"A veces creo que todo es un sueño, pero luego me acuerdo de que tuve su sangre en mis manos y vuelvo a la realidad"Levanté mi cara de mis rodillas, mi mente aún envuelta en un torbellino de dolor y desesperación. Ya habían pasado horas desde que entré allí, y cada palabra escrita, cada foto de lo que habíamos sido, me desgarraba más y más. Cada una de esas imágenes y palabras que hablaban de lo que compartimos juntos, me destrozaba el alma, porque sabía que jamás volvería a ver esos ojos celestes tan hermosos que me enamoraron en su momento.¿Alguna vez les ha pasado que ves a alguien y sientes que lo conoces desde siempre, desde eternidades atrás, aunque es la primera vez que lo ves? Eso fue lo que me pasó con ella cuando llegué a la universidad. Desde ese primer instante, sentí que algo más profundo nos conectaba, algo inexplicable. Por eso mi insistencia, por eso mi deseo tan vehemente de acercarme a ella, de hablarle. No era solo curiosidad, era algo mucho más fuerte, algo que n
Mientras Adeus Shalow entrenaba con Bechet Monrroe, con el peso de la tristeza aplastándole el pecho, en otro rincón del universo...En lo más profundo del séptimo infierno, el origen de la tristeza que atormentaba a ambos hombres en la tierra humana comenzaba a despertar.—Maldita mierda… —murmuró, apretándose la cabeza entre las manos, como si intentara resistir la oleada de sensaciones que lo inundaban. Su aspecto era completamente diferente al de un simple mortal, su verdadera forma revelándose en ese lugar infernal.Su cabello, negro como la brea con destellos dorados que parecían brillar como rayos de sol, fluían hasta sus nalgas con un brillo sobrenatural, mientras que sus ojos, una mezcla de rojo intenso y un azul profundo, reflejaban una intensidad que quemaba como fuego. Su piel, translúcida y pálida, estaba marcada por líneas negras que se ramificaban desde sus manos y rostro, formando trazos intrincados, delicados, como una obra de arte. Las alas que emergían de su espalda
"Todo lo que quiero en esta vida es que este dolor tenga un propósito" Han pasado tres años y medio desde que la perdí, y aunque el tiempo ha hecho que la herida se calme un poco, aún sigo con la esperanza de que en cualquier momento aparecerá, diciéndome lo estúpido que soy por esperarla. Una parte de mí aún no cree que se haya ido para siempre, como si fuera posible que, en cualquier momento, la vea aparecer por la puerta con esa sonrisa que tanto amaba, reprochándome por estar tan estancado en el dolor, como si no hubiera aprendido nada de todo lo que pasó.Camino junto a Bechet y mi hermano hacia la mansión. El suelo bajo mis pies, los mismos pasillos, la misma fachada de siempre… pero algo en todo esto me hace sentir más vacío cada vez. Ya no es como antes, cuando el lugar estaba lleno de su energía, cuando su presencia lo hacía todo soportable. Ahora, las paredes parecen más frías, más distantes, como si todo lo que alguna vez tuvo vida aquí ahora estuviera consumido por el eco
Me levanté cansado de la cama, el peso de los años pasados aún pesaba sobre mis hombros. Otro año ha pasado desde la última vez que la tuve conmigo. Cuatro años... Cuatro largos años sin ella, y aún la extrañaba con una intensidad que no podía controlar. Cada día me levantaba con la esperanza, aunque pequeña, de que en algún momento aparecería de nuevo, como si nada hubiera pasado, y me diría que todo había sido un mal sueño. Pero la realidad me alcanzaba con fuerza y me recordaba que ya no quedaba nada de eso.Me duché rápidamente, tratando de quitarme esa sensación de vacío que nunca se iba. Me arreglé con el mismo gesto automático de siempre, sin pensar mucho en lo que hacía, hasta que tomé las pulseras que ella me había dado. Las miré un instante antes de colocarlas en mi muñeca, y una ola de nostalgia me envolvió.¿Cómo había pasado tanto tiempo sin ella? Me preguntaba si, al igual que yo, ella también me pensaba. El dolor de su ausencia se había vuelto casi un compañero constant
