tranquila, un ritmo sereno que se mezcla con el suave latir de su corazón. Permanezco quieta por unos segundos, disfrutando la sensación de estar entre sus brazos, protegida, como si el mundo entero no existiera fuera de este momento.Pero algo en mi interior se remueve.Me giro con cuidado, sin querer despertarlo. Quedamos frente a frente, a centímetros de distancia. Su rostro relajado, con esas facciones que tantas veces he observado, me hace sonreír.Llevo una mano a su mejilla y la acaricio con la punta de mis dedos, con la suavidad de quien toca algo demasiado preciado. Él suspira levemente en sueños, como si mi tacto llegara hasta sus pensamientos.Me inclino, dejando un beso ligero en sus labios.Pero la inquietud sigue ahí.Siento el peso de lo desconocido oprimiéndome el pecho. Algo me dice que de
La veo entrar a su clóset y me quedo inmóvil, con la mirada fija en el punto donde estaba hace un segundo. La realidad de todo me golpea de golpe: soy importante para ella. No es solo mi imaginación o un deseo sin fundamento. Ella realmente se preocupa por mí, y eso es suficiente para que mi pecho se llene de una calidez que no puedo explicar.Pero no es suficiente. Quiero más.Desde que la conocí, Valery ha sido un misterio, una tormenta de emociones escondidas tras una fachada de indiferencia. Pero yo la he visto sonrojarse, reír cuando cree que nadie la mira, mirarme con esa intensidad que me hace cuestionar todo lo que creía saber sobre el amor. Y ahora lo entiendo.No puedo seguir callando lo que siento.Cuando sale del clóset, con su pijama rosa y el cabello desordenado, siento que el aire se vuelve denso. Es tan hermosa que duele. Me observa con curiosidad, sin saber lo que estoy a punto de decir.—Valery… —su nombre sale de mis labios antes de poder detenerlo.Ella frunce liger
Ya estamos en la última clase, solo faltan unos diez minutos para que termine.—Bien, eso es todo por hoy —dice el maestro, saliendo del salón.—Al fin —murmuro, levantándome de la silla. Adeus ríe, y yo no puedo evitar rodar los ojos. A veces no entiendo qué es lo que me hace sentir tan extraña cuando está cerca de mí. Es como si hubiera algo más que la simple amistad o la rivalidad, pero no quiero pensar demasiado en ello.—Vámonos —le digo mientras salgo del salón, y él sale detrás de mí. Lo siento en mis pasos, su presencia está tan cerca que mi respiración se acelera sin quererlo. Lo ignoro y trato de concentrarme en lo que tengo que hacer.Llegamos al estacionamiento y subo a mi moto, tomando un momento para ponerme el casco. No puedo evitar notar cómo sus ojos siguen mis movimientos, como si cada gesto mío lo observara con una intensidad que me hace sentir vulnerable.—Yo te seguiré —dice el puberto mientras entra a su auto, y me recuerda lo mucho que me irrita su actitud confia
"Cuando por fin encontré algo que me importa...No lo perderé a la primera"Estoy en mi cuarto, acostado en la cama, con un brazo sobre los ojos y el otro apoyado en mi abdomen. Mi respiración es tranquila, pero mi mente está lejos de encontrar paz.No puedo dejar de pensar en ella.En lo dulce que saben sus labios.En la manera en que su cuerpo se amoldaba al mío cuando la tenía cerca, en cómo su respiración se mezclaba con la mía.En lo jodidamente perfecta que se sintió esta madrugada.Cierro los ojos, dejando que los recuerdos me arrastren de nuevo. Puedo verla ahí, con esa mirada desafiante, esa actitud de “no me importa” que me saca de quicio... y que, sin embargo, me tiene completamente atrapado.Lo supe desde hace tiempo, pero ahora es diferente. Ahora es real.La quiero.Y no pienso rendirme tan fácil.El sonido de mi teléfono rompe el silencio del cuarto, sacándome de golpe de mis pensamientos.Frunzo el ceño y estiro la mano para tomarlo de la mesa de noche.Pantalla ilumina
