Me dirijo hacia uno de los lugares vacíos cerca de la línea de salida de la carrera. El ambiente está cargado de expectativas y la adrenalina comienza a recorrer mi cuerpo. Me quito el casco y sacudo el cabello, dejándolo caer de un lado a otro antes de pasármelo con la mano para que se acomode. Dejo el casco sobre la moto después de bajarme de ella, y me acerco a Xavier, quien está con Marina, su novia y también encargada de dar la salida a los corredores en la línea de salida y meta. Saco un fajo de dinero del bolso y me acerco a pagar mi primera carrera.—Hola —me saluda Xavier al verme. Se nota que ya ha comenzado a acomodarse en su rol, pero aún mantiene esa actitud relajada. —¿Te apuntas en la primera de la noche? —pregunta, viendo cómo saco el dinero y asiento.—¿Cuánto es? —le pregunto, mientras sigo mirando las apuestas y la gente que se empieza a juntar.—Son 20 mil —responde—. La verdad es que la apuesta está más alta ahora...Aparto la cantidad del fajo que necesito y se l
El golpe lo derriba de inmediato. Su cuerpo cae pesadamente junto a su moto, y por un segundo me quedo ahí, observándolo. No porque me preocupe si está bien, sino porque quiero asegurarme de que entienda lo que hizo.Pero no es suficiente. No después de lo que intentó.Aunque morir no es algo que me preocupe realmente.Lo agarro del brazo y lo arrastro lejos de la moto sin ningún cuidado. Apenas tiene tiempo de recomponerse cuando le suelto una patada en el estómago.—¿Querías matarme? —escupo las palabras con rabia, viendo cómo se retuerce en el suelo, luchando por recuperar el aire.El cabrón jadea, intentando decir algo, pero no me interesa escuchar excusas. Mi corazón sigue latiendo con fuerza, la adrenalina sigue en mi sistema y todo en mí me pide seguir golpeándolo hasta que entienda lo que pudo haber causado. Si no fuera por mis reflejos, podría haberme estrellado contra el pavimento a toda velocidad. Podría estar muerta. De nuevo.—¡Valery!La voz de Xavier irrumpe en la escena
"El amor y el dolor son cartas con la misma fecha de entrega"Dos meses.Dos malditos meses ha estado jodiéndome.¿Es en serio? ¿No tiene nada mejor que hacer?Estoy cansada. No, harta. Desde que este puberto apareció en mi vida, no he tenido un solo respiro. Es como una sombra pegajosa que se aferra a mí sin importar cuánto intente deshacerme de él.—Y así fue como le dije a mi abuela que no quería a la chica que me metía hasta por donde no entra la luz —concluye su historia con tono divertido.Fuerzo una sonrisa, pero no estoy escuchando. En realidad, no he estado escuchando nada de lo que ha dicho en los últimos minutos. Ya sé cómo funciona esto: él habla, yo finjo que lo escucho y él sigue hablándome como si nada.Ha estado siguiéndome de un lado a otro durante dos meses.¿Y por qué no lo corro? Oh, ya lo intenté. De todas las maneras posibles.Lo ignoré. Lo insulté. Lo amenacé. Hasta le dije que me dejaría llevar por la violencia si seguía persiguiéndome.Pero nada.El cabrón sigu
La noche late con vida.El rugido de los motores, las luces de los autos modificados y la mezcla embriagadora de adrenalina con olor a gasolina me envuelven. Este es mi mundo. El lugar donde el asfalto se convierte en mi trono y la velocidad en mi mayor arma.Estaciono junto a Xavier, apago la moto con un movimiento mecánico y me quito el casco. El aire nocturno acaricia mi rostro, y sacudo un poco mi cabello mientras clavo la mirada en mi amigo.—Hola, Valery —me saluda con esa sonrisa de complicidad que siempre lleva cuando algo interesante está por suceder.—Hola —respondo, cruzándome de brazos—. ¿Contra quién corro? Espero que valga la pena.Siempre lo hace. Desde que pisé este mundo, no ha habido una sola carrera que no haya sido un reto, pero ahora… ahora hay una pequeña diferencia. No estoy aquí solo para correr. Estoy aquí para reclamar lo que es mío.Xavier suelta una risa breve antes de responder.—Oh, créeme, lo vale. Es el que ha estado en primer lugar desde que te retirast
