Culpabilidad

Seguimos hablando una media hora más, dando por terminado el tema de las parejas, y contando anécdotas y tonterías varias. La verdad es que lo pasé bastante bien, no me molestó para nada lo que dijeron Cristian y Román sobre el tema de Fernando, lo cierto es que casi ni le di importancia, ya que era como Alejandra decía, mientras confiara en ella, no tenía nada de qué preocuparme. Más me importó la pobre Jéssica, que el bestia de Cristian estuvo lanzándole indirectas toda la noche y la muchacha no sabía donde meterse. Menos mal que estaban ahí Lau y Alejandra para mantenerla más o menos cómoda.

—Oye, Dami, vaya fichaje ha hecho el Santi, ¿eh? —me comentaba mientras orinábamos.

—Ya sé que tú eres así, que lo haces sin maldad, pero podrías haberte controlado un poco, la pobre chica parecía un cachorro asustado, menos mal que estaban Alejandra y Laura ahí.

—Jajaja, no era mi intención, te lo juro. Pero es que me gustó mucho la chiquilla.

—Bueno, pues tiene novio, así que a apuntar para otro lado.

—Me la suda eso, lo conozco al tipo y mejor de lo que te imaginas, hace un tiempo trabajábamos en la misma planta —comentaba mientras se lavaba las manos.

—¿Ah, sí? —dije yo haciendo lo mismo.

—Sí. Y no terminamos del todo bien, porque la cagó en uno de los proyectos y yo se lo hice saber a los superiores, y terminaron mandándolo a otra planta. Poco después yo me convertí en jefe de equipo mientras él seguía sirviendo cafés a los superiores.

—Vaya...

—Igual no me juzgues, si no informaba de ese incidente, el marrón nos lo íbamos a terminar comiendo todos, hice lo que tenía que hacer.

—No te juzgo, si soy el que más entiende de cagadas aquí...

—Jajaja, ¿sigues mortificándote? Lo que pasó no fue culpa tuya y lo sabes.

—Igual... Todavía siento las miradas asesinas cuando camino por los pasillos.

—Pues habrá que empezar a arrancar algún que otro ojo, jajaja.

—Eres terrible, en serio...

—Bueno, después hablamos, me espera una yegüita de 23 años con ganas de aprender...

—¿Eh? ¿Te pidió ayuda o algo?

—No, pero ya se la ofrezco yo, jajaja.

—En fin... Después nos vemos, galán.

—Por cierto, perdona si soy muy insistente, pero mantén vigilado al tipo ese que metiste en tu casa, en serio te lo digo.

—Que sí, que sí. Gracias por preocuparte.

Me había venido muy bien tener ese rato de tranquilidad con mis compañeros de trabajo. Así que, con las energías renovadas y pensando en Salomé, me dispuse a completar las tres horas que me quedaban ahí adentro.

* * *

10:00 hs. - Salomé.

"You're way too beautiful girl, that's why it'll never work"

—¿Hola?

—Buenos días, mi amor.

—Ah, hola.

—¿Cómo estás?

—Recién me despierto, ¿y tú?

—Yo también, terminé a las seis de la mañana, he dormido tres horitas y pico nada más...

—Pues se te nota muy lúcido para haber dormido tan pocas horas.

—Sí, ¿no? Jeje, es que llevo levantado media hora.

—¿No era que te acababas de despertar?

—Bueno, Salomé... era una manera de decir...

—¿No me digas?

—¿Estás bien? Te noto un poco tensa...

—Estoy perfectamente.

—Bueno... Por la tarde me voy a pasar por casa a buscar ropa limpia, que hace dos días que estoy yendo con la misma.

—¿A qué hora?

—A las dos o por ahí.

—No es bueno que conduzcas con sueño.

—No te preocupes por eso, voy a estar bien.

—Sí, ya...

—¿Cómo va la pierna?

—Bien, no me dolió ni ayer ni hoy.

—Perfecto... ¿Y qué piensas hacer hoy?

—Nada.

—Ah... ¿Ya sabes qué vas a hacer para almorzar? Tengo ganas de volver a probar tu comida.

—Seguramente cocine Fernando, que se le da mejor que a mí.

—¿Sí? No lo sabía.

—Pues sí.