Bajamos de las motos frente a la playa, el sonido de las olas estaban llenando el silencio entre nosotros. Me quito los zapatos y dejo que mis pies se hundan en la arena fría, esa sensación helada que, por alguna razón, siempre logra calmarme. Respiro profundo mientras camino hasta la orilla, permitiendo que el agua moje mis pies. A mi lado, el puberto sigue mi ritmo, sin decir nada.Silencio.Es raro.Él nunca se calla.Pero por alguna razón, este silencio no es incómodo. No es el tipo de silencio que pide a gritos ser roto con palabras vacías. Es un silencio que simplemente… está.Entonces, su voz lo quiebra.—¿Por qué corres sin casco?Cierro los ojos por un segundo y ruedo los ojos antes de responder.—Puedes morir.—No lo hago —digo con fastidio, sin mirarlo. Y aunque muriera, daba igual. En unos años regresaría.—Pero puedes.Su tono es serio. Demasiado.Y lo siento detenerse.Yo también me detengo.—Si el día de mi accidente no lo hubiera llevado, estaría muerto.Sus palabras me
"Basto un simple beso para cerrarle la boca a un chico"Me contó sobre su accidente.Antes, me habría dado igual. No era mi problema. Pero ahora... ahora es diferente. Solo pensar que pudo haber muerto me deja un nudo en la garganta.Es absurdo. No debería afectarme.Me repito eso mientras lo observo con una sonrisa burlona, intentando no pensar demasiado en lo que siento.—¡Corredores, Acérquense! —escucho la voz de Marina llamando a los participantes.Sonrío, agarrándome a la adrenalina, a lo único que realmente me hace sentir viva.—Voy a patear bolas —digo con confianza, dejando la cerveza en el suelo antes de caminar hacia mi moto.—Espera —su voz me detiene.Levanto una ceja y lo miro. Tiene el ceño fruncido.—¿Y el casco?Me río por lo bajo.—No lo uso —respondo sin darle importancia.—¿Cómo que no? —su tono cambia, casi parece molesto.Ruedo los ojos. No quiero discutir por algo tan estúpido. Pero entonces, siento su mano en mi brazo.—¿Y si te estrellas? ¿Si pierdes el equilib
Estaba en mi cuarto, frente al espejo, vistiéndome para acompañar a Valery a la carrera. La habitación estaba desordenada, como siempre. En una esquina, sobre la silla que usaba para dejar la ropa cuando no me daba tiempo de guardarla, había una chaqueta de cuero negra arrugada, junto a unos pantalones de mezclilla y unos botines. Mi cama, grande y con sábanas negras, estaba apenas hecha, con el edredón arrugado y la almohada fuera de lugar. Los papeles con garabatos de mis ideas para la tarea estaban esparcidos sobre la mesa del escritorio, junto a la laptop que casi nunca apago.La luz tenue de la lámpara del techo caía suavemente sobre la habitación, iluminando las paredes llenas de posters de motos y mapas de circuitos, todo combinado con el estilo rudo que tanto me gustaba. No había mucho más, pero era suficiente para que me sintiera cómodo aquí. Mi cuarto siempre había sido mi refugio, el lugar donde desconectaba del caos del mundo exterior.—¡Adeus, te buscan! —escucho la voz de
Han pasado ya unas semanas desde que lo encontré en las carreras, y aunque al principio no estaba muy segura de qué pensar de él, ahora estamos en este punto, donde él me invita a salir y a correr juntos. Bueno, yo voy a correr y él me acompañará. Tenía una carrera esa noche, pero me invitó a ir con él a otro lugar después. Aunque, si soy sincera, lo acepté porque se lo prometí. No soy de romper promesas, aunque a veces siento que lo que prometí me está llevando por caminos que no tenía planeados.Me termino de vestir, y mientras lo hago, mis pensamientos se mezclan, se atropellan unos con otros. No puedo evitar pensar en cómo ha cambiado mi vida desde que lo conocí, cómo la presencia de Adeus parece haber alterado algo en mí que no había notado antes. Mi reflejo en el espejo me muestra la misma chica de siempre: unos jeans rotos en las rodillas que combinan perfectamente con una malla negra que lleva hasta la cintura. Me pregunto si soy la misma de antes, si sigo siendo la misma chica