Estoy en la línea de salida, el motor de mi moto vibrando debajo de mí, la adrenalina recorriéndome las venas. Esta vez no me voy a contener.Aprieto el manillar con fuerza, sintiendo la textura del cuero bajo mis guantes. Marina se coloca en el centro con el típico pañuelo blanco entre las manos. Lo levanta en el aire, dándonos los últimos segundos antes de que todo inicie.El ruso está a mi lado, su moto rugiendo impaciente. Puedo sentir su mirada de reojo, probablemente preguntándose si la fama de "La Reina" es solo un mito.Le demostraré que no lo es.El pañuelo baja.Suelto el freno de golpe y acelero con toda mi fuerza. La velocidad es mi aliada. El aire golpea contra mi cuerpo, la vibración del motor se fusiona con la euforia de la carrera.—Comerás polvo, ruso —murmuro con una sonrisa torcida mientras lo dejo atrás.Siento cada curva, cada recta, cada leve inclinación del terreno. La pista es una extensión de mi cuerpo. Mis reflejos están afilados, mis movimientos precisos. La
"Lo fácil aburre, lo difícil atrae, lo complicado seduce y lo imposible enamora"Sonrío.Tal vez es un gesto insignificante para cualquiera, pero para mí significa algo enorme. Ahora sí soy su amigo. O, al menos, ella me ve de una forma diferente.Me siento emocionado, casi nervioso. No pensé que este día llegaría tan pronto. No pensé que me permitiría estar cerca.Aún sigo procesando lo que pasó anoche. Todavía tengo grabado en la cabeza el rugido de las motos, la adrenalina, el olor a gasolina quemada y el eco de las voces apostando por un ganador. Nunca imaginé que la vería en una carrera de motos, y mucho menos que ella sería “La Reina”.Pero cuando la vi, lo entendí.Ese título le queda perfecto. No es solo un apodo, es una corona invisible que ella lleva con orgullo. Conduce con una confianza brutal, con una seguridad que intimida y deslumbra al mismo tiempo.Durante la carrera, supe que ganaría. Desde el momento en que apretó el acelerador y dejó atrás a mí hermano como si fuera
Han pasado ya unas semanas desde que lo encontré en las carreras, y aunque al principio no estaba muy segura de qué pensar de él, ahora estamos en este punto, donde él me invita a salir y a correr juntos. Bueno, yo voy a correr y él me acompañará. Tenía una carrera esa noche, pero me invitó a ir con él a otro lugar después. Aunque, si soy sincera, lo acepté porque se lo prometí. No soy de romper promesas, aunque a veces siento que lo que prometí me está llevando por caminos que no tenía planeados.Me termino de vestir, y mientras lo hago, mis pensamientos se mezclan, se atropellan unos con otros. No puedo evitar pensar en cómo ha cambiado mi vida desde que lo conocí, cómo la presencia de Adeus parece haber alterado algo en mí que no había notado antes. Mi reflejo en el espejo me muestra la misma chica de siempre: unos jeans rotos en las rodillas que combinan perfectamente con una malla negra que lleva hasta la cintura. Me pregunto si soy la misma de antes, si sigo siendo la misma chica
Estaba en mi cuarto, frente al espejo, vistiéndome para acompañar a Valery a la carrera. La habitación estaba desordenada, como siempre. En una esquina, sobre la silla que usaba para dejar la ropa cuando no me daba tiempo de guardarla, había una chaqueta de cuero negra arrugada, junto a unos pantalones de mezclilla y unos botines. Mi cama, grande y con sábanas negras, estaba apenas hecha, con el edredón arrugado y la almohada fuera de lugar. Los papeles con garabatos de mis ideas para la tarea estaban esparcidos sobre la mesa del escritorio, junto a la laptop que casi nunca apago.La luz tenue de la lámpara del techo caía suavemente sobre la habitación, iluminando las paredes llenas de posters de motos y mapas de circuitos, todo combinado con el estilo rudo que tanto me gustaba. No había mucho más, pero era suficiente para que me sintiera cómodo aquí. Mi cuarto siempre había sido mi refugio, el lugar donde desconectaba del caos del mundo exterior.—¡Adeus, te buscan! —escucho la voz de