'Las cosas siempre tienen un que y porque, que no lo notemos en primera instancia no significa que no este esa razon'Habían pasado dos largos años en este mundo, y mi desesperación ya no tenía límites. Mi vida, que antes había estado llena de expectativas y promesas, ahora era una sombra de lo que había sido. Sentía el peso del tiempo apoderándose de mí, y todo lo que deseaba era regresar, aunque fuera por un momento, al lugar que alguna vez llamé hogar.Mi padre estaba en una sala cerrada, junto a los príncipes del inframundo y el rey Abdiel. A medida que entraron a la sala, mi mente empezó a acelerar en cada segundo que pasaba. No sabía exactamente qué estaba ocurriendo allí dentro, pero el simple hecho de que mi padre estuviera en esa habitación con ellos me llenaba de incertidumbre. No podía soportarlo más."¡Vas a quedarte con ellos! ¡No puedo más!", grité en mi mente, luchando con la ansiedad creciente. Mandé a uno de los títeres de mi padre, una chica de mirada vacía, a que lo
''No creo en el amor imposible, por que sinceramente creo imposible dejar de amarte"—No— dije, seria, de brazos cruzados, mirando al ruso, con una mezcla de cansancio y frustración.Llevaba ya dos meses aquí, y en todo ese tiempo, había tenido que soportar sus bromas, su insistencia y, sobre todo, esa actitud de no rendirse nunca. Pero lo peor había sido cuando el ruso regresó de la isla. Al verme, se desmayó en los brazos de una chica, quien, para mi sorpresa, resultó ser su novia. Fue un espectáculo de esos que no se olvidan fácilmente.Lloro como si no hubiera un mañana, sin querer soltarme ni un segundo, alegando que escaparía, que no podía dejarme ir, y sus palabras se quedaban grabadas en mi mente mientras él permanecía pegado a mí. Así estuvo durante tres días seguidos. Finalmente, se resignó a dormir en el sofá, pero no dejó de quejarse. Y para colmo, Adeus parecía disfrutar de la situación, haciendo comentarios sobre lo incómodo que era tener a este ruso llorón viviendo en n
Llegamos a una casa que jamás había visto antes; una mansión imponente que se alzaba majestuosamente ante mis ojos. Era como algo sacado de un sueño, con un diseño moderno pero elegante. Las puertas de cristal corredizas reflejaban la luz de la luna, y el blanco de los muros resplandecía bajo el cielo nocturno. De dos pisos, con detalles en mármol, acero inoxidable y madera, la casa emanaba lujo por cada rincón. Podía escuchar el crujido de mis tacones en la grava del camino de entrada mientras el ruso me guiaba hacia la entrada principal. —Vamos —dijo, y sin darme tiempo para hacer preguntas, se adelantó hacia la puerta. Lo seguí, sin poder evitar la sensación de intriga que me recorría. Cuando cruzamos el umbral, quedé sin palabras. La mansión por dentro era tan impresionante como por fuera. El espacio era vasto y aireado, con una decoración minimalista que exudaba sofisticación y lujo. El salón principal tenía un enorme ventanal que daba al jardín trasero, iluminado tenuemente por
Valery Lewis, una joven de 23 años, de largos cabellos rubios y ojos azules tan profundos como el océano, esconde un secreto que la hace diferente a los demás. No es un talento, ni una maldición… es un don inquietante dado por su sangre: puede predecir la muerte de cualquier persona que desee.Desde siglos atrás, cuando era pequeña, aprendió a vivir con ello. Lo aceptó sin cuestionarlo demasiado y, con el tiempo, dejó de afectarle. No le importaba cómo, cuándo ni dónde ocurría el destino de los demás. Para ella, la vida y la muerte eran solo dos caras de la misma moneda, algo inevitable que no debía perturbar su tranquilidad.Se acostumbró a mantener distancia de las personas, a no encariñarse, a no sentir. La soledad se convirtió en su refugio, en su zona segura. ¿Para qué formar lazos si, tarde o temprano, todo acaba?Pero entonces, él apareció.Adeus Shalow. Un chico de cabello castaño y ojos color miel, con una sonrisa capaz de iluminar hasta el día más gris. Su sola presencia pare