—Bueno... Entonces después nos vemos. Te amo, Salo.

—Yo también te amo...

—Adiós.

Tras esa llamada, me quedé dormida y no me volví a despertar hasta el mediodía. No quería salir de mi habitación, no quería mirar a Fernando a los ojos, no quería enfrentarlo. Sólo quería que llegaran las dos de la tarde para ver Damián. Que sí, sabía que lo había tratado mal, pero no podía evitar sentirme así, todavía me sentía traicionada... Aunque también había sido para tapar un poquito la culpa que sentía por lo que había pasado la noche anterior... Pero quería verlo, necesitaba verlo...

Sentimientos de culpa aparte, me había levantado radiante, al igual que lo había hecho unos días atrás. La sensación era maravillosa, volvía a sentirme suave como una pluma, como si pudiera echar a volar en cualquier momento... Cuando se lo comenté a mi hermana ese día, primero no supo qué decirme, pero cuando le dije que mi cuerpo estaba muy sensible, se echó a reír y empezó a llamarme cosas como 'picarona' y 'pillina'. Yo no sabía a qué se refería y se lo pregunté de nuevo, pero sólo me dijo que era algo obvio y que no me hiciera la desentendida. Obviamente no insistí más, cuando mi hermana se ponía así de testatura, no había manera de tratar con ella.

No podía quedarme encerrada hasta que viniera Damián, aparte de que tenía ganas de hacer mis necesidades, me sentía sucia... Tenía el pecho pegajoso, y también los muslos... ¡Todo mi cuerpo estaba pegajoso! No lo dudé más y salí disparaba al baño. Casi me caigo de culo cuando vi que tenía unas braguitas diferentes a la que llevaba la noche anterior. Fernando se habíta tomado la molestia de cambiármelas mientras dormía. Quería meter la cabeza en la taza del váter y desaparecer por ahí, todavía no era del todo consciente de lo que había hecho, y esos pequeños detalles me hacían dar cuenta de la gravedad del asunto.

"Pero lo hice por él, y en cierta forma... todo salió bien. Nunca antes me había comportado de esa forma, he perdido completamente la vergüenza... Es cierto que el alcohol ayudó, pero..."

No intentaba engañarme a mí misma, porque ese era el motivo por el que había hecho lo que había hecho, Damián y nada más. Pero la culpabilidad iba creciendo a medida que iba recordando todo.... Porque yo me había propuesto perder la vergüenza, dejar que Fernando me ayudara, siempre manteniendo una cierta distancia, pero al final se me había ido todo de las manos... y me lo había pasado en grande.

Sí, me lo había pasado en grande, como nunca. Me liberé y me dejé hacer cosas que nunca antes había hecho con Damián. Quizás exagero un poco, pero es que así es como me sentía en ese momento, porque por más pequeñas que parecieran las cosas que me atreví a hacer esa noche, para mí habían sido como dar el paso definitivo a la adultez. Y tenía ganas de repetir, pero no con Fernando, ahora ya me sentía preparada para hacerlo con mi novio, quería desatarme con él como lo había hecho con mi amigo de la adolescencia. Además, sabía que cuando lo hiciera, el sentimiento de culpa que iba in crescendo, desaparecería por completo.

A eso de la una de la tarde, Fernando llamó a mi puerta...

—¿Se puede?

—No. —respondí.

—Bueno. Dentro de un rato va a estar la comida, ¿te espero o como solo?

—Como quieras.

—¡Ok! —dijo sin más.

Seguía sin querer verlo, pero quedaba muy feo rechazar su invitación cuando se había tomado la molestia de cocinar. Así que a los 20 minutos, saqué fuerzas de donde no las tenía, y fui al comedor. La escena que me encontré no podía ser más común y corriente, Fernando estaba comiendo un plato de lentejas mientras me hacía señas para que me sentara. Le hice caso y lo acompañé en la mesa, di dos o tres cucharadas al plato y esperé a que sacara algún tema de conversación... pero nada. Esperé varios minutos, pero lo único que salió de su boca fue un: "¿No comés?". No podía entender cómo era capaz de comportarse como si nada hubiera pasado. Yo me estaba comiendo la cabeza a más no poder y él estaba tan tranquilo